4 dic 2009

Llegar a puerto seguro, FCH

El Presidente Calderón en el Desayuno de Fin de Año con Personal Naval
Viernes, 4 de Diciembre de 2009 | Discurso
Muy buenos días.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de la Marina.
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Señores Secretarios.
Procurador.
Muy apreciados almirantes, vicealmirantes, capitanes, oficiales, clases y marinería.
Señoras y señores:
La lealtad inquebrantable, el espíritu de servicio, el amor por México, han sido las divisas de las mujeres y los hombres que portan con orgullo el uniforme de la Armada de México.
Y por eso, para mí es motivo de satisfacción, desde luego, el poder compartir con ustedes el pan y la sal en este Desayuno con Motivo de Fin del Año 2009.
Quiero expresarles, como Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, y como mexicano, mi más sincera felicitación, mi más sincero reconocimiento por el arduo trabajo que ustedes han venido desarrollando a lo largo, desde luego, de este año; pero a lo largo de toda esta Administración Federal.
Todos ustedes, que integran esta noble institución, no sólo protegen la integridad de nuestros mares y litorales, sino también salvaguardan los valores supremos que configuran una Nación: el valor de la libertad, el valor de la justicia, el valor de la paz, el valor de la seguridad, el valor de la democracia expresada en sus instituciones, y el valor de la unidad nacional. Son muchas las páginas gloriosas que ha escrito la Marina Armada de México.
Ustedes recuerdan, y con ustedes los mexicanos, la épica batalla de noviembre de 1825 en San Juan de Ulúa, con la cual de manera definitiva y clara México, al expulsar el último reducto del imperio extranjero, conquistó a plenitud su Independencia.
Y desde luego, también recordamos la Batalla en Cabo Rojo, en 1829, poco después, en la que la Armada defendió a sangre y fuego el territorio nacional, ante los esfuerzos inútiles de reconquista.
Año con año, nos reunimos para rendir homenaje al heroico sacrificio de quienes son orgullo de la Marina: el teniente José Azueta, el cadete Virgilio Uribe, valerosos defensores de Veracruz y, con ello, de la soberanía, en 1914.
Pero pienso, amigas y amigos, que si bien es cierto que no a todos se nos concede el honor de ser mártires, sí es posible que por la Patria podamos ser un poco cada día héroes a su servicio.
En la medida en que cada quien cumple, por encima de sus meras responsabilidades legales, sino por verdadera vocación y amor a la Patria, se construye y consolida una historia que más que estar consignada en los libros y en los memoriales que hacen la tradición, está consignada día con día en las páginas de vida de los ciudadanos que conformamos esta gran Nación.
Y lo digo porque sé que ustedes, los marinos de este Siglo XXI, que está por cumplir ya su primera década, son dignos herederos de la tradición, del honor, del valor, de la lealtad.
Y me honra y honra a la Patria que en cada día México haya contado, en estos tres años de Gobierno que se han cumplido, con el apoyo leal e incondicional de la Armada de México para avanzar por el progreso del país por la vía de la legalidad y del orden.
Los logros, desde luego, alcanzados en este y en muchos rubros por esta honorable institución son muchos. Y no se trata de hacer aquí el recuento de ellos, sino enfatizar que no sólo han sido fieles guardianes de la soberanía marítima de nuestro país, de la seguridad interna de la Nación, específicamente de la seguridad en aguas territoriales, sino que han actuado de manera oportuna, solidaria, en las labores de auxilio a la población civil, afectada principalmente por desastres naturales.
Quiero resaltar, además, la valiente y decidida participación de la Armada de México en el combate al crimen organizado, a la delincuencia, que de no haber sido, precisamente, por la acción decidida de las instituciones y de las Fuerzas Federales, de las Fuerzas Armadas, hubiera amenazado verdaderamente con erosionar la vida institucional del país.
En esta tarea, la labor de los marinos ha sido clave. Gracias a la esforzada tarea de los elementos de la Armada, hemos asestado fuertes golpes a las redes operativas, logísticas, financieras de los principales cárteles, además, sin distingo en el país.
Hemos actuado contra todo aquél que amenace la seguridad de los ciudadanos y vulnere la ley que democráticamente nos hemos dado los mexicanos.
En la presente Administración, por ejemplo, la Armada ha logrado decomisar 32 toneladas de cocaína, más lo que se acumule esta semana, como solía decirse antes; hay una operación en curso ahora mismo, de decomiso de varias lanchas rápidas en la frontera marítima con Guatemala.
Esta cifra, de 32 toneladas de cocaína y casi 70 de marihuana, equivalen a más de 130 millones de dosis personales, que ya no truncarán el desarrollo de jóvenes mexicanos, que pueden ser nuestros hijos.
No sólo. Hace unos días, también, después de una intensa operación, personal de la Armada y el Ejército, junto con la Policía Federal, aseguró a Antonio Daniel Villegas Vázquez, alias El Travieso, un jefe de plaza y de sicarios en Tampico, un puerto muy querido por los marinos de México; del grupo delictivo de Los Zetas.
Y, también, en las horas previas a este evento, se continúa con operaciones que están llevando a la detención de varios líderes o de varios elementos, más bien, que pertenecían al mismo grupo criminal en esa plaza.
Es una muestra, desde luego, del arrojo, del valor que nuestros marinos tienen al combatir día con día, para recuperar la seguridad de los mexicanos. Ustedes están, al igual que los soldados de México, en la primera línea de una batalla por el país y por todos los mexicanos.
Y debemos recordar y enfatizar, amigas y amigos, que esta lucha está dando frutos, que estamos avanzando y debilitando las redes criminales; pero, sobre todo, que estamos marcando con claridad que en éste, nuestro querido México, manda la ley y mandan, precisamente, las instituciones provenientes de la ley.
Que tiene que hacerse imperar el Estado de Derecho o la fuerza del Estado mismo para poder construir un futuro mejor. Y qué duda cabe, además, que con la presencia de las Fuerzas Armadas, las familias mexicanas se sienten seguras, porque saben que son ustedes quienes las protegen.
Los mexicanos nos sentimos orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas, orgullosos de la Marina Armada de México, no sólo porque su presencia es garantía de confianza y seguridad, sino porque en el corazón y en la conciencia de cada mexicano está, precisamente, una idea de que estas Fuerzas son expresión misma de valores patrióticos, de lealtad y entrega generosa al país.
Es por eso que, desde el inicio de este Gobierno, asumimos el reto de corresponder a ese espíritu de servicio, fortaleciendo e incrementando los recursos de nuestra Marina Armada de México.
Cabe señalar que a pesar de que este Presupuesto para el 2010 ha sido el más difícil, por la enorme complejidad que implicó para el país la crisis económica más grave que nuestras generaciones tengan memoria, por el golpe severo y brutal que implicó para las finanzas públicas la caída, por misma crisis, de la recaudación de impuestos este año y el próximo.
Que a pesar del golpe que implicó para las finanzas públicas la pérdida de 215 mil barriles de petróleo diario, tan sólo del año pasado a éste, por la falta de inversiones y de cambios que debieron haberse promovido hace mucho tiempo; a pesar de ello, hemos hecho un esfuerzo extraordinario para mantener, precisamente, los presupuestos, entre otros, de la Marina Armada.
Y también quiero recordar que aún en estas difíciles circunstancias, se dice fácil, pero el presupuesto de la Marina, entre el año 2006 y el actual, ha tenido un aumento del 60 por ciento, un incremento que no se había registrado en muchos, muchos años.
Hemos dedicado esos recursos a mejorar la tecnología y el equipo con el que cuentan nuestros marinos para servir al país, como hemos observado, por cierto, esta mañana en la Sala de Comando y Control, en estas instalaciones de la Secretaría.
O bien, en el esfuerzo que se ha realizado por revitalizar la construcción naval. Un ejemplo, dos muy claros de ello, son la botadura, este año, de dos modernas naves de guerra, patrullas oceánicas, orgullosamente construidas en México por ingenieros mexicanos de la Marina: los Buques Independencia y Revolución, con los cuales, además, conmemoramos con timbre de orgullo el Bicentenario de la Gesta de Independencia y el Centenario de la Revolución.
O la construcción de varias, puedo atreverme a decir, decenas de lanchas interceptoras; o bien, también la construcción de un nuevo prototipo para pesca comercial, construido en los astilleros de la Marina mexicana.
También este esfuerzo, señores, se ha dirigido a retribuir en algo el invaluable servicio que ustedes brindan a la Patria mejorando sus condiciones de vida y la de sus familias.
Recuerdo muy bien aquella mañana del 1 de diciembre de 2006, en el Campo Marte, donde me comprometí a velar por la tropa y la marinería, a velar por sus condiciones de vida.
Y hemos hecho un esfuerzo permanente, a pesar de la adversidad económica, por asignar a nuestros marinos un salario decoroso y mejorar sus opciones de desarrollo profesional.
Y en esta Administración, los ingresos de los compañeros de menor capacidad económica, de quienes empiezan, precisamente, su carrera naval, el ingreso de la marinería, el personal operativo de clases y marinería, se ha incrementado también alrededor del 60 por ciento; incremento que ha permitido, en parte, atemperar y enfrentar las condiciones económicas, de todos conocidas.
Y que también ha permitido un ingreso real, a pesar de esa adversidad mayor, un ingreso real mayor en sus condiciones de vida.
Algo no exento de una problemática y complejidad muy especial, pero de lo cual me siento muy orgulloso, porque sé que ha sido la decisión correcta, es que hemos puesto en marcha un Programa Integral de Becas; un programa que está destinado a cubrir el cien por ciento de las colegiaturas de las hijas e hijos de marinos en activo, que estudien el bachillerato y la universidad, en cualquier bachillerato o universidad que deseen, sea pública o privada, siempre y cuando cumplan con los requisitos de admisión.
Y me alegra haber sido informado esta mañana, que tan sólo entre elementos de la Armada de México, ya han sido otorgadas casi dos mil becas a otro tanto número de hijos de los marinos mexicanos.
La educación, señores, es lo mejor que podemos, verdaderamente, legar a nuestros hijos; más que el patrimonio económico, el acervo de preparación con el cual podrán hacerle frente a la vida, es lo que, verdaderamente, contará para ampliarles su posibilidad de éxito en el futuro.
Y me da gusto que el personal de la Armada esté, precisamente, comprometido e impulsando también este esfuerzo. Se trata de una serie de acciones, en las cuales seguiremos, para poder recompensar el tesón, la mística y la lealtad a la Patria, que lo sé, no tiene precio ni manera de ser compensada pecuniariamente ni debe serlo; pero sí un reconocimiento de los mexicanos a quienes arriesgan hasta la vida en el servicio de los demás.
Marinos de México.
Señoras y señores:
Éste ha sido un año en el que México ha tenido que enfrentar desafíos verdaderamente inéditos: la crisis económica, la más severa, insisto, que tenga registrada la economía mundial en décadas, o la peor crisis económica que hayamos visto quienes estemos aquí presentes; la crisis de la influenza, que estalló, si no puede afirmarse en nuestro país, sí tuvo un impacto enorme por, precisamente, tener su primera onda de propagación en la ciudad más grande del mundo, que es ésta.
La propia sequía, provocada en buena parte por el cambio climático; la caída en la producción petrolera, que ya les he referido. La exacerbación producto del debilitamiento de las estructuras criminales, la exacerbación de la lucha entre grupos criminales en México, que se disputan de manera irracional y violenta plazas y rutas en un esfuerzo desesperado de mantener sus márgenes de rentabilidad. Todo ello ocurrió en este año que está por terminar, el 2009.
Hace muchos años, ante una crisis, incluso, era de proporciones menores a la actual, algún predecesor mío acuñó una frase, ciertamente, impactante: Soy responsable del timón, pero no de la tormenta. Dijo. (frase acuñada por JPL en 1982 en VI unforme de Informe, Dice Huchin en Reforma -5 de enero de 2009- que "Tal visión presidencial motivó que, un mes después, Enrique Krauze publicara su primer ensayo político, El timón y la tormenta (Vuelta, octubre de 1982), en el cual describió ese Informe como "la bitácora de un timonel que no admite su parte en el naufragio".)La menciono porque quizá es aquí donde más sentido metáforas ese tipo de mensajes. Y, sin embargo, amigas y amigos, hoy, ante una crisis mucho mayor y una crisis que no fue generada en el ámbito interno, como aquella, sino claramente en el ámbito internacional, yo simplemente lo que puedo decirles, estimados colaboradores, es que, por lealtad a México, hemos sido responsables del timón con tormenta o sin ella, porque esa es la tarea de quien tiene el mando.


Y, desde este Puesto de Mando, donde se toman las decisiones cruciales, puedo decirles que ni hemos claudicado ante la adversidad, ni hemos renunciado a nuestro destino.
Y hoy, en este evento, con el que en parte se culminan las actividades del año, y todavía falta mucho por hacer y lo saben mis colaboradores, que diciembre dejó de ser un mes reposado en la Administración Pública, hoy podemos decir que a pesar de la gravedad de la tormenta y de los múltiples factores que incidieron en ella: económicos, sociales, de salud, que harían de cada uno de esos factores una tormenta grave, en sí misma; hoy puedo decirles, con orgullo y con satisfacción, que México está saliendo adelante.
Que se están despejando los nubarrones en el horizonte. Que hemos recobrado, desde luego, precisamente, nuestra fuerza y que nunca, nunca perdimos el derrotero.
Que a pesar de la tormenta, México está saliendo adelante, porque los mexicanos hemos sabido surcar estos mares procelosos y resistir las tormentas para navegar en una ruta correcta que, ténganlo por cierto, amigas y amigos, llevará a la Patria a puerto seguro.
Sin temor a la magnitud de las tempestades, hemos tenido firmeza en el timón. Hemos tomado las medidas necesarias para superar las adversidades en todos los frentes; no nos ha descontrolado ni la escora, ni tampoco nos hemos arredrado ante el vendaval de los vientos.
De cara al nuevo año que comienza, ahora digo que México está llamado a impulsar cambios profundos y que lo conviertan en el país que está llamado a ser por destino, un México más libre, más seguro, más justo; un México que tome las decisiones con valor y asumiendo costos y riesgos de verdaderamente ponerse en la ruta de la prosperidad que sus hijos merecen.
Así que, hagamos de este 2010 un año en el que demostremos, claramente, que quienes amamos entrañablemente a este gran país, no sólo somos más, millones y millones más, de quienes lo pretenden dañar, sino que también tenemos la convicción, el arrojo y la valentía de guiar el destino de la Nación por una senda limpia, una travesía que lo lleve hacia mejores horizontes; que somos muchos más los que queremos defender nuestras leyes, nuestras libertades, nuestras instituciones, que quienes atentan contra ellas.
Y sé que en esta tarea México cuenta con ustedes, marinos de México, valientes mujeres y hombres que en tierra o en la mar seguirán trabajando por engrandecer a la República.
Y a eso los convoco y les instruyo, como Presidente de la República y Comandante de las Fuerzas Armadas, a que iniciemos, mediante el cumplimiento escrupuloso del deber de cada quien, una nueva etapa gloriosa, no sólo en la Marina, sino en la vida de nuestra Nación.
Que pasen ustedes las fiestas decembrinas en compañía de sus seres queridos, en compañía de lo que más quieran ustedes en la vida.
Y que haya buen viento y buena mar para nuestro querido México en el 2010, el Año de la Patria.
Muchísimas gracias.
***
Palabras del Almirante Marino Francisco Saynez Mendoza, Secretario de Marina, durante el Desayuno de Fin de Año con Personal Naval y Visita a la Sala de Comando y Control del Estado Mayor
-SECRETARIO MARIANO FRANCISCO SAYNEZ MENDOZA: Licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de la República y Comandante Supremo de la Fuerzas Armadas.
Licenciada Margarita Zavala.
Distinguidos compañeros del Gabinete de Seguridad e invitados especiales.
Estimados representantes de los medios de comunicación, almirantes, generales, capitanes, jefes, oficiales, clases y marinería.
Damas y caballeros:
Constituido ya en un tradicional encuentro decembrino, es un honor contar con su presencia y un halago poder compartir con todos ustedes este desayuno.
De manera muy especial agradecemos la asistencia del licenciado Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, acompañado por su distinguida esposa, la licenciada Margarita Zavala.
Ahora que estamos en época de reflexión, es pauta obligada para renovar el compromiso de unión y fraternidad, no sólo entre nosotros, sino con todos los mexicanos, con el fin de alcanzar juntos la calidad de vida a la que aspiramos como individuos y como Nación.
Hemos llegado a la mitad de la travesía, señor Presidente. Hace tres años, cuando usted tomó el timón, la Nación se encontraba ya inmersa en una gran tempestad y grises nubarrones en el horizonte. Su pulso firme para mantener el rumbo ha permitido sortear con seguridad la tormenta que está quedando atrás.
Grandes han sido los retos como los resultados en favor de alcanzar un mejor destino para nuestros hijos. Las Fuerzas Armadas reconocemos en usted la valentía y la firme convicción de tomar las decisiones necesarias, por difíciles que fueren, en pro de un país seguro y saneado, que garantice el desarrollo, la democracia y cada uno de los objetivos nacionales que los mexicanos tenemos plasmados en nuestra Constitución.
Luego de tres años de intensa actividad, los Marinos podemos decir que estamos a la mitad de la singladura. La tormenta está pasando y aún existe resaca con oleaje y viento adverso. Pero la mar es así.
Quienes queremos un México mejor, tenemos la certeza de que al navegar en la dirección que usted nos marca, lograremos sortear cualquier marejada con profesionalismo.
Señor Presidente:
La estela que va dejando la nave que usted conduce, sólo la aprecian los que siguen su rumbo. Los logros por México están presentes a pesar de los problemas.
A los derrotistas les digo que no es tiempo de lamentos, sino de mucho trabajo y unidad. Seguro estoy que el coraje y entusiasmo que imprime a su liderazgo, tendrá como respuesta el esfuerzo de todos los mexicanos para obtener el progreso y bienestar que tanto anhelamos.
Hoy como siempre, los miembros de las Fuerzas Armadas refrendamos nuestra lealtad, nuestro deber de servicio a la Patria y la firme disposición de garantizar la soberanía y seguridad de esta gran Nación.
Felicidades a todos y buen provecho.

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