2 sept 2008

Dos comunistas, Uno ex.

La última cita entre dos amigos comunistas/Elia Baltazar
Dos comunistas que se van juntos, sin saberlo, uno allado del otro: Gilberto Rincón Gallardo y Tomás Guitián. El primero, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Elsegundo, maestro, estuvo 25 años en la Facultad de Economía. Los dos son amigos desde los tiempos del Partido Comunista Mexicano, la campaña de Valentín Campa, las luchas de Demetrio Vallejo.
Eso ocurrió ayer, en las capillas de Gayosso, a donde llegaron amigos de uno y otro. De ambos, a final de cuentas. Todos reconociéndose entre ellos, sin saberque en un mismo día despedirían a dos amigos, “dos viejos camaradas” de aquella izquierda clandestina y rebelde, perseguida y proscrita.“¿Que se murió Gilberto? ¿Cómo? Si ahora mismo estamos velando a uno más de los nuestros”, Tomás Guitián. Un rebelde, dicen. Un estalinista tropical”, bromean.
Economista experto en industria azucarera y miembro fundador del Partido Mexicano de los Trabajadores, allado de Heberto Castillo. Así comenzaron a rebotar las anécdotas entre Octavio Rodríguez Araujo, Carlos Melesio Nolasco y Leonel Guitián, hermano de Tomás, quien lucía en la solapa, como otros, un botón con la hoz y el martillo. También asistió Primitivo Rodríguez, militante del Partido Socialista de los Trabajadores. Y más tarde se unieron Joel Ortega y Gerardo Unzueta, entre otros viejos militantes del Partido Comunista.
Ya no importaba ahora por quién iban, si todos se conocían de siempre. El adiós a un amigo y al otro. “Le decíamos El Pirichi recuerda Carlos Melesio Nolasco—. No sé por qué sonríe. A él lo mandaba el partido a la Preparatoria 6 a regañarnos, a decirnos que nos portáramos bien. Éramos los jovencitos radicales. Al final, de todas formas nos expulsaron.” Todos fuman. Por eso todos están afuera. Sin más luto que una chaqueta, una camisa. A veces ni eso. No es su estilo. Se ríen, se burlan de sus diferencias. “Porque, óigalo bien, que no era lo mismo ser troskista, maoísta, espartaquista, que comunista”.
Pero en estos días, cuando los carriles de la izquierda se han cerrado, ellos transitan por el mismo, que al mismo tiempo es el contrario de aquella izquierda “oportunista”, dicen. Burocrática. La que siempre despreciaron. “Mi hermano era miembro de las Redes Ciudadanas de (Andrés Manuel) López Obrador, y lo fue hasta el final”, relata Leonel de su hermano Tomás.
“Yo no conocía a Gilberto hasta que coincidimos en una mesa de debate. Yo había tenido una diferencia con él luego de que publicó, como secretario general de lPartido Mexicano Socialista, un desplegado en el quedecía que su único interlocutor era el gobierno. Y yo me burlé de él. Después le tuve mucho aprecio”, recuerda Octavio Rodríguez Araujo. “Además de haber sido un hombre izquierda, mi hermano fue cantante y compositor, solidario, generoso, un buen amigo”. Ahora habla Leonel, hermano de Tomás, hijos los dos de otro Tomás. Gallego y cubano (“de allí nuestro troskismo tropical”). Muy cercano al Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro. Tan cercano, recuerda Tomás, que a él le confiaron armas y dinero los guerrilleros cubanos. Vaya coincidencia, dicen entre ellos. Unos se despiden y otros llegan. Todos se saludan. Son familia. “Siempre fue un hombre de vanguardia, muy respetado, y para la izquierda es una gran pérdida”. Es Primitivo Rodríguez, amigo y compañero de Rincón Gallardo des del os años sesenta. “Con él se adornaron los gobiernos panistas”, dice. Aunque hubo quienes fruncieron el ceño.
“Me sorprendió cuando entró al Consejo (Nacional para Prevenir la Discriminación), en fin”, dice Melesio Nolasco. Para otros, en cambio, su paso por el Conapred no fue más que evidencia de su confianza, su congruencia y sua puesta por el entendimiento y la tolerancia. Sus amigos no lo cuentan, pero lo dicen otros: de la izquierda de hoy, la del PRD, no quería saber nada. No volvería votar por ellos. México, pensaba Rincón Gallardo, no merecía esa izquierda. Él, que había contribuido a la fundación del PRD, que había apoyado a Cuauhtémoc y confiado, volvía la vista para no mirar. Mejor concentrarse en lo que más le importaba y logró concretar: la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Son las 18: 15 horas, el cuerpo de Gilberto Rincón Gallardo va llegando. Y en la capilla de al lado, la bandera del Partido Comunista se extiende sobre el féretro de su amigo Tomás Guitián.

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