1 jul 2007

Más sobre Monitor

Primero se llevaron a los negros,
pero a mí no me importó porque yo no lo era.
Enseguida se llevaron a los judíos,

pero a mí no me importó,
porque yo tampoco lo era.
Después detuvieron a los sacerdotes,

pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.
Luego apresaron a unos comunistas,

pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.
Bertold Bretch

Sobre Gutiérrez Vivo y la salida de Monitor:
Miguel Ángel Granados Chapa le dedica su Plaza Pública de este domigo 1 de julio; A José Gutiérrez Vivó y a sus -mis- compañeros de Radio Monitor.
Enrique Krauze hace los mismo en Reforma;
Para José Gutiérrez Vivó.
Jorge Medina Viedas le dedica su colaboracion semanal en Milenio Diario, 1/07/2007;

Gutiérrez Vivó y los Aguirre
Como el Saturno de la mitología griega, el mercado devoró a José Gutiérrez Vivó, uno de sus hijos más combatientes y legítimos, de quien se dice que cometió el error de unirse a los enemigos que querían destronar al rey y acabar con el reino entero.
Sin embargo, no deja de ser extraña la forma en que la vida le cobró el éxito a éste excepcional periodista mexicano. El programa Monitor que le catapultó al triunfo murió entre los tentáculos del mercado, asfixiado, sin fuerza para superar la presión de un candado poderoso que le impusieron el gobierno panista y el grupo Radio Centro de la familia Aguirre.
Una metáfora grotesca para quien en los años ochenta y noventa era el número uno indiscutible de la radio capitalina. Entonces, la influencia de Gutiérrez Vivó en la opinión pública era apabullante. La competencia no podía con él. No por las vías ortodoxas de la competencia. Conductores iban y venían, epígonos de todo tipo fueron instalados a la misma hora a lo largo del cuadrante, pero el esfuerzo de sus imitadores era estéril.
Gutiérrez Vivó disponía de todos los recursos tecnológicos y humanos. Hacía una radio con programación inédita, fresca, con voces críticas que se sumaban a la de él e impuso una manera de hacer radio en México. Es cierto que no sólo eso, pero el sustento principal de su éxito de audiencia fue su capacidad para detectar los problemas de la ciudad, la inconformidad de los capitalinos y su crítica al gobierno del PRI, a quien empujó al abismo todo lo que pudo con sus críticas.
Criticar al PRI era parte de su éxito. Recuerdo que en Sevilla, en 1992, una de las cabezas de la familia de la radio, le espetó a Gutiérrez Vivó que iba a contratar a 50 comentaristas aguerridos y críticos del gobierno para superarle en el rating. El conductor le respondió al empresario con una sonrisa irónica.
Con el partido de los priistas era implacable. Con el presidente de los priistas menos. Las presidencias de Salinas y Zedillo tenían una relación ambivalente con el líder de Monitor: aceptaban la crítica al gobierno pero todas las políticas públicas tenían la salida inicial y socializadora a través de su programa. Sobre todo las medidas económicas que satisfacían al sector privado y, por supuesto, tuvo elogios para las medidas desreguladoras y las privatizaciones que aquellos emprendieron.
Gutiérrez Vivó fue un campeón del neoliberalismo y de la globalización. Nadie como él difundía las virtudes del mercado. Crítico irredento del Estado, cronista seguro de las reuniones de Davos —donde se reafirman las orientaciones del mercado mundial, las novedades empresariales y de los negocios— era la voz más autorizada del sector privado y un paladín del individualismo.
Monitor, de Gutiérrez Vivó, fue durante años la voz de los empresarios, del sector privado, de todos aquellos que querían acabar con el Estado “obeso, corrupto e ineficiente”.
Mucho se le criticaba que pontificara, que opinara más que informara, que regañara a sus entrevistados o que golpeara enojado la mesa desde donde transmitía. Pero no hay duda: fue el líder de opinión que en la Ciudad de México alentó y creó una corriente de opinión pública más viva y crítica, y no menos contraria al régimen priista, al régimen que le dio coscorrones, pero que nunca intentó destruirlo. El régimen priista que también le toleró que su programación violara la ley por el exceso de comerciales, que no transmitiera spots oficiales a los que estaba obligado, que no acudiera a los llamados del gobierno en caso de desastres.
El régimen, en suma, durante el cual alcanzó sus mayores logros periodísticos, empresariales y de audiencia, y en el que despertó las envidias más feroces de las empresas competidoras. Sus adversarios de los medios, que no del gobierno, de muchas formas trataron de desbancarlo del lugar preponderante que tenía. No pudieron, como dije antes, por la vía de la competencia y la calidad. Se utilizaron las prácticas despiadadas del capitalismo salvaje.
Para destruirlo se requería alguien con más recursos y con pocos escrúpulos. Una típica familia cortesana de mundo de la radiodifusión, cuña del mismo tronco, fue el instrumento para acabar con su hegemonía. Cabe el supuesto: el contrato con la familia Aguirre fue una trampa, tal vez una celada. Lo cierto es que Gutiérrez Vivó cometió un error imperdonable: sobreestimarse y subestimar a su nuevo socio. Conducta usual de los líderes mesiánicos, en lo que por un momento el periodista llegó a convertirse.
No se cómo ni cuándo regresará Gutiérrez Vivó a los medios electrónicos. Pero estando de acuerdo o no con su manera de hacer periodismo o con lo qué dice o cómo lo dice, es deseable que México recupere en este ámbito una de las voces más resonantes de la transición política. El gobierno, con su complicidad, más que un crimen, está cometiendo un error.

ALVARO Cueva en Milenio Diario; 1/07/2007;
Adiós, Monitor
José Gutiérrez Vivó es uno de los periodistas más importantes en la historia de la comunicación mexicana porque siendo muy joven le dio sentido a la radio matutina del valle de México.
Antes de Gutiérrez Vivó, a los chilangos les daba igual escuchar o no escuchar la radio.
Don José hizo, de escuchar la radio, una necesidad, al integrar una red de servicios, coberturas y especialistas que nunca nadie había ofrecido, desde reportes viales hasta considerar la opinión del público en temas polémicos.
Como empresa, Monitor, el concepto de José Gutiérrez Vivó, también fue un parteaguas en la historia de los medios mexicanos.
No era el programa de radio de una estación, era una compañía independiente que, apoyada en frecuencias de terceras personas, daba empleos, generaba utilidades e incluso se trasladó a la televisión y a los medios impresos.
Si la historia de José Gutiérrez Vivó se hubiera dado en Estados Unidos, Australia o Inglaterra, ya le hubieran hecho una película nominada al Óscar. Es admirable, apasionante, ejemplar y potente.
¿Qué fue eso tan tremendo que pasó con don José? Que su crecimiento molestó a las instancias equivocadas. Como usted sabe, los medios son un excelente negocio en nuestro país, pero sólo si no afectan a las pocas personas que los sustentan. No cualquiera que llegue de fuera es visto con buenos ojos.
Don José quiso, con razón o sin razón, pasar por encima de Grupo Radio Centro para volar con sus propias alas. Obviamente jamás iba a lograr su objetivo.
Grupo Radio Centro, la cuna donde nació Monitor, pertenece al Olimpo mediático de nuestra nación. Quien se pone contra el Olimpo, llámese gobierno, anunciantes o talento, pierde, aunque el mismo olimpo jamás intervenga. Es una especie de solidaridad no declarada.
¿Qué papel juega el gobierno en esta dinámica? Como fuente, el gobierno se queda con el Olimpo para impedir que hablen mal de él. Como anunciante, igual. El gobierno, a través de sus diferentes niveles, secretarías e instituciones, es uno de los más grandes anunciantes del país.
No hay medio que sobreviva sin los anuncios del gobierno. Negar un anuncio hace más daño que ejercer cualquier tipo de censura.
¿Qué papel juegan los otros anunciantes en estas situaciones? Aunque parezcan muchos, son pocos los anunciantes de los medios mexicanos porque todos convergen en unos cuantos empresarios y en unas cuantas centrales de medios.
Si el gobierno le retira su apoyo publicitario a algún medio, los otros anunciantes se retiran al instante para no tener problemas con el gobierno que es el que les da permisos, créditos y un montón de suministros más para desarrollar sus diferentes actividades comerciales.
Paralelamente a esto, si los anunciantes detectan algún conflicto entre algún medio y otro, como sucedió con Monitor, invariablemente se ponen del lado del más poderoso para evitar represalias de tipo comercial o editorial tanto con ese medio como con sus aliados, proveedores y clientes.
A esto súmele usted que los anunciantes mexicanos se fijan más en ciertas conveniencias e incluso en lo que ellos consideran valores humanos, antes que en la calidad o los niveles de audiencia, para depositar su dinero. Complicado, ¿verdad?
¿Y el talento? ¿Cómo aplica aquí el tema del talento? A través de los sindicatos. Cuando alguien atenta contra el Olimpo, los sindicatos presionan a favor de quien tenga más poder para conservar su posición. ¿Y cómo ejercen esa presión? Con exigencias y huelgas.
¿Se necesita algo más para tronar una empresa? El tema de los medios es más complejo de lo que parece porque implica querer hacer negocios y querer informar, entretener o educar sin dejar de darle gusto a todos los elementos que intervienen en sus diferentes dinámicas.
Si de repente se enoja un anunciante, alguna rama del gobierno, el sindicato o un competidor, ¡adiós, medio! José Gutiérrez Vivó no se enojó con uno, se enojó con muchos de los eslabones de esta cadena, y el viernes, a falta de recursos, tuvo que cerrar Monitor, lo cual es un escándalo.
Yo lo que quisiera es que, además, lo tomáramos como un tema para reflexionar. ¿Qué tan libres son los medios en nuestro país? ¿Qué alternativas puede haber para la información, el entretenimiento y la educación en este contexto? ¿Las hay?

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