25 feb 2010

Día de la Bandera

Palabras del Presidente Felipe Calderón, durante la Ceremonia Conmemorativa al Día de la Bandera
2010-02-24 | Discurso
Ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Diputado Francisco Javier Ramírez Acuña, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Senador Carlos Navarrete Ruiz, Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República.
General Guillermo Galván Galván, Secretario de la Defensa Nacional.
Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, Secretario de la Defensa.
Ciudadano Secretario de Gobierno del Distrito Federal.
Distinguidas Secretarias y Secretarios de Estado.
Soldados y marinos de México.
Jóvenes estudiantes.
Señoras y señores:
En el Año de la Patria, México entero le rinde tributo a su Bandera Nacional. Son 200 años de ser orgullosamente mexicanos; son dos siglos de que nuestra Enseña ondea sobre un suelo soberano.

En el Bicentenario de la Independencia y en el Centenario de la Revolución, nuestros Símbolos Patrios cobran más valor y más fuerza que nunca.

Esta es la Bandera de todos los mexicanos, símbolo de nuestra libertad, de nuestra Independencia y de nuestra unidad, emblema de nuestra historia, de nuestra esperanza y de nuestro presente.

En la Enseña Nacional está nuestra identidad, lo que los mexicanos hemos sido, somos y queremos ser. Nuestro Lábaro Patrio nos recuerda, lo mismo el sacrificio de nuestros héroes por hacer de México un país libre e independiente, como el anhelo de los que somos ahora mexicanos, y queremos legar a los que vienen.

Y en nuestra historia ha estado presente nuestra Bandera, erguida, precisamente, sobre nuestras adversidades y vicisitudes. Como lo dijera don Andrés Henestrosa: En ocasiones, cuando todo parecía perdido, siempre un hombre quedó de pie, la Bandera en el puño y el Himno en los labios.

Han transcurrido dos siglos desde que México inició su camino de Independencia, dos siglos de ser orgullosamente mexicanos y este sentimiento profundo de orgullo y de alegría corre por nuestras venas, al contemplar nuestra Bandera. Sintetiza ella también las grandes luchas de nuestra Nación. Nos recuerda con orgullo las hazañas de Hidalgo, de Morelos, de Juárez, de Zaragoza, de Madero.

El Lábaro Patrio reúne a todos los mexicanos, nos cobija bajo su sombra y nos sostiene bajo su égida; es punto de convergencia entre las generaciones pasadas, las presentes y las que están por venir.

Celebramos en este día a nuestra Bandera, porque un día como hoy, hace 189 años, el 24 de febrero de 1821, las tropas de Guerrero y de Iturbide se unieron para formar un nuevo Ejército, el Ejército Trigarante, que consumó la Independencia de México.

Con ese Ejército, nació como Estandarte la Bandera Trigarante, que lleva la unión de todos los mexicanos en ella, para construir un mejor futuro y que es el emblema mismo de nuestra Independencia.

Decía el inmortal Vicente Guerrero que la unidad es la base más firme, en que sólo puede apoyarse la libertad, igualdad y propiedades de los ciudadanos, y lo único que nos pone encubierto de las tentativas que puedan emprender nuestros enemigos interiores y exteriores.

Y desde aquel momento, desde la consumación misma de la Independencia, la Bandera ha sido el sustento de nuestra unidad, la guía de nuestra libertad e igualdad, el máximo emblema para sostener e impulsar a México y hacerlo pasar sobre sus enemigos.

Verde, blanco y rojo son, desde 1821, los Colores Nacionales y el Estandarte que ha cobijado a todos los nacidos en estas tierras.

El rojo es la sangre derramada por nuestros héroes, es historia, es lo que hemos sido, es nuestro glorioso pasado y los momentos de mayor gloria de la Nación.

El blanco, el blanco de nuestra Enseña representa la paz, la paz conquistada y la que queremos conquistar; la paz que nos obliga y la paz que anhelamos; la paz que nos mueve a luchar para que nuestro México sea el espacio, donde cada niña y cada niño, cada hombre y mujer, cada padre y madre de familia, pueda vivir tranquilo y en el orden, siendo respetado y respetando.

Es la paz que construimos en apego a nuestras leyes y en el anhelo indeclinable de justicia y de tranquilidad para México.

El blanco es la paz y la paz y el presente de nuestra Nación frente a otros pueblos, y la paz que día con día construimos en el cumplimiento de la ley.

En el color blanco de nuestra Bandera se yergue también imponente el Escudo Nacional: un águila posada en un nopal y devorando a una serpiente.

Símbolo mexicano que nos recuerda nuestros orígenes, que rememora nuestra sangre indígena y las grandes civilizaciones que florecieron en nuestras tierras.

A lo largo de la historia, el Escudo Nacional ha tenido diversos significados en sus elementos. Hoy quiero resaltar aquellos con los que se identifica este Gobierno nacional, y que son los siguientes:

Uno. Es que el águila representa al pueblo de México. Su posición de combate hace referencia a que el pueblo está listo para enfrentar los retos que la vida y el mundo le presentan.

Otro. Que la serpiente representa a los enemigos de México. Y el hecho de que la serpiente esté siendo devorada por el águila, significa que el pueblo mexicano vence a sus enemigos adentro y afuera.

Tercero. El nopal con sus espinas, representa los retos y problemas de México.

El águila que está desafiante sobre el nopal, significa que el pueblo mexicano superará estos retos.

Cuarto. Que las ramas de laurel y encino representan, a la vez, la victoria y el martirio de quienes han dado su vida, ayer y hoy, por la Patria mexicana.

Al igual que el águila que nos representa en el Escudo, los mexicanos estamos dispuestos a enfrentar los retos que se nos presentan y decididos a salir airosos en el combate.

Lo hemos hecho en el pasado y también ahora habremos de vencer. Habremos de ser un México ganador.

Debajo del águila se unen dos ramas: la de encino y de laurel, que están unidos gracias a un listón tricolor, que representa, nuevamente, la Bandera.

Este Escudo que nos une, este Escudo que acompaña a los mexicanos en nuestra larga lucha hacia el porvenir y que nos mantiene unidos como un pueblo libre y soberano, acompaña también a este Gobierno y, estoy seguro, a los Poderes de la Unión.

Y representa eso, la unión; la unión, además de tres grandes tradiciones que son esencia de nuestra identidad: el pasado indígena, la herencia colonial y nuestro desarrollo orgulloso como Nación independiente y soberana.

El Escudo Nacional acompañó ya al Generalísimo Morelos durante la lucha por la libertad, y acompañó también a la República en sus primeros tiempos.

Estuvo presente en la resistencia contra la invasión estadounidense y también en la expulsión del Imperio de Maximiliano.

El Escudo Nacional acompañó siempre a don Benito Juárez y a los patriotas que defendieron nuestra Independencia; y ha acompañado y protegido a nuestro pueblo ante todo embate enemigo.

La Bandera Nacional ha estado al frente de todo contingente de las Fuerzas mexicanas y está en cada escuela, en cada pueblo y en cada ciudad de nuestro querido México.

La Bandera es la muestra de la enorme riqueza espiritual y cultural del pueblo mexicano, es y ha sido símbolo de lo que nos une, que es el amor por nuestro México, de que todo mexicano vibra desde el centro de su corazón con sólo oír y pronunciar el nombre de México.

Hoy, más que nunca, México está dispuesto a cambiar para mejorar, avanzar con la frente en alto hacia el país de libertad y de justicia, de prosperidad, equidad y democracia que todos queremos.

México, como bien lo simboliza nuestra Bandera y el Escudo, prevalecerá siempre sobre la adversidad, sobre los retos y sobre los enemigos. La condición es que nos mantengamos unidos y que avancemos juntos hacia el México que soñamos.

El color verde, finalmente, es la esperanza y representa el porvenir de México. Todos los días, millones de mexicanas y mexicanos luchan por forjarse un mejor mañana, luchamos por ese mañana con la fuerza con la que lucharon otros, que nos dieron Patria.

El verde es el símbolo de un pueblo en la constitución de un futuro de prosperidad.

Señoras y señores:

Decía el Presidente Juárez, que bajo los pliegues de la Bandera Nacional cabrán todos los hijos de México sean cuales sean sus creencias.

En el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, la Bandera habrá de guiarnos a todos los mexicanos en la transformación del país.

Alentados por ella y por el ejemplo de nuestros héroes, hagamos de 2010 un punto de cambio, de inflexión, para proyectar a nuestro México hacia el futuro mejor que anhelamos.

Que la Bandera enarbole y motive en cada uno de nosotros el patriotismo indispensable para construir una Nación más libre, más justa, más próspera, más igualitaria y democrática para las generaciones del mañana, y que nos motive siempre a saber anteponer y distinguir el interés supremo de la Nación por encima de cualquier interés particular por legítimo que sea.

Quienes conformamos la generación del Bicentenario y del Centenario estamos llamados a trabajar unidos, como lo hicieron quienes integraron al Trigarante, bajo la guía de nuestro Lábaro Patrio.

Quienes conformamos la generación Bicentenaria y Centenaria debemos dar lo máximo de nosotros para construir ese futuro. Forjar un futuro en el que prevalezca, como dijera José María Morelos y Pavón, la igualdad y donde sólo distinga a un americano de otro, el vicio y la virtud.

Mexicanas y mexicanos:

En el Año de la Patria, la Bandera ondeará más gallarda que nunca, y cada una y cada uno de los mexicanos habremos de guardar para ella gratitud, reverencia y admiración.

Contemplemos en la Bandera Nacional la grandeza de México. Hagamos que la Enseña Nacional ondee siempre sobre una Nación cuyo pueblo construye su historia a la altura de su pasado y de la dignidad de los suyos. Y que se desplieguen majestuosamente sus brillantes colores y así, pasado, presente y futuro, se fundan en un solo símbolo de unidad.

Qué viva la Bandera Nacional, y qué viva México.


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