16 feb 2014

En San Lázaro: El priismo y sus aliados, tapaderas de Duarte

El priismo y sus aliados, tapaderas de Duarte/JESUSA CERVANTES
Revista Proceso # 1946, 15 de febrero de 2014:
Con excepción de los diputados federales del PRI, el PVEM y el Panal, que se afanan en decir que el gobierno de Javier Duarte demuestra que en Veracruz “no hay espacio para la impunidad”, lo cierto es que en la entidad ya nadie se salva, comentan a Proceso legisladores veracruzanos del PT, PRD y PAN. Hoy, dicen, las extorsiones, levantones, ejecuciones y asesinatos de periodistas –con el de Gregorio Jiménez ya suman 10– están a la orden del día. Para ellos, el de Duarte es un gobierno represor, descompuesto.

Los secuestros, las ejecuciones de líderes sociales, las fosas clandestinas y los recientes asesinatos del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz y de los políticos locales José Luis Cervantes Cruz y Fernando Huerta evidencian que el de Javier Duarte de Ochoa es un “gobierno represor, descompuesto”, sostuvieron los legisladores federales del PT y del PRD en San Lázaro la semana pasada.
En contraposición, sus pares del PRI y sus aliados del PVEM y del Panal “maniobraron” para diluir el tema en tribuna y evitar daños mayores a la imagen del gobernador de Veracruz, pues, dijeron, el estado tiene en puerta los Juegos Centroamericanos.

Seis días después de la desaparición del reportero y ante la falta de noticias, el martes 11 los diputados federales por Veracruz Manuel Huerta, del PT, y Uriel Flores Aguayo, del PRD, exigieron a la Junta de Coordinación Política (Jucopo) un pronunciamiento al respecto.
Pedían la intervención del gobierno federal para que se “publiquen” los resultados de las investigaciones en torno a los casos de reporteros asesinados durante la administración de Javier Duarte –hasta ese día eran nueve– y la participación de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión (Feadle) para “garantizar” la indagatoria en el caso de Jiménez de la Cruz con el objeto, dijeron, “de su presentación con vida a la brevedad posible”.
El PRI maniobró políticamente. Guardó silencio, pero ante el descubrimiento de una fosa clandestina en Las Choapas, Veracruz, con tres cuerpos, entre ellos el del periodista, todos con huellas de tortura, el Poder Legislativo se vio obligado a fijar “una tímida” posición.
 El diputado petista exigió durante la reunión de la Jucopo del martes 11 que se abordara “como de urgente y obvia resolución” un punto de acuerdo para obligar al gobierno de Duarte a dar cuenta de las indagaciones de los periodistas asesinados durante su administración:
 “Se exhorta al titular del Poder Ejecutivo para que, a través de la Procuraduría General de la República y la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión, publique los resultados de las investigaciones de los crímenes contra periodistas en Veracruz, así como de los resultados de las acciones concurrentes que han realizado con el gobierno de la entidad en la investigación individual de las víctimas.”
 También pidió que en las indagatorias sobre el paradero de Jiménez de la Cruz participara la Feadle, para evitar sesgos por parte del gobierno veracruzano.
 “Los priistas se molestaron. (Manlio Fabio) Beltrones ordenó al coordinador del PVEM, Arturo Escobar, parar el punto de acuerdo, y –orientado por los priistas– el legislador argumentó que no se puede dar información sobre investigaciones en curso, por lo que desecharon el punto”, relata Huerta. Según él, los partidos tienen voto “ponderado” en la Jucopo, por lo que el PRI, el PVEM y el Panal suman 251 votos.
El perredista Uriel Flores insistió y presentó otro punto de acuerdo, lo que orilló a la dupla PRI-PVEM a “estudiar el tema y asumir una decisión para el miércoles 12”. Ese día Huerta reclamó al vicecoordinador del grupo parlamentario del PRI, Manuel Añorve, que el asunto no estuviera agendado. La respuesta fue: “¡sí, sí estamos viendo el tema, estamos trabajando en un punto de acuerdo!”.
El mismo miércoles, ante la noticia en todos los diarios sobre el hallazgo del cuerpo de Goyo y otros dos hombres en una fosa clandestina en Las Choapas, Veracruz, el PRI ya no pudo soslayar el asunto.
 Áspero debate
 Panistas, perredistas, petistas e integrantes del partido Movimiento Ciudadano exigieron desde sus curules que se abordara el caso por ser de interés nacional. Hablaron de la presencia del crimen organizado, del hallazgo de fosas clandestinas, de la inseguridad y la impunidad con la que el crimen organizado actúa “coludido con el partido en el gobierno”, según expuso la panista Mariana Dunyaska García, también de Veracruz.
 Durante tres horas, el coordinador de la fracción del PRI, Manlio Fabio Beltrones, “operó” para cuidar la imagen del gobernador Duarte de Ochoa y del estado de Veracruz, pues la orden que llegó a San Lázaro en ese momento fue impedir que se evidenciara la descomposición política y de inseguridad que se vive en la entidad.
 Las razones para proteger al mandatario de Veracruz fueron dos: “Las bajas preferencias electorales que tiene el PRI en el estado, pero sobre todo los XXII Juegos Centroamericanos”, que se realizarán del 14 al 30 de noviembre próximo en Xalapa, Córdoba, Tuxpan y el puerto jarocho.
 El encargado de dar la cara por Duarte fue el diputado Alejandro Montano Guzmán –secretario de Seguridad Pública de Veracruz en el sexenio de Miguel Alemán–, quien en el punto de acuerdo del PRI intentó deslindar “al gobierno de Veracruz” del asesinato de los periodistas –en ese momento ya eran 10–.
 En lugar de “crímenes contra periodistas”, Montano propuso que se hablara de “presuntamente desaparecidos”. Y para atenuar la responsabilidad del gobernador Duarte, pidió un “informe”, en lugar de “publicar” las acciones concurrentes que realiza el gobierno, y sugirió “en cada entidad federativa” en vez de “el gobierno de Veracruz”, con lo cual pretendía eliminar todo foco de atención en la sureña entidad.
 En el caso específico de Jiménez de la Cruz, la oposición demandaba que la Feadle “interviniera” en la indagación para evitar que el gobierno del estado “sesgara o desvirtuara” los verdaderos motivos de la desaparición y asesinato del periodista veracruzano, cuyo cadáver fue localizado horas después.
 Sin embargo, el “operador” del PRI para el caso Veracruz propuso impedir cualquier participación de la fiscalía y evitar así toda referencia al “décimo periodista asesinado en Veracruz”, considera el diputado petista Huerta.
 Finalmente, el PRI logró su cometido: la aprobación de un punto de acuerdo “tibio” y “absurdo” en el caso de Jiménez de la Cruz y el problema de la inseguridad en Veracruz, pues no sólo no pidió la intervención de la fiscalía nacional para investigar la desaparición o asesinato de periodistas, sino que también especuló acerca de una probable participación del crimen organizado en el caso, eliminando así la referencia a una probable ejecución motivada por el ejercicio periodístico.
 Y por si aún faltara aligerar el pronunciamiento de la Cámara de Diputados, ésta dio por válida la versión del gobierno de Duarte, quien dijo que el asesinato se debió a un “pleito personal” del periodista con su vecina.
 “Se exhorta a la Procuraduría de Justicia del estado de Veracruz a continuar con las investigaciones y se castigue a los responsables. Se solicita a la Procuraduría General de la República su coadyuvancia en la investigación (para que) determine si hay indicios de participación de la delincuencia organizada en el crimen perpetrado por las razones consignadas en la averiguación previa.”
Nadie se salva
“Lo que hoy nos ofrece la Junta (de Coordinación Política) no satisface estas peticiones de los veracruzanos”, dijo en tribuna el diputado petista, quien alertó sobre la posibilidad de que el gobierno de Javier Duarte intente “sesgar” las investigaciones y quiera “convertirlos en crímenes pasionales, en rencillas familiares”.
Y en entrevista con la reportera, reitera: la exclusión de la Feadle tiene como finalidad evitar que se llegue a fondo en el crimen, “como lo hicieron con la periodista Regina Martínez Pérez de Proceso –asesinada a finales de abril de 2012–.
La panista Marina Dunyaska, una de las legisladoras que manifestó su indignación con mayor contundencia, insiste ante la reportera: Lo que se vive en Veracruz es “impunidad y un abandono de la seguridad”.
“Hay investigaciones truncas, no sólidas”, sobre desapariciones, ejecuciones o hallazgos de fosas, dice. Habla también del “alto riesgo de vivir en Veracruz”, lo que, asegura, no afecta sólo a quienes ejercen el periodismo, sino a todos, “desde los políticos hasta los niños y jóvenes que están desapareciendo”.
La diputada por Veracruz señala la participación directa de autoridades estatales cuando se trata de acosar e inventar delitos contra dirigentes partidistas. En las elecciones locales de 2013, recuerda, los representantes del PAN en los municipios de Tlalixcoyan y Chicontepec fueron sacados de sus casas por autoridades. Después, éstas dieron la versión de que los persiguieron en sus vehículos, donde les encontraron armas de alto poder.
Lo cierto, dice, es que “la Policía Estatal los sacó de sus casas con motivos puramente políticos”. Y hay muchos casos de quienes fueron diputados federales por el PAN y que cuando contendieron por presidencias municipales en 2010 ganaron pero no concluyeron sus encargos porque fueron asesinados: Marisol Mora Cuervas (de Tlacojalpan) y Gregorio Barradas Miravete (del municipio de Juan Rodríguez Clara)”, comenta.
Aclara que la inacción del gobierno de Duarte ante la inseguridad que se vive en Veracruz no sólo afecta a panistas. Recuerda que al diputado del PRI Juan René Chiunti le secuestraron el 2 de abril de 2013 a su hermano Jorge, quien apareció en una fosa clandestina en Cosamaloapan.
“El caso de Goyo (Jiménez de la Cruz) lo lamentamos todos. En Veracruz es inseguridad para todos y hay muchos expedientes abiertos sin respuesta, así como ciudadanos desaparecidos. Es altamente peligroso vivir en el estado”, comenta Marina Dunyaska, quien exige la renuncia de Duarte.
La diputada del PRD Yazmín Copete Zapot, originaria de la zona norte de Veracruz, acusa al mandatario de haber instaurado un gobierno “represor”, pues, dice, no sólo asesinan a periodistas o desaparecen niños o ejecutan a jóvenes; también a líderes sociales que molestan al gobierno.
Y menciona los casos de los expresidentes de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cañeras Independientes: “A Abel Valdivia lo ejecutaron en noviembre de 2012; a su sucesor, Faustino Aguilar, en enero de 2013, y al dirigente nacional actual lo han amenazado, por lo que tuvo que sacar a su familia de la zona para mantenerla segura”.
Tenemos un gobierno represor que, insiste, “ante los líderes incómodos opta por callarnos”.
Su correligionaria Guadalupe Moctezuma Oviedo ha sido perseguida por camionetas sin placas a altas horas de la noche en Pánuco y recientemente la amenazaron con que iban a levantar a su hijo por hacer denuncias públicas. La inseguridad persigue a todos, advierte la legisladora.
El jueves 13 por la tarde habló del asesinato de José Luis Cervantes Cruz, alcalde suplente de Pueblo Viejo, municipio vecino a Pánuco. Él era hermano de Luis Fernando, quien fue secuestrado por un comando el 25 de septiembre de 2013 cuando estaba al frente del ayuntamiento. En la refriega murió su jefe de seguridad. Fue liberado el 10 de octubre siguiente. Hoy, según la diputada Oviedo, sus secuestradores se desempeñan como policías municipales de Pueblo Viejo.
El mismo jueves 13 fue emboscado y asesinado en la carretera Las Vigas-Tatatila el exsíndico Fernando Huerta.
El diputado federal Uriel Flores Aguayo comenta que en enero de 2013 fue amenazado de muerte. Y aunque hace seis meses el procurador del estado le dijo que ya había detectado de dónde venían las amenazas, hasta la fecha no se ha hecho nada.
“Desde hace tres meses hay un desajuste en la seguridad; regresaron los secuestros, levantones, extorsiones. En las elecciones hay problemas de seguridad y hoy lo que ocurre es que hay áreas de descomposición y una mezcla de intereses políticos. No tenemos certeza de dónde vienen las agresiones. El gobierno de Duarte no es democrático, tenemos rasgos de totalitarismo. Él es el responsable de lo que ocurre en el estado”, dice Flores Aguayo.
Para Montano Guzmán, defensor del gobierno de Duarte en San Lázaro, lo que ocurre en Veracruz “está demostrando que allá no hay espacio para la impunidad. Con hechos y no con discursos y retóricas se trabaja y se dan resultados contra la delincuencia”.


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