21 mar 2013

Bergoglio nunca fue cómplice de la dictadura: Pérez Esquivel




Adolfo Perez Esquivel  tuvo un encuentro con el papa Francisco este jueves 21 de marzo de 2013
La audiencia duró unos treinta minutos, una duración excepcional para lo acostumbrado en las audiencias pontificia, y  se realizó en la biblioteca personal del pontífice, en el Palacio Apostólico.
 Según el premio Nobel de la paz, los datos del detractor del cardenal Bergoglio, Horacio Verbitsky --que era jefe del espionaje de la guerrilla urbana Los Montoneros en la década de los 70, del siglo pasado, y hoy es director del diario Página12--, "contienen errores".
Pérez Esquivel ha indicado que el papa le ha expresado durante su encuentro de este jueves 21 de marzo en la Biblioteca Vaticana su deseo de avanzar en la reparación del daño causado por las dictaduras.
 "El Papa me expresó su convicción por avanzar en la verdad, la justicia y la reparación del daño hecho por las dictaduras", asegura en su cuenta de Twitter (@PrensaPEsquivel).
 Igualmente, señala que el Papa Francisco le ha mostrado su "preocupación por reducir los índices de pobreza en el mundo trabajando junto a los pobres" y que, según le ha indicado, por este motivo optó por llevar el nombre Francisco como guía para su papado.
Además, afirma que la reunión fue "muy buena" y que en ella abordaron la situación general de la Iglesia, del mundo, de Latinoamérica y del medio ambiente. Asimismo, cuenta que hablaron de personales de la Iglesia de América Latina como Monseñor Oscar Romero de El Salvador y Enrique Angelelli, entre otros.
Premio Nobel: Bregoglio prefirió la “diplomacia silenciosa” con la dictadura
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ, entrevista a  Adolfo Pérez Esquivel, sobre el caso Bergoglio.
Vatican Insider, CIUDAD DEL VATICANO, 21 de marzo de 2013

Jorge Mario Bergoglio nunca fue cómplice de la dictadura. En los años de la “guerra sucia” (1976-1982) ni siquiera era obispo y prefirió llevar adelante una “diplomacia silenciosa”. Una defensa abierta del Papa lanzada hoy por otro argentino ilustre, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. 

Tras saludarlo personalmente, aseguró que Francisco conoce perfectamente la campaña en su contra lanzada por algunos sectores de la izquierda de su país. Y reconoció que le pesa, como a cualquiera.
Unos 30 minutos duró la audiencia privada entre el líder católico y el activista de los derechos humanos en la biblioteca personal del Pontífice, ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico del Vaticano. Ambos se saludaron de nuevo después de un año de no verse. La última vez que se cruzaron fue poco más de 12 meses atrás en Buenos Aires, cuando Bergoglio era todavía arzobispo.
En el reencuentro, ya con el argentino como Papa, tocaron varios asuntos. Hablaron sobre la protección a los más necesitados, a los pobres y a los desposeídos. Recordaron a personalidades importantes de la historia latinoamericana. Y abundaron sobre las acusaciones de supuesta colaboración con la dictadura.
“Hablamos de este tema desde el punto de vista general. Yo declaré muchas veces que el Papa Francisco nunca fue cómplice ni colaboró con la dictadura. Quizás no fue uno de los obispos más empeñados en la lucha contra la dictadura y que nos acompañaban, pero eligió hacer un trabajo de ‘diplomacia silenciosa’. Bajo ningún punto de vista pueden ligarlo a la dictadura, el mismo presidente de la Corte Suprema de Justicia (de Argentina) dijo que no existió ningún tipo de connivencia”, insistió.
Pérez Esquivel recordó que en los tiempos de la llamada “guerra sucia”, Bergoglio no era obispo y sólo ocupaba el puesto de superior de la Orden de los Jesuitas. Aseguró también que, ya en el pasado, él y el cardenal de Buenos Aires ya dialogaron sobre la relación que tuvo la Iglesia católica con el gobierno militar.
Precisó que “dentro de la jerarquía eclesiástica existen y existen muchas diferencias. No es un pensamiento homogéneo. Algunos obispos sí fueron cómplices con la dictadura pero no él. Pocos obispos nos acompañaron, fueron compañeros de lucha contra la dictadura. En Argentina existen muchos mártires religiosos de la época de la dictadura, sacerdotes, religiosas, laicos. No se puede generalizar, no sería justo”.
Según el premio Nobel “tienen errores” las informaciones publicadas en los últimos días por el periodista Horacio Verbitsky, director del diario “Página/12” y jefe del espionaje de la guerrilla urbana “Los Montoneros” en la década de los 70 del siglo pasado. Él fue el principal artífice de la campaña contra la elección del Papa. “Él es alguien muy particular. Siempre hay reacciones de tipos que tratan de oponerse”, sentenció.
Reveló que, durante su conversación con Francisco, recordaron figuras como la de Óscar Arnulfo Romero, el arzobispo del Salvador asesinado en marzo de 1980 por el gobierno de su país y como consecuencia de su discurso a favor de los pobres.
“Dijo que era uno de los grandes profetas, un mártir de la Iglesia. No sabemos si lo beatificará, esperemos. Yo quisiera, pero yo no puedo hablar por el Papa”, explicó.
Sostuvo que ambos destacaron como “muy buena, emotiva y positiva” la audiencia del Papa con la presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y que coincidieron en la necesidad de “seguir profundizando las relaciones”.
“Al Papa lo vi bien, está tratando en este momento de interiorizarse con su puesto y ver un poco cómo va a actuar, es muy reciente todo. Lo vi bien, seguro y dispuesto a cumplir con su misión apostólica. No hablamos de un posible viaje a la Argentina, está la reunión en Brasil de los jóvenes (JMJ de julio próximo) y esperemos que ahí aproveche. Le queda muy cerca nuestro país, que es su casa. Esperemos que tenga tiempo para hacer un paseo por Argentina”, estableció.
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EL PAIS › ADOLFO PEREZ ESQUIVEL SE REUNIO CON EL PAPA
Encuentro en el Vaticano
El titular del Serpaj dijo que “durante la dictadura hubo obispos que fueron cómplices, pero no Bergoglio”. Consideró “muy positivo” el almuerzo de la Presidenta con Francisco.
Por Elena Llorente, Desde Roma
 Pagina 12, 22 de marzo de 2013
“El papa Francisco nunca fue cómplice de la dictadura argentina. En ese entonces era el superior de los jesuitas. No era obispo y no estuvo entre los que en primera línea denunciaban a la dictadura porque prefirió hacer un trabajo de diplomacia silenciosa. Además, el presidente de la Corte Suprema argentina ha declarado que no hay pruebas de su complicidad”, reiteró ayer en Roma el Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, luego de ser recibido por Jorge Bergoglio. “Pero, claro, hay que decir que en aquel período la Iglesia argentina no tuvo un comportamiento homogéneo. Durante la dictadura hubo obispos que fueron cómplices, pero no Bergoglio”, agregó Pérez Esquivel.
 Sentados frente a frente, a un lado del escritorio, en la biblioteca del Papa ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico, Francisco y Pérez Esquivel, que se conocen desde hace años, aparecieron relajados y sonrientes en las imágenes de la televisión vaticana. Y durante la audiencia privada tocaron varios temas, entre ellos los derechos humanos. No se refirieron al problema de Malvinas ni a las uniones homosexuales, contó el activista de derechos humanos.
 Pérez Esquivel calificó como un “acercamiento que fue muy positivo e importante” el encuentro que el Papa mantuvo el lunes con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y dijo que esperaba que “esas relaciones y el diálogo se profundicen ulteriormente en beneficio del país”.
 Respecto de los derechos humanos, dijo que el Papa le “reiteró con mucha claridad que es importante llegar a la verdad y a la justicia en relación a los crímenes cometidos en la Argentina, pero que los derechos humanos son integrales” y que no hay que limitarse a los homicidios de la dictadura, sino también incluir “la pobreza, el ambiente, la vida de la gente”. El papa Francisco y Pérez Esquivel –que en 1977 fue arrestado por la dictadura militar en Argentina y estuvo preso 14 meses– también se refirieron a los muchos “mártires” de América latina como el obispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en El Salvador mientras celebraba misa, a causa de su compromiso en defensa de los derechos humanos y contra la dictadura militar de su país.
 Pérez Esquivel asistirá hoy en Roma a una misa y a otra ceremonia en memoria del obispo salvadoreño. “Con el Pontífice hemos hablado de nuestros mártires, semillas de vida que han dado la propia vida por otras personas. Romero era un gran profeta, es un mártir de la Iglesia”, dijo.
 “Estamos muy contentos con la elección del papa Francisco. Por primera vez ha sido elegido un pontífice latinoamericano y eso llevará a la Iglesia a salir del eurocentrismo. Su elección representa además un desafío. Hay muchas cosas por hacer en el mundo, no sólo por la Argentina. Pero es necesario que reciba la ayuda de los que piensan como él”, dijo Pérez Esquivel a los periodistas reunidos en la sede del Serpaj (Servicio Paz y Justicia) en Roma.
 “La primera gran diferencia entre él y los demás papas es que Francisco es un gran pastor. Será una renovación positiva para toda la Iglesia y no sólo en Latinoamérica”, agregó.
 Sobre la reunión con Francisco en el Vaticano añadió: “Fue un encuentro muy emocionante. Lo he visto bien aunque, claro, todavía debe acostumbrarse a su condición de pontífice, al nuevo ritmo. Pero lo he visto seguro y decidido a cumplir su camino apostólico, aunque aún esté tratando de entender cómo afrontar las cuestiones internas del Vaticano”. Lo que más preocupa al Papa de todas maneras “es la pobreza, el hambre, la marginación en el mundo. No eligió por casualidad el nombre de Francisco, lo ha hecho para llevar adelante un proyecto de vida”, concluyó Pérez Esquivel, quien durante la audiencia privada estuvo a solas con el Papa pero luego pudo hacer entrar a la Biblioteca, para un saludo, a algunos de sus colaboradores del Serpaj. También aquí se vio la informalidad a la que está sometiendo de golpe el papa Francisco a todo el riguroso protocolo vaticano: las mujeres que acompañaban al Premio Nobel no estaba vestidas de oscuro y formalmente como hasta ahora se requería a toda dama que fuera a ver al pontífice. Y a esto se le agrega otro hecho inusual: el miércoles, al día siguiente de comenzar oficialmente su pontificado, el Papa invitó a un numeroso grupo de argentinos, entre ellos algunos sacerdotes y monjas pero también padres de familia y niños, a almorzar con él en una sala adyacente al aula Paulo VI, donde se realizan las audiencias públicas de los miércoles. Todo con gran naturalidad. No faltó el abrazo ni el tango cantado por ellos, ni el consejo del padre, ni las charlas y oraciones, contó a Radio Vaticana uno de los invitados, fray Pablo Bernardo Ordoñe.

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