11 ene 2016

Columna Malecón/Compañeros de vecindario

Duro pero poco objetivo el editorial.., con todo respeto .., la segunda editorial muy buena!
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Columna Malecón/Compañeros de vecindario
 Noroeste, 11 de enero de 2016
Cuando el 30 de abril de 2008 se realizó una cruenta balacera apenas a unos metros de la Casa Oficial del Gobernador, se le cuestionó a Jesús Aguilar Padilla sobre cómo era posible que, dado al nivel de información y seguridad que manejaba como Gobernador, no se había dado cuenta del tipo de vecinos que tenía.
 "Por desgracia y esto no lo podemos evitar, en un momento dado, cualquiera de nosotros puede ser vecino de una casa de seguridad, de una célula de sicarios o de algún miembro de la delincuencia organizada, esa es la realidad", dijo al día siguiente, después del desfile por el Día del Trabajo, en el que lo acompañó el entonces Alcalde de Culiacán, Jesús Vizcarra.
 Pero una cosa es "ser vecino de una casa de seguridad" y otra tener el domicilio a cerca de 600 metros donde se refugiaba Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", el delincuente más buscado del mundo.
 Así es la situación de Gerardo Vargas Landeros, Secretario General de Gobierno, aspirante a la Gubernatura y ¡coordinador del Gabinete de Seguridad!
 Vargas, pues, fue vecino de "El Chapo" por un tiempo determinado.
 ¿Lo sabía? ¿Estaba enterado de que, al menos, esa residencia donde se ocultaba el capo era una casa de seguridad?
 Y si lo sabía, ¿por qué no actuó en consecuencia?
 Son preguntas que un aspirante a la Gubernatura y segundo en el Gobierno debe responder a los sinaloenses.
 Obtención de información
 Mario López Valdez ya salió a defender a su delfín.
 En conferencia de prensa del sábado rechazó explicar por qué no se detectó antes la casa de seguridad del capo, a pesar de la vecindad de la residencia del Secretario General de Gobierno.
 El Gobernador aseguró que no era responsabilidad del Gobierno del Estado identificar o detenerlo.
 Pero veamos. Puede hablarse de tres niveles para la obtención de una información al respecto.
 El primero es el más básico. En cualquier colonia o fraccionamiento, los vecinos saben cuándo hay un vecino "raro".
 Eso no puede negarse, quien lo haga es porque vive en una isla desierta, es decir, no tiene vecinos.
 Y más en las áreas residenciales de ciudades pequeñas, como Scally en Los Mochis, donde Gerardo Vargas Landeros tiene su casa.
 En este tipo de zonas residenciales casi todos los vecinos se conocen. Ya sea por las relaciones de la vida social, en las escuelas de los hijos, los años de antigüedad que las familias tienen viviendo en la ciudad, es decir, el arraigo, por negocios, en fin, la gente se conoce.
 Cuando llega un vecino extraño o en una de las casas hay movimientos inusuales, la gente lo platica.
 ¿Se lo abran comentado a Vargas? Si así fue, ¿hizo algo al respecto o guardó silencio?
 El segundo nivel de información son los policías. Si alguien sabe de los movimientos del mundo criminal en la calle son los agentes policiales, municipales o estatales.
 Estos elementos son un receptáculo de información a nivel terreno. Conocen cuando alguien entra o sale, cuando hay un nuevo actor en el juego criminal, cuando alguien asciende o traiciona. Lo saben.
 Y si alguien en Sinaloa tiene el control de las fuerzas policiales son Vargas Landeros; Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, el director de la Policía Ministerial del Estado; y Genaro García Castro, Secretario de Seguridad Pública.
 Juntos manejan las riendas de las corporaciones. ¿Desconocían ambos que en la Scally de Los Mochis había una casa de seguridad? Lo dudamos.
 El tercer nivel. En este sexenio se han ejercido millones de pesos en tecnología aplicada en el rubro de seguridad pública.
 Y no sólo se trata de cámaras de videovigilancia, sino de todo un sistema de inteligencia e información de alta tecnología al resguardo de García Castro, quien además es Secretario del Sistema Estatal de Seguridad Pública, por cierto, también mochitense.
 Entonces, ¿puede creerse cuando Malova dice que no sabían que esa casa del Fraccionamiento Scally era de seguridad?
 ¿Hay omisión?
 Que sí, que no
 Después de tanta especulación, de confirmaciones y negaciones, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, no vendrá al puerto de Mazatlán, mañana.
 Habrá cambiado de opinión por la recaptura de Joaquín "El Chapo" Guzmán el viernes en Los Mochis?
 Lástima, el Alcalde porteño, Carlos Felton, ya tenía preparado recordarle sobre el dragado del puerto y su compromiso con los mazatlecos por mil 300 millones de pesos para un nuevo puerto logístico, y también iba a aprovechar para decirle que Mazatlán necesita un tramo ferroviario hacia Durango para facilitar las exportaciones.
 Ni modo, Peña no viene a Mazatlán y dejará vestidos y alborotados a funcionarios y empresarios, principalmente al Leovi Carranza, de Pinsa, quien fue el que le extendió la invitación.
 Por temor, por seguridad, por falta de logística, por agenda, por lo que sea, el Ejecutivo no asistirá y las promesas de sacar los proyectos que pueden encaminar a Mazatlán a ser un destino consolidado siguen en el aire.
Malecón es columna institucional de esta casa editorial.
 malecon@noroeste.com#
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Editorial/Es tiempo
Noroeste,
El arresto de Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", no debe de ser la meta de un país estrangulado por el narcotráfico y la delincuencia organizada, sino el arranque de una estrategia general para erradicar un mal que amenaza con construir su propio país dentro de las instituciones mexicanas. 
La detención por sí sola marca una frontera en la lucha del Gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y da frutos después del enorme operativo que implicó desplegar a miles de efectivos con la única misión de capturar a un solo delincuente. 
Pero de nada servirá el esfuerzo si no se continúa la desmantelación del aparato logístico de la delincuencia organizada. 
Y no lo decimos nosotros, lo dijo el mismo "Chapo" durante la entrevista que le realizó el actor y activista Sean Penn, al asegurar que el día que él no exista el narcotráfico seguirá existiendo. 
El comentario es clave porque apunta a la necesidad de hacer algo más en contra del narcotráfico, que simplemente perseguir y arrestar a sus líderes. 
Uno de los caminos que inevitablemente debe de seguir el Gobierno es el camino del dinero, el enorme caudal de liquidez que maneja el narco y sin cuya solvencia sería imposible entender que exista como lo conocemos. 
El lavado de dinero continúa siendo el apartado donde menos se ve el esfuerzo de las autoridades, un mecanismo que permite aceitar la insólita maquinaria de la delincuencia. 
"Follow the money", dicen los estadounidenses. 
¿Qué tan difícil puede ser seguir la enorme estela que dejan miles de millones de dólares al año en nuestro País? 
Y si se va a empezar a combatir el lavado de dinero en serio, Sinaloa es un buen lugar para comenzar la investigación. 
Destino final de una gran parte del efectivo que llega de decenas de países, Sinaloa debería ser punta de lanza en transparencia y regulación de su economía, algo que estamos lejos de ser. 
Nuestro estado continúa apareciendo en los titulares de todo el mundo, siempre asociado a las noticias negativas que produce el narcotráfico; es tiempo de comenzar a aparecer como el estado donde comenzó en serio la lucha contra el narcotráfico.
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