Construir un mejor México para todos
Mensaje de los obispos mexicanos en la víspera de la jornada electoral 2018
Todos corresponsables en la construcción de un México mejor
A tiempo y a destiempo la Iglesia proclama la buena noticia a Ella confiada: Jesucristo, Señor de la Historia y Príncipe de la Paz busca reinar en nuestros corazones para que podamos construir entre todos una sociedad más fraterna, reconciliada y justa. Por fidelidad a nuestro pueblo, en el que reconocemos la presencia de Jesucristo vivo, los obispos mexicanos nos dirigimos a todos los fieles católicos y a todos los hombres de buena voluntad, independientemente de sus convicciones religiosas, faltando unos cuantos días para ejercer nuestro derecho al voto.
Las elecciones son sin duda un momento especial para expresar de manera crítica, responsable e informada nuestro derecho sobre quién nos debe gobernar, es decir, sobre quién debe de coordinar los esfuerzos, para que entre todos -sociedad y gobierno-, podamos construir el bien común que México necesita.
La vida democrática de un pueblo no se agota en el momento del sufragio: “Una auténtica cultura de la democracia es participativa y solidaria, representativa y subsidiaria, promotora de la dignidad y de los derechos humanos. Con estos elementos la democracia se hace una propuesta humana capaz de vitalizar la sociedad y sus instituciones. Sin ellos, las instituciones carecen de vida y se convierten con facilidad en espacios para el arribismo y el oportunismo populista en cualquier ámbito de la vida social”.[1]
El actual proceso electoral ha generado polarización y encono no sólo entre los candidatos sino entre algunos de sus seguidores que en muchas ocasiones parecieran privilegiar más la pasión que la razón, más la descalificación que el argumento, más el deseo de destruir al adversario que la construcción de puentes de cara a un México reconciliado. Es preciso entender que las propuestas de gobierno que han presentado los candidatos, deben estar acompañadas de la más firme voluntad por lograr consensos y acuerdos que no sólo den viabilidad política a las ideas, sino que coadyuven a la reconciliación social.
Existe un gran dolor acumulado por las muertes violentas de muchos ciudadanos en los últimos años y aún de muchos candidatos en este proceso electoral. Estemos conscientes que no hay lágrimas estériles y que todas ellas son una silenciosa oración por la justicia y la paz que nuestro pueblo hoy tanto reclama.
Los obispos deseamos hacer un atento llamado a todos los candidatos, a todos los militantes partidistas y a todos los ciudadanos: juntos podemos hacer de la próxima jornada electoral un ejercicio ejemplar de civilidad, evitando palabras o gestos de hostilidad, descalificación o violencia.
La paz se construye paso a paso, día a día. Todos debemos convertirnos en sembradores de paz. Hoy más que nunca México necesita vivir en un clima de paz para poder caminar y seguir construyendo hacia delante.
Invitamos a todos a vivir con grandeza de espíritu, antes, durante y después de esta jornada electoral, aquilatando lo mejor que tiene nuestro pueblo y valorando los bienes que hoy gozamos como sociedad y que han costado el esfuerzo de muchas generaciones. Es preciso tener en cuenta el futuro, el seguimiento imprescindible por parte de todos, de la actuación de los funcionarios electos, y el necesario trabajo de reconstrucción del tejido social que hoy se encuentra lastimado por graves y diversas causas.
Es una obligación moral ejercer nuestro derecho al voto. Todos debemos de participar en este importante ejercicio de responsabilidad cívica: jóvenes y adultos, mujeres y hombres, habitantes de zonas urbanas y rurales. En las condiciones actuales el abstencionismo no nos ayuda a madurar como ciudadanos llamados a construir una democracia más sólida. Ejerzamos el derecho que tenemos para votar en consciencia, por el partido o el candidato de nuestra preferencia que mejor represente el máximo bien posible.
Confiamos que las autoridades electorales actuarán conforme a Derecho, con honestidad y transparencia. Hoy más que nunca los mexicanos necesitamos confiar en nuestras instituciones. Para ello, es indispensable que los responsables de organizar y cuidar las elecciones eviten a toda costa ser presa de presiones que de manera directa o indirecta puedan afectar la legítima autonomía e imparcialidad que deben mantener.
Es urgente construir un mejor México con más oportunidades de desarrollo humano integral para todos. Sin embargo, actualmente existen importantes tensiones sociales que han conducido a divisiones, resentimientos y violencias. Las fuerzas meramente humanas nunca alcanzan para volver a reunir los corazones, para reconciliar a las familias, para hacer concordia entre los pueblos.
Por eso, el Señor de la Historia en su providencia, nos ha regalado la presencia constante de Santa María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por Quien se vive y Patrona de nuestra Libertad. Ella nos une y nos invita a construir todos los días una casa común en donde podamos vivir fraternamente mirando constantemente hacia su Hijo. Ella siempre acompaña al pueblo mexicano en sus luchas por la verdad, la justicia y la libertad.
Hagamos oración unidos como hermanos, dirigiéndonos a nuestra Madre, por nuestros futuros gobernantes para que siempre velen por la dignidad de la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, por los matrimonios y las familias, y por la vigencia de la más amplia libertad religiosa para nuestro pueblo. Que la Virgen de Guadalupe interceda por todos, en especial por las nuevas generaciones, en este momento trascendental para el presente y el futuro de nuestra nación.
Ciudad de México, a 24 de junio de 2018.
Consejo de Presidencia
+Emmo. Sr. Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara,
Presidente de la CEM
+S.E. Mons. Javier Navarro Rodríguez,
Obispo de Zamora,
Vicepresidente de la CEM
+S.E. Mons. Alfonso Miranda Guardiola,
Obispo Auxiliar de Monterrey,
Srio. General de la CEM
+S.E. Mons. Ramón Castro Castro,
Obispo de Cuernavaca,
Tesorero de la CEM
+S.E. Mons. Carlos Garfias Merlos,
Arzobispo de Morelia,
Primer Vocal de la CEM
+S.E. Mons. Sigifredo Noriega Barceló,
Obispo de Zacatecas,
Segundo Vocal de la CEM
[1] Cf. Conferencia del Episcopado Mexicano, Carta Pastoral Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos, CEM, México 2000, n. 362.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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