16 sept 2012

La Marina y “El Coss”...Portada de Proceso

La Marina y “El Coss”: una historia de complicidades y delaciones/
Jorge Carrasco Araizaga, reportero.
Revista Proceso # 1872, 16 de septiembre de 2012:

La captura de El Coss, quien aspiraba a dominar por completo el Cártel del Golfo, fue la culminación de una larga historia de complicidades y traiciones entre el narcotraficante y la Marina. Aparentemente gracias a Eduardo Costilla, las fuerzas del gobierno pudieron acabar poco a poco con los hermanos Cárdenas Guillén, líderes indiscutibles de la organización criminal. Pero el romance con la Armada terminó de golpe, cuando detalles de su relación perversa se hicieron públicos y la volvieron insostenible. El amor se acabó y él se convirtió en un manjar apetitoso para el final del sexenio.

Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, traicionó y fue traicionado. Su pretensión de convertirse en el máximo jefe del Cártel del Golfo (CDG) entregando a los Cárdenas Guillén sólo sirvió para que jefes y oficiales de la Marina lo utilizaran y protegieran hasta convertirlo en una medalla para la Armada de México y el gobierno de Felipe Calderón.
Durante más de dos años se sirvió de la Marina para intentar quedarse con el control del CDG, pero la cobertura que recibía de la Armada a cambio de “poner” a familiares y leales de los Cárdenas Guillén se fue reduciendo conforme crecían sus traiciones, esas por las que sus antiguos aliados lo apodaron El Judas.
El acabose para El Coss llegó el lunes 3 de septiembre, cuando en el municipio de Ecatepec, Estado de México, fueron colocadas mantas en las que se acusaba al capitán de la Infantería de Marina Efraín Martínez Talamantes de protegerlo, según dijeron a este semanario informantes de seguridad que pidieron el anonimato.
En febrero pasado este semanario publicó la versión de la eventual protección (Proceso 1840) a Costilla Sánchez, quien además de los cargos que enfrenta en México es requerido por una Corte federal de Estados Unidos, en Brownsville, Texas, acusado de narcotráfico y lavado de dinero.
Identificado por el propio CDG con la clave Sierra, el supuesto protector del Coss y un superior con la clave Águila fueron requeridos por mandos de la Marina luego de que se colocaran las mantas en la entidad que gobernó el presidente electo Enrique Peña Nieto.
“Lo entregan o vamos contra ustedes” , fue la advertencia, añadieron las fuentes. El Coss cayó el miércoles 12 en un operativo en el que no se disparó un solo tiro, en una zona habitacional de Tampico, el refugio que había escogido para ver el derrumbe del clan de los Cárdenas Guillén con el apoyo de la Marina.
“Los marinos lo traicionaron y lo capturaron porque a la Armada le pesaba cada vez más la acusación de que lo protegían”, aseguran los informantes. De acuerdo con esas fuentes El Coss ya tiene sucesor: Mario Ramírez Treviño, Mario Pelón o X20, de la facción de Los Metros del CDG, aliados de Costilla Sánchez. Aquél también es requerido por la justicia de Estados Unidos.
Por parte de los Cárdenas Guillén quien sigue en el relevo es otro hermano llamado Homero.
Las fuentes aseguran que en el momento de su detención El Coss buscaba restablecer relaciones con Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, segundo al mando de Los Zetas, militares de élite que desertaron del Ejército para convertirse en brazo ejecutor del CDG, pero que desde hace cuatro años constituyen un cártel separado.
La debacle de los Cárdenas
Las acusaciones de protección a Costilla Sánchez por parte de los marinos coincidieron con la detención de dos integrantes del clan Cárdenas Guillén atribuidas a traiciones del Coss.
El primero de los detenidos fue Mario Cárdenas Guillén, El Gordo, hermano de Osiel y Antonio Ezequiel, quienes hace más de 10 años fortalecieron al CDG con la incorporación de Los Zetas.
El Gordo buscaba recuperar el liderazgo de la organización luego de que Osiel fue detenido en 2003 y extraditado en 2007 a Estados Unidos, donde purga una condena de 25 años, y de que Antonio Ezequiel, Tony Tormenta, fue ejecutado por la Marina en noviembre de 2010 con el supuesto apoyo del Coss.
Mario Cárdenas Guillén, apodado también M-1, era el jefe del CDG en Matamoros, Tamaulipas, una de las ciudades más importantes para la organización. Detenido por infantes de marina el lunes 3 en Altamira, en el mismo estado, no fue presentado sino hasta el día siguiente por la propia Armada en el Distrito Federal, en las oficinas de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Procesado por narcotráfico estuvo preso entre 1995 y 2007. Ese año salió del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, y se unió a su hermano Tony Tormenta para que el CDG siguiera bajo el mando de la familia. Tras la ejecución de Antonio Ezequiel asumió el control de la principal plaza del cártel, desde donde operaba.
Una semana después de la detención del Gordo, el martes 11 la Marina presentó también en la SIEDO a su operador en la zona sur de Tamaulipas, Juan Gabriel Montes Sermeño, quien había sido detenido días antes en Guadalajara. La Marina dijo que lo aprehendió al revisar un vehículo sospechoso.
Lo identificó como Gaby Montes o Sierra, el mismo nombre clave que el CDG le asignó al supuesto capitán de la Armada protector del Coss. Montes Sermeño se hacía pasar como Jesús Ángel Almaraz Guzmán, ganadero.
Para la Marina la caída del Coss fue consecuencia de estas dos detenciones y de “un intenso trabajo de inteligencia naval”. Nada de traiciones. Ni de los narcotraficantes ni muchos menos de los supuestos militares protectores.
“Sin resistencia”
La mañana del jueves 13, un día después de su captura, la Secretaría de Marina (Semar) lo presentó ante la prensa. Esta vez no fue en la SIEDO sino en el cuartel general de la Armada en el sur de la Ciudad de México.
Después del chasco en que acabó la alegada detención del hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, el pasado 21 de junio, la Semar optó por curarse en salud e informó el jueves 13 del aseguramiento “de quien se presume y dice ser Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, Sombra o Doble X, presunto líder del Cártel del Golfo”.
De acuerdo con la versión oficial fue detenido la tarde anterior por 30 efectivos de la Infantería de Marina en la colonia Lomas de Rosales de Tampico, “en una persecución de un vehículo con hombres armados que ingresaron en un domicilio, donde fue sorprendido El Coss, sin ofrecer resistencia”.
Junto con él fueron aprehendidas cinco personas más, entre ellos Ernesto Banda Chaires, Campos, jefe de la plaza de Tampico del CDG. Según la Semar, en un enfrentamiento ocurrido un día antes había detenido a cinco escoltas del Coss en el poblado de Buenavista, municipio de Río Bravo, Tamaulipas.
Grandilocuente, la Semar hizo ver al Coss como quien “estaba al frente del Cártel del Golfo, considerada la segunda organización delictiva más poderosa del país”. No precisó cuál es la primera, si Los Zetas o el Cártel de Sinaloa, del Chapo Guzmán. Tampoco el papel de Costilla Sánchez en la división que ha debilitado al CDG entre Los Rojos y Los Metros.
Para ser el jefe de “la segunda organización delictiva más poderosa” de México, El Coss estaba prácticamente desarmado cuando fue capturado. Según el reporte de la Semar, en su detención “fueron aseguradas dos armas largas, cuatro armas cortas, 24 cargadores para armas de fuego y 460 cartuchos de diferentes calibres”.
El CDG está lejos de ser la organización que consolidó Osiel Cárdenas Guillén al hacer de Los Zetas su brazo armado a finales de los noventa, pero que en 2008 se independizaron como cártel. Ahora Los Zetas son más fuertes y tienen presencia en Centroamérica y Europa, mientras que el CDG ha tenido que aliarse con El Chapo para sobrevivir.
En su versión sobre el liderazgo del Coss, la Semar aseguró que “superó las divisiones internas y dirigía violentos enfrentamientos en Tamaulipas y Nuevo León contra sus antiguos aliados, Los Zetas”.
Luego de caracterizarlo como “sigiloso”, mismo adjetivo con el que lo describió este semanario hace dos años (Proceso 1768), aseguró que Costilla Sánchez reforzó su liderazgo “tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén y el posterior abatimiento de Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén”, en una ejecución a cargo de infantes de Marina en Matamoros, donde tuvieron el apoyo del Coss y de la DEA, según dijeron a este semanario fuentes de seguridad en febrero pasado.
“Luego, con la muerte de Samuel Flores Borrego, El Metro 3, en septiembre de 2011, la desconfianza genera la ruptura con la familia Cárdenas Guillén, disputándose el manejo de la organización entre El Coss y Mario Cárdenas Guillén, El Gordo, asegurado recientemente por personal de esta institución”, aseguró la Semar.
El traidor
La historia del capo, que fue policía ministerial de Matamoros, está marcada por traiciones. Llegó a dominar en la organización por la fuerza que adquirió con más de mil sicarios y halcones, incluidos algunos originarios de Centroamérica y conocidos como Deltas y Oriones, pertenecientes a Los Metros. Se confrontó con Los Rojos, fieles a los Cárdenas Guillén.
Fuentes de inteligencia militar consultadas por Proceso aseguraron que El Metro 3 fue asesinado por sicarios del Coss, ya que había acumulado mucho poder. El Ejército y la PGR informaron que “encontraron” el cuerpo de Flores Borrego en el kilómetro 21 de la carretera Reynosa-Monterrey.
Luego, en octubre de ese año, fue localizado César Gama Dávila García en una casa abandonada, también en esa ciudad. Se había desempeñado como operador financiero de Tony Tormenta.
Tras la muerte de este último, uno de sus sobrinos, Rafael Cárdenas Vela, asumió como jefe de la plaza de Matamoros y junto con su otro tío, Mario Cárdenas, luchaba por el control de esa ciudad considerada la joya de la corona del CDG.
De 37 años e hijo de Rafael Cárdenas Guillén, el único hermano que se mantiene fuera del negocio familiar, Cárdenas Vela esperaba convertirse en el nuevo líder nacional del grupo, pero las disputas con El Coss lo obligaron a refugiarse en una de sus residencias en la vecina ciudad de Brownsville, Texas.
Fue detenido “por exceso de velocidad” por la policía de Port Isabel el 20 de octubre de 2011 en una camioneta Ford F-150 color plata con placas de Texas, pero su aprehensión también se atribuye a una traición del Coss.
Los registros judiciales de Estados Unidos identificaron a Cárdenas Vela como El Comandante 900 o Rólex, quien dirigía un grupo de más de 500 pistoleros para controlar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
En el proceso penal que se le sigue en la Corte sureste del Distrito de Texas se le identificó como jefe de la plaza del CDG en Matamoros y se dice que escapó a Estados Unidos como resultado de su enfrentamiento con El Coss.
Indica que la lucha interna por el control del CDG comenzó en marzo de 2011 y que Cárdenas Vela cruzó a Texas en mayo de ese año. “Información del ICE (el Servicio de Inmigración y Aduanas) llevó a su posible localización en un rancho cerca de Río Hondo, Texas. Se estableció vigilancia y en la tarde del 20 de octubre de 2011 fue visto cuando salía junto con tres hombres; se les detuvo por cargos de tránsito en Port Isabel. Cárdenas llevaba un pasaporte mexicano fraudulento a nombre de Pedro García González”.
Añade que Cárdenas Vela mantuvo el control de Matamoros desde Texas a través de correos electrónicos que enviaba a otros líderes del CDG; ordenaba hacer compras de entre 70 y 80 kilos de cocaína por mes en el sur de México. Utilizaba pequeños vehículos para transportar la droga en pequeñas cantidades, entre 16 y 20 kilos, para reducir el riesgo de grandes confiscaciones y llevarla a la frontera de Texas con México.
Estados Unidos lo acusó de traficar más de 150 kilos de cocaína y más de una tonelada de mariguana, con lo que obtuvo ganancias superiores a los 5 millones de dólares, cargos por los que Cárdenas Vela se declaró culpable y por los que fue sentenciado en marzo de este año a 10 años de prisión.
Esa baja de los Cárdenas Guillén fue sumada a la cuenta del Coss. Tras la captura de Cárdenas Vela, su tío Mario Cárdenas asumió el control de Matamoros y Costilla Sánchez se refugió en Tampico, desde donde operaba para hacerse del control del CDG.
Otra baja del clan Cárdenas que se le adjudica fue la captura, por parte de la Marina, del hijo de Tony Tormenta, Ezequiel Cárdenas Rivera, El Júnior, en noviembre pasado. De entonces 23 años, fue detenido por “una denuncia ciudadana” junto con José de Jesús García Hernández, El Chuy, supuesto jefe de plaza en Matamoros; René Alberto Munguía Elizondo, El Amable; Javier Enrique Farías García, El Contador, supuesto responsable financiero del CDG, y Erasmo García Galván, El Checo, probable responsable del tráfico de drogas a Estados Unidos.
La decadencia del cártel comenzó semanas antes de la caída de sus dos principales jefes. Primero las Fuerzas Armadas dieron varios golpes a líderes de plazas. A principios de septiembre fue detenido en la zona metropolitana de Monterrey David Rosales Guzmán, El Diablo, responsable de las operaciones en Nuevo León, y horas después se capturó a nueve sicarios de su célula.
Un mes antes de la captura de Montes Sermeño, el tercer hombre en importancia en el CDG, El Gringo, jefe de la plaza de Reynosa, apenas escapó de las balas de los militares que lo enfrentaron en una batalla en la colonia Las Bugambilias, lo que provocó narcobloqueos por toda la ciudad.
Desde 2008 hay una orden de arresto contra El Coss en la Corte federal del Distrito sur de Texas, donde enfrenta dos procesos penales por narcotráfico bajo los alias de El Coss, Doble X o Doble Equis.
Los procesos le fueron abiertos porque él, Tony Tormenta y Heriberto Lazcano, entre 2006 y 2008, constituyeron una organización delictiva conocida como La Compañía, que controló el tráfico de drogas en Veracruz y Tamaulipas (Proceso 1736).
El Departamento de Estado estadunidense además lo tenía como uno de los 16 objetivos mexicanos en su lista de recompensas y por el que ofrecía 5 millones de dólares por información que llevara a su detención. Desde 2009 la PGR ofrecía 30 millones de pesos por él.
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La bienvenida a Peña Nieto
La Redacción
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evista Proceso # 1872, 16 de septiembre de 2012:
MATAMOROS, TAMPS.- La captura de los dos líderes que se disputaban la dirección del Cártel del Golfo (CDG), Mario Cárdenas Guillén, El Gordo, y José Eduardo Costilla, El Coss, significa la debacle de la organización, pero también es factible que los dos cárteles más importantes de México –el de Sinaloa y Los Zetas– se fortalezcan, pronostica la doctora Guadalupe Correa Contreras, de la Universidad de Texas en Brownsville.
El Coss fue detenido cerca de las 18:15 horas del miércoles 12 en un operativo de Infantería de Marina en Tampico: El Gordo cayó una semana antes junto con Juan Gabriel Montes Sermeño, El Sierra. Según Correa Contreras, autora de varios estudios sobre el crimen organizado de Tamaulipas, se puede prever una nueva ola de violencia “que le dará la bienvenida a la administración de Enrique Peña Nieto”.
Los orígenes del CDG datan de la década de los treinta del siglo pasado, cuando Juan Nepomuceno Guerra comenzó a introducir mercancías de manera ilegal a territorio estadunidense. Lustros después su sobrino, Juan García Ábrego, quien actualmente purga una condena en Estados Unidos, amplió el negocio y comenzó a traficar drogas. El cártel se consolidó cuando Tomás Yarrington era alcalde de Matamoros.
Osiel Cárdenas Guillén se quedó al frente de la organización tras la captura de García Ábrego, en enero de 1996. Fue él quien la convirtió en la segunda más importante del país, al incluir en sus filas a militares de élite y al baño de sangre que sembró. En 2003, aun cuando fue detenido, Osiel siguió controlando el cártel desde la prisión, hasta que fue extraditado a Estados Unidos en 2007.
El capo negoció con la justicia estadunidense y se declaró culpable de narcotráfico, lavado de dinero y del asesinato en grado de tentativa de varios agentes federales mexicanos, por lo cual fue sentenciado a sólo 25 años. Incluso entregó a un juez los números de sus cuentas bancarias y bienes con valor de 50 millones de dólares acumulados a lo largo de una década.
Tras su extradición, Ezequiel Cárdenas, Tony Tormenta, uno de sus hermanos, quedó al frente del CDG, junto con El Coss. En noviembre de 2010, cuando Ezequiel cayó en un enfrentamiento con marinos en una vivienda del centro de esta ciudad, el grupo se dividió: por un lado El Gordo y varios sobrinos de la familia Cárdenas Guillén; por el otro, el grupo del Coss.
“El descabezamiento de los dos grupos que se disputaban la dirección del Cártel del Golfo significa su debacle”, insiste Correa Contreras. Dice que el CDG siempre fue “muy vertical”, a diferencia de Los Zetas, cuya estructura es horizontal y está conformada por células autónomas que no se conocen entre sí.
“En el caso del CDG –dice la investigadora– sí funciona la estrategia del gobierno de descabezar a los cárteles”. No obstante, acota , por la alianza que mantenía El Coss con el Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán podría quedarse con los grupos que disputan actualmente las plazas de Tamaulipas a Los Zetas.
Correa Contreras insiste en que la violencia se puede recrudecer en Tamaulipas y otras regiones del país, ya que el cártel que lidera El Chapo considera a Los Zetas secuestradores y extorsionadores, pues, según esa organización, sólo se dedican al robo y al narcomenudeo, lo que desprestigia a los verdaderos narcotraficantes que venden la droga fuera del país.
Las alianzas
La doctora Guadalupe Correa Contreras sostiene que la “nueva” etapa de la narcoguerra comenzó hace dos meses en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. “Es verdad lo del calentamiento de plazas, especialmente ahora con el reacomodo del poder político en la frontera noreste”, dice.
“Se sabe que el CDG opera de la mano con el Cártel de Sinaloa, pero en esta guerra todo es muy confuso y hay muchos intereses que operan de manera muy peculiar”, agrega.
En la Secretaría de la Defensa varios altos mandos piensan de manera similar. El general Noé Salvador Alcázar, por ejemplo, comenta que habrá un aumento de la violencia en varias ciudades tamaulipecas “por el control del territorio”.
Comandante de la IV Región Militar que comprende San Luis Potosí, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, el general insiste en que “se han incrementado en Tamaulipas las agresiones entre sicarios de Los Zetas, del Cártel del Pacífico y del CDG. Nosotros los estamos combatiendo por igual”.
La narcoguerra se recrudece en las ciudades más importantes del noreste. En el caso de Matamoros, donde residen aproximadamente 700 mil personas, el control lo tienen Los Golfos. Sus sicarios vigilan de manera permanente las principales carreteras y algunas veces instalan retenes en ellas.
Los Zetas se han propuesto calentarle la plaza con incursiones desde Valle Hermoso. Durante los dos últimos meses se incrementaron los ataques, en los que incluso se utilizaron explosivos.
Ante las refriegas, el consulado de Estados Unidos en Matamoros alertó en siete ocasiones a sus connacionales sobre los enfrentamientos y narcobloqueos en la red social Twitter. Las alertas se hicieron tres días seguidos, del 7 al 9 de agosto, con el siguiente mensaje: los estadunidenses debían “permanecer en casa”.
De acuerdo con la Base de Datos sobre Fallecimientos por Presunta Rivalidad de Delincuentes de la Procuraduría General de la República (PGR), en Matamoros se registraron 72 asesinatos de enero a septiembre de 2011, mientras que en Valle Hermoso fueron 95. La historia se repite en otras ciudades fronterizas, como Reynosa y Nuevo Laredo, así como en Ciudad Victoria.
Sin embargo, por el control que ejercen los grupos de la delincuencia organizada sobre los medios locales, los enfrentamientos entre bandas rivales no se conocen, pues sólo trascienden algunos en redes sociales.
Nuevo Laredo, bajo el dominio de Los Zetas, es una ciudad estratégica pues por esa zona cruza 75% del comercio terrestre entre México y los Estados Unidos. En fechas recientes las huestes del Cártel de Sinaloa incursionaron en esta ciudad fronteriza, por lo que se “calentó la plaza”. Hubo dos atentados con coches bomba en la alcaldía y en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, así como una serie masacres que incluyó varios decapitados atribuidos al Chapo Guzmán.
De acuerdo con la base de datos de la PGR, por los enfrentamientos entre los cárteles, en Nuevo Laredo se registraron 144 muertes entre enero y septiembre del año pasado. En Reynosa, con casi 1 millón de habitantes, el CDG mantiene la hegemonía, pero Los Zetas están presentes en algunas colonias marginadas de la ciudad.
San Fernando, con alrededor de 70 mil habitantes, sigue siendo el municipio más violento de la entidad, pese a la presencia masiva de militares y fuerzas federales. Las estadísticas de la PGR registran 292 crímenes violentos en el periodo de referencia. La plaza es controlada por Los Zetas, mientras el CDG realiza constantes incursiones desde Matamoros y Tampico.

La plaza de Ciudad Victoria, con apenas 300 mil habitantes, es “propiedad de Los Zetas”. Aunque en los últimos meses el CDG comenzó a incursionar en la zona rural de Güémez y Padilla. Los últimos atentados incluyeron coches bomba contra el periódico Expreso y el domicilio del secretario de Seguridad estatal.
De acuerdo con la PGR, en la capital tamaulipeca hubo 47 muertes violentas debido a los enfrentamientos entre los grupos, entre enero y septiembre de 2011.
La zona metropolitana de Tampico-Madero-Altamira se la disputan el CDG y Los Zetas; estos últimos incursionan desde el norte de Veracruz. Hoy, el puerto es el tercero con mayor número de secuestros del país. Según las cifras de la PGR sumaron 106 los crímenes violentos en las fechas de referencia.

Violencia exacerbada
En Coahuila, Torreón es el municipio más violento de México, después de Ciudad Juárez. En el periodo mencionado, la PGR contabilizó 476 decesos. La plaza es controlada por Los Zetas, mientras que los sicarios de Sinaloa los enfrentan desde Gómez Palacio y Lerdo.
Una de las últimas masacres registradas en Torreón, cuya población es cercana a los 600 mil habitantes, es del Centro de Rehabilitación Tu Vida en la Roca donde en junio pasado murieron 11 jóvenes. Anteriormente hubo tres masacres en bares donde murieron 35 personas.
La plaza de Saltillo, también bajo control zeta, “se está calentando” por las incursiones del CDG. En los últimos meses hubo constantes enfrentamientos entre los grupos rivales. Las estadísticas de la PGR mencionan 50 fallecimientos.
La zona Metropolitana de Monterrey, donde habitan más de 4.5 millones, es propiedad de Los Zetas. Antes del atentado el casino Royale era controlado por cuatro “comandantes” de esa organización.
Según las estadísticas de la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León, durante 2011 se cometieron 2003 asesinatos violentos. Y durante los primeros siete meses de este año fueron 945 los crímenes.
En los dos últimos meses, el CDG incrementó sus acciones para calentar la plaza, entre ellas destacan los atentados al diario El Norte. Además, los sicarios de ese grupo se han centrado en atacar los centros nocturnos que controlaban Los Zetas. El último fue el Bar Matehuala, donde los pistoleros de El Diablo cazaron a cinco empleados del local y a cuatro clientes.
“Los crímenes han sido contra delincuentes, ya que han ocurrido en carros robados, en otros se han dejado carteles con amenazas y en algunos casos han sido personas con antecedentes penales”, justificó Jorge Domene, vocero del Consejo de Seguridad de Nuevo León.
Para la especialista Guadalupe Correa Contreras, el calentamiento de las plazas continuará hasta que los grupos tengan claro cuál será la estrategia de Enrique Peña Nieto en materia de seguridad; pero sobre todo cuando sepan cómo quedarán acomodados los grupos políticos tamaulipecos, que, dice, son sus subordinados.

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