Misiva al Rector/ Sara Sefchovich

• Propuesta

CARTA AL RECTOR DE LA UNAM/Sara Sefchovich

El Universal, 6 de diciembre de 2015

Si algo es cada día más evidente, es la necesidad de conocer y entender a otras culturas. El desconocimiento hace que nos tomen por sorpresa los sucesos y que no tengamos elementos para entenderlos. ¿Qué es y por qué surgió el llamado Estado Islámico? ¿Cómo explicarse las migraciones masivas que están ocurriendo? ¿Qué pasa con China que se ha convertido en una potencia económica? ¿Y con África central y del norte devastadas por problemas étnicos y religiosos? ¿Y con la India en donde habitan más de mil millones de seres humanos muchos de los cuales están convirtiéndose en una clase media consumidora? ¿Por qué pudo terminarse el terrorismo en España? ¿Y la guerrilla y el narco en Colombia? ¿Qué pasa en los países devastados por fenómenos naturales y cuál es la diferencia cultural que les permite o no reconstruirse como Japón y Haití? Y ¿Cómo le afecta todo esto a nuestro país, dado que vivimos en un mundo global e interconectado?

Estos son sólo algunos ejemplos de las muchas preguntas que nos hacemos, pero nuestras respuestas son escasas y las que tenemos están por lo general sólo sustentadas en información superficial, sin el conocimiento profundo de las situaciones específicas.

Por ello es urgente que conozcamos a los pueblos que habitan el mundo: su historia, su cultura, sus religiones, sus valores, sus pensamientos, para así podernos explicar los procesos que están ocurriendo hoy.

Y por supuesto, esta tarea le corresponde a la Universidad Nacional, porque es el centro de investigación y educación superior más importante del país y porque sólo ella puede acercarse a estas situaciones sin intereses particulares y con el puro afán del conocimiento.

Por eso he propuesto ya, y reitero ahora en esta carta dirigida al nuevo rector de nuestra casa de estudios, la urgencia de crear una entidad (instituto, centro, programa, seminario, la figura que se desee) para el estudio de las culturas del mundo, que vendría a completar los esfuerzos que ya existen con las instancias donde se estudia a América Latina y América del Norte. La nueva se abocaría a lo que falta: Europa occidental y oriental, Lejano y Medio oriente, África, Asia y Oceanía.

Para que fuera viable echar a andar de manera expedita una entidad así de omniabarcante, ella tendría que funcionar de una manera distinta a la tradicional. Su objetivo sería menos el de convertirse en un productor de investigación original y más, por lo menos en una primera etapa, en sitio de acopio de información y de establecimiento de contactos con centros de investigación y con especialistas de México y del mundo con los cuales se generarían conferencias, seminarios y cursos, presenciales y no. Y lo fundamental: se organizaría una biblioteca especializada, tanto de materiales físicos como virtuales.

Lo anterior haría que los recursos necesarios para echar a andar esta entidad no fueran excesivos: un espacio físico, personal académico capacitado para establecer los contactos y seleccionar los materiales, personal para el uso de tecnologías y secretarial y un presupuesto para pagar las conferencias, cursos y adquisición de materiales.

Sería un modo nuevo de funcionar, muy fluido y ad hoc con los tiempos que corren y con las urgencias de entender y analizar que se requieren, el cual aprovecharía el conocimiento que ya existe y que se sigue generando, y tendría la posibilidad de abarcar la enorme diversidad de temas que tienen que ver con un espectro tan amplio de países y culturas.

Y así, la próxima vez que unos jóvenes salgan a protestar, que haya muertos en las calles de algún país, que caiga un primer ministro, que dé inicio una guerra o una migración masiva, tanto los medios de comunicación como los individuos y grupos interesados, tendrán un lugar al cual recurrir para entender lo que sucede y ese lugar será, como corresponde, la UNAM.