3 jul 2010

Respuesta de Benítez Treviño


Palabra del lector, Revista Proceso,
Revista Proceso # 1757, 4 de julio de 2010;
Más de Los sospechosos de San Lázaro
Del diputado Humberto Benítez Treviño
Señor director:
En relación con el número 1754 de la revista Proceso, cuya portada se tituló El narco en el Congreso, y en el cual se hacen señalamientos calumniosos, difamatorios e inexactos acerca de mi persona tomando como referencia el número 1738 de la propia revista, me permito aclarar lo siguiente.
–Los reporteros Jesusa Cervantes y Esteban David Rodríguez, autores de la nota Los sospechosos de San Lázaro, toman como referencia el testimonio de uno de los testigos protegidos que, para mí, son delincuentes que al verse descubiertos en sus ilícitas actividades se incorporan a un programa de protección, pero, llámeseles como se les llame, son delincuentes sin credibilidad (ver el caso de los alcaldes michoacanos que,encarcelados por dichos de testigos protegidos, han recobrado en su mayoría la libertad).
–Afirma el testigo protegido que el secuestro de uno de sus hermanos era consigna de Enrique Peña Nieto para favorecer a La Familia en el Estado de México. Esta es una imputación falaz, pues cuando fungí como secretario general de Gobierno (septiembre 2005-marzo 2009), la única indicación que recibí del gobernador Peña Nieto fue actuar con mano firme aplicando con rigor la ley; por cierto, en mis atribuciones no estaba perseguir a narcotraficantes, por ser competencia de la PGR, o delincuentes del orden común, por ser competencia de la Procuraduría estatal.
–Los reporteros de referencia afirman inexactamente que he sido subprocurador del Distrito Federal. No, señor director, he sido procurador del Estado de México, procurador del Distrito Federal y procurador General de la República, y en las tres dependencias han colaborado conmigo más de 50 mil servidores públicos a quienes consta mi manera íntegra de actuar.
Por lo que respecta a la nota aparecida en el número 1738 de la revista Proceso, me permito aclarar lo siguiente:
–Desmiento categóricamente la afirmación del reportero Ricardo Ravelo, quien afirma que Cuitláhuac Ortiz, “ejecutado por su presunta relación con el tráfico de drogas”, fue escolta de Benítez Treviño. Falso. A este señor nunca lo conocí, no sé cómo era ni qué hacía; por lo tanto, nunca trabajó conmigo.
–Asimismo, la afirmación del periodista Ricardo Ravelo (Proceso 1664) en el sentido de que mi escolta Rodrigo Solís “fue ejecutado el miércoles 17, días después del hallazgo de 24 cuerpos en el paraje La Marquesa”, es inexacta. Fue asesinado el 15 de septiembre del 2008 en Toluca, por un problema pasional. Su victimario fue detenido y consignado al penal de Almoloya de Juárez.
–En consecuencia, rechazo categóricamente las afirmaciones de Jesusa Cervantes y Esteban David Rodríguez (Proceso 1754) de que colaboradores míos (quienes nunca laboraron conmigo) cumplían la consigna de favorecer a La Familia.
En términos de la Ley de Imprenta, le ruego publicar las presentes aclaraciones a las publicaciones de referencia, que me difaman y calumnian porque están totalmente alejadas de la verdad.
Atentamente
Humberto Benítez Treviño
Diputado federal
c.c.p. Licenciado Arturo Chávez Chávez, procurador general de la República, para que se sirva ordenar el inicio de la averiguación previa correspondiente para investigar las responsabilidades de cada quien, cite a quien tenga que citar, consigne a quien tenga que consignar y meta a la cárcel a quien esté coludido con el narcotráfico.
**
Respuesta de los reporteros
Señor director:
Extraña que el diputado Humberto Benítez Treviño aproveche lo publicado en Proceso 1754 para hacer aclaraciones a una edición que se difundió hace más de cuatro meses (la número 1738) y a otra que circuló hace más de un año y medio (la número 1664), sin que previamente hubiese reaccionado.
Extraña que atribuya a los reporteros afirmaciones que se encuentran incluidas en investigaciones oficiales y que provienen, como bien se indica en la página 12 de Proceso 1754, de un narcomenudista, claramente identificado, que se acogió al programa de testigos protegidos.
Pero más aún extraña que un personaje que ha encabezado tres procuradurías –la del Distrito Federal, la del Estado de México y la General de la República– considere que todos los testigos protegidos “son delincuentes sin credibilidad”, cuando dichas dependencias se han valido de esa u otras figuras similares para acusar y recluir a numerosos criminales (y no pocos inocentes).
Tras reconocer que sí hubo inexactitudes o errores de forma en lo publicado –que Benítez Treviño fue subprocurador, que su escolta fue ejecutado el 17 de septiembre de 2008 y no el día 15, y que otra persona había cumplido ante él esa misma función–, se invita a los lectores a confirmar que, en las cuestiones de fondo, lo publicado se atribuye a un testigo protegido de la PGR que, por cierto, fue asesinado después de rendir sus testimonios.
Atentamente
Jesusa Cervantes, Ricardo Ravelo
y Esteban David Rodríguez

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