17 oct 2016

Olegario Vázquez Raña...., reportaje en Proceso

Revista Proceso # 2085, 15 de octubre de 2016.., le dedica este reportaje a Vázquez Raña..;
Más privilegios para quien todo lo tiene: miles de millones y poder desmedido/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
Prácticamente tiene empresas en todas las áreas y sectores: de la construcción de cárceles a la venta de flores. Olegario Vázquez Raña es la quintaesencia de los empresarios crecidos en simbiosis con el poder político y, durante el peñanietismo, su influencia y su fortuna no han hecho más que multiplicarse. Él ata y desata, los funcionarios lo obedecen, el presidente lo trata con máxima deferencia… Y Televisa y TV Azteca se preparan para el embate que significa la irrupción de la tercera cadena de televisión pública.

El 4 de diciembre de 2012, el presidente Enrique Peña Nieto fue a desayunar al Heroico Colegio Militar, un acto precedido de desfiles, salvas de artillería y proclamas por la seguridad que, sin embargo, tuvo por invitado de honor a Olegario Vázquez Raña, un civil acaudalado, contratista de las Fuerzas Armadas y del gobierno todo.
Aunque desde el primer día del sexenio la élite empresarial estuvo presente en diferentes actividades, el convite de los militares fue el primero en que el entonces nuevo presidente de México saludó en su discurso a un empresario por nombre.

La distinción inauguró una nueva etapa de favoritismo y negocios al amparo del poder para Vázquez Raña y para su hijo Olegario Vázquez Aldir, quien ahora está al frente de diferentes empresas.
En lo que va del sexenio el empresario ha participado en los principales proyectos de infraestructura, como la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM); la ampliación de la Línea 12 del Metro; la construcción de grandes hospitales, carreteras, escuelas, y por si fuera poco, es el beneficiario de la concesión para operar la tercera cadena de televisión abierta, que forma parte también del Programa Nacional de Infraestructura (PNI) como uno de los ambiciosos proyectos del gobierno peñanietista.

Vázquez Raña es banquero y da préstamos a gobiernos, pero también posee florerías y tiendas de regalos. Tiene una cadena de cafeterías pero participa en las grandes obras y concesiones facilitadas mediante la asociación público-privada. Es dueño de exclusivos hospitales privados, aunque también opera nosocomios públicos.
Además, su emporio mediático está compuesto por al menos 20 concesiones de radio, dos canales de televisión de paga y el cuasicentenario periódico Excélsior. Se dedica asimismo al manejo de los desechos tóxicos.
Si bien la mayoría de los sectores enlistados en los que participa sólo puede prosperar al amparo del poder, en el romanceo característico de los millonarios mexicanos que suelen inventarse un origen humilde la historia que cuenta Vázquez Raña –la misma de su fallecido hermano Mario– se puede resumir así:
Un pobre inmigrante gallego llegó a este país y trabajó en el cambaceo. Avecindado en la popular colonia Guerrero, puso una modesta tienda, luego adquirió un hotel de paso ahí mismo y, con el tiempo, la mueblería Hermanos Vázquez, que se convirtió en cadena. Empleados por su padre, los hermanos Vázquez Raña se inspiraron –inclusive en el camión repartidor de muebles que dice haber manejado Olegario– y avanzaron hasta ser influyentes personalidades de la vida nacional. Fin.
Nada queda de los hoteles de paso en la calzada de Tlalpan que se le atribuyen a su familia en distintos relatos biográficos. Hoy es dueño de la cadena Camino Real y los lujosos Quinta Real. Lo único que al parecer conserva de todo aquello es la mueblería Hermanos Vázquez y, según ha declarado, desde hace años suele trasladarse siempre en helicóptero.
Ahora, a sus 80 años, Olegario Vázquez Raña posee al menos 120 empresas, de acuerdo con un rastreo realizado por Proceso en sus páginas corporativas y los informes de su Grupo Financiero Multiva a la Bolsa Mexicana de Valores, sin tomar en cuenta firmas offshore como Mundella Global Inc. y Marshalls Creek Ltd, descubiertas en la investigación periodística BahamasLeaks, que se publicó en el portal www.proceso.com.mx el pasado 21 de septiembre.
Al consultar cada una de las razones sociales en bases de datos gubernamentales, de las 120 empresas 31 son proveedoras del gobierno –una clave del éxito del magnate–; al menos ocho son concesionarias de operaciones de infraestructura, cinco tienen operaciones bancarias y de servicios financieros, y cinco más son concesionarias de radio y televisión.
El sexto año
Muy cercano al poder presidencial desde el echeverrismo, en los últimos 15 años Vázquez Raña consolidó, mediante la diversificación característica de los empresarios del sistema, su enorme conglomerado.
A pesar de sus relaciones de alto nivel en los años setenta, cuando era pública su amistad con el secretario de la Defensa, Hermenegildo Cuenca Díaz, a Olegario siempre se le vio como segundo de su hermano Mario, que en la misma década adquirió la cadena García Valseca, editora del Sol de México y diarios locales en todo el país.
Campeón olímpico de tiro, en 1976 abandonó al representativo mexicano y la disciplina. Adquiría influencia nacional e internacional en el ámbito olímpico, pero fue a partir de ese año cuando tomó en serio los negocios.
Para 1986 compró un hospital casi en quiebra, que sería el origen de su cadena de hospitales Ángeles. Diez años después fundó Promotora y Desarrolladora Mexicana (Prodemex), constructora especializada en obra pública y convertida ahora en una de las gigantes mexicanas del sector.
En los años siguientes sus negocios se ampliarían. De la consolidación de Grupo Empresarial Ángeles pasó a la adquisición de la cadena de hoteles Camino Real, rematada por el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB, sustituto del Fobaproa), y compró 15% del Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP).
Durante el sexenio de Vicente Fox se encumbró aún más. 
Con GAP aumentó sus participaciones en la operación aeroportuaria concesionada por el gobierno. En 2003 obtuvo un paquete de concesiones de radio, antecedente de Grupo Imagen Multimedia.
La relación con la pareja presidencial Fox-Sahagún era notoria. Vázquez Raña, empoderado en el viejo régimen priista, se convirtió en entusiasta promotor de la primera dama y su fundación Vamos México, mediante la que ella pretendía encauzar sus aspiraciones presidenciales. Además, Ana Cristina Fox, hija del entonces presidente, era directora de Relaciones Públicas de la cadena Camino Real.
En 2006 recibió la autorización para que Multiva operara como banco. Ese año compró el periódico Excélsior. Obtuvo concesiones para la operación de casinos y Prodemex se convertía en un importante competidor en el contratismo gubernamental.
Pronto sus negocios tendrían especial interés en el Estado de México, donde el entonces gobernador Enrique Peña Nieto no escatimaba formas para consentir al magnate: le asignó la concesión para operar un hospital en Toluca y el mantenimiento de las carreteras mexiquenses por 35 años, en un contrato por 5 mil 700 millones de pesos.
Para ello, el empresario creó la razón social Empresa Mexiquense Conservadora de Vialidades o EMC Vialidades y Carreteras, que derivó en Axis, un negocio que se sumaría a la concesión por 25 años del puente James Watt, operado a través de la razón social Constructora James Watt, a la que cada año el gobierno mexiquense debe pagar 35 millones hasta 2033.
El sexto año de cada década, Vázquez Raña ha realizado una ampliación emblemática para sus negocios, y este 2016 no es la excepción: además de convertirse en el tercer operador de televisión abierta, competidor de Televisa y TV Azteca, consiguió entre otros jugosos contratos participar en la construcción de la obra de infraestructura más relevante del sexenio, con el mencionado NAICM.
Entre Peña y Calderón
La cercanía de Olegario Vázquez Raña con los presidentes de México ha sido ampliamente documentada. Mientras conseguía los ya mencionados contratos con el gobierno mexiquense de Peña Nieto, el federal de Felipe Calderón le otorgaba obras importantes, cotizadas en miles de millones de pesos, inclusive en el ámbito de la seguridad.
Si con Calderón la élite militar adquirió un protagonismo que le habían escamoteado desde los años de la guerra sucia, el empresario que, siendo civil, formaba parte de esa cúpula, se vio beneficiado con la “guerra contra el narco” decretada por el panista.
Sobrepobladas las cárceles federales en la recta final de su mandato, Calderón, a través de su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, ideó un plan para construir una decena de penales federales, dos de los cuales fueron asignados a Vázquez Raña.
Con las razones sociales Desarrolladora Duranguense de Infraestructura Penitenciaria, y Concesionaria de Infraestructura Penitenciaria de Michoacán, Vázquez Raña se inauguró como contratista del ramo.
Aun así, la diferencia del sexenio de Calderón con el de Peña Nieto es significativa en cuanto a la importancia de Vázquez Raña si, por ejemplo, se toma como referencia el Portal de Obligaciones de Transparencia (POT), la plataforma en la que se supone debe publicarse toda la información del gobierno.
Al realizar una búsqueda en el POT el resultado es que entre 2007 y 2012 Prodemex obtuvo 2 mil 719 millones de pesos (mdp), mientras que de 2013 a la fecha la constructora ha obtenido 4 mil 271 mdp. Previsiblemente, lo que se transparenta en el POT no es todo.
Las 31 proveedoras gubernamentales del imperio de Vázquez Raña (sin considerar asociaciones público-privadas, concesiones ni ingresos por publicidad en sus medios de comunicación) han obtenido cerca de 12 mil millones de pesos en contratos transparentes, según una consulta en la plataforma Compranet, donde se registran las operaciones entre proveedores y gobierno.
Los contratos son de todo tipo: desde la renta de cajones de estacionamiento hasta flores, pero no todos los que están en el POT aparecen en Compranet. Tampoco la infraestructura concesionada.
Por ejemplo, la construcción de un hospital de la Secretaría de Marina ha costado más de mil 400 mdp y no está en la segunda plataforma, por lo que es claro que el monto obtenido por Vázquez Raña en el peñanietismo es muy superior.
El poder y la influencia
En lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, el Grupo Imagen Multimedia, que agrupa 20 radiodifusoras propias y otras tantas afiliadas, el periódico Excélsior y la televisora de paga Cadena Tres, Olegario Vázquez Raña acaparó una buena tajada del presupuesto para publicidad oficial.
En los tres primeros años de gobierno, aun sin un canal de televisión abierta, Grupo Imagen Multimedia consiguió 522 mdp de los 14 mil 147 mdp que gastó el gobierno federal. El monto no sería significativo, excepto porque esa última cantidad, de por sí elevada y con sobreejercicio, se repartió entre cientos de medios de comunicación de todo el país.
Aunque aún no abre el canal de televisión abierta, el sistema ComSoc, en el que se registra la publicidad oficial, da cuenta de que, de los 522 mdp asignados a las empresas de Grupo Imagen, 136 millones han sido por el concepto de “televisión abierta nacional”.
Por lo que respecta a Excélsior, es notable que desde 2002 (es decir, desde antes de ser adquirido por Vázquez Raña) no haya actualizado las mediciones de su circulación, pues en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación declaró poco más de 25 mil ejemplares de lunes a sábado y 27 mil en domingo.
Si la magnitud del tiraje y la circulación de un medio son parámetros generales para la compra de publicidad, sorprende que al mencionado diario se le hayan asignado 235 millones de pesos del gobierno peñanietista con absoluta discrecionalidad.
Algunas versiones periodísticas (como la de El País el 12 de marzo de 2015) que achacan la ruptura con Mario a la incursión de Olegario en el negocio de los medios; también la atribuyen a diferencias entre ambos por asuntos relacionados con el ámbito olímpico, en el que Olegario –y Mario hasta su fallecimiento en 2015– tiene una influencia importante.
En una entrevista realizada por los reporteros Beatriz Pereyra y Raúl Ochoa, el magnate dio cuenta de cómo –un día antes del inicio de los Olímpicos– “obligó” a acudir a sus oficinas al titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Alfredo Castillo Cervantes, uno de los hombres más fuertes del peñanietismo (Proceso 2083).
En el encuentro, Vázquez Raña le impuso reunirse con presidentes de federaciones deportivas que mantenían un diferendo con el funcionario, y supuestamente estableció condiciones para la participación de México en la Olimpiada de Brasil. Castillo, según la versión del magnate, aceptó todo, en un episodio que va más allá de lo deportivo.
En cualquier caso, con la puesta al aire de la nueva televisora abierta, Vázquez Raña amplía su poder, ingresos e influencia, de por sí enormes.

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