14 sept 2014

En Sonora, guerra sucia entre primos: Los Gándara

 En Sonora, guerra sucia entre primos/
JOSÉ GIL OLMOS
Revista Proceso No. 1976, 13 de septiembre de 2014
Son primos y crecieron juntos, como “hermanos”, pero la política los separó. Hoy, Ernesto Gándara Camou y Javier Gándara Magaña son los aspirantes a suceder a Guillermo Padrés Elías en la gubernatura de Sonora. Los dos tienen también historias paralelas de corrupción, ineptitud y veleidades con gente de reputación dudosa. La única diferencia es que el primero milita en el PRI y el segundo en el PAN. Y aunque el arranque del proceso electoral de 2015 aún está lejano, los Gándara y sus partidos ya comenzaron a aceitar sus estructuras de campaña con muchos millones de pesos. Ellos le apuestan al gana-gana.
Las últimas contiendas electorales en Sonora por la gubernatura las han disputado las familias más influyentes del estado. En 2009 se enfrentaron los primos Guillermo Padrés Elías y Alfonso Elías Serrano; ahora los protagonistas son Javier Gándara Magaña y Ernesto Gándara Camou, del PAN y del PRI, respectivamente.
 A pesar de que aún faltan meses para el arranque de las campañas de 2015 con miras a renovar el Congreso, las presidencias municipales y la gubernatura en la entidad, los Gándara comenzaron a posicionarse para conquistar el primer cargo político, que hoy encabeza el panista Padrés Elías, quien ha derrochado grandes cantidades de dinero de origen dudoso.
De acuerdo con estimaciones de fuentes políticas sonorenses consultadas por Proceso, Gándara Camou invirtió ya alrededor de 5 millones de dólares para sostener una estructura de campaña en la cual participa un centenar de personas que laboran en 11 oficinas distribuidas en varios municipios, e incluso en territorio estadunidense.
Él es senador por el PRI y si bien pertenece a una de las familias acomodadas de Sonora, dueñas de ranchos y hoteles, desde la administración foxista él ha tenido como fuente principal de ingresos su trabajo como servidor público, lo que difícilmente le alcanza para sostener a un equipo de colaboradores de esa magnitud.
Su primo Gándara Magaña, quien milita en el PAN, también ha derrochado buena cantidad de dinero proveniente de favores que hizo a empresarios jóvenes cuando fue presidente municipal de Hermosillo en el trienio 2009-2012. Su gestión fue un desastre, pues dejó una deuda de mil 698 millones de pesos al ayuntamiento hermosillense, que representa más de 100% respecto a la administración que le antecedió.
 Con todo, los primos Gándara están obsesionados por la gubernatura, aun cuando sus partidos todavía no abren la convocatoria para registrar candidato interno. Javier y Ernesto se sienten seguros de que serán los elegidos. Y gane quien gane en los comicios de julio de 2015, saben que sus familias se beneficiarán durante el próximo sexenio.
El gobierno del panista Padrés Elías ha sido cuestionado por usar recursos públicos para la construcción de una presa en un rancho del mandatario panista, mientras el río Sonora sigue contaminado por los 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre ácido vertido en las aguas de ese afluente por una minera de la empresa Grupo México.
Esta situación movió a la clase política y a los partidos a emprender de manera anticipada la lucha electoral de 2015. En el PAN, además de Gándara Magaña –a quien se considera el favorito– también está interesado en la contienda David Figueroa, exalcalde de Agua Prieta y excónsul general de México en San José y Los Ángeles, California.
En el PRI, los aspirantes a sustituir a Padrés Elías son Claudia Pavlovic, Ernesto de Lucas Hopkins y el senador Gándara Camou. Este último es el que tiene más posibilidades de ganar por la cantidad de recursos derrochados para posicionar su imagen a través de una encuestadora nacional, además de un despacho en Texas y otro en la Ciudad de México.
Todo parece indicar que los primos Javier y Ernesto Gándara serán los candidatos más fuertes. Los dos fueron criados como hermanos, luego de que el padre del primero, César Gándara, murió atropellado en el Distrito Federal.
Ambos también mostraron su proclividad por el poder e incursionaron en la política, aunque en partidos diferentes; también han protagonizado escándalos por corrupción y por rodearse de personajes presuntamente implicados en el crimen organizado.
Las malas compañías
El 8 de agosto de 2012, la Policía Nacional de España realizó un operativo antinarco en Madrid y detuvo, entre otros, a Jesús Gutiérrez Guzmán, primo de Joaquín El Chapo Guzmán, así como a Samuel Zazueta Valenzuela, Jesús González Palazuelos Soto y al sonorense Rafael Humberto Celaya Valenzuela.
Celaya Valenzuela fue colaborador del priista Gándara Camou, quien lo nombró administrador de Aguas de Hermosillo cuando era al alcalde de la ciudad (Proceso 1867). El corresponsal de este semanario en España, Alejandro Gutiérrez, informó que Celaya Valenzuela se encuentra preso en ese país acusado de pertenecer al Cártel de Sinaloa.
El detenido, quien manejó un perfil bajo, nunca negó su militancia en el PRI, es sobrino de Víctor Hugo Celaya Celaya, delegado de este partido en Baja California el sexenio pasado, cuando el dirigente nacional era Pedro Joaquín Coldwell, quien hoy es titular de la Secretaría de Energía.
Cuando fue aprehendido, Celaya Valenzuela tenía en su página de Facebook fotos en las que aparecía con Enrique Peña Nieto, entonces candidato presidencial; con Emilio Gamboa, actual coordinador de la bancada del PRI en el Senado, y con Gándara Camou, de quien incluso fue coordinador financiero en el municipio de San Luis Río Colorado y delegado político en Puerto Peñasco cuando se lanzó como senador.
Cuando se supo del arresto de Celaya, la dirigencia nacional del PRI aseguró que él no había sido candidato ni coordinador de ninguna campaña. No obstante, el diario sonorense El Expreso informó que Celaya sí se registró como aspirante a dipu­tado federal por el distrito 01 con cabecera en San Luis Río Colorado.
El periódico también informó del pleito legal que emprendió Celaya en tribunales electorales cuando se le quiso negar ese derecho político. Al final, por un error, quedó descartado. En 2009 estuvo implicado en otro caso de narcotráfico, pues quiso introducir una tonelada de cocaína a Estados Unidos, según una investigación del FBI y la DEA.
Años después, el 8 de junio de 2011, un gran jurado federal estadunidense presentó ante la Corte una acusación contra El Chapo Guzmán y seis miembros más del referido cártel, entre ellos Celaya Valenzuela. Un día después la juez Landya B. McCafferty libró las órdenes de aprehensión contra los acusados, bajo cargos de conspirar para distribuir una tonelada de cocaína entre 2009 y 2011 (Proceso 1938).
Otro personaje relacionado con el equipo de financiamiento de Gándara Camou es Eduardo El Pirata García, expresidente municipal de Santa Ana, detenido el 27 de marzo pasado en un operativo militar acusado de haberse aliado con Los Jabalíes, un grupo local de narcotraficantes.
Una pieza más del entramado financiero del senador Gándara es su primo César Armando Aguilar Gándara, quien le envía dinero desde la aduana de Reynosa, Tamaulipas. Este funcionario estuvo antes en la aduana de Mexicali, donde fue investigado por el caso del traficante Jean Baptiste Kingery Moinssonm, identificado como el principal surtidor del Cártel de Sinaloa, de acuerdo con información de los gobiernos mexicano y estadunidense.
Gándara Camou tiene otra sombra: el incendio del 5 de junio de 2009 en la guardería ABC en Hermosillo, justamente cuando él era presidente municipal. Roberto Copado fue el director de Protección Civil que firmó los dictámenes para la operación de empresas como la guardería. Hoy, Copado se encuentra en el penal de máxima seguridad de Nayarit.
Al reabrirse el caso de los niños muertos en ese incendio, una de las líneas de investigación implica al senador Gándara y a Eduardo Bours Castelo, quien era gobernador cuando ocurrió el siniestro y hoy apoya a Gándara Magaña, aun cuando es uno de los aspirantes del PAN.
El distanciamiento de los priistas Gándara Camou y Bours Castelo podría ser clave en el próximo proceso electoral porque el exmandatario está dispuesto a cobrarse la traición del senador, quien al no ser nominado como candidato del PRI a la gubernatura en 2009 optó por apoyar al panista Guillermo Padrés Elías, que venció a su contrincante Alfonso Elías Serrano.
Mala fama
Javier Gándara Magaña tiene fama de mal administrador, pésimo político y funcionario corrupto. Los casos de desvío de recursos e impunidad cuando fue presidente municipal de Hermosillo en el trienio 2009-2012 son conocidos por la opinión pública de la localidad.
Según el Instituto Superior de Auditoría de Sonora, durante su gestión como alcalde Gándara Magaña duplicó la deuda de 673.5 millones de pesos a mil 698 millones, aumentó la nómina en 134% y en el último año de su administración tuvo un sobregiro de 134 millones de pesos.
La Auditoría Superior de la Federación, al hacer una revisión de las actas de cabildo y contratos de compraventa, detectó desvío de recursos federales por 300 millones de pesos, abuso de autoridad, tráfico de influencias, ejercicio indebido del servicio público y posible peculado.
Entre los desvíos se incluyen 7.5 millones de pesos que, aun cuando estaban destinados a la pavimentación del bulevar Kino y el templo de San Antonio, se usaron para la fiesta del Pitic; 45 millones de pesos de facturas sin registrar; el desfalco de 22 millones del proyecto de eficiencia comercial del agua en el que está involucrado Javier Gándara Fernández, actual presidente de la Canacintra en Hermosillo e hijo del aspirante panista a la gubernatura.
Quizás el escándalo más fuerte sea la compraventa de un terreno de 29 mil 991 metros cuadrados de los antiguos ejidos de Hermosillo que regularizó Gándara Magaña el 11 de noviembre de 2010 a favor del líder de su partido, Juan Valencia Durazo, en 4 millones y medio de pesos. Dos años después el panista subdividió la propiedad, cuyo valor comercial se elevó a 36 millones de pesos.
Para realizar este negocio inmobiliario con el aval del entonces presidente municipal Gándara Magaña –quien durante su campaña fue apoyado precisamente por el entonces gobernador Bours Castelo–, se falsificaron documentos a nombre de Trinidad Valencia Ayala; a éste se le hizo pasar como el solicitante de la regularización y dueño de los terrenos que supuestamente vendió a su primo Valencia Durazo, a su esposa Silvia María Valenzuela, y a sus hijas Sylvia María y Diana Alejandrina Valencia Valenzuela.
El aspirante panista fue denunciado por el PRI en Sonora por el delito de peculado, al haber participado en este fraude, y por falsificación de documentos, pues fue él quien firmó el convenio de regularización de los terrenos, cuyo valor comercial era mayor que el que se tasó en la compraventa.
De acuerdo con un seguimiento hecho a la prensa sonorense, Gándara Magaña formó una red de amistades, apoyos y negocios con exfuncionarios municipales que se enriquecieron durante su gestión y ahora aportan recursos para su campaña. Entre ellos destacan Gustavo Muñoz Manzo, inspector de alcoholes en Hermosillo cuando Gándara Magaña era alcalde y recaudaba millones de pesos durante las inspecciones a bares y restaurantes; Mario Méndez Dessens, director de Obras y socio de Gándara Fernández; Gilberto Encinas Soto, presunto prestanombres de empresas constructoras del hijo de Gándara Magaña.
Javier Gándara junior aparece en la red de complicidades donde están las principales empresas beneficiadas por el ayuntamiento hermosillense durante la gestión de Gándara Magaña, a pesar de que fueron creadas días antes de que él dejara su cargo.
Una de ellas, Procesos Pecuarios (Propec), se constituyó dos semanas antes de la salida de Gándara Magaña del ayuntamiento. Al frente de la compañía quedó Iván Peralta Toyos, socio de Gándara Fernández y de Giancarlo Ciscomani en la firma Ángel Venture Noroeste. Propec adquirió el rastro municipal por la mitad de su valor tres días antes de la despedida de Gándara Magaña.
Otro beneficiado fue Servicios Agrícolas Escobar, un taller mecánico que de la noche a la mañana se convirtió en el proveedor de servicios de alumbrado público, agua potable y alcantarillado del ayuntamiento de Hermosillo, con una facturación de 150 millones de pesos.
Uno más: Tecnología y Servicios de Agua Bal Ondeo, que consiguió un contrato por 55 millones de pesos y 7 millones de pesos mensuales por 22 años para dar “asesoría técnica”. En otras palabras, el ayuntamiento y los hermosillenses tendrán que pagar a esa firma mil 848 millones de pesos durante dos décadas. Es otro negocio escandaloso en el que brilla el vástago de Gándara Magaña, quien supuestamente intervino para que esa firma consiguiera el millonario contrato.
Lo cierto es que hasta la salida de Gándara Magaña del ayuntamiento, a mediados de septiembre de 2012, Bal Ondeo no proporcionó los servicios para los que fue contratada.

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