Colchones podridos: una apuesta/Editorial
Quirino Ordaz Coppel inició su gestión como Gobernador de Sinaloa con un discurso diseñado para diferenciarse de su antecesor Mario López Valdez: prometió una gestión transparente e intolerante a la corrupción.
En la casi primera mitad de su gobierno, ha ido a traspiés en ambos temas. Ha dado algunos pasos favorables, pero también tropiezos, pues de todas las investigaciones anunciadas, ninguna ha prosperado en castigo ejemplar para el corrupto.
Con el caso de los colchones podridos, el destino le da una nueva oportunidad para que demuestre que su discurso es en realidad una postura auténtica. ¿Alguien será castigado por su responsabilidad?
De entrada, el Gobierno de Sinaloa ya comenzó mal. Hasta ayer los contratos de compras no están actualizados en el sitio del Gobierno de Sinaloa. Si usted busca qué adquisiciones han realizado en este año no lo sabrá. No hay información pública disponible. Y eso ya es una falta.
¿A quién se compraron colchones, a qué precio, cuál fue la justificación técnica? Sólo algunos del Gobierno lo saben.
“Consideramos que se tiene que saber quién fue, sí estamos de acuerdo con eso, y saber también de qué manera va a pagar, de qué manera se le va a juzgar en este caso, esta acción... si hay opacidad vamos a tener esa dificultad de un buen trabajo, los ciudadanos debemos exigir la transparencia y las respuestas”, expuso Nubia Puentes Llanos, vocera del Colectivo Torrente creado para la fiscalización de los recursos aplicados en la ayuda a los damnificados por la tormenta 19E.
Ordaz Coppel se ha manifestado molesto por la tomadura de pelo. Pero aquí es responsable no sólo el proveedor, sino el o los funcionarios que hicieron el trato.
La estafa de los colchones podridos son el primer caso concreto de corrupción en el Gobierno de Quirino. ¿Solapará a los responsables? Esa es la apuesta....
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