La inconfesable división de los priistas/JOSÉ GIL OLMOS
Revista Proceso # 2127, 5 de agosto de 2017..
Conforme se acerca la fecha límite para designar a su candidato presidencial, destacados militantes priistas –de cara a la 22 asamblea nacional de su partido– siguen confrontados por dos posturas: un sector pretende que se designe un candidato que cumpla al menos una década de militancia, mientras que otros advierten que el descenso de su partido en las elecciones de los últimos años se debe a que no se abre a la sociedad. Frente a este dilema, los dirigentes manifiestan el optimismo imperturbable que los ha caracterizado aún en sus peores debacles… mientras sobre el tricolor se abate la amenaza del eterno “dedazo”.
De cara a la 22 asamblea nacional del PRI, que será encabezada por Enrique Peña Nieto, los militantes de ese partido se enfrentan a muchas dificultades al enfilarse a la designación de su candidato presidencial para 2018.
Aunque ya atajaron dificultades al decidir que no se quitará el candado de 10 años de militancia para ser candidato a legislador, edil o presidente de la República, la amenaza del “dedazo presidencial” y el suspenso que ocasiona el destape del elegido, para mediados de septiembre, tiene confrontados a los dirigentes del partido.
Hasta una semana antes de la realización del cónclave priista, en el que se espera la participación de 10 mil delegados, la dirigencia del partido a cargo de Enrique Ochoa Reza no tenía el control de la asamblea y estaba bajo la acusación de que se quiere imponer en la designación del candidato presidencial.
En el interior del partido corren versiones de que el expresidente Carlos Salinas de Gortari apoya las aspiraciones del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, a través de Otto Granados Roldán, subsecretario de Planeación, Evaluación y Coordinación en la SEP, quien fue el primer jefe de prensa del salinismo.
Mientras que al secretario de Hacienda, José Antonio Meade, se le atribuye el respaldo del equipo de Enrique Peña Nieto, aunque también se nombra al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al exrector de la UNAM y actual titular de la Secretaría de Salud, José Narro, como parte de una terna de aspirantes.
José Murat, presidente de la Fundación Colosio, sostiene que la asamblea nacional “no debe realizarse para definir un traje a la medida del futuro candidato priista”, sino que debe tener carácter deliberativo y dejar claro que hay “piso parejo” para todos los aspirantes a la candidatura presidencial.
El exgobernador oaxaqueño advierte que hay intentos de personas y grupos que buscan arrebatar la candidatura presidencial al PRI, pero asegura que “ya pasaron los tiempos de los ungidos y de la nomenclatura que todo lo decidía”.
–Da la impresión de que se quiere imponer el peñismo, sobre todo para la selección del candidato presidencial.
–Todo lo que se ha venido diciendo va a ser materia del análisis, del debate y discusión en las mesas, principalmente en la de estatutos. Yo creo que ese tema no debe espantar a nadie, es la expresión de un partido vivo, con militantes, con puntos de vista, señalamientos muy claros y con mandato de la militancia. En los estatutos están las definiciones de los métodos, ya lo tenemos.
Mientras que para el representante de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), Arturo Zamora –cercano al presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa–, ya pasó el tiempo del dedazo presidencial:
“Creo que no estamos en condiciones de pensar en una situación de esa naturaleza. Me parece que como partido político tenemos varios métodos y hay que ajustarnos a ellos porque esto nos ayudará para vocacionar adecuadamente las propuestas.”
Ivonne Ortega, quien fue gobernadora de Yucatán y secretaria general del PRI, señala que, más que el dedazo presidencial, lo que la militancia está cuestionando son las decisiones cupulares que han llevado a que de los candidatos seleccionados en los últimos 24 procesos internos, ocho hayan perdido.
“El presidente de la República es parte del Consejo Político, así se decidió en la Asamblea 21 porque no tenía ninguna representación en el partido, y será escuchada su voz como la de quienes integramos el consejo. Espero que tenga la misma idea de hacer rentable al partido, mantener nuestro triunfo de 2012, que nos costó mucho trabajo, para 2018.”
La yucateca admitió públicamente que aspira a la candidatura presidencial del PRI para 2018.
En tanto, Francisco Labastida Ochoa, quien fue candidato presidencial del PRI en 2000, señala que sería una mentira negar que el presidente de la República tendrá una influencia en las decisiones del partido, pero que, si se sigue la tradición de sus antecesores, Peña habrá de consultar con gente con experiencia sobre los perfiles de los precandidatos.
Los estatutos
Durante semanas la discusión sobre la asamblea se ha centrado en posibles cambios al artículo 166 de los estatutos, que establece los requisitos para la postulación de candidatos.
En la dirigencia nacional hubo un anteproyecto en el que se eliminaban los candados de 10 años de militancia, para abrir la postulación presidencial a un simpatizante.
Ante la presión de diversos grupos y personajes, la Comisión Nacional de Dictamen a cargo de la secretaria general del PRI, Claudia Ruiz Massieu, elaboró un documento que propone mantener los candados y los requisitos para la postulación, con la idea de prevenir los problemas que plantearía lanzar a un candidato no priista para la Presidencia.
No obstante, aún existe la posibilidad técnica de aceptar a un candidato simpatizante siempre y cuando el PRI se adhiera
a una alianza con otro partido, el cual elija a un personaje que no sea priista. Pero eso sería inédito en el PRI.
Arturo Zamora señala que el partido no puede quedarse sólo en la discusión de los estatutos porque se quedaría como un partido de visión corta y lo que se busca es tener un programa para los próximos 30 años.
Entre las propuestas que se discutirán en la asamblea están establecer mecanismos para evitar candidatos con historias de corrupción o ligas con el narcotráfico; que los legisladores plurinominales que quieran repetir lo hagan por la vía uninominal y realicen su campaña; la desaparición del fuero desde el presidente municipal hasta el presidente de la República, y establecer la revocación de mandato para procesar a quien haya traicionado la confianza de los militantes y ciudadanos.
Asimismo se prevé disminuir a cuatro años el periodo presidencial y el de las gubernaturas; una revisión de la política económica y la instauración de los gobiernos de coalición que impulsa Manlio Fabio Beltrones.
Antes de la asamblea nacional que el PRI realizará a partir del 12 de agosto en su sede central, se efectuarán entre el 9 y 10 del mismo mes cinco mesas de trabajo: en Campeche se discutirá el tema de los estatutos; en Coahuila, la declaración de principios; en Mazatlán, la ética partidista; en Toluca, el programa de acción, y en Guadalajara, el proyecto de visión de futuro.
Sin embargo, el panorama para el PRI en 2018 no es promisorio: en los últimos cinco años han perdido casi 5 millones de votos en las elecciones de distintos estados. En el mismo lapso, de los 8 millones de militantes registrados ante el Instituto Nacional Electoral (INE) ha perdido 800 mil, 10%, los cuales se han ido principalmente a Morena; la imagen de Enrique Peña Nieto es la peor de un presidente desde 1996; gobierna seis estados menos que cuando empezó esta administración y arrastra la pesada carga de 21 exgobernadores involucrados en escándalos de corrupción y con el crimen organizado.
Labastida Ochoa tiene claro este panorama y, ante la amenaza de posibles rupturas, reconoce: “Sí, por supuesto, e irnos al tercer lugar, como en 2006 con Roberto Madrazo, a quien le pronostiqué que le pasaría eso”.
–¿Hay una situación igualmente difícil que en 2006?
–Sí, igualmente difícil. Es incómodo decir la verdad y lo que uno piensa, pero se es más leal cuando se hace esto que cuando sólo se dice: “Sí, señor, todo está bien”.
La asamblea a modo
El senador jalisciense Arturo Zamora, líder de la CNOP, señala que no hay necesidad de cambiar los estatutos porque ya existen diferentes modelos para elegir a los candidatos aprobados desde la asamblea 14, que incluyen la consulta a la base y por decisión de los consejeros políticos, que ha funcionado positivamente.
–¿Al PRI le conviene un candidato simpatizante o militante?
–Un candidato que sea garantía de unidad al interior del partido y garantía de confianza para la sociedad en general. Esa es la clave. Creo que tenemos que pensar en un perfil de quién puede ser un buen presidente de México para los retos y desafíos que tenemos aquí en la puerta.
“Debemos pensar, hacia adentro, quién garantiza esa hegemonía, esa inclusión, la unidad interior, pero también quién cuenta hacia afuera con la confianza del electorado. Son dos elementos que no debemos perder de vista.”
Sin embargo, Ivonne Ortega insiste en que se cambien los estatutos y se abra la participación a simpatizantes y ciudadanos en el proceso de selección de candidatos:
“Para nosotros, que el candidato sea un simpatizante ciudadano, inclusive no militante, no es problema siempre y cuando sea consultado abiertamente entre la militancia, los simpatizantes y los ciudadanos. Si es un candidato que no es militante pero logra el consenso, será una buena carta que estará en la boleta. Si no logra ese consenso no será rentable en la boleta.
“Así que no importa quién sea, sino el procedimiento: que la elección sea por consulta abierta, lo más transparente posible y con las reglas claras. Por eso pedimos que se quiten los candados, para que puedan participar todos los que quieran, porque hoy los candados te obligan a tener tres sectores y organizaciones, un porcentaje del Consejo Político, otro porcentaje de los comités municipales o estatales. Y un ciudadano lo único que tiene que tener es prestigio personal.”
Ortega es la primera priista que difundió su aspiración a la candidatura presidencial. Junto con otras corrientes y personajes, como José Ramón Martel, de Alianza Generacional; Ulises Ruiz, de Democracia Interna; y César Augusto Santiago, presidente de la asociación política Alternativa, entregó a Ochoa Reza un documento avalado por priistas de 18 estados para que se abran los candados a fin de que simpatizantes, militantes y ciudadanos puedan aspirar a una candidatura y se sometan a una consulta directa con las bases del partido.
Ortega también se ha reunido con el presidente Peña Nieto y le ha hablado de la necesidad de escuchar a la militancia para decidir el rumbo del PRI y elegir al mejor candidato para 2018.
Advierte del peligro que la asamblea nacional sea de “maquillaje” si no se toman en cuenta las posiciones de la base, recogidas en las mesas previas.
Además, sostiene que en realidad la participación de los 10 mil delegados se reducirá en una cúpula de 600, que verdaderamente toman las decisiones.
“Si es una asamblea de maquillaje, donde van a llegar a tener documentos ya redactados con anterioridad pero que no se han dado a conocer, como ocurrió en otras asambleas, va a haber problemas –advierte la exgobernadora en entrevista–. Esperemos que en el documento se incluyan todas las propuestas que traen los estados y se puedan debatir y discutir en la asamblea, porque si no habrá un escenario muy complejo para el partido.
“Lo que veo de riesgo es que, si la mesa redactora rasura esta parte, va a ser una situación muy difícil. Si no lo ven reflejado en la redacción de las mesas, puede ser que no participen, y tendrás a mil 500 o 3 mil delegados inconformes porque sus propuestas no están siendo incluidas.”
Señala que la convocatoria está hecha a modo, porque de los 10 mil delegados que se dice van a estar en la asamblea sólo 3 mil tienen condición de participar en las mesas, y de éstos nada más 600 van a tener las condiciones para votar.
“Los 10 mil delegados sólo tienen la facultad de votar o no el documento, ya no tienen la capacidad de decidir”, precisa, y si no se escucha a la gente se creará un escenario adverso para el PRI porque muchos militantes votarán contra su partido.
–¿Esa es la tendencia que hemos visto en las últimas elecciones?
–Sí, de 2012 a 2017 la tendencia que hemos visto, independientemente de que ganemos, es que hemos perdido rentabilidad electoral. Perdemos 4 millones 700 mil electores, comparados con las elecciones inmediatas anteriores. Es muy fácil verlo: llegamos en 2012 con 20 estados gobernados por el PRI y hoy tenemos 14, más uno impugnado, que es Coahuila.
–El panorama se ve complicado para todos los partidos, pero para el PRI más.
–Se ve complicado si la decisión no es la que el ciudadano y militante está esperando. Si es la que espera nuestra militancia, está ávida de participar en las decisiones profundas de quién nos va a gobernar. Va a haber mil 548 ayuntamientos en disputa, 828 diputaciones locales, 500 diputaciones federales, 128 senadores, la Presidencia de la República, 21 gubernaturas… es la elección más grande en la historia del país. Si como partido no entendemos a los ciudadanos, difícilmente vamos a tener una posibilidad de triunfo.
Al respecto, Zamora confía en que el PRI saldrá bien de este encuentro porque Ochoa Reza se ha reunido con representantes de sectores, organizaciones y delegados a la asamblea para llegar a acuerdos.
Asegura que se han ahuyentado los fantasmas de las divisiones y las fracturas que amenazaban hace un par de meses, cuando iniciaron formalmente las reuniones de trabajo previas a la asamblea, gracias a la inclusión de todas las opiniones de los grupos y corrientes de opinión.
–Da la impresión de que se puede repetir el escenario de 1988: confrontaciones muy fuertes, un choque de trenes entre tecnócratas y políticos tradicionales.
–Como partido más nos vale que no ocurra. Creo que en los dos casos hay gente muy profesional. Aquí debe prevalecer la madurez, la estabilidad que tenemos, y debemos ser muy cuidadosos y respetuosos respecto a la postura de cada quien.
Concluye: “Es como las fiestas de los 15 años o las bodas: las grandes preocupaciones de cuidar todos los detalles son antes de la fiesta. Ese trabajo lo estamos haciendo el presidente Ochoa y todos los sectores, es un trabajo de inclusión y de escuchar”.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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