8 jul 2012

La nueva geografía electoral/Jesús Cantú

La nueva geografía electoral/Jesús Cantú
Revista Proceso # 1862, 8 de julio de 2012

En las elecciones presidenciales del 2006 el territorio nacional se dividió prácticamente en dos, pues los estados del sur votaron a favor de Andrés Manuel López Obrador, candidato de la entonces Coalición por el Bien de Todos, y los del norte, por el panista Felipe Calderón. En esta ocasión Enrique Peña Nieto, candidato de la coalición Compromiso por México, le arrebató cinco estados de los que pueden considerarse dentro del sur: Campeche, Chiapas, Hidalgo, Michoacán y Veracruz, por lo cual el mapa electoral no se divide tan drásticamente como lo hizo hace seis años.


En aquel entonces, el PAN ganó en 16 entidades, casi todas al norte y al centro de la República Mexicana, y la Coalición por el Bien de Todos otras 16, todas al sur, salvo Baja California Sur y Zacatecas, que eran prácticamente dos islas amarillas en medio de un mapa totalmente pintado de azul. En esta ocasión hubo una mayor distribución: El PRI ganó en 21 estados, la mayoría en el norte, centro y occidente; el PAN en tres –dos en el norte y una en el Bajío–, y el Movimiento Progresista en ocho, todos en el sur.
De los ocho estados en los que el PAN es hoy gobierno únicamente pudo ganar la elección presidencial en Guanajuato; de los otros siete, cinco fueron para el PRI, y dos para el Movimiento Progresista. AMLO triunfó en tres de las cuatro entidades en las que el PRD es hoy gobierno, y además consiguió otras cinco, de las cuales dos son panistas y tres priistas. Por su parte, EPN fue el puntero en 21 estados, de los cuales 15 son parte de los 20 donde el PRI actualmente es gobierno, y consiguió la victoria en seis más, de los que cinco son panistas y uno perredista.
En cuanto a gubernaturas, el 1 de julio dejó al PRI con 21, al PAN con seis y al PRD con cinco. El PRI ganó dos (Chiapas y Jalisco), retuvo una (Yucatán) y perdió una (Tabasco). El PAN mantuvo una (Guanajuato) y perdió dos (Jalisco y Morelos). Y el PRD perdió una (Chiapas), retuvo la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal y ganó dos (Morelos y Tabasco). PRI y PRD obtuvieron una cada cual y el PAN perdió dos.
El número de votantes entre la elección del 2006 y la del 2012 creció en 8.4 millones (41.8 en 2006 y 50.2 en el 2012), cifra que se explica casi en su totalidad por un incremento de 8.1 millones en la lista nominal de electores (71.4 contra 79.5).
En cuanto a la elección presidencial, el comportamiento del voto es muy interesante, pues en números absolutos el único partido que perdió sufragios respecto al 2006 fue el PAN, con 2.25 millones de votos menos (15.0 en el 2006 contra 12.7 en el 2012), es decir, aproximadamente un 15% de disminución. La coalición PRI-PVEM incrementó sus votos en 9.8 millones (9.3 contra 19.1), es decir, 106% más que hace seis años; mientras la coalición de las izquierdas lo hizo en 1.2 millones (14.7 contra 15.9), lo que representa el 7.6% más; y el Panal mejoró en 750 mil votos (0.4 contra 1.15), es decir, 187% más.
El PAN elevó su votación en ocho estados, de los cuales únicamente en Baja California Sur es actualmente gobierno, y aunque obtuvo la mayoría de sufragios de la elección presidencial en dos entidades gobernadas por el PRI (Nuevo León y Tamaulipas), en ambos casos alcanzó un menor número de votos que en el 2006.
En el caso del PRI, cuyo antecedente en la contienda presidencial era muy bajo, pues en el 2006 su abanderado Roberto Madrazo no consiguió la mayoría de votos en ninguna de las entidades y apenas logró reunir el 22.26% de las preferencias, únicamente disminuyó en Tabasco, pues en las otras 31 entidades creció. Entre los repuntes más importantes se encuentran los dos estados con mayor número de electores: Estado de México, donde en el 2006 registró 1.03 millones de sufragios, mientras que en el último proceso llegó a 2.9, es decir, un crecimiento de 281%; y el Distrito Federal, donde pasó de 413 mil a 1.24 millones (300% más), es decir, en la capital de la república triplicó su votación y en Edomex se quedó muy cerca de ello.
Mientras tanto, la izquierda incrementó su votación en 21 entidades y decreció en las otras 11. Destacan dos en las que se redujeron los sufragios a su favor: el Distrito Federal, con poco más de un cuarto de millón de votos menos, y Michoacán, donde el descenso significó un poco más de cien mil. Esas habían sido dos de sus bastiones tradicionales, y a pesar de que en Michoacán perdió la elección de gobernador apenas el año pasado, se esperaba que en los recientes comicios presidenciales se mantuviera su presencia mayoritaria. Entre los estados en los que repuntó destacan Puebla, donde tuvo un incremento de más de 200 mil votos, y Nuevo León, donde la mejora representó más de 152 mil. En la primera entidad el crecimiento se puede explicar por la postulación para el Senado de Manuel Bartlett, y en la segunda, por el apoyo de algunos destacados empresarios regiomontanos.
En un balance general puede decirse que el PRI reconquistó el norte, el centro y el occidente, y pudo recuperar o mantener algunos estados del sur; el PRD ganó inesperadamente en Puebla y en general mantuvo sus bastiones en el centro y el sur, mas no pudo penetrar en el norte y el occidente; y el PAN, a pesar de que mostró tener un voto duro más elevado que el PRI y el PRD, perdió todos sus bastiones, salvo Guanajuato.
Esta es la distribución de los sufragios que llegaron a las urnas, muchos de ellos por decisión libre y soberana de los electores; pero lamentablemente un porcentaje importante, alrededor de una quinta parte, fueron producto de la compra y coacción del voto, que en esta ocasión afloró más que nunca, y, en un porcentaje no determinado, movidos por la desinformación que originaron los medios de comunicación y hasta los rumores contra el candidato de las izquierdas.

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