La masacre de Las Vegas fue el tiroteo más mortal de la historia reciente de EU
Desde su llegada al hotel Mandalay Bay, seis días antes del tiroteo, ningún empleado notó nada extraño en Stephen Paddock. Las camareras no vieron señales de alguna actividad rara, ni sospecharon de sus 10 maletas.
El criminal se hospedó en la suite 32-135, una de las más grandes del hotel, donde preparó el tiroteo con el que acabó con la vida de casi 60 personas. Su plan incluyó la instalación de cámaras dentro y fuera de su habitación en el piso 32; tuvo seis días para colocarlas.
Pero algunos empleados del Mandalay Bay entrevistados por Univision Noticias no lo identificaban como un cliente frecuente, por lo menos de ese hotel.
"Vi su cara por primera vez hasta que apareció en las noticias", contó un hombre que lleva ocho años trabajando en el establecimiento. "Tal vez visitaba otros casinos".
Los movimientos de Paddock durante los días previos a la matanza, el momento de la masacre y el operativo de las agencias se revisan en 67 videos que fueron tomados con cámaras de seguridad del casino, celulares de testigos, cámaras corporales de los oficiales, así como de los dispositivos del pistolero. Esas imágenes aún no son públicas.
El autor de la masacre estaba hospedado en la suite 32-135, la cual tiene dos cuartos y es una de las más grandes del hotel. Tenía una privilegiada vista hacia el aeropuerto, otros casinos, el bulevar Las Vegas y el festival de música country Route 91, que él interrumpió a balazos. Rompió dos ventanas, que casi llegan hasta el techo, para descargar los rifles.
Sus miles de víctimas se encontraban a 400 yardas de distancia.
Desde su llegada al hotel, el 26 de septiembre, nadie notó algo extraño en él. Las camareras no vieron señales de alguna actividad rara, ni los empleados sospecharon de las 10 maletas que tenía en su cuarto Paddock. Se cree que él mismo introdujo el equipaje a su habitación, en el transcurso de varios días.
Según los reportes oficiales, no hubo un enfrentamiento a tiros entre los guardias de seguridad del casino, los agentes del Sheriff y el autor de la masacre. Cuando llegaron lo encontraron muerto.
Para llegar a su habitación se montó un operativo que fue asegurando cada cuarto entre los pisos 22 y 32 del Mandalay Bay. En total, la Policía encontró 23 armas en la suite 32-135 y 19 más en su casa, así como explosivos. Tenía rifles automáticos, armas estilo AR-15 y AK-47, y cientos de municiones.
"Por el tipo y la cantidad de armas en ese cuarto, estoy seguro que él premeditó todo lo que hizo", dijo este martes el sheriff Joseph Lombardo, de la Policía Metropolitana de Las Vegas.
Fuente Univision
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La matanza de Las Vegas volvió a abrir el debate sobre el control de las armas ...
Un bombero del estado de Arizona, Kurt Fowler, resultó herido en la pierna cuando protegía de manera similar a su mujer y tuvo que ser operado. Según reportes de prensa, no podrá volver al trabajo en meses.
A Sonny Melton, un joven de Tennessee de 29 años, su valentía le costó la vida.
"Me agarró por detrás y empezó a correr cuando de repente sentí que le dispararon en la espalda", contó su mujer, Heather, a la cadena WMV-TV en Nashville, capital del estado de Tennessee.
"Quiero que todo el mundo sepa lo bondadoso que era y el gran corazón que tenía, pero en este momento, casi no puedo respirar", lamentaba su esposa en declaraciones a ese medio.
"Estaba justo al lado mío, y escuchamos los disparos. Creo que todo el mundo pensó al principio que eran fuegos artificiales. Entonces, me dijo: 'Hey, me han disparado", explicó Cronk.
"La escena fue caótica, pero habían disparado a mi amigo así que no iba a abandonarle de ninguna de las maneras. Sé que él no lo hubiera hecho", afirmó.
Robert Hayes, un bombero de Los Ángeles, consiguió sacar a su esposa y a sus amigos fuera de la zona de la masacre y enseguida se identificó ante el equipo de fuerzas especiales SWAT que se desplazó al lugar de los hechos.
Hayes aseguró a la cadena Fox News que él mismo tuvo que declarar la muerte de veinte personas, tratando de salvar vidas en compañía de un médico del departamento local de bomberos: "Es algo que hacemos. No intentaba ser un héroe".
Lindsay Lee, una artista tatuadora, fue una de las muchas personas que utilizaron sus propios coches como ambulancias. En un vídeo compartido en Instagram, se puede escuchar cómo un hombre le dice: "Ahora mismo, necesitamos tu camioneta. Sólo necesitamos llevar a gente al hospital".
Ella, sin pensárselo, contesta: "Ok. Adelante, ¡súbelos a la parte de atrás!".
Posteriormente, Lindsay Lee escribió que un hombre falleció en su carro y su prometido le llevó al hospital.
"Fue una pesadilla. Nunca corrí por mi vida como lo hice esta noche", manifestó tras escapar de la masacre.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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