16 oct 2012

La legalidad, eje rector de un México democrático/ Enrique Peña Nieto

La legalidad, eje rector de un México democrático/ Enrique Peña Nieto, presidente electo de México.
“..Para ello, consensuaré una Estrategia Nacional para Reducir la Violencia con todos los actores y sectores de la sociedad, a fin de fortalecer la prevención del delito; de constituir un cuerpo policíaco profesional y cercano a la gente; de implementar un sistema de justicia penal acusatorio y oral en todo el país que garantice juicios justos y disminuya los altos niveles de impunidad…EPN
Publicado en ABC | 16 de octubre de 2012

Para lograr paz y progreso para México, en beneficio de todos sus ciudadanos, es fundamental el estricto cumplimiento de la Constitución y de las leyes del país . Garantizar la legalidad es imprescindible para fortalecer la democracia y materializar con cimientos firmes y duraderos las dos prioridades que busco con mi Gobierno: el crecimiento económico, con el fin de crear más y mejores empleos, así como reducir la pobreza; y el restablecimiento de la paz y de la libertad para los mexicanos.
La estabilidad macroeconómica y un manejo responsable de la hacienda pública seguirán siendo la base de nuestra política económica y las mejores herramientas para allanar el camino de un crecimiento económico sostenido. Sin embargo, de forma paralela, quiero poner especial énfasis en abrir a la competencia todos los sectores de la economía y hacer así de la misma un pilar central de mi Gobierno. La creación de un ambiente favorable y confiable para los negocios y las inversiones, tanto nacionales como foráneas, que esté libre de corrupción y se finque en la certidumbre jurídica, es la ruta que habremos de seguir.
La reforma laboral recientemente aprobada por la Cámara de Diputados permitirá mayores oportunidades para el empleo formal, facilitando la contratación de trabajadores y flexibilizando los mercados laborales. Para garantizar que México crezca a su verdadero potencial y se asegure un lugar preponderante en el concierto económico mundial, impulsaré otras reformas estructurales pendientes en la agenda. Una reforma fiscal que mejore el cobro de impuestos y fortalezca el federalismo. Una reforma energética que revitalice la industria y propulse la transformación de Pemex, permitiendo mayor inversión privada sin perder la propiedad estatal de la empresa y fomentando las energías renovables. Y una reforma de seguridad social que establezca un nuevo sistema incluyente que no solo cubra a todos los mexicanos por igual, sino que desincentive el empleo informal. Todas ellas reformas que se enmarcarán en esa renovada democracia de derecho que requiere México.

Por otro lado, a través del restablecimiento de la paz y de la libertad para los mexicanos consolidaremos las condiciones propicias para trabajar en pro de la legalidad democrática que enarbola mi propuesta de país. Una disminución gradual pero firme en la incidencia de los delitos que más violencia generan, y por lo tanto que más lastiman a la sociedad, como los homicidios, los secuestros, las extorsiones y la trata de personas, que vaya de la mano de una lucha continua y asertiva contra el narcotráfico y la impunidad, el abuso y la ausencia de castigo, serán fundamentales en este contexto.

Para ello, consensuaré una Estrategia Nacional para Reducir la Violencia con todos los actores y sectores de la sociedad, a fin de fortalecer la prevención del delito; de constituir un cuerpo policíaco profesional y cercano a la gente; de implementar un sistema de justicia penal acusatorio y oral en todo el país que garantice juicios justos y disminuya los altos niveles de impunidad; y de fortalecer la cooperación internacional en la materia. Una Estrategia que contará con metas concretas y que será evaluada y supervisada de manera directa por parte de un grupo plural de autoridades y ciudadanos.
Enarbolar el pleno respeto a los derechos humanos y a las garantías individuales será indispensable en esta tarea. Por ello, promoveré que la actuación de las fuerzas armadas y de las policías de todo el país se dé dentro de un marco jurídico adecuado y respetuoso del tejido social; que implemente de forma debida la reciente reforma constitucional en materia de derechos humanos y persiga un rol significativamente más activo por parte del Gobierno en la promoción de una cultura de reconocimiento e impulso a las libertades individuales de todos los mexicanos.
Lo que es más, durante mi gobierno también será primordial el fortalecimiento de la democracia a través de las instituciones, por lo que impulsaré una mayor eficacia y transparencia en el uso de los recursos públicos y privilegiaré la rendición de cuentas por encima de cotos partidistas, clientelares, mediáticos o económicos. Los ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil podrán participar como testigos sociales en las compras que haga el Gobierno, así como denunciar activamente ilícitos, tráfico de influencias y actos de corrupción. Para ello, crearé una Comisión Nacional Anticorrupción, la cual será una instancia autónoma con capacidad de actuar ante casos de corrupción gubernamental en los niveles federal, estatal y municipal, a partir de denuncias ciudadanas. Los Comisionados deberán ser aprobados por el Senado de la República y tendrán un canal de comunicación directo y expedito con la ciudadanía.
Con un Gobierno fincado en la transparencia, la responsabilidad y la legalidad podremos construir una sociedad cabal, confiada y participativa, y aspirar a un país fuerte, equitativo e incluyente. La solidez interna generada por una legalidad vigorizada, aunada a la recuperación de la paz y al crecimiento económico en beneficio de todos los mexicanos, contribuirá a generar mayor credibilidad y liderazgo de México en el exterior. Tendremos la capacidad de insertarnos de manera más efectiva en el mundo, replantear nuestra política exterior, y ampliar y consolidar las relaciones con nuestros aliados en beneficio de intereses convergentes. Reconstruiremos el rol que tradicionalmente nuestro país ha jugado en Iberoamérica con el propósito de reposicionar a la región ante los avatares económicos, políticos y sociales que plantea el contexto internacional de nuestra época.
En este sentido, el lugar que ocupa la relación de México con España será fundamental. Nuestros países son socios naturales y estratégicos, no solo por los lazos de sangre que los unen y por su historia en común, sino por su visión del mundo actual y los retos que este representa. A lo largo de las últimas décadas hemos logrado construir una relación robusta con fuertes vínculos económicos, políticos y culturales, y con base en valores democráticos compartidos. Sin embargo, como presidente, quiero llevar esa relación al siguiente nivel.
Tenemos una agenda amplia que involucra áreas tan diversas como la seguridad y el desarrollo. Compartimos el interés de ver una España que emerja renovada y fortalecida y un México que retome el camino del crecimiento y de la paz social. Vemos el futuro de frente.

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