8 mar 2015

Desde el Ejecutivo, asalto al Poder Judicial/Arturo Rodríguez

 'Desde el Ejecutivo, asalto al Poder Judicial/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
Revista Proceso No. 2001, 7 de marzo de 2015
Legisladores, especialistas en derecho y al menos 20 mil firmantes de una petición formal entregada al Senado repudian la inclusión de Eduardo Medina Mora en la terna de la cual saldrá el próximo ministro de la Suprema Corte de Justicia. Coinciden en que –además de su cuestionada trayectoria y su nexo con Televisa–, su imposición por parte del Ejecutivo acabará de trastocar el ya de por sí frágil equilibrio de poderes en el país. Para el constitucionalista Raúl Carrancá y Rivas, la terna de Enrique Peña Nieto “tiene una clarísima dedicatoria y sería ingenuo suponer que de resultar electo (Medina Mora) vaya a poder cortar el cordón umbilical con el Ejecutivo”.
 El amplio repudio a la propuesta de que Eduardo Medina Mora participe en la terna de la cual saldrá un nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) llevó a la plataforma en internet change.org –dedicada a promover iniciativas ciudadanas– a reunir en tres días 20 mil firmas de ciudadanos y académicos que rechazan al ahora diplomático.
 Las firmas fueron entregadas el jueves 5 al Senado de la República, cuya Comisión de Justicia había aceptado ese mismo día la terna enviada por el presidente Enrique Peña Nieto para elegir a un ministro de la SCJN que ocupe la plaza vacante tras el fallecimiento de Sergio Valls en diciembre del año pasado.
 Los cuestionamientos a Medina Mora –quien tiene la simpatía de la bancada del PRI y de un sector de la del PAN– pasan la factura a una trayectoria transexenal asociada a numerosos escándalos por violaciones a los derechos humanos, acciones contra la progresividad de derechos y mal manejo administrativo, así como por sus nexos e inversiones en Televisa, empresas del sector energético e inmobiliario y, finalmente, por sus posturas plegadas a las de la Iglesia católica.

 Tanto las 20 mil firmas como muchos otros cuestionamientos ventilados la semana anterior en los medios de comunicación pusieron el acento en la inelegibilidad del hombre –habilitado al vapor como diplomático en el sexenio calderonista– por carecer de buena reputación, fama pública y desempeño con honorabilidad y competencia en su trayectoria, requisitos establecidos para el cargo de ministro de la SCJN en el Artículo 95 de la Constitución.
 La fracción V de dicho artículo fue invocada desde mediados del mes pasado –cuando Peña Nieto envió su propuesta al Senado– a propósito del requisito de residencia; a esto se han referido constitucionalistas como Elisur Arteaga (Proceso 1999).
Embajador desde 2009 en el Reino Unido y a partir de 2013 en Estados Unidos, Medina Mora llevaba casi seis años fuera del país. El Artículo 95 establece una residencia mínima de dos años en México previos a la elección como ministro.
Respecto a la residencia, el también constitucionalista Raúl Carrancá y Rivas se dice convencido de que el espíritu del legislador se dirige a que quien asuma como ministro viva, conozca y esté familiarizado con la situación del país, por lo cual no se satisface la exigencia constitucional que pretende evitarse con la Ley del Servicio Exterior que establece como domicilio el último ocupado durante la estancia en el país.
Además, en su paso por diferentes instituciones públicas, Medina Mora fue y es objeto de severas críticas, recuerda Carrancá en entrevista. En alusión a las organizaciones de la sociedad civil, los 20 mil firmantes, subraya las numerosas recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y a la Procuraduría General de la República (PGR), cuando Medina Mora fue titular de esas instancias.
Pero el problema va más allá y tiene que ver con el mecanismo, que si bien está establecido en la Constitución, afecta la división de poderes y la impartición de justicia. Es decir, para el jurista, la Constitución otorga un poder descomunal al presidente, quien no sólo puede enviar la terna sino que en caso de que no se apruebe, puede mandar otra.
En este caso, subraya, “la terna tiene una clarísima dedicatoria y sería ingenuo suponer que de resultar electo (Medina Mora) vaya a poder cortar el cordón umbilical con el Ejecutivo”.
Con la sola mención de los documentados vínculos de Medina Mora con Televisa y empresas del sector energético, el constitucionalista suelta una expresión: “¡Es una barbaridad!”.
Asunto de lealtades
Cuando Peña Nieto envió la terna al Senado, el pasado 17 de febrero, los cuestionamientos por la inclusión y casi segura elección de Eduardo Tomás Medina Mora fueron inmediatos.
Junto con él, Peña Nieto propuso a Felipe Alfredo Fuentes Barrera y Horacio Armando Hernández Orozco, dos magistrados federales de carrera en el Poder Judicial Federal, aunque poco conocidos en el ámbito público. El nombre de Medina Mora se posicionó como el favorito presidencial.
Hernández Orozco descalificó que se propusiera a Medina Mora, pues a pregunta expresa sobre los vínculos con la industria mediática, el magistrado respondió que definitivamente no podía ser independiente; citó incluso los cuatro principios éticos de un juzgador: imparcialidad, independencia, profesionalismo y objetividad (Proceso 2000).
Medina Mora tiene relación con Televisa y altos ejecutivos de esa empresa. Por ejemplo, en Grupo Crea TV (Proceso 1525) era vicepresidente y apoderado, además de accionista, junto con el escritor Héctor Aguilar Camín; también poseía acciones del Consorcio Interamericano de Entretenimiento, de Alejandro Soberón Kuri, y del Grupo TV Promo, de Carlos Quintero Íñiguez.
El hermano de Carlos Quintero, Alejandro, hasta enero pasado fue vicepresidente de comercialización de Televisa y según el diario The Wall Street Journal se ufanó de haber “creado” a Enrique Peña Nieto desde ese consorcio televisivo. El periódico lo identificó así en su edición del 1 de julio de 2012, un día antes de la elección de Peña Nieto como presidente (Proceso 1999).
Pero la independencia de Medina Mora está comprometida aún más, según diferentes organizaciones que en días pasados recordaron casos polémicos en los cuales se implicó a lo largo de su trayectoria.
El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) –asociación civil defensora de los derecho de las mujeres, la cual desempeñó un papel relevante durante la aprobación de la despenalización del aborto– ha sido de las más activas.
En mayo de 2007, siendo titular de la PGR, Medina Mora promovió una acción de inconstitucionalidad a fin de que se invalidara la reforma penal del Distrito Federal que desincorporaba del catálogo de delitos la interrupción del embarazo. Los argumentos del entonces procurador eran idénticos a los de la Iglesia católica.
La SCJN desechó el recurso que, pese a todo, Medina Mora defendió al comparecer ante el Senado el jueves 5.
La coordinadora del GIRE, Regina Tamés, advierte: “Lo que está en juego es la autonomía cuando el país está en un momento que requiere de una Corte independiente y autónoma del Ejecutivo. Ese es un riesgo en el nombramiento de él como ministro”.
A juicio de Tamés, además de la dependencia con el titular del Ejecutivo, Medina Mora responde a intereses de la jerarquía católica, y el debate del aborto es un botón de muestra que refleja sus convicciones ideológicas y doctrinarias, tanto como su ignorancia del derecho.
La activista cree que hay una intromisión del Poder Ejecutivo. Le preocupa el perfil conservador y plantea que la postulación debe retirarse.
“El problema es que él tiene una postura ideológica que responde a la jerarquía de la Iglesia católica, lo que se suma a la falta de autonomía del Ejecutivo. Es el peor de todos los mundos.
“Me preocupa que aún siga insistiendo –lo dijo en la audiencia ante el Senado– en que la Constitución protege la vida desde la concepción. Las convenciones, el derecho internacional de los derechos humanos y los alcances de la reforma constitucional de 2011 le son ajenos. Lo mínimo para ser ministro es saber los fundamentos jurídicos, no morales o ideológicos. Demuestra que es ignorante frente al tema”, advierte Tamés, quien extiende su preocupación a los dos puestos que se renovarán a finales de año y podrían hacer variar la correlación de fuerzas en la SCJN.
Por su parte, Raúl Carrancá considera que a la SCJN deben llegar las más brillantes mentes jurídicas, y advierte:
“(Medina Mora) Traza un perfil definitivamente negativo para llegar al máximo tribunal de justicia de la República. Es claro, en este sentido, que no se trata de un jurista de talla excepcional. Es abogado, pero sus actividades no son las de un jurista de gran calidad.
“A la Corte deben llegar personas del más alto nivel jurídico. Dicen que ha dado clases. Que escribió un libro, pero a menos que fuera la Teoría pura del derecho, de Kelsen, eso no quiere decir mucho. Abogado, sí; servidor público, sí; pero con esos inconvenientes, no”, ataja el constitucionalista.
De hecho, para Carrancá y Rivas ninguno de los prospectos que propuso Peña Nieto cumple el perfil de jurista que debe llegar a la SCJN.
“No los conozco. Se dice que son individuos de carrera judicial sólida; pero no todo es la carrera… es también lo que han hecho en esos cargos y el peso de jurista e impartidor de justicia. Por eso critico el mecanismo mediante el cual se envió la terna”.
La fama y la excusa
Durante la comparecencia del jueves 5, las senadoras perredistas Dolores Padierna y Angélica de la Peña insistieron en la mala reputación de Medina Mora.
En entrevista, Padierna sostiene: “La buena reputación es un requisito, y es de percepción social y colectiva. No se puede permitir que una persona tan cuestionada y señalada se presente a la Suprema Corte, máximo tribunal, faltando a uno de los requisitos principales, por el acuerdo del PRI y PAN con mayoría”.
Además de la inelegibilidad por mala reputación, que contraviene la fracción IV del Artículo 95 constitucional, Padierna se refiere también al último párrafo del precepto donde se establece que el nombramiento debe recaer en personas que hayan servido con eficiencia, capacidad y probidad en la impartición de justicia o que se hayan distinguido por su honorabilidad, competencia y antecedentes profesionales en el ejercicio de la actividad jurídica.
“Medina Mora está vinculado a hechos vergonzosos que tienen al país enlutado y sumido en una crisis de violencia y una crisis humanitaria que no debería tener perdón ni olvido, mucho menos debe premiarse a uno de los artífices de esta situación lamentable por la que pasa México”, dice en alusión a sus gestiones en la SSP y la PGR.
La perredista integró un voluminoso expediente para sustentar los contratos con los cuales Medina Mora adquirió equipos como director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional que se utilizaron para espionaje político.
También señala que la Auditoría Superior de la Federación reprobó el paso de Medina Mora por la PGR al detectar que sólo 21% de los detenidos llegaba a ser consignado. La cifra era incierta pues la misma instancia fiscalizadora registró que en 2009, en la gestión de Medina Mora, ni siquiera se determinó el número de consignados y sentenciados; no se evaluó la claridad de las averiguaciones previas, no hubo evaluación del personal ni mucho menos se aplicaron programas de supervisión y evaluación por las deficiencias de las averiguaciones previas detectadas.
Además, según la perredista, hay diferentes asuntos que se resolverán en el futuro inmediato y están relacionados con el paso de Medina Mora por la PGR.
No es todo. Ante la implementación de las reformas estructurales, como la de telecomunicaciones y la energética, por las cuales se prevé una andanada de amparos, le corresponderá votar en asuntos relacionados con sectores en los que tiene intereses personales y de negocios.
“Sabemos cómo votaría, lo maquillaría, pero el voto se tendría que inclinar por gravedad derivada de compromisos, presiones, antecedentes. No se quedaría en la equidad que debe conservar el fiel de la balanza”, dice Carrancá, quien insiste en el trazo inadecuado para el cargo.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos sigue integrando el expediente por las violaciones a los derechos humanos en el operativo policiaco-militar en San Salvador Atenco en 2006. Padierna recuerda que el Estado mexicano admitió responsabilidad del entonces titular de la SSP, Eduardo Medina Mora, el 14 de marzo de 2014.
“¿Cómo puede (Peña Nieto) nombrar candidato a ministro a quien está señalando pública e institucionalmente de haber cometido graves violaciones a los derechos humanos?”, se pregunta Padierna.
La contradicción se acentuó luego de que el pasado lunes 2, en Canadá, Peña Nieto defendió la postulación de Medina Mora y de la ya ratificada nueva titular de la PGR, quien también tiene vínculos con Televisa:
“(Gómez y Medina Mora están) muy acreditados en el servicio público, con amplia experiencia, con haber cumplido con tareas importantes y de relevancia en el ámbito de procuración de justicia, en el ámbito del poder judicial.
“Y me parece que a partir de esos merecimientos, de esa ponderación, es que me he permitido a uno de ellos hacerlo parte de una terna que está a consideración del Senado de la República para ocupar el espacio que está en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, por el otro caso, para desempeñarse como procuradora general de la República.”;
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