30 abr 2009

Despedida de Marina Arvizú

Los Diputados se despiden, última sesión ordinaria de la LX Legislatura de la Cámara de Diputados
Aída Marina Arvizu Rivas (PSD): Que sirva adicionalmente como un mensaje de despedida a mis compañeras y compañeros diputados.
Las circunstancias que vive el país son excepcionales, tan excepcionales que lo excepcional que era el desangramiento provocado por el crimen organizado, hoy ha pasado a segundo plano.
Mientras nosotros pretendemos normalidad, hay mexicanos y mexicanas que han muerto, que están muriendo o que van a morir. A quienes hoy sufren esa calamidad, desde aquí, les hago llegar mi más profunda solidaridad. La magnitud de la potencial pandemia aún no la sabemos a ciencia cierta. Al parecer lo único cierto es que estamos en el ojo del huracán.
¿Cómo en estas circunstancias hacer un balance político de nuestros trabajos, del último periodo ordinario de esta legislatura que está por concluir? ¿Cómo señalar cuáles han sido nuestros aciertos y nuestros fracasos? ¿Qué hemos logrado y qué nos queda pendiente? ¿Qué, como diputados y diputadas de esta legislatura, nos queda como lección? ¿Cómo pretender una normalidad inexistente?
Cuando hablamos desde esta tribuna no hablamos sólo entre nosotros. En realidad, nuestro diálogo es una vía para hablar con la nación, con las y los ciudadanos de pie. Y hoy, todos, casi todos, estamos pendientes de esta plaga que azota a nuestro país.
A otros, no a nosotros, les tocará hacer el balance de lo actuado; de encontrar y de repartir responsabilidades por el desarrollo de esta potencial pandemia. Para nosotros, ésta es la hora de la unidad. Juntos, hombres y mujeres, debemos hacer todos esos pequeños esfuerzos cotidianos que nuestras autoridades locales y federales, así como las autoridades internacionales, nos piden para cercar el mal y derrotarlo.
Nos ha tocado despedirnos en horas aciagas. Poco es lo que podemos decir, no porque no tengamos qué decir, sino porque la atención de la nación está colocada, y con razón, en otro lado.
Momentos como éste nos recuerdan la precariedad de la vida y ponen de relieve, por ello, aquello que realmente importa disminuye y coloca en su justo lugar la vanidad de las vanidades a la que tan asiduos somos los diputados, y restablece el sentido hondo de lo humano.
Lo que hoy vemos en las calles, en cada persona, es su cuota de responsabilidad y de solidaridad. Es una lección de la calle que sería bueno que aquí aprendiéramos.
Como grupo parlamentario podría decirles que hemos logrado algunas victorias, pero también hemos sido derrotados en algunas otras. Es usual en el quehacer parlamentario vencer y ser vencidos.
No quiero irme, sin embargo, sin mencionar algunos agradecimientos. En primer lugar a nuestros compañeros del Partido del Trabajo, ya que sin el acuerdo político no hubiéramos logrado ser un grupo parlamentario con plenos derechos en esta Cámara, y nada de lo que hoy hemos hecho se hubiera logrado.
También gracias a los coordinadores de los otros grupos parlamentarios. No saben cuánto aprendí de ustedes; a veces hasta de las marrullerías, que todo político tiene. He aprendido de ellas, muchas gracias. Quedan ustedes como adversarios, pero me los llevo como amigos y amigas.
A todos los diputados de la Cámara, a casi todos, la verdad, gracias. A pesar de los errores que la ciudadanía, con razón crítica nos hace, en general los he visto desde puntos de vista no siempre coincidentes con los míos? comprometidos con sus razones. No obstante, me llevo para mí la convicción, y espero que en la nueva legislatura haya más sí razonados, mas no rotundos. El pueblo de México los necesita.
A mis compañeros del grupo parlamentario, gracias también. Hemos dado juntos buenas batallas. Cuando mañana ya viejos y viejas recordemos estos días, diremos como los combatientes shakespeareanos de Enrique V: Yo también estuve ahí.
Finalmente, pero no menos importante, gracias a todos los trabajadores de la Cámara: administrativos, secretarias, choferes, asesores, sin los cuales nuestro trabajo no sería posible. Muchas gracias.
Colegas, a todos con los que me enfrenté y de los que fui aliada, muchas gracias. Han sido tres años fructíferos, bien vividos. Pudimos haber hecho más, pero algo hicimos. Nuevas trincheras nos esperan y ahí nos veremos. Muchas gracias.

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