¿Capacidad de diálogo o señal de debilidad?/Jorge Fernández Menéndez
Excélsior, 26 de julio de 2010;
Unos días fuera de México nos reciben con una estela de acontecimientos que van desde el carro bomba de Ciudad Juárez, los cambios en el gabinete (que se supone no se han agotado), hasta el supuesto acuerdo del nuevo secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, con el SME para que éstos levantaran la huelga de hambre.
Algunas reflexiones rápidas sobre estos puntos podrían poner dudas sobre el supuesto éxito con que se manejaron esos temas. Primero, el atentado en Ciudad Juárez fue un acto de narcoterrorismo: por razones políticas o diplomáticas se lo querrá llamar de otro modo, pero no hay otra forma de describirlo, lo demás es querer tapar el sol con un dedo. Y lo grave no es eso, sino que no se prepara a la gente ni se le quiere explicar realmente a qué nos estamos enfrentando como sociedad y país. Ahora que estuvo de visita el presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, hubiera podido explicar con mucha claridad los costos en vidas y en años que implicó para su país no asumir de frente esa realidad.
En este sentido, los cambios en el gabinete deberán estar a prueba. La llegada de Alejandra Sota a Comunicación Social de la Presidencia permitirá concentrar labores que estaban dispersas en una de las funcionarias más capaces y eficientes del presidente Calderón, y se entienden de la mano con la remoción de Patricia Flores, que había logrado dividir al equipo calderonista de Los Pinos, y el regreso a esa oficina, después de su paso por el gabinete, de Gerardo Ruiz Mateos. Max Cortázar será un refuerzo notable para el calderonismo en el PAN, cuyas deficiencias en el manejo de medios en los últimos años ha sido notable. Pero la presencia de Cortázar irá más allá de los medios.
Pero el cambio más importante, sin duda, es la salida de Fernando Gómez Mont y la llegada a Gobernación de Blake Mora. Como buena parte de los comunicadores y políticos, no conozco al nuevo secretario de Gobernación. Se ha dicho que coordinó el experimento más exitoso que ha tenido esta administración en la lucha contra el narcotráfico, el que se ha dado en Tijuana en particular y Baja California en general, pero quienes conocen del tema saben que esa tarea la realizó, en forma primordial, el Ejército mexicano y tuvo un papel central la Policía Federal en el proceso de reemplazo de policías locales. Hubo coordinación y mando único, pero ese no estuvo en manos del gobierno estatal.
El punto más destacado del inicio de gestión del nuevo titular de la Segob fue el levantamiento de la huelga de hambre del SME a cambio de no se sabe qué: según el impresentable Martín Esparza de la toma de nota a la dirigencia del sindicato, la que le permitiría acceder a bienes por unos siete mil millones de pesos. Según el secretario del Trabajo, Javier Lozano, de establecer sólo una mesa de negociación.
Se ha dicho que fue una demostración de que el diálogo podía superar los enfrentamientos y que se había evitado una tragedia. Ahora podemos confirmar que no es así: que la huelga de hambre fue una tomadura de pelo y que la vida de los supuestos huelguistas nunca estuvo en peligro. Según el parte médico emitido por el Centro Médico del IMSS, todos los huelguistas fueron dados de alta en menos de 48 horas porque no existían evidencias de alteraciones a órganos funcionales, bioquímicamente estaban íntegros e, incluso, no habían perdido masa muscular. Y todos se fueron a sus casas sin ningún problema. No hubo huelga de hambre y mucho menos de más de 80 días. Mintieron el sindicato, los huelguistas y los médicos que supuestamente los atendieron. Y el gobierno aceptó la mentira. ¿Una comparación? El cubano Guillermo Fariñas, que estuvo desde mayo pasado asistido médicamente, con aplicación de sueros, proteínas y medicinas, luego de una huelga de hambre de 135 días, tendrá que estar internado por lo menos seis meses para poder recuperarse de sus daños físicos, sufre secuelas que le pueden llevar a perder un brazo; deberá someterse a ejercicios de rehabilitación para poder caminar nuevamente, ya que tiene los músculos atrofiados y deberá estar tres meses en silla de ruedas antes de poder iniciarlos. Además, sufre de daños renales que pueden ser irreversibles. Los del SME en menos de 48 horas se recuperaron y se fueron a su casa. No perdieron siquiera masa muscular. Fue un engaño.
Se canceló la huelga de hambre, pero, ¿se le otorgará la toma de nota a pesar del engaño como ha dado a entender Gobernación o no se negoció nada como ha afirmado Javier Lozano?, ¿fue una muestra de capacidad de diálogo de la nueva Secretaría de Gobernación o de debilidad gubernamental? En las próximas horas tendremos las respuestas.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
27 jul 2010
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