24 nov 2012

Servirles ha sido un gran honor/ Mons. Carlos Aguiar Retes


"Servirles ha sido un gran honor y un enorme aprendizaje"
Mensaje Inaugural, de Mons. Carlos Aguiar Retes, Presidente de la CEM, en la XCIV Asamblea Plenaria.
Queridos hermanos Cardenales, Sr. Nuncio Apostólico, Arzobispos y Obispos, Administradores Diocesanos, participantes todos de la Asamblea Plenaria. 
Es para mí, una ocasión muy emotiva dirigirles este Mensaje inicial no solo porque vengo de participar en un acontecimiento extraordinario como ha sido el reciente Sínodo sobre la Nueva Evangelización, ocasión querida por el Papa Benedicto XVI para inaugurar solemnemente el año de la Fe, sino también por llegar al final de estos años de servicio en la conducción de la CEM, primero del 2003 al 2006 como Secretario General con la encomienda de la Reestructuración, y luego, los dos trienios recientes como Presidente de la CEM. Quiero por ello, hacer un breve recuento de lo realizado al servicio de todos Ustedes.

El camino de la Reestructuración fue una labor conjunta, donde apareció el espíritu de colaboración y corresponsabilidad para lograr un gran anhelo de la Conferencia, expresado desde 1994 y reiterado posteriormente en diversas ocasiones. Fue también la ocasión para promover 4 Nuevos Arzobispados y el ajuste conveniente de las Diócesis sufragáneas. Se recuperó la figura de la Provincia Eclesiástica y del Arzobispo como lo ha pedido "Pastores Gregis".
La colegialidad promovida desde la estructura de la CEM
La reestructuración ha traído una organización que ha abierto los espacios de participación y toma de decisión de manera colegial, alcanzando metas señaladas desde el Concilio Vaticano II. El Consejo de Presidencia, Consejo Permanente, Comisiones Episcopales y la misma Asamblea Plenaria han recorrido un camino práctico de vivencia colegial.
Durante los seis años que tuve el gran honor de servirles como Presidente, puedo afirmar que la totalidad de las decisiones importantes para la conducción de la CEM fueron tomadas en el Consejo de Presidencia, reunido totalmente un día antes de las reuniones ordinarias del Consejo Permanente. La mayoría de ellas sometidas al parecer y consenso del Consejo Permanente, que desarrolló sus trabajos con la seriedad necesaria, la fraternidad y respeto a los diversos puntos de vista de sus miembros, y con apego a una puntualidad que facilitó el desahogo oportuno de los asuntos, dentro del horario previsto.
El Consejo de Presidencia y el Consejo Permanente atendieron y resolvieron muchas y variadas solicitudes de organismos eclesiales, gubernamentales o civiles, dejando una menor concentración de asuntos en la Agenda de las Asambleas Plenarias.
El tiempo de las Asambleas Plenarias fue mejor aprovechado en favor del tema central. Dichos temas han sido aprobados desde el inicio del trienio, dando oportunidad para prepararlos con la anterioridad requerida por el tema, como sucedió recientemente con la educación, que llevó más de un año de consulta y estudio. La elección de los temas al iniciar un trienio ha quedado establecida en nuestros actuales estatutos, que fueron revisados y actualizados después de la reestructuración y aprobados por la Santa Sede.
Con la eficaz ayuda del Consejo jurídico de la CEM, se preparó la presentación y aprobación de los estatutos y del reglamento interno.
Convocamos en dos ocasiones a los Arzobispos del País, para asuntos coyunturales y de interés común, con muy buena respuesta de presencia y participación. Es algo que fue valorado muy positivamente, y por ello, han pedido se siga realizando.
De esta manera se ha trabajado la segunda línea esencial de la CEM: Expresar y fortalecer la Comunión y Colegialidad en el ejercicio del Ministerio Episcopal para el Servicio del Evangelio y de la Iglesia en México.
Aparecida y la Misión Continental
En el reciente Sínodo de los Obispos latinoamericanos  confirmamos que la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe fue un gran regalo de Dios, y que el Documento de Aparecida se ha convertido en una espléndida y certera brújula para orientar la acción de la Iglesia en línea de la Nueva Evangelización.
En 2009 fui reelegido como Presidente de la CEM y en esa LXXXVIII Asamblea se definió que el presente trienio, que ahora concluimos, se orientara bajo la guía de la Misión Continental como eje transversal de todas nuestras acciones.
El objetivo del trienio dice: Animar e impulsar la Misión Continental y Permanente, a partir de la estructura de la CEM para propiciar el fortalecimiento del tejido social, la cultura de legalidad y la vivencia ce la moral en nuestro país.
Los temas elegidos para la Asambleas fueron preparados y realizados atendiendo al objetivo del trienio: Misión Continental, Sacerdocio, Educación y Familia. Agradezco la disposición y responsabilidad de las Comisiones Coordinadoras de cada uno de los temas. De parte de la Presidencia fueron acompañadas por el Vicepresidente Mons. Rogelio Cabrera, bajo el criterio de mantener la visión de la continuidad en cada Asamblea con el Eje transversal de la Misión Continental. Agradezco su preocupación y su discreta pero eficiente labor para cumplir con dicha responsabilidad.
Mucho ha ayudado también en esta línea, el Encuentro Nacional Anual de Vicarios Episcopales de Pastoral y Secretarios de las Comisiones Episcopales. Dicho encuentro  ha sido pieza importante para impulsar en las Provincias y Diócesis la Misión Continental. Expreso mi gratitud a Mons. Faustino Armendáriz, responsable de la Coordinación de las Comisiones Episcopales y a Mons. Víctor René Rodríguez, Secretario General de la CEM, quienes prepararon y acompañaron estos trabajos.
La primera y la quinta línea esencial de la CEM fueron guía e inspiración de las diversas actividades de los organismos de la Conferencia, ya que afirman respectivamente: Orientar y animar la Pastoral integral en forma subsidiaria y solidaria a través de la nueva estructura de la CEM; Animar y apoyar en forma subsidiaria y solidaria a las Provincias y Diócesis para hacer presente el Reino de Dios.
El Espíritu de nuestras Asambleas Plenarias y la Relación con las Comisiones Episcopales
La tercera línea esencial de la CEM dice: Propiciar, como instancia Episcopal, la oración, la reflexión, el diálogo y el discernimiento pastoral de la realidad para transformarla con la fuerza del Evangelio.
En la distribución de las Actividades de las Asambleas hemos mantenido, además de nuestras celebraciones litúrgicas, la práctica de la Lectio Divina como parte de nuestro encuentro episcopal. Aquí mi agradecimiento no va solamente a quienes han conducido dicha práctica y han preparado y cuidado nuestras celebraciones litúrgicas; la extiendo a todos y cada uno de los Obispos y de los demás participantes, su actitud y participación que han permitido hacer de nuestros encuentros de trabajo un espacio de oración, fraternidad y solidaridad humana y espiritual.
Los temas centrales de las Asambleas del presente trienio fueron desarrollados y conducidos con ayuda de las Comisiones Episcopales respectivas según el tema: Misión Continental por la Coordinación de todas las Comisiones Episcopales, Sacerdocio por la CEVyM con la revisión y aprobación de las Normas Básicas y el Ordenamiento Básico de los Estudios para la Formación Sacerdotal en México; Educación por la Dimensión de Pastoral Educativa, y Familia por la Comisión Episcopal Vida, Familia, Juventud y Laicos.
Agradezco a los Presidentes de las Comisiones Episcopales, a sus miembros y sus secretarios el esfuerzo para la coordinación de sus actividades y su disposición para conducirse colegialmente y en comunión, tanto al interior de las mismas como las Comisiones entre sí.
Documentos episcopales del Trienio
Los documentos “Que en Cristo Nuestra Paz, México tenga vida digna”, la Carta del Bicentenario, y el más reciente “Educar para una nueva sociedad”, son fruto de nuestra reflexión y trabajo colegial que han venido a dar una respuesta a situaciones y eventos propios del momento. Están siendo aprovechados no solo por nuestras Diócesis y País, sino también han provocado el interés de la Iglesia en otras latitudes.
Ha sido una forma muy clara y concreta de responder a la cuarta línea esencial de la CEM: Leer a la luz de la fe y las ciencias los acontecimientos del México de hoy y proponer respuestas pastorales. Agradezco a la Comisión Episcopal de Pastoral Social que preside Mons. Gustavo Rodríguez; a la Comisión “ad hoc” que presidió Mons. Alberto Suárez Inda; a la Dimensión de Pastoral Educativa que preside Mons. Alfonso Cortés y a todos los que colaboraron con ellos, su invaluable participación fue definitiva para el logro de estos documentos.
Formación Permanente de los Obispos
Sin duda una de las experiencias mejor valoradas y apreciadas ha sido la semana de formación permanente, que en el presente trienio asumió la responsabilidad de su preparación y conducción Mons. José Luis Chávez Botello. Expreso mi sincera gratitud por su entrega y eficiencia en la conducción, y la extiendo al Cardenal José Francisco Robles Ortega, quien facilitó y generosamente ofreció el patrocinio de la Arquidiócesis de Monterrey para su realización, y en esta última semana Mons. Jorge Alberto Cavazos continúo, como administrador diocesano, la misma actitud y ayuda en la logística para su desarrollo. Dios recompense su generosidad.
Esta experiencia ha permitido llevar a cabo la sexta línea esencial de la CEM: Ayudar a los Obispos en la realización de su vocación y su misión en todas las etapas de la vida.
Finalmente una labor constante, discreta y muy eficiente, que apunto a las seis líneas esenciales de la CEM es la realizada por los responsables de la SEGECEM y de la TEGECEM conducidos por el Secretario General y el Tesorero General, haciendo un trabajo de equipo en la comunicación secretarial, en la Oficina de Prensa, en la administración económica y en la atención personal a Diócesis y Obispos. A todos ellos mi sincera gratitud, especialmente al Padre Manuel Corral, por el servicio de Relaciones Públicas prestado a la Presidencia de la CEM y a todos los Obispos que lo solicitaron, una compleja tarea llevada a cabo con profesionalismo, eficiencia y amor a la Iglesia. 
Un regalo de Dios Padre para el pueblo de Dios que peregrina en México
 Cuando parecía imposible que tuviéramos la visita del Santo Padre Benedicto XVI, se presentó la noticia de su venida, causando en todos los sectores una inmensa alegría y generando una gran esperanza ante la difícil situación que vivimos de inseguridad y violencia, sumadas a las ya añejas de impunidad, inequidad e injusticia social.
 El mal no puede tanto afirmó el Papa, la maldad y la ignorancia de los hombres, no es capaz de frenar el plan divino de salvación, la redención.
 Son tantos los que ayudaron y colaboraron para que la Visita se realizara de la mejor manera, que no puedo citarlos de nombre a todos; sin embargo expreso mi gratitud a Mons. José Guadalupe Martín Rábago, quien puso alma y corazón en la preparación; a Mons. Víctor René Rodríguez y a Mons. Roberto Domínguez, quienes dispusieron todo su tiempo para colaborar en nombre de la CEM en las múltiples y variadas actividades y encuentros para el financiamiento y realización de la visita; al Sr. Nuncio Apostólico Christophe Pierre, quien asumió personalmente la coordinación; y desde luego, a todos los que con ellos colaboraron, que Dios les recompense con creces sus esfuerzos.
La presente Asamblea 
El Objetivo propuesto dice: Compartir y evaluar la participación de los Obispos y las Comisiones Episcopales, a la luz de los compromisos asumidos en las Asambleas, los documentos emanados de la CEM y las líneas transversales; elegir el consejo de presidencia y los organismos correspondientes para impulsar más fuertemente la Misión Continental y Permanente en el próximo trienio.
En el espíritu colegial que ya hemos hecho vida, con la confianza de la asistencia del Espíritu Santo a los Sucesores de los Apóstoles, y con la responsabilidad que nos ha caracterizado, asumiremos la evaluación prospectiva del trienio, y elegiremos nuestras autoridades conforme lo señalan nuestros estatutos. 
Felicitación
Al terminar mi mensaje quiero expresar mi sincera felicitación a tres miembros del Consejo de Presidencia que, en estos últimos meses, han recibido del Santo Padre Benedicto XVI, un nuevo envío para conducir una Diócesis. Mons. Rogelio Cabrera, Vicepresidente de la CEM, como Arzobispo de Monterrey; Mons. Roberto Domínguez, Tesorero General, como Obispo de Ecatepec y Mons. Víctor René Rodríguez, Secretario General, como Obispo de Valle de Chalco. Para ellos mi más sincera y cordial felicitación, que Dios los bendiga en su nueva misión.
Servirles ha sido un gran honor y un enorme aprendizaje. Gracias hermanos Obispos por haberme otorgado este privilegio. Dios, nuestro Padre, Dador de todos los bienes, les recompense con la abundancia de su gracia.
+ Carlos Aguiar Retes
Arzobispo de Tlalnepantla
Presidente de la CEM

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