7 abr 2014

El arraigo de Reyna en los medios hoy, 7 de abril



"Existen indicios que revelan que el ex secretario de Gobierno de Michoacán, Jesús Reyna García, se reunió con el líder de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez, alias ‘La Tuta’, afirmó el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam.
Mmm.
La nota en los impresos de hoy.
EL UNIVERSAL:
Demandan indagar al gobierno de Michoacán
El PAN y el PRD exigieron al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto que aclare y explique la situación legal del exsecretario de Gobierno de Michoacán, Jesús Reyna, detenido el viernes por presuntos vínculos con el crimen organizado, y se investigue a todo el gobierno de Fausto Vallejo. El PRI pidió a su vez no sacar conjeturas prematuras y esperar a conocer el resultado de las investigaciones que lleva a cabo la PGR en contra de Reyna García, pero de entrada dijo que el exfuncionario del gobierno de Fausto Vallejo Figueroa enfrenta una "situación delicada", Reyna García fue detenido el viernes en Michoacán, derivado de una investigación que se inició tras dos presuntas reuniones a las que el funcionario asistió en 2011, y en las que presuntamente estuvieron Servando Gómez Martínez, La Tuta, y Nazario Moreno, El Chayo, presunto líder de Los Caballeros Templarios.

Columnas:

Frentes Politicos de Excélsior
I. Punto para Gobernación. El equipo de Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Segob, llegó a la detención de Jesús Reyna García, exgobernador interino de Michoacán, no sólo por las acusaciones en su contra, sino también por el trabajo de inteligencia. Por lo pronto, está arraigado 40 días por sus posibles vínculos con la delincuencia organizada. La investigación está dirigida sobre él; las autoridades nada tienen en contra de Fausto Vallejo, el gobernador. Las evidencias que tienen en la pared a Reyna estaban en dispositivos móviles y computadoras portátiles de Enrique El Kike Plancarte. Irrebatible.
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Trascendio/Milenio
:Que el operativo de un grupo especial de la Agencia de Investigación Criminal para trasladar el viernes pasado al ex secretario de gobierno de Michoacán Jesús Reyna García al edificio principal de la PGR, obligó a que el subprocurador Rodrigo Archundia regresara inmediatamente de Tlaxcala para conducirlo personalmente a las instalaciones de la Seido.
Hoy Reyna se encuentra arraigado en el Centro de Investigaciones Federales de la colonia Doctores, DF, debido a que un lugarteniente de Los caballeros templarios tenía consigo la clave del Nextel del ex gobernador interino.
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Templo Mayor/ Reforma

 
AL GOBERNADOR de Michoacán, Fausto Vallejo, ya le apodan "El Fantasma que camina".

AHORA que su ex secretario de Gobierno y ex gobernador interino, Jesús Reyna, fue detenido y arraigado por la PGR el mandatario sólo atinó a pedir que no se especule sobre el asunto.

ES DECIR, que ni se deslindó de él, ni lo defendió o siquiera se pronunció sobre las acusaciones de que su mano derecha tiene ligas con el crimen organizado.

NO ES POR intrigar, pero en Morelia se da como un hecho que el papel de Vallejo en la entidad es meramente decorativo.

 
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CISEN/Pepe Grillo/La Crónica
El Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional tiene el propósito de generar inteligencia estratégica, táctica y operativa.
Busca preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano, así como dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer al estado  de derecho.
Pretende ser referente indispensable del Estado mexicano, reconocido por su capacidad de anticipación, para la toma de decisiones en materia de seguridad nacional.
El centro está comprometido en fortalecer las instituciones democráticas.
Estupendo que el Cisen haga todo eso. ¿Y las tarjetas sobre Jesús Reyna y sus amigos Templarios?
Deben andar por ahí, en alguna caja de cartón… traspapeladas.
Luisa María
Nada cuesta María Calderón lo dijo una y otra vez. Nadie le creyó.
Se pensó que lo decía al calor de las campañas políticas, con ganas de fastidiar, no de esclarecer. Se pensó que quería votos, no hacer justicia.
Si hubiera tenido los pelos de la burra en la mano, su hermano, que era Presidente de la República, tendría que haber actuado en consecuencia.
Vallejo y Reyna, parece que los panistas ya lo olvidaron, ganaron la elección y  asumieron el poder en Michoacán con los Calderón en Los Pinos.
Luisa María tenía razón. El primero que debió creerle fue su hermano Felipe.
Las armas
Las autodefensas ya le agarraron cariño a las armas. Quieren tenerlas a su lado todo el tiempo.
Ayer salieron a las calles en Tierra Caliente para  protestar en contra del desarme. Las fuerzas federales quieren que los ciudadanos retomen sus actividades normales.
Dos preguntas recorren Apatzingán: ¿De qué viven? ¿No tienen empleo o cobran por ser
autodefensas?
El gobierno federal, ya se vio, no se anda con miramientos. La suerte les puede cambiar a las milicias michoacanas.
Lo mejor es que Mireles y Papá Pitufo apacigüen a sus huestes, que no las alebresten más.
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EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín
¿Gobierno “templario” en Michoacán?
Si el arraigo ministerial a que está sujeto el ex secretario de Gobierno y ex gobernador interino de Michoacán José Jesús Reyna García, como afirma uno de los más visibles dirigentes de las autodefensas, José Manuel Mireles, es resultado de un “arreglo” entre los grupos de civiles armados y la Federación, se estaría frente a una escalofriante “estrategia”, mucho más parecida a un programa de complacencias que a la procuración de justicia en un Estado de derecho.
Por fortuna para la PGR, el hombre a quien el gobernador Fausto Vallejo le tenía más confianza forma parte de una averiguación previa que tiene como sustento no solamente los dichos de sus detractores libertarios ni los señalamientos que le hace también la senadora panista Luisa María Calderón, sino los indicios recabados en los días previos a la detección y abatimiento del templario Enrique Plancarte.
Quien le conseguía identificaciones falsas, teléfonos y vehículos, identificado como Luis Fernando Vázquez Díaz o Manuel Gutiérrez Mecinas, El Many, guardaba no solo el NIP de Plancarte, sino datos clave (al parecer en una computadora portátil) que solidificaron las presunciones contra Reyna de tener nexos con los Templarios.
Por delincuencia organizada, delitos contra la salud y posesión ilegal de armas, El Many fue consignado en el Cereso 3 de Matamoros, Tamaulipas, y fue a partir de sus declaraciones que el MP federal consideró que había elementos para, primero, citar a declarar a Reyna, y de inmediato solicitar a un juez federal arraigo por 40 días.
José Jesús Reyna ya había sido mencionado en algunas indagatorias de la Seido contra la banda en que devino La Familia michoacana.
Junto con “el gobernador interino, que es uno de los templarios, muchos de los presidentes municipales y de la Policía en el estado y los ministerios públicos son parte del crimen organizado”, afirmó en julio del año pasado el autodefensa Mireles.
En el gobierno federal crece la convicción de que, efectivamente, el ex secretario de Gobierno sostuvo reuniones con Servando Gómez Martínez, La Tuta (prófugo aún), y Nazario El Chayo Moreno (abatido por la Armada).
No obstante lo anterior, la presunción de inocencia es derecho de todo probable delincuente, y en el caso de José Jesús Reyna adquiere una relevancia de primer orden: casi seis meses fungió como gobernador de Michoacán y sostuvo con la Federación y los secretarios de Estado una relación institucional y personal tan explicable como insoslayable.
Asalta la inquietud: ¿cuánto acuerdo sobre seguridad, inseguridad o combate a la delincuencia que como secretario de gobierno y gobernador interino suscribió en ese tiempo, lo hacía del conocimiento de la banda criminal?
El gobernador Vallejo, al separar a Reyna de su cargo, no resistió reconocer que su segundo en el mando se venía “desempeñando como un colaborador eficiente…”.
¿Puede un servidor público desempeñarse con eficiencia y al mismo tiempo formar parte de una pandilla de secuestradores, traficantes, extorsionadores, y degolladores…?
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LA HISTORIA EN BREVE/Ciro Gómez Leyva
Milenio
Si ven la desgracia de Reyna, pongan sus barbas a remojar
Si en un punto puede afirmarse que fracasó la estrategia del ex presidente Calderón contra el crimen fue en la incapacidad para obtener el respaldo de los gobiernos locales. A una mayoría de gobernadores y autoridades municipales (priistas, perredistas y panistas) no le interesó encontrar incentivos para pelear contra narcotraficantes, asesinos, secuestradores, extorsionadores.
Y no lo hicieron. Calderón no consiguió el apoyo ni pudo imponerlo. De ahí la relevancia de la caída en desgracia del coordinador de la campaña de Fausto Vallejo al gobierno de Michoacán, dos veces secretario de Gobierno en esa administración y gobernador interino por seis meses, Jesús Reyna, hoy bajo arraigo y ya degradado políticamente por sus presuntos nexos con Los caballeros templarios.
Se prueben o no los vínculos (recuerdo las cuatro entregas publicadas aquí entre el 5 y el 8 de agosto pasado, sobre la forma en que Reyna y los suyos quisieron negar el secuestro del viejo ganadero Joaquín Ponce de León), el presidente Peña Nieto parece haber mandado la señal de que quien desobedezca las órdenes para enfrentar a los criminales no debería dormir tranquilo.
Los Pinos y Bucareli no tienen incentivos, ni mucha paciencia, para consentir pretextos o errores flagrantes de gobernadores y alcaldes ineficaces o descaradamente omisos. Si de aquel lado es plata o plomo, de este será gracia o desgracia.
La ruina de Reyna sería también una señal para los gobernantes de Tamaulipas y Guerrero. Y los de Morelos, Veracruz, el Estado de México.
Resuelven, o podría caerles la ley a secas.
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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
El Financiero
Los pecados de Reyna
Lo más sorprendente de la detención el viernes pasado de Jesús Reyna, secretario de gobierno de Michoacán y ex gobernador interino, es que no hubiera sido antes. Por largo tiempo dijo que la situación en Michoacán estaba en paz, con lo que evitó una temprana intervención federal en el estado que provocó el surgimiento de las autodefensas. Durante meses operó desde las sombras en contra del comisionado federal Alfredo Castillo y sometió al Congreso local para impedir el restablecimiento  del orden político. Acusado por la ex candidata a gobernadora, Luisa María Calderón, de estar vinculado a Los Caballeros Templarios, nadie lo tocó hasta hace unos días, cuando el lugarteniente de un jefe del cártel lo señaló.
Es inusual que cuando un delincuente señala a un político, este sea detenido por la autoridad federal, interrogado y, para profundizar la investigación, que lo arraiguen durante 40 días, como procedió la PGR en contra de Reyna este fin de semana. Lo normal es que cuando un delincuente nombra a un alto funcionario, las autoridades federales lo investigan con sigilo, sin lanzarlo a la hoguera por haber sido indiciado.
La PGR sentenció políticamente a Reyna, y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sin cuidado del Pacto Federal lo convirtió en “ex secretario” de gobierno. Si las formas se violaron y los tiempos se alteraron, la pregunta es porqué.
En todo caso, Reyna es la llave a una puerta que puede develar detalles de la protección institucional a Los Caballeros Templarios. Dentro del gobierno federal se sabía de sus oscuras vinculaciones con el bajo mundo criminal pero, como otros políticos en el pasado, sus nexos fueron funcionales para el nuevo gobierno. “Reyna se maneja en las cañerías, pero es necesario para ir resolviendo los problemas de seguridad”, dijo un alto funcionario federal el año pasado, cuando no se esperaba que Fausto Vallejo, tras una crisis de salud, regresara al gobierno michoacano.
Osorio Chong trabajó con él para buscar restaurar el orden en Michoacán, pero lo que hizo Reyna fue mantener el status quo que favorecía a Los Caballeros Templarios. La PGR deberá determinar si las consecuencias de su política fueron deliberadas o circunstanciales, pero el hecho concreto es que así sucedió. El ejemplo más claro fue el del ex alcalde de Tepalcaltepec, Guillermo Valencia, quien solicitó licencia definitiva en febrero después de nueve meses, afirmó, de ser hostigado por los hermanos Juan José y Uriel Farías, señalados en expedientes judiciales como jefes de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Valencia es una hechura de Reyna, y durante 10 meses despachó como alcalde desde Morelia. El cabildo de Tepalcaltepec pidió al Congreso local que nombrara un nuevo alcalde, pero por presiones de Reyna, respondió que no tenía facultades para hacerlo, congeló la petición, y exacerbó el conflicto en esa zona. Cuando Reyna perdió poder, el Congreso agilizó el trámite y Valencia se convirtió en su instrumento para atacar al comisionado Castillo.
Los dos fueron señalados públicamente de tener vínculos con el fallecido líder de La Familia Michoacana/Los Caballeros Templarios, Nazario Moreno, “El Chayo”, y Servando Gómez, “La Tuta”, que es una de las razones por las que Reyna está arraigado. Es el primer hilo de una madeja que llega al corazón del gobierno de Leonel Godoy, que por su intermediación se convirtió en aliado político de Vallejo. La extraña alianza del priista Vallejo con su predecesor perredista –que dejó una deuda galopante y un estado gobernado parcialmente por el narcotráfico-, provocó la profunda crisis política en Michoacán y profundizó la de seguridad.
Si el fenómeno del narcotráfico creció durante el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel en el primer lustro de este siglo, se entreveró sólidamente con el poder durante el de Godoy, amigo de Reyna desde la juventud. La alianza permitió mantener, por omisión o comisión, el apoyo al cártel templario, roto por la ofensiva paramilitar de las autodefensas y su alianza con el gobierno federal. Cuando Vallejo regresó a la gubernatura en octubre, Reyna se rebeló y quiso sabotearlo. No pudo y comenzó su propia batalla de desgaste y descrédito contra Castillo y la intervención federal. El forcejeo terminó este fin de semana, donde el velo de protección de Los Caballeros Templarios –una vez más, por omisión o comisión- va a la par del descabezamiento del cártel. Líderes, finanzas, milicias, negocios han sido afectados en los últimos meses. Faltaba golpear al corazón de la protección institucional, que todo indica ha  empezado.
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La última llamada de Plancarte, a Reyna/ Jorge Fernández Menéndez
Columna Razones de Excelsior  07/04/2014 01:57
Lo que detonó la presentación y arraigo del secretario de Gobierno y exgobernador interino de Michoacán, Jesús Reyna, fue, nos dicen, una llamada telefónica: la última que realizó Enrique Kike Plancarte, el líder de Los Templarios, antes de ser abatido. Plancarte estaba rodeado y se había refugiado en el monte, fuera del pueblo de Colón, en Querétaro, a donde había llegado un mes atrás. Cuando las fuerzas federales rodearon la zona, huyó, pero después de toda una noche en el monte, no tuvo más opción que regresar al pueblo. Hizo varias llamadas, pero su teléfono se quedó sin batería, le quiso comprar un celular a un vecino, pero no se lo vendieron, minutos después fue interceptado, se resistió y fue abatido. Una de sus últimas llamadas fue a Reyna, quien ya estaba acusado, desde noviembre pasado, entre otros, por Luisa María Calderón, de haber mantenido reuniones con el propio Plancarte y con Servando Gómez, La Tuta, para arreglar los apoyos económicos y políticos que permitieron el triunfo de Fausto Vallejo.
Reyna es un político con una larga carrera en el priismo local y federal, había sido el contendiente, por el PRI, de Leonel Godoy en 2007, pero quedó en tercer lugar. Vallejo lo incorporó a su equipo y luego lo hizo su secretario de Gobierno. Cuando por enfermedad, Fausto dejó durante varios meses el cargo, Reyna lo reemplazó como gobernador interino, y cuando Vallejo regresó, luego del transplante de hígado que sufrió, Reyna estuvo durante unos días fuera del gabinete pero, sorpresivamente, el gobernador lo volvió a ratificar como secretario de Gobierno, pese a las denuncias que ya existían en su contra.
Desde entonces, en el gobierno federal existía desconfianza sobre Reyna, sobre los funcionarios que él había designado y eso se extendía a buena parte del gobierno estatal. Cuando se dio la intervención federal, el propio comisionado Alfredo Castillo designó a un nuevo procurador y un nuevo secretario de Seguridad Pública, ambos, sin lazos con la clase política local. Se quiso reemplazar a Reyna, pero Vallejo siempre se opuso.
La investigación sobre las relaciones de Reyna con grupos criminales había comenzado, como dijimos, desde noviembre pasado, por las reiteradas denuncias de sus relaciones con figuras de Los Templarios, pero habría sido la última llamada de Plancarte la que detonó la decisión de detenerlo.

Es muy acertada: como hemos dicho muchas veces, a los éxitos que se han dado en la persecución de los grupos criminales y el descabezamiento de esas organizaciones, se debe sumar una política social que comienza a rendir frutos (ya están instalados en Tierra Caliente más de dos terceras partes de los comedores populares a los que se comprometió Rosario Robles hace poco más de un mes) y las autodefensas tendrán que comenzar el proceso de desmovilización. Todo eso ha estado muy bien, pero faltaba un componente clave para avanzar en la pacificación de Michoacán: había que limpiar una clase política que, evidentemente, estuvo coludida con los criminales y, en ese sentido, el caso de Reyna, como el de varios presidentes municipales, era evidente. No se podía llegar al proceso electoral del año próximo con la posibilidad de que se repitiera la asociación entre criminales y políticos que vimos en los dos últimos comicios en esa entidad.
Michoacán necesitaba otros michoacanazo: el primero se frustró, precisamente, por los acuerdos entre grupos políticos, incluyendo el del gobernador Leonel Godoy con jueces (hoy perseguidos por la justicia por haberse corrompido en ese y otros casos), tratando de dar impunidad a los detenidos. También por fallas en el proceso y, algunos aseguran, para permitir transitar las alianzas PAN-PRD que se dieron entonces en varios estados. Este nuevo golpe es producto de un trabajo mucho mejor organizado, que ha incluido la articulación de aspectos policiales, de seguridad, la persecución a las actividades económicas de los cárteles y las alianzas de criminales con políticos, comenzando con algunos presidentes municipales, con la detención del exsecretario de Finanzas de Godoy y ha llegado al nivel más alto del gobierno, con el arraigo de Reyna. De una u otra forma, esa limpieza tendrá que continuar, porque Reyna no pudo haber actuado solo.
Texcoco, doble vara
Hace unas semanas, se prohibió en Texcoco, en el Estado de México, un festival donde tocarían varios grupos de heavy metal y otros géneros del rock. Se dijo que era por seguridad, por la situación que se podía crear, etc. Llegó la tradicional Feria del Caballo y, apenas comenzando, hubo dos muertos, en un ambiente de tanta apología del crimen, en el que se pueden disfrutar cervezas en El Chapo Beer o se puede escuchar a El Komander cantar las glorias del propio Chapo y de El Mayo Zambada. Pero ahora, las autoridades consideran que eso es una demostración de apertura y libertad. El rock no tiene la culpa.
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 COLUMNAS del domingo 6 de abril
FRENTES POLÍTICOS/Exelsior
I. El acabose. Todos pensarán cómo fue posible que Jesús Reyna García, a quien investigan como un Templario, se haya metido hasta el despacho de la más alta investidura del estado. Así que el exgobernador interino, y exsecretario de gobierno de Michoacán, está en arraigo. El círculo de la seguridad no se cierra teniendo al enemigo en casa. Muchas cosas se comienzan a conocer sobre Jesús Reyna. Que desatendió dos órdenes de presentación; sus reuniones con Servando Gómez Martínez, La Tuta; que sus vínculos con el narco eran inocultables y ya lo habían acusado. La PGR se refirió a Reyna como exgobernador de Michoacán, pero su cargo actual era el de secretario de Gobierno. ¿Cuánto sabe?
II. Energía. Nadie podrá negar que la mancuerna que hacen Miguel Ángel Osorio Chong, titular de Gobernación, y Alfredo Castillo, comisionado presidencial en Michoacán, es perfecta. Han  ido, como lo ofreció Peña Nieto, a fondo. No sólo han detenido o abatido a los principales líderes de Los Templarios, sino que demostraron las ligas de las autodefensas con el crimen organizado y abrieron la puerta para desmantelar la red de corrupción e impunidad creada por narcopolíticos. La ley es capaz de indagar en la política. Tendrán que mantener esa vía y acabar con ese peligroso vínculo. Osorio dijo que “quien por sus propios actos y decisiones comete ilegalidades, tiene que someterse al imperio de la ley”. Dejó en claro que el Presidente, el gobierno o el PRI “no van a cuidar absolutamente a nadie que haya cometido actos al margen de su responsabilidad”.

III. Le llegó el día. Tanto Luisa María Calderón, hermana del expresidente Calderón, como Juan Manuel Mireles, uno de los líderes de las autodefensas, acusaron previamente que Jesús Reyna tiene, incluso, nexos familiares con grupos delictivos. Documentos periodísticos ya daban cuenta de su cercanía con La Tuta y El Chayo. Apenas el viernes, previo a presentarse ante la dependencia federal, Reyna encabezó, junto con Fausto Vallejo, gobernador de Michoacán, un acto al que asistieron ediles de diversos partidos, en la Casa de Gobierno en Morelia. Una pregunta sería, ¿y don Fausto Vallejo?, ¿Lo sabía o cojea del mismo pie?

IV. Sobre ellos. De inmediato hubo reacciones. La detención de Jesús Reyna demuestra la realidad institucional del gobierno michoacano y su nivel de descomposición, acusó Miguel Ángel Chávez, dirigente estatal del PAN. Exigió claridad en las investigaciones y evitar toda suspicacia de un trasfondo político. Que Fausto Vallejo debe una explicación sobre por qué mantuvo como secretario de Gobierno a alguien que estaba señalado de vínculos con el crimen organizado. Vallejo, dijo, debió nombrar de inmediato a un nuevo secretario, más allá de la responsabilidad o no, que tenga Reyna. Y que los azules no olviden el tropiezo calderonista llamado el michoacanazo. No pudieron amarrar lo que era un hecho, que había alcaldes coludidos con el narco o, aún más, que eran parte de él.
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PAPA CALIENTE/Pepe Grillo
Para proceder como lo hizo con Jesús Reyna, el gobierno federal debe tener un caso sólido. No se puede equivocar.
Se trata del secretario general de Gobierno de Michoacán, lo que ya es grave, pero durante varios meses fue gobernador, lo que es inadmisible.
El caso tiene dos frentes: el jurídico y el comunicacional.
El ministerio público tiene que avanzar rápido y de manera convincente. Además debe fluir información oficial para evitar vacíos que suelen llenarse con disparates, como ocurrió ayer.
Si Reyna protegía grupos criminales que se atenga a las consecuencias. Los michoacanos tienen derecho a saber la verdad. Nada más que la verdad.
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