14 abr 2011

La reunión secreta de AMLO con Tony Garza en "Milenio"

La reunión secreta de AMLO con Tony Garza
El 26 de enero de 2006, pese a la negativa de sostener diálogo con EU, López Obrador tuvo un encuentro con el entonces embajador estadunidense para presentar su proyecto de nación.
Milenio Diario, 06/07/2010
Nota de Víctor Hugo Michel
Al principio de su campaña por la Presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador tuvo un acto secreto del que no informó a la prensa y que se llevó a cabo en medio de un absoluto hermetismo ante sus posibles consecuencias políticas: acudió a la residencia del embajador de Estados Unidos a presentar su proyecto sobre México al país más poderoso del planeta.
López Obrador —quien siempre presumió de no contar con un pasaporte y tener absoluta independencia frente a Washington— se presentó con sus colaboradores más cercanos a un desayuno al que le convocó el entonces embajador de Estados Unidos, Tony Garza, según revelan cables desclasificados del Departamento de Estado en poder de MILENIO.
El desayuno se llevó a cabo el 23 de enero de 2006, sólo cinco días después de que López Obrador arrancara su campaña en el municipio más pobre del país, en Guerrero, un encuentro que llama la atención por la insistente negativa del perredista a sostener diálogo alguno con los estadunidenses.
 “AMLO y algunos de sus consejeros desayunaron con el embajador y los principales funcionarios de la embajada para discutir sobre sus ideas para el país”, se establece en el cable R240324Z, a través del que la embajada comunicó a Washington las principales propuestas del perredista, al que siguió muy de cerca en los días previos y posteriores al 2 de julio.
Las impresiones del desayuno y el arranque de campaña, aparentemente, fueron negativas y dan una idea de qué tan poco convenció López Obrador a Washington.
“Al menos Roberto Madrazo y Felipe Calderón ofrecen empujar grandes reformas estructurales para estimular el crecimiento económico. AMLO continúa ofreciendo generalidades populistas como primero los pobres, además de prometer más gasto gubernamental en programas sociales e infraestructura”, se expone en las conclusiones del cable.
Por la redacción empleada, queda claro que hubo frases que llamaron la atención a la embajada tanto en los encuentros con el perredista como en su arranque de campaña en Guerrero.
 “El populismo de AMLO: prometió deshacerse de la hipocresía neoliberal que, dijo, es usada por el Estado para proteger a los poderosos para ignorar a la mayoría empobrecida”, reportó la embajada. “Es un candidato izquierdista”, consideró el redactor de la comunicación, adscrito a la sección de Asuntos Políticos de la representación diplomática.
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Los documentos, desclasificados mediante la Ley de Transparencia de Estados Unidos a petición de este diario, revelan que ya una vez estallado el conflicto postelectoral, fue una delegación del Partido de la Revolución Democrática la que tomó su turno para entrar a la legación diplomática en Paseo de la Reforma.
Asambleístas locales acudieron a la embajada para convencer a su equipo político —y por extensión al Departamento de Estado y a la administración de George Bush— de que López Obrador no estaba actuando al margen de la ley y que su partido no era una turba de radicales.
La reunión se sostuvo el 21 de julio, tres semanas después de las elecciones, con Paseo de la Reforma a punto de ser tomado por las huestes del tabasqueño.
“Diputados locales del PRD en la Ciudad de México nos presentaron los argumentos de su partido y manifestaron su preocupación por el hecho de que la comunidad internacional les ve como un partido de rebeldes”, se narra en el cable R 261258 Z.
El texto agrega que, desde entonces, se perfilaba una ruptura entre parte del perredismo y López Obrador y que al menos algunos de sus partidarios desoyeron sus órdenes. “Los diputados nos dieron garantías de que el PRD aceptaría la decisión final del Tribunal Electoral fuera la que fuera, pero no pudieron confirmar si López Obrador haría lo mismo”, se agrega. “Pero en tono de broma nos dijeron que López Obrador no entiende nada de derecho electoral”.
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Pero al final, de poco sirvieron los argumentos perredistas. El 12 de agosto, un cable prácticamente sepultaba las aspiraciones de López Obrador de evitar un reconocimiento de facto por parte de Washington a la victoria de Felipe Calderón Hinojosa.
Este es, presumiblemente, el reporte que convenció al gobierno de Estados Unidos de dar su espaldarazo al PAN.
 “Nuestra impresión es que el PRD no ha logrado armar un buen caso ni ha ofrecido pruebas de irregularidad en la mayoría de los distritos electorales”, consideró la Oficina de Asuntos Políticos de la representación diplomática en su comunicado P 071811Z.
Agregó: “Por ende, no podemos más que concluir que el PRD ha enfocado sus esfuerzos en convencer a sus simpatizantes de su causa que al Tribunal Electoral. Parece que la desconfianza de AMLO a las instituciones terminó por convertirse en una profecía autocumplida”.
El cable fue remitido a Washington sólo tres días antes de que el gobierno de George W. Bush prácticamente se decantara por Calderón —al ignorar los llamados de López Obrador a no dar un reconocimiento formal a nadie— mediante una llamada telefónica en la que el presidente estadunidense felicitó a Vicente Fox por el “éxito” de los comicios.


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