6 abr 2008

Reunión en Sochi, Rusia

Bush-Putin-Medvénev
George W. Bush, y Vladímir Putin, firmaron hoy un "marco estratégico" que sienta las bases de la relación bilateral para el futuro, pero mantuvieron sus diferencias en asuntos como la defensa
Los dos dirigentes, y el presidente electo ruso, Dimitri Medvédev, así lo dejaron claro en la rueda de prensa que ofrecieron tras una mañana de reuniones en la ciudad balneario rusa de Sochi, en lo que ha sido la última cumbre entre Bush y Putin.
Los mandatarios se mostraron optimistas acerca de la posibilidad de llegar a un acuerdo en el futuro sobre sus discrepancias, aunque subrayaron que "queda mucho trabajo" por delante.
"La declaración refleja las discrepancias existentes, ante todo en el dossier político militar. Pero es importante destacar que reafirmamos nuestra disposición de trabajar para superarlas", dijo Putin.
El "marco estratégico" sienta las bases de la relación entre ambos países para el futuro en áreas como la no proliferación de armas de destrucción masiva, la lucha contra el terrorismo o la economía. Pero también expone las diferencias en torno al escudo de defensa antimisiles que EE UU planea en Europa del Este.
Rusia expresa en el texto que "no está de acuerdo con la decisión" de establecer el escudo en Polonia -donde se desplegarán diez lanzaderas de misiles interceptores- y la República Checa -donde se levantará un radar-. Putin ha propuesto en ocasiones anteriores Azerbaiyán como sede alternativa. Moscú ve el dispositivo como una amenaza contra su territorio.
EE UU asegura que el objetivo es impedir ataques de países hostiles de Oriente Medio.
Para calmar los temores de Rusia, EE UU ha ofrecido garantías como permitir que expertos rusos inspeccionen el sistema o el no activarlo hasta que Irán, u otro país hostil en el área, efectúe una prueba de misiles balísticos contra Europa.
El documento afirma que Moscú "aprecia las medidas que Estados Unidos ha propuesto y declara que, si se acuerdan y se ponen en marcha, serán importantes y útiles para calmar las preocupaciones rusas". No obstante, Putin declaró que "el diablo está en los pequeños detalles.
La última cumbre/Editorial
El presidente Bush y su homólogo, Putin, ratifican que la guerra fría ya no volverá
El País, 07/04/2008:
No es probable que se vean de nuevo, al menos en su calidad de jefes de Estado. El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo norteamericano, George W. Bush, se han entrevistado por 29ª vez, en esta ocasión en Sochi, ciudad balnearia del mar Negro, para acordar que se siga hablando de sus desacuerdos; las diferencias abundan, pero la situación no tiene nada de grave. Como establece una declaración sobre el Marco Estratégico bilateral, que han suscrito ambos líderes, la guerra fría ya nunca más volverá.
El contencioso abarca la oposición rusa a la independencia de Kosovo, reconocida por Estados Unidos y gran parte de Occidente; la actitud más contemporizadora de Moscú ante el desarrollo del programa nuclear iraní; la ampliación de la OTAN, en especial a Georgia y Ucrania, aunque sin compromiso vinculante alguno, ya encarrilada en la cumbre de la OTAN celebrada la semana pasada en Bucarest, y a la que también asistió Putin, y con un cariz tanto o más amenazador, según lo entiende Moscú, la futura instalación de un escudo de 10 lanzamisiles en Polonia, apuntando a Asia central, que tendría que sobrevolar cielo ruso.
Ninguna de esas diferencias se ha resuelto en la cumbre, pero el documento subraya la mutua voluntad de luchar contra el terrorismo; el apoyo norteamericano al ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio, y el propósito de reducir los respectivos arsenales nucleares. Es un mapa intrincado de acuerdos y desacuerdos, que los dos gobernantes legan a sus sucesores -aunque, Putin, también a sí mismo, ya que será primer ministro del presidente electo Dmitri Medvédev, que jurará el 7 de mayo- para asentar sobre bases firmes la relación global entre las dos potencias.
El lenguaje del cuerpo, en la larga rueda de prensa de despedida, denotaba alguna pesadumbre, sobre todo en el caso de Bush, por no haber podido ir más lejos en esa vía testamentaria, a la vista ya del fin de su mandato en enero de 2009, pero nada de la agresividad de Putin en la reunión de la OTAN en Múnich, en febrero de 2007, y ni tan siquiera en Bucarest, la pasada semana, en la que acusaba a Occidente de demonizar a Rusia.
El mundo de George W. Bush y Vladímir Putin ya no es ni siquiera el de Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov, cuando en los ochenta comenzó todo. Y la humanidad debe congratularse de que así sea.

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