El miedo de Héctor Melesio Cuén es perder la UAS

El miedo sí anda en burro/Ernesto Hernández Norzagaray
Noroeste, 18/11/2018...
Para quién tiene miedo,
todos son ruidos..Sófocles
 La mañana del pasado 15 de noviembre quedará, sin duda, para los anales de la infamia en la Universidad Autónoma de Sinaloa por el boicot contra un acto, que en sentido estricto, corresponde a la esencia de una institución de educación superior. 
La Asociación de Jubilados de la casa rosalina convocó, como lo hizo en 2016, a los universitarios para que participaran como ponentes o como audiencia en el II Foro para la reforma de la ley orgánica y esto provocó una reacción desmesurada de la mancuerna Cuén Ojeda- Guerra Liera.
Movilizaron a cientos de universitarios, y militantes del PAS, desde varios municipios hasta el Casino de la Cultura de Culiacán con el fin de reventar -y lo lograron por la prudencia de los convocantes- ese acto noble que en otra institución académica no hubiera pasado de ser un ejercicio de libertad de expresión y en el mejor de los casos, un intento generoso por contribuir a su mejoramiento sustantivo.

Sin embargo, esta desmesura que raya en lo porril, porque esos acarreados iban a lo que fuera necesario, solo puede explicarse por el miedo que existe en la cúpula cuenista de perder el control de la Universidad y los privilegios para unos cuantos funcionarios y dirigente políticos.
En los últimos trece años, recordemos, en la centenaria casa de estudios se ha dado un proceso de desmantelamiento paulatino de un modelo de Universidad que, aun con todos sus defectos que sus voceros oficiosos y escribanos, se encargan de machacar, nunca hubo espacio para este tipo de porrismo ilustrado y menos todavía para instalar pensamiento único o una suerte de culto a la personalidad.
Mal que bien, la unidad en la diversidad estuvo siempre garantizada en el Consejo Universitarios y en los Técnicos, o simplemente, el debate público se ejercía fueran los asuntos de la Universidad o los del país incluso el mundo.
Hoy, vemos que en esa institución donde existe una de las historias más memorables de lucha universitaria por alcanzar la autonomía, se vive una de las peores experiencias de control patrimonial. 
Vamos, se ha creado una Universidad partido que se montó e incluso amplio la oferta a través de sus preparatorias hasta la última sindicatura de estado, con el fin de que acercar estas unidades académicas a los jóvenes, pero también posicionar primero a la Asociación civil Cuenta Conmigo y más tarde las células de operación del Partido Sinaloense.
Antes de este julio de sus dirigentes estaban contentos por los logros obtenidos y tenían un calendario para crear una sociedad sinaloense a imagen y semejanza de la Universidad, en 2016 se convirtieron en la segunda fuerza más votada del estado, lograron en alianza con el exiguo MC seis diputados, cuatro presidencias municipales y decenas de regidores, lamentablemente una falta de cálculo político, lo llevó a una alianza equivocada con el PAN.
En efecto, cuando los dirigentes de la Universidad partido iban a dar el siguiente paso, hacer senador al ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien se había quedado con las ganas en 2012 y en 2016 como aspirante a gobernador, vino el tsunami lopezobradorista y lo arrasó todo hasta la ironía patrimonialista, cuando la única diputada local resulto la esposa del líder del PAS que encabezaba la lista de plurinominales.
Esto modificó radicalmente el escenario político sinaloense y la mejor estampa son los dos senadores, los 7 diputados federales y los 23 diputados locales del partido Morena, un sueño hecho realidad que ni siquiera Cuén Ojeda en su mejor momento imaginó para su partido universitario. 
En este contexto se inscribe la convocatoria que hicieron los jubilados de la Universidad que son, hay que reconocérselo, la reserva moral y ética, nunca esa caricatura de mil rostros que los escribanos del cuenismo quieren vender infructuosamente entre la nueva generación de universitarios. 
Es la generación de los años setenta, la de las luchas universitarias por la autonomía, contra el autoritarismo y el ultraizquierdismo, muchos de ellos reconocidos docentes e investigadores, que dejaron su impronta cultural y que los escribanos estúpidos del cuenismo, a cambio de unos pesos, quieren reducir su iniciativa vigorosa a un asunto de edad, de vejez, de canas, de chochez. 
Craso error. Estas decenas de jubilados son capaces de convocar hasta a estos cientos de acarreados y lo van a seguir haciendo por que la defensa de la UAS está en su ADN.
Y lo podrán hacer mejor, hoy que cambio la correlación de fuerzas en el Poder legislativo, donde habrá de reformarse la ley orgánica de la Universidad eliminando todo aquello que ha empoderado a esta anomalía política en la mayor Universidad de los sinaloenses.
A pesar de que no se celebró el foro en el Casino de la Cultura donde habrían de discutirse las diez ponencias que se hicieron llegar, una de ellas la mía, inmediata y espontáneamente, una centena de universitarios a acudió a uno de los salones de Los Portales donde se discutió lo sucedido y las tareas políticas que vienen por delante.
Una de ellas es hacer la petición formal al Congreso del Estado para que rescate una iniciativa de reforma universitaria que data de diciembre de 2016 y que en sus instalaciones se celebre el foro que no pudo ser por el putchismo irresponsable incluso con ello inicie el proceso legislativo de reforma de la ley orgánica.
Dirán algunos que en el fondo de estos acontecimientos donde reinó la intolerancia del cuenismo se encuentra una lucha por el control político de la Universidad, sustituir el PAS con Morena, volver a la Universidad partido.
En esta lucha están diversas posturas respecto de la Universidad y hasta podría haber quienes lo están pensando así, pero igual otros, lo único que buscan es recuperar su Universidad para devolverla a la sociedad y que cumpla a cabalidad su función pública que es la formación de recursos humanos profesionales en los distintos campos de la ciencia, la tecnología, las artes y nunca más vuelva a ser una Universidad partido.
Vamos, para que este tipo de infamias, sean cosa del pasado.