23 oct 2016

Nueva cruzada moralizante de la ultraderecha

Revista Proceso No. 2086, 23 de octubre de 2016..
Nueva cruzada moralizante de la ultraderecha/RODRIGO VERA
El Frente Nacional por la Familia –constituido por más de mil organizaciones católicas en mayo pasado– tiene como propósito posicionar electoralmente a la ultraderecha, según comentan a Proceso dos expertos en el tema del activismo religioso. Y en este escenario, dicen, la panista Margarita Zavala es la esperanza para estos grupos en 2018. Cuando los panistas llegaron al gobierno se iniciaron las redadas homofóbicas; hoy, las cruzadas moralizantes van contra los matrimonios igualitarios.
A través de las movilizaciones encabezadas por el Frente Nacional por la Familia (FNF), la jerarquía católica mexicana y sus grupos de ultraderecha se están “posicionando electoralmente” para incidir en los comicios de 2017 y 2018 a favor del PAN, partido con el que “siempre han tenido afinidad ideológica y política y que además les asegura cargos públicos para influir socialmente”, afirman Renée de la Torre y Édgar González Ruiz, investigadores especializados en el tema del activismo católico.
Ambos señalan que las marchas organizadas por esos grupos, hoy enfocadas a protestar contra la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto que intenta legalizar las bodas gay, han sido “recurrentes” en las últimas décadas para protestar, ya sea contra la educación laica, el comunismo, el aborto o los métodos anticonceptivos.
De la Torre, académica del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), afirma categórica:­

“Los grupos conservadores que actualmente conforman el frente se están posicionando para influir en las elecciones de 2017 y 2018. Están sacando a la gente a la calle para que se sienta identificada con ciertos valores que, por supuesto, serán defendidos por los candidatos del PAN, partido que no tiene arrastre con las masas ni mítines emotivos, pero para eso están justamente las movilizaciones del frente.
“Por lo pronto, Margarita Zavala se está perfilando como candidata del PAN a la Presidencia de la República. Y claro, en sus discursos ya está prometiendo que defenderá a la familia y todos esos valores que la identifican con estos grupos de laicos que son el brazo largo de la jerarquía católica.”
–¿El episcopado mexicano se prepara entonces para intervenir de esta manera en las próximas elecciones?
–Por supuesto. La jerarquía siempre argumenta desde el púlpito: “Yo no me meto en política partidista”. Pero realmente interviene cuando le dice a sus fieles: “No voten por los candidatos que promuevan el matrimonio gay, el aborto o la ideología de género”. Sus preceptos morales siempre aterrizan en las contiendas electorales, son una manera de hacer campaña política.
–¿En este caso a favor del PAN?
–Sí, lógicamente, pues ese partido tiene afinidades ideológicas con la Iglesia. Incluso, es muy común que los líderes de estos grupos católicos se conviertan en militantes o líderes del PAN, así como en funcionarios de los gobiernos panistas. En estas organizaciones de laicos se forman gran parte de los cuadros del PAN.
“Actualmente hay un trasfondo político en la protesta de estos grupos contra la iniciativa presidencial para legalizar los matrimonios igualitarios. Al lanzar consignas como ‘Peña Nieto es enemigo de la familia’ o ‘Peña intenta imponer la dictadura gay’ ya hay un llamado implícito a no votar por el PRI.
“En los años sesenta estos grupos se opusieron muy fuertemente al comunismo, sobre todo estaban preocupados por la llegada de Fidel Castro al gobierno cubano. Su consigna era entonces ‘Cristianismo sí, comunismo no’. Hoy el planteamiento es ‘Cristianismo sí, ideología de género no’. Estas cruzadas católicas vienen dándose de manera recurrente en las últimas décadas. Ahora se reactivaron con la iniciativa de Peña Nieto.”
Cruzadas católicas
Édgar González Ruiz, autor de los libros Conservadurismo y sexualidad, La última cruzada; de los cristeros a Fox y La sexualidad prohibida, también ve una intencionalidad electoral detrás del FNF. Asegura:
“El frente está abonando el terreno para que, en 2018, el PAN gane las elecciones presidenciales y regrese a Los Pinos. La iniciativa de Peña Nieto es un buen pretexto para arremeter contra el PRI y lograr su objetivo.”
–¿El PRI, definitivamente, no le garantiza al frente la aplicación de sus demandas?
–Basta sólo ver que Peña Nieto no incluyó en su gabinete a ningún militante de estos grupos de ultraderecha. Y si bien llegó a coquetear con la Iglesia y hasta trajo al Papa Francisco a México, lo hizo con la intención de legitimarse. Su supuesto catolicismo es pura cuestión de imagen. Un maquillaje, pues el PRI conserva ciertas raíces liberales que salieron a relucir precisamente con esta iniciativa del presidente. Un mandatario panista jamás hubiera presentado una iniciativa semejante.
–¿Fue muy distinto durante los 12 años del PAN en la Presidencia de la República?
–Por supuesto, durante los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón fueron muy ostensibles los cargos públicos que les dieron a destacados militantes de organizaciones de ultraderecha, desde los cuales pudieron influir en políticas públicas.
Menciona el investigador los casos de Carlos Abascal, quien obtuvo la Secretaría de Gobernación; Cecilia Romero, el Instituto Nacional de Migración; Luis Felipe Bravo Mena, la embajada en la Santa Sede; José Luis Luege, la Comisión Nacional del Agua; José de Jesús Castellanos, la oficina de Enlace Social de la Secretaría de Desarrollo Social…
Agrega:
“Fox, admirador de los cristeros, al inicio de su campaña presidencial enarboló un estandarte de la Virgen de Guadalupe; ya en Los Pinos, dio a conocer su famoso decálogo, mediante el que prometió cumplir las demandas de la jerarquía, como dar instrucción religiosa en las escuelas públicas, control de medios de comunicación masiva o acceso a los ministros de culto a cargos de elección popular. No lo logró porque eran cambios que dependen del Legislativo.
“Calderón, por su parte, durante su gobierno logró modificar el artículo 24 constitucional para incluir ahí el tema de la libertad religiosa tal y como la concibe el episcopado mexicano. Por eso su esposa, Margarita Zavala, es hoy la esperanza de estos grupos para las elecciones de 2018. Pero bastará con que llegue cualquier panista a Los Pinos.”
Estudioso de las intrincadas ligas del PAN con los grupos católicos, González Ruiz asegura que varios de los gobernadores que ha tenido el PAN provienen de estos grupos o, por lo menos, tienen estrechos víncu­los con ellos. Y menciona a Ernesto Ruffo –el primer gobernador panista– de Baja California; Carlos Medina Plascencia, de Guanajuato; Francisco Barrio, de Chihuahua, y Marco Antonio Adame, de Morelos.
Igual, dice, dirigentes nacionales o líderes morales del PAN “provienen del mismo sector del conservadurismo católico”. Señala a Luis H. Álvarez, Manuel J. Clouthier, Diego Fernández de Cevallos, Carlos Castillo Peraza, Luis Felipe Bravo Mena, Ricardo Anaya.
“Lo raro más bien sería que fueran ajenos a las filas del conservadurismo, pues el PAN tiene esa raíz”, asegura González Ruiz.
El albazo peñanietista
El pasado 17 de mayo Peña Nieto presentó su iniciativa para reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo. Al día siguiente la Conferencia del Episcopado Mexicano le advirtió –en un comunicado– que la Iglesia sólo acepta el matrimonio entre hombre y mujer. Y antes de concluir el mes de mayo el FNF ya estaba conformado y realizaba protestas en las calles.
El FNF aglutina a más de mil organizaciones de todo el país, entre ellas destaca la Unión Nacional de Padres de Familia y la poderosa coalición Juntos por México, que a su vez aglutina a alrededor de 70 organizaciones nacionales, como Movimiento Familiar Cristiano, Acción Católica, Escuela de Pastoral, Cursillos de Cristiandad, Renovación Carismática, Adoración Nocturna o el Movimiento Regnum Christi, brazo laico de los Legionarios de Cristo (Proceso 2068).
Dice González Ruiz:
“En el FNF participan los mismos grupos conservadores de siempre, como la Unión Nacional de Padres de Familia, constituida hace un siglo, en 1917. No hay ninguna novedad en ese aspecto. Estos grupos operan de manera revolvente; cuando ven una amenaza, inmediatamente se aglutinan para crear un frente de protesta al cobijo de la jerarquía católica. Es exactamente lo que vemos ahora.”
–¿Qué amenazas los unen?
–Se han unido para protestar contra la educación laica, el comunismo, el aborto, la educación sexual o los métodos anticonceptivos. Los mismos temas de siempre. Aunque ahora ya resultan ridículas aquellas furibundas campañas que realizaban contra el condón.
Renée de la Torre, autora del Atlas de la diversidad religiosa en México 1950-2000, señala otra característica:
“El frente promueve una visión complotista; hace creer que hay un enemigo común que amenaza los valores católicos. Por ejemplo, yo platiqué con personas que participaron en la marcha del frente el pasado 10 de septiembre, en Guadalajara, y me comentaban que asistieron porque en los libros de texto a sus hijos se les dará a elegir si quieren ser niñas o niños, que los libros les hablarán del ‘tercer género’. Eso no es verdad. Es un mito. En las recientes marchas del frente se protestó contra un molino de viento.
“También resultan absurdas las terminologías que usan para nombrar a su enemigo, como es ‘dictadura gay’ o ‘ideología de género’, que en realidad no es ninguna ideología, sino todo lo contrario. Quizá lo hagan porque antes atacaban la ‘ideología’ del comunismo y del marxismo.”
González Ruiz hace un recuento de las movilizaciones de los grupos conservadores en las últimas décadas. “Una de las etapas de mayor confrontación”, dice, fue durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, cuando “se opusieron a la educación socialista” del cardenismo. Recuerda que, en esa época, el entonces arzobispo de México, Pascual Díaz Barreto, amenazaba con excomulgar a los miembros del Partido Nacional Revolucionario (el actual PRI) y a los padres de familia que enviaban a sus hijos a las “escuelas socialistas”.
Ese conflicto –agrega– cobró “dimensiones sangrientas, ya que surgieron bandas armadas que, en algunos estados de la República, asaltaban y quemaban escuelas, mutilaban y asesinaban a maestros rurales que seguían ese proyecto educativo, en el cual ya se incluía la enseñanza mixta y algunos rudimentos de educación sexual”.­
En los años sesenta, durante el sexenio de Adolfo López Mateos, estos grupos católicos “llevaron a cabo protestas contra la introducción de los libros de texto gratuitos y obligatorios por parte de la Secretaría de Educación Pública”, dice.
Y en los setenta, durante el sexenio de Luis Echeverría, “el conflicto se reavivó” porque los libros de texto tenían contenidos en educación sexual y ciencias sociales considerados “inmorales” por la jerarquía.
Y fue precisamente en los años sesenta y los setenta –agrega– cuando estos grupos arreciaron sus campañas anticomunistas. En junio de 1961, por ejemplo, llegaron a congregar a más de 100 mil personas en el centro de la ciudad de Puebla, por lo que el Ejército tuvo que acordonar la zona.
Un “episodio criminal” que resultó simbólico de esa etapa –comenta– fue el linchamiento, en el poblado de San Miguel Canoa, de varios trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla, instigado por el párroco del lugar, en septiembre de 1968.
Después, en los ochenta y los noventa, vinieron las campañas contra el aborto y el uso del condón. “La llegada del PAN a gobiernos municipales y estatales impulsó las cruzadas moralizantes y las redadas homofóbicas”, comenta González Ruiz.
En años más recientes, “una de las confrontaciones más fuertes entre el clero y las autoridades civiles fue motivada por la despenalización del aborto en la Ciudad de México, en 2007. Y después por el reconocimiento, también en la Ciudad de México, del matrimonio entre personas del mismo sexo”.
Dice González Ruiz:
“En suma, el enfrentamiento entre el clero y algunos gobiernos, en torno a estos temas, no es nuevo en la historia de México.”
De la Torre concluye:
“Estos grupos seguirán tratando de imponer su concepción de la familia, el matrimonio y la sexualidad. Insistirán también en una demanda de la jerarquía; meter la instrucción religiosa en las escuelas públicas. Pero primero necesitan influir electoralmente… Sí, necesitan el triunfo del PAN…”




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