3 ago 2010

Diálogo por la Seguridad

Primera intervención del Presidente Calderón en el Diálogo por la Seguridad. Hacia una Política de Estado 2010-08-03
Señoras y señores.
Muy buenos días.
Aprecio profundamente el que hayan aceptado la invitación a este Diálogo por la Seguridad, un ejercicio de reflexión, de crítica, de análisis, por el cual buscamos, precisamente, generar que la lucha por la seguridad sea una política de Estado, con plena corresponsabilidad de los poderes públicos, de los órdenes de Gobierno y de la sociedad civil.
La labor de ustedes, especialistas, académicos, periodistas, estudiosos del tema, es fundamental, precisamente, para hacer una revisión a fondo de lo que debemos hacer, de lo que hemos hecho bien, de lo que hemos hecho mal, de lo que falta por hacer en la lucha por la seguridad pública en México.
Su escrutinio, su crítica, su propuesta, sobre todo, nos permitirá adoptar medidas adecuadas para mejorar y precisar la política pública en la materia.
Sé que hay en cada una y en cada uno de ustedes un compromiso con el país, con México, con sus instituciones, con la vigencia plena del Estado de Derecho; y, sin duda, sus ideas y propuestas serán de gran valor en el propósito último de garantizar la seguridad de las familias mexicanas y restituir la paz y el orden público.
La inseguridad y la violencia no son fenómenos nuevos. Se gestaron durante décadas, y no se les hizo frente en su debido momento o con la intensidad debida. Por el contrario: crecen y han alcanzado ahora niveles que, por desgracia, no tienen precedente.
Hoy no sólo amenazan la tranquilidad de las familias en la irrupción de unos bandos contra otros, sino amenazan la integridad y el patrimonio de las personas; amenazan también el desempeño de los medios de comunicación y amenazan nuestras instituciones democráticas.
En las últimas semanas me he reunido con líderes sociales, empresariales, políticos, con directivos de medios de comunicación, con analistas, precisamente para analizar el fenómeno de la criminalidad y la estrategia que seguimos para hacerle frente. Han sido encuentros francos, abiertos y constructivos.
De esas reuniones, destaca la sostenida el día de ayer con organizaciones de la sociedad civil y organizaciones empresariales. Y de esas reuniones, incluyendo la de ayer, han surgido diversas reflexiones, que podemos agrupar en varias vertientes.
Algo que debemos hacer, que debemos fortalecer, que debemos continuar, es el fortalecimiento institucional.
Se trata de consolidar el entramado institucional para hacer frente, con mayor eficiencia y contundencia, a la delincuencia; esto es el fortalecimiento de policías, de Ministerios Públicos, de jueces, su confiabilidad, su capacitación.
El fortalecimiento de las instituciones sociales, de justicia, de seguridad de las instituciones democráticas.
Un fortalecimiento que no puede ni debe limitarse a la esfera del ámbito Federal, sino, por el contrario, requiere profundizarse y acelerarse en los órdenes de Gobierno de carácter local.
Segundo. La prevención social. Es decir, la instrumentación de acciones que contribuyan a recomponer el tejido social, y atacar de raíz las causas de la delincuencia.
Se trata de generar las oportunidades sociales, educativas, de salud, culturales, recreativas, de formación en valores, de cultura de legalidad, que hagan, precisamente, menos propicio que muchos jóvenes, incluso adolecentes, caigan en las garras de la delincuencia o de la adicción.
Tercero. Seguimiento, evaluación y control de la política en materia de seguridad y de justicia.
Me refiero a la apertura de espacios para que los ciudadanos participen activamente en la identificación de áreas de oportunidad y de mejora.
Y, como decía yo ayer, que nos exijan a los gobernantes de todos los órdenes de Gobierno, de todos los poderes públicos, el cumplimiento de nuestras responsabilidades legales y de nuestros compromisos.
Y cuarto. La corresponsabilidad en la tarea de la seguridad. Lo cual, en el marco constitucional, es un deber concurrente, una responsabilidad compartida entre la Federación, las entidades federativas y los municipios.
A lo largo de estos diálogos también se ha hecho evidente un claro consenso sobre la necesidad de compartir una visión estratégica en materia de combate a la delincuencia.
No sólo a la delincuencia organizada, el crimen organizado, que corresponde fundamentalmente al Gobierno Federal, sino también, y de manera muy importante, a la delincuencia común, a la que afecta más al ciudadano, a través de robos, extorsiones, secuestros, homicidios, lesiones, y que son delitos crecientes y que afectan notablemente y cada día más a la sociedad; delitos de la esfera de lo común, es decir, delitos locales.
También, sobre la urgencia de actuar en un solo frente, a fin de cerrar los espacios a la expansión de todas las expresiones del crimen. He dicho y lo reitero, que es momento de la unidad de todos los mexicanos. Se trata de enfrentar un problema común, que no es sólo un problema que deba enfrentar un Gobierno o una Administración.
Es un problema que reclama la atención y la responsabilidad de todos. La idea que más hemos reiterado, en el que hemos insistido una y otra vez, como condición para lograr un avance sustancial en la estrategia contra la criminalidad, es que la política de seguridad no puede ni debe ser sólo una política de Gobierno, sino una política de Estado.
México requiere una política de seguridad que trascienda a una Administración, que comprometa a todos para garantizar que los mexicanos podamos vivir en un entorno de leyes y de justicia.
No a todos, por supuesto, es igualmente exigible el mismo tipo de tarea. Corresponde fundamentalmente a los gobiernos la parte más importante en la tarea de seguridad, y corresponde también, fundamentalmente, a los jueces la parte más importante en materia de justicia. Pero a todos nos corresponde alguna tarea: a los medios de comunicación, a los líderes sociales, sindicales, empresariales; a los líderes civiles; a los propios ciudadanos, a quienes no se trata de pedirles acciones de heroísmo o de martirio, pero sí, desde luego, apoyo, comprensión y compromiso con la ley.
Todos debemos integrar nuestras capacidades y nuestros esfuerzos para fortalecer y perfeccionar la Estrategia Nacional de Seguridad. Esto incluye la participación de las autoridades de los órdenes de Gobierno, de los tres poderes, de organizaciones sociales, de especialistas y expertos, de medios de comunicación y, desde luego, de las fuerzas políticas, en sí mismas o a través de sus representaciones en el Congreso de la Unión.
Como un paso en la construcción de una verdadera y eficaz política de Estado, se propusieron dos acciones concretas: establecer una mesa institucional, que es ésta, y llevar este ejercicio de diálogo a todo el país. Que esta reflexión colectiva entre sociedad y Gobierno alcance a todos y cada uno de los puntos de la República. Son planteamientos que se hicieron el día de ayer.
También he pedido a los líderes sociales y civiles, con los que he me reunido, que nos acompañen en este ejercicio, que ellos sean testigos y participen en los ejercicios de diálogo y reflexión abierta que hemos llevado y seguiremos llevando adelante.
La primera propuesta, como decía, consiste en instalar una mesa institucional conformada por ciudadanos y representantes del Gobierno Federal. El objetivo es discutir el fortalecimiento y revisar la Estrategia Nacional de Seguridad, a partir de una visión de Estado.
Asimismo, se propuso realizar audiencias públicas estatales, conducidas por organizaciones de la sociedad civil, que nos permitan actualizar el diagnóstico en cada entidad federativa, evaluar el cumplimiento del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad en esos estados y municipios, y conocer las propuestas ciudadanas de fortalecimiento institucional.
Para que este ejercicio de diálogo a nivel nacional tenga éxito, es imprescindible la participación de ustedes, académicos y especialistas en la materia.
Es por ello que les pido lo siguiente:
Primero. Lo que hoy hacen, y agradezco, que participen en la mesa institucional para enriquecer este espacio de análisis y reflexión; que se sumen, también, a todas las instancias de análisis y evaluación a las que habrán de convocar las organizaciones de la sociedad civil y el Gobierno, a través de la Secretaría de Gobernación.
Asimismo, les propongo que se incorporen a las audiencias públicas en las entidades federativas. Su posición imparcial y ajena a cualquier interés partidista garantiza que este ejercicio ciudadano privilegie información relevante y objetiva para fortalecer el entramado institucional.
El rigor académico es imprescindible para generar propuestas con enfoques de largo plazo.
Segundo. Que participen, supervisen y elaboren propuestas en el marco del proceso de fortalecimiento institucional que debe tener lugar en todos los órdenes de Gobierno, relativo a la profesionalización y equipamiento de las corporaciones policiales y Ministerios Públicos.
A la revisión y mejora de los sistemas penitenciarios, a la implementación de las reformas en materia penal, y a la propuesta y puesta en práctica de políticas públicas preventivas en el ámbito social.
Asimismo, que guíen e impulsen a los legisladores y a los gobiernos en la discusión y aprobación y, desde luego, aplicación de la legislación pendiente de resolver; y en las políticas preventivas, que contribuyan a la reconstrucción del tejido social.
Tercero. Que tengan una participación activa y permanente en la discusión y seguimiento de las políticas en materia de seguridad. Que lo tengan con el Gobierno Federal, con los gobiernos estatales y con todos los poderes públicos.
Cuarto. Que formen parte de los grupos de evaluación de la Estrategia Nacional de Seguridad y participen en la revisión de los avances de los compromisos asumidos por todos en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, así como en el cumplimiento de los objetivos que se derivan de las leyes generales que el Congreso de la Unión ha aprobado y que nos obligan.
Y quinto. Les invito también a que a partir de este encuentro, también, como resultado de la evaluación que ustedes realicen, formulen propuestas específicas sobre cómo fortalecer las instituciones, mejorar la estrategia y lograr un mayor y mejor compromiso de todas las autoridades en el combate a la delincuencia y en el logro de la seguridad pública.
Ustedes, como líderes de opinión, han sido y son actores relevantes en la consolidación de nuestra democracia y se han destacado por su compromiso de arraigarla y perfeccionarla.
Por esa razón valoro su voluntad para seguir contribuyendo, desde su ámbito de acción, en el combate al flagelo de la inseguridad y la criminalidad, que amenaza a nuestra sociedad.
La seguridad pública, el Estado de Derecho es condición necesaria para el buen funcionamiento de una sociedad. Cuenten con el compromiso del Gobierno Federal de poner a su disposición la información necesaria para que puedan cumplirse estas tareas.
Por mi parte seguiré dialogando con apertura con todos los actores relevantes, como organizaciones sociales, religiosas, medios, autoridades, Gobernadores, legisladores, para poder sumar voluntades a la luz de la lucha contra el crimen.
Me reuniré también con partidos políticos, como ya lo he hecho, con miembros del Poder Judicial y, en su momento, les pediré que me acompañen y verifiquen que los diálogos se transformen en compromisos y acciones medibles y verificables por parte de todos. Su participación será, si así lo deciden, de la mayor relevancia, a fin de darle la transparencia que este proceso necesita para tener éxito.
Amigas y amigos:
Hoy, más que nunca, la lucha por la seguridad de los mexicanos es una causa en la que nadie puede quedar al margen. Es necesario levantar la mirada más allá de cualquier diferencia y poner el interés de México por encima de cualquier otra consideración.
Yo los invito a expresarse con total libertad y apertura. El Gobierno ha estado y seguirá estando dispuesto no sólo a plantear su punto de vista y su visión, sino y, sobre todo, a escuchar, a analizar, a revisar, siempre a perfeccionar lo que tiene que hacer.
La sociedad, lo sabemos, nos exige resultados en esta materia y no puede ser ello producto ni de la improvisación ni del azar. Tiene que ser resultado de un proceso ordenado de diagnóstico y planeación, pero, sobre todo, de un compromiso y una voluntad firme, sin los cuales es imposible tener éxito en una materia tan delicada.
Es importante que establezcamos parámetros generales que guíen nuestra actuación; que cada uno de nosotros, en el ámbito que nos corresponde, contribuya a la construcción de la política de Estado en materia de seguridad.
Reitero la total apertura del Gobierno Federal para escuchar sus propuestas y sus planteamientos, que buscan, estoy seguro, genuinamente, contribuir a la solución de este problema que nos afecta y nos incumbe a todos.
Le he pedido, para abrir este diálogo, que el Director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el CISEN, que presente algunos de los temas, avances de los dilemas que enfrentamos en este tema, y posteriormente procederemos a la discusión, a la reflexión y a la participación de todos ustedes.
Muchas gracias por estar aquí, y muchas gracias por sus comentarios.

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