3 sept 2008

El Padrino Félix Gallardo

Narcotraficantes mexicanos en campaña de relaciones públicas
MARISA TAYLOR / MCT
WASHINGTON DC
Publicado en El Nuevo Herald (www.elnuevoherald.com), 3 de septiembre del 2008
Miguel Angel Félix Gallardo es odiado y temido en México como el padrino del tráfico de cocaína. Sin embargo, en su página de internet aparece como un cariñoso padre de familia y astuto magnate de los negocios.
Sí, el barón de la droga conocido como El Padrino tiene una página de internet. La creó en
junio con la ayuda de su familia, aunque no tiene acceso a internet en su celda en una de las prisiones de máxima seguridad en México.
Los funcionarios de justicia mexicanos dijeron que no les sorprendía el esfuerzo de relaciones públicas de uno de los narcotraficantes más importantes del país. Ultimamente, los narcotraficantes están recurriendo a la propaganda de forma innovadora y ocasionalmente amenazante, dicen. Aunque los carteles mexicanos de la droga han operado en la sombra desde hace mucho tiempo, algunos traficantes o sus socios anuncian empleos, patrocinan canciones populares que los elogian y ponen en internet videos o música que elogian a sus líderes o amenazan a sus enemigos.
La razón de este súbito afán publicitario no está clara. Los funcionarios de justicia piensan que están atacando al gobierno debido a la ofensiva sin precedentes del presidente Calderón contra los carteles. Otros opinan que el gobierno parece tan débil ante los traficantes que han decidido retarlo directamente.
Funcionarios mexicanos dijeron que las llamadas narcovallas publicitarias en el territorio controlado por los Zetas, una grupo paramilitar ligado al narcotráfico, eran una forma de atacar a sus rivales y al gobierno. Tras la muerte a tiros de 13 personas el mes pasado, varias vallas amenazaron a los habitantes del estado de Chihuahua con más violencia. Varias más aparecieron en otras partes acusando al gobierno de complicidad con los narcotraficantes.
José Manuel Suárez, representante jurídico en Washington del secretario de Justicia de México, niega las alegaciones.
"Las acciones del gobierno no favorecen o priorizan a un cartel sobre otro'', afirmó. "Las narcovallas son actos de propaganda que tratan de mantener el poder de intimidación de los traficantes sobre la población''.
Sin embargo, otros dicen que el fenómeno muestra que las instituciones políticas de México se han debilitado desde el colapso del gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el 2000, lo que ha vuelto más audaces a los narcos.
"Los narcotraficantes estaban controlados y protegidos bajo un sistema autoritario que ha desaparecido'', dijo Luis Alejandro Astorga Almanza, sociólogo que estudia el narcotráfico en la Universidad Autónoma de México. "Ahora aprovechan la debilidad institucional para atacar a los representantes del gobierno y tratar de ganar poder''.
Un hijo de Félix Gallardo que respondió a preguntas por teléfono y correo electrónico dijo que su padre tenía objetivos menos ambiciosos: desea recibir atención médica para una infección crónica del oído y una lesión ocular que lo está dejando ciego. Félix Gallardo sigue los pasos de otro narco, Ernesto Fonseca Carrillo, de 77 años, en su lucha por recibir un mejor tratamiento médico en la cárcel. En una conferencia de prensa en México en abril pasado, familiares de Fonseca Carrillo declararon que creían que tenía cáncer y podría morir si no lo transfieren a un hospital.
Félix Gallardo ha cumplido 19 años de una sentencia de 40 por operar una de las organizaciones de tráfico de drogas más violentas de la década de 1980. En 1992 fue transferido a Altiplano, una prisión de alta seguridad al oeste de la Ciudad de México, porque según las autoridades seguía en el negocio del narcotráfico por teléfono móvil y fax. Recientemente funcionarios del sistema penal mexicano afirmaron que Gallardo, de 62 años, dio positivo en una prueba de cocaína, lo cual su abogado, Ricardo Jiménez, califica de ridículo considerando su edad y el lugar donde vive.
Los funcionarios mexicanos dicen que las reclamaciones de mejor servicio médico son exageradas y que él ha recibido el tratamiento adecuado. La seguridad de las cárceles mexicanas, que es famosa por no ser precisamente estricta, ha sido reforzada en los últimos años, lo que ha provocado quejas entre los presos, según funcionarios mexicanos.
Josué, hijo de Félix Gallardo, que habla un inglés que él mismo describe de "oxidado'', lo defiende constantemente. En un foro de internet del gobierno mexicano, el joven Gallardo discutió sobre una huelga de hambre en la cárcel. Al notar que Anna Cearley, bloguera de la frontera de Tijuana, expresaba sus dudas en internet sobre la página electrónica del padre de Josué, éste publicó un comentario en respuesta.
Registró
www.miguelfelixgallardo.com con una compañía estadounidense para proteger el nombre del dominio y publicó fotos de la época de oro de su padre como líder del Cartel de Guadalajara. Dijo que a la familia le preocupaba llamar mucho la atención y retiraron algunas de las fotos, entre ellas las de los enormes ranchos que tenía su padre. Las cartas de la familia al presidente mexicano sobre los padecimientos de Félix Gallardo se mantienen en la página.
"Nosotros no queremos que lo liberen'', dijo Josué Félix Gallardo, de 29 años, quien dice que es graduado universitario de Informática y Comunicaciones. "Sólo queremos lo mejor para su salud''.
Las quejas de su padre han encontrado poca simpatía en México, donde a Félix Gallardo se le conocía como "el jefe de jefes'' tras convertirse en uno de los primeros traficantes en llegar a un acuerdo con los carteles colombianos, asegurando una oferta continua de cocaína con destino a Estados Unidos. Félix Gallardo estableció relaciones con prominentes figuras políticas mexicanas aunque se le vinculaba con varias de las más horribles matanzas por drogas de los años 80, incluyendo el secuestro, tortura y muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena.
Hasta el momento su página de internet ha atraído más de 5,800 lectores, entre ellos unos 45 que publicaron preguntas sobre el narcotraficante. Josué Félix Gallardo dijo que su padre ha respondido personalmente alrededor de la mitad, a través de sus familiares.
Josué, que tenía 10 años cuando su padre fue enviado a la cárcel, dijo que éste nunca involucró a sus hijos en sus asuntos. Pero añadió: "Sabemos que él puede haber hecho cosas malas. Las cosas malas son malas. No las aprobamos. Pero solamente él sabe lo que hizo''.

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