Revista Proceso # 2200, 29 de diciembre de 2018
Incidental golpe a la ultraderecha panista/ÁLVARO DELGADO
Tras el desplome del helicóptero en el que viajaban el senador panista Rafael Moreno Valle y su esposa, la gobernadora de Puebla Martha Érika Alonso, el PAN perdió su liderazgo interno más poderoso, y no sólo porque ella había logrado conservar Puebla para la derecha, sino también porque el legislador había llegado a una serie de acuerdos para amarrar su candidatura presidencial. Sin embargo, esta labor se basó en traiciones, acuerdos incumplidos y un autoritarismo cuyas primeras víctimas fueron los propios panistas.
Con la muerte de Rafael Moreno Valle desapareció el más influyente liderazgo del Partido Acción Nacional (PAN), con cuyo poder ganó la presidencia Marko Cortés, pero también se desvaneció su más sólido prospecto a la Presidencia de la República para 2024, un proyecto que comenzó a construir con las peores prácticas desde que ganó la gubernatura de Puebla en 2010.
Sin Felipe Calderón y Margarita Zavala, así como con la marginación del excandidato presidencial Ricardo Anaya y los viejos liderazgos, el PAN experimenta un reacomodo interno con gobernadores que ya no tienen a Moreno Valle para que los articule, aunque emergen otros prospectos presidenciales, como el diputado Juan Carlos Romero Hicks y el gobernador Javier Corral.
A la crisis interna derivada de la muerte de la pareja Alonso-Moreno Valle se suma el complejo escenario electoral para el PAN: la primera elección con Cortés como presidente, la extraordinaria de Monterrey, la perdió ante el PRI el domingo 23, y se perfila la misma suerte ante Morena en la gubernatura de Baja California, después de tres décadas ininterrumpidas de gobierno.
En Puebla se disputan el liderazgo las facciones del exgobernador Antonio Gali Fayad, cuya primera instrucción justo cuando se rendía homenaje a la pareja fue llamar a ganar las elecciones extraordinarias, y de Luis Banck Serrato, jefe de la Oficina del Gobierno, único orador en la ceremonia luctuosa y quien trama quedarse con la candidatura.
Un tercer implicado es Gerardo Islas, diputado local del desaparecido partido Nueva Alianza (Panal), que anhela ser gobernador interino o candidato a gobernador y, aun cuando no es militante del PAN, es visto como un “puente” entre las facciones de Gali, Banck y los panistas desplazados, identificados con la organización El Yunque, encabezados por el exalcalde Eduardo Rivera Pérez.
“El reto es salir unidos”, subraya Islas, quien tuvo una estrecha relación personal y política con Moreno Valle y Martha Érika Alonso, pero también con Gali, en cuyo gobierno fue secretario de Desarrollo Social.
Si en la lógica local es aún incierta la candidatura del PAN, que probablemente repetirá la coalición con el PRD y MC, la principal carta de la dirigencia nacional es Humberto Aguilar Coronado, quien fue subsecretario de Gobernación con Santiago Creel, mentor también de Marko Cortés.
Aguilar Coronado encabezó la campaña de Cortés y fue su jefe de asesores como coordinador del PAN en la Cámara de Diputados. Aunque nunca formó parte del grupo de Moreno Valle, tenía relación con éste y con la facción antagónica de El Yunque, en el que militó cuando participaba en la campaña de Diego Fernández de Cevallos, en 1994.
Uno de los escasos panistas que alertaron de la captura del PAN por parte de Moreno Valle en la más reciente elección interna, Juan José Rodríguez Prats, advierte que la muerte de éste deja en la orfandad a Cortés, pero al mismo tiempo lo libera para que asuma su condición de presidente del PAN:
“Marko se libera y en el PAN se abre el abanico. Se puede pensar en un candidato externo hacia 2024. Además de Corral, Romero Hicks y hasta Miguel Márquez, puede haber candidaturas externas: Gustavo de Hoyos (presidente de Coparmex), Juan Pardinas (director editorial del diario Reforma) y Valeria Moy (economista del ITAM). Se abre un juego interesantísimo. Ya no hay, como había, un solo candidato por delante.”
Rodríguez Prats, quien tras la elección interna del PAN declaró a Proceso que Cortés era “títere” de Moreno Valle y que éste era “el nuevo dueño” del partido, observa dos posibilidades:
“Con la decisión en Puebla se verá si Marko está a la altura del reto. Aguilar Coronado es muy completo como negociador y tiene puentes con todos los actores el PAN. Si es Banck, Marko se hunde”, sentencia Rodríguez Prats, quien considera que la candidatura de éste sería vista como una imposición, una más, del morenovallismo.
Incumplimientos
En 2010, con todo el apoyo de Felipe Calderón, Elba Esther Gordillo y la coalición de PAN, PRD, MC y Panal, Moreno Valle ganó la gubernatura de Puebla, desde la que comenzó a construir su candidatura presidencial, inicialmente prevista para 2018.
Esto supuso un pacto con la dirigencia del PAN, presidido a nivel nacional por César Nava, y con la organización secreta de ultraderecha El Yunque –que en Puebla se fundó en la década de los cincuenta–, con pláticas que comenzaron en 2009.
Con Moreno Valle asistían a esas reuniones su concuño Fernando Manzanilla, quien fue coordinador de campaña y el primer secretario de Gobierno, y Banck Serrato, mientras que El Yunque era representado por Jorge Espina, expresidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex); Luis Regordosa Valenciana y Pablo Rodríguez Posada, líderes empresariales locales, así como el exdiputado Pablo Rodríguez Regordosa.
Producto de esos encuentros secretos fue un documento de compromisos de Moreno Valle con los jerarcas de El Yunque, como confirmó Rodríguez Regordosa. “Para más detalles, lo redacté yo”, dijo al reportero en junio de 2017 (Proceso 2119).
Aunque no participó en las reuniones, Juan Carlos Mondragón supo del pacto como presidente del PAN en la elección de 2010. Reveló que el documento por duplicado –el cual sólo tienen Moreno Valle y Rodríguez Regordosa– enlistaba compromisos sobre un gobierno con visión de largo plazo y participación ciudadana.
“Uno de los acuerdos era respetar la vida interna del partido, no meterse desde el gobierno, y a cambio no nos meteríamos en el gobierno. Él había dicho que iba a gobernar con panistas, pero no se exigió una sola cartera. Se pidió que fuera un gobierno sin corrupción, abierto a la transparencia y al desarrollo democrático y con separación de poderes”, dice Mondragón.
–¿Y Moreno Valle cumplió con estos compromisos?
–¡No, de ninguna manera, en absoluto! No hay un solo punto que se haya cumplido: ni en el tema de la corrupción ni de transparencia, mucho menos en la división de poderes. La conformación de su gobierno no fue de verdadera transición. De ninguna manera cumplió.
“Ofreció un gabinete de panistas, pero sólo sumó como secretaria de Desarrollo Social a Myriam Arabián, que duró sólo dos años en el cargo, y a Rodríguez Regordosa como secretario del Trabajo. Mondragón le reclamó personalmente que sólo integrara su equipo con priistas que venían del gobierno de Melquiades Morales. “Le dije: ‘Rafael, gobiernas con la misma mierda de antes’”, recuerda Mondragón.
Tras otros compromisos incumplidos, el expresidente del PAN de Puebla rompió con Moreno Valle, cuya candidatura presidencial sería sinónimo del fracaso de su partido. Argumentó:
“Sería un fracaso del PAN si después de tener varios gobernadores, dos presidentes de la República y alcaldes, no se encontrara alguien mejor que un expriista como Moreno Valle, que además tuvo un gobierno ineficiente, dejó endeudado al estado, realizó obras faraónicas que no contribuyen al desarrollo y muchos compromisos que no se cumplieron.”
Una de esas obras fue el Museo Barroco que construyó el Grupo Higa, propiedad de Juan Armando Hinojosa Cantú y contratista favorito de Enrique Peña Nieto, con quien Moreno Valle tuvo una estrecha relación.
Peor que Bartlett
Moreno Valle no sólo controló el gobierno, sino el PAN con el aval de Madero y de Anaya, cuyas campañas por la dirigencia respaldó con recursos económicos de oscuro origen.
Mondragón dejó la presidencia del PAN a Rafael Micalco, quien fue desplazado para que Martha Érika Alonso, esposa de Moreno Valle, asumiera como secretaria general con un presidente “de paja”, Jesús Giles.
Al mismo tiempo que en su sexenio se disparó la inseguridad y la violencia, el robo de combustible –que implicó a altos mandos de la Policía Estatal y a políticos como Javier Lozano– y se multiplicaron los feminicidios, como lo admitió la propia Alonso como candidata, Moreno Valle impuso en el PAN numerosas prácticas autoritarias.
Una de ellas fue la afiliación masiva instrumentada por Eukid Castañón Herrera, su operador político acusado también de montar el aparato de espionaje a cargo de Joaquín Arenal Romero, exsubdirector de contrainteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
“Arenal llegó de México a Puebla por Eukid para trabajar este equipo de inteligencia”, reveló Fernando Manzanilla, quien rompió con Moreno Valle y ahora es diputado federal del Partido Encuentro Social (Proceso 2122).
Desde que Moreno Valle coqueteó con el PAN, en 2006, y sobre todo desde que se perfilaba su candidatura al gobierno estatal, una de las prominentes panistas de Puebla, Ana Teresa Aranda, advirtió de los riesgos para el partido:
“Desde el primer momento me opuse a la decisión tomada desde el centro de permitir la entrada de Rafael Moreno Valle a las filas del partido. Ahí están las declaraciones vertidas en todos los medios manifestando mi inconformidad con lo que resultó una profecía”, evocó en su carta de renuncia al PAN, en octubre de 2015.
“Ahí está también la lucha emprendida en las contiendas internas para evitar lo que a todas luces se veía venir: el PAN tiene dueño”, subrayó Aranda, quien fue víctima de amenazas de muerte, acoso a ella y sus allegados y el veto para ocupar cargos, avalado por la dirigencia nacional del PAN.
En 2013, un comando ingresó a su domicilio mientras estaba ausente. Ella culpó a Moreno Valle: “Es un mensaje siciliano que lleva la marca de ya sabes quién”, dijo Aranda. Uno de sus mejores amigos, el exalcalde panista Pedro Barojas, fue detenido con violencia en octubre de 2011 cuando iba con ella a la sesión del Consejo Estatal del PAN.
“Esa persecución le ha servido para mandar una enseñanza: a cualquiera que se quiera sublevar le va a pasar lo que a Pedro, que está en el bote, sea culpable o no. Bartlett se queda pequeño junto a Moreno Valle.”
–¿A ese nivel? –pregunta el reportero.
–Sí, de plano. Nada más comparemos los medios. En los tiempos de Bartlett podías ir a los medios, hablabas en la televisión y la radio, le pegabas al gobernador y ni modo. Ahora, salvo tres o cuatro excepciones, los medios mueren de miedo. ¡Es increíble la sumisión!
Así fue: Moreno Valle sometió a la mayoría de los medios de comunicación con millonarios presupuestos, y a los medios y periodistas críticos los marginó de la publicidad de los poderes Legislativo, Judicial, autónomos y hasta de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Autoritarismo
En un reportaje que Proceso cabeceó como Dos años de megalomanía se documenta el control que Rafael Moreno Valle tenía del Congreso, los tribunales, los partidos políticos, los organismos electorales, la prensa y el empresariado.
En ese texto, el fundador de El Yunque y politólogo Manuel Díaz Cid comparó al entonces mandatario poblano con Maximino Ávila Camacho, gobernador de mano dura de la década de los treinta del siglo pasado. Agregó que la conducta de Moreno Valle en sus dos primeros años de gobierno era de “un incipiente autoritarismo” y que, de no rectificar, se convertiría en “autoritarismo pleno”.
Con más de 350 presos, procesados y perseguidos políticos en su sexenio, Moreno Valle llevó la represión a niveles inauditos, como la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, de 13 años, cuyo cráneo fue destrozado por un cartucho de gas lacrimógeno cuando la Policía Estatal desalojaba un bloqueo carretero, el 19 de junio de 2014, al amparo de la llamada “Ley Bala”. El abuso derivó en una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que nunca cumplió a cabalidad.
Y ya con su esposa perfilada para ser la candidata a gobernadora, en 2017 Moreno Valle quitó del camino a Eduardo Rivera usando el Congreso para no aprobar su cuenta pública y amenazarlo con cárcel.
“Lo dicho antes: cuando Moreno Valle no puede ganar de frente, ataca cobardemente a través de sus esbirros”, escribió Mondragón. Margarita Zavala escribió, aún como militante panista: “Pido la intervención de Ricardo Anaya ante el atropello contra Eduardo Rivera por parte de Rafael Moreno Valle. La venganza no debe tener lugar en el PAN”.
Luego de dejar la gubernatura en manos de Gali, Moreno Valle emprendió la búsqueda de la candidatura presidencial mediante una estructura nacional que financió durante años, pese a lo cual fracasó ante Anaya. Sin embargo, Moreno Valle amarró con Anaya la candidatura de su esposa a gobernadora y la propia como senador. Y luego pactó con Cortés su apoyo a cambio de la coordinación del PAN en el Senado, plataforma de su proyecto presidencial.
Damián Zepeda, quien prefirió renunciar a la coordinación antes de ser sustituido por Moreno Valle, definió la trayectoria de éste, exactamente un mes antes de su muerte, en dos palabras: autoritario y traidor.
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Ávila Camacho-Moreno Valle Similitudes siniestras/
JENARO VILLAMIL
“Entre los cronistas de hoy, se dice sotto voce que el gobernador que más se ha parecido a Maximino Ávila Camacho es Rafael Moreno Valle Rosas (2011-2017). Como los tiempos han cambiado, el arma preferida de Moreno Valle no es la pistola sino el celular (a veces de modo literal)”, escribió el historiador Andrew Paxman en el libro Los gobernadores, coordinado por él, para explicar el paralelismo entre los caciques del pasado y del presente.
Como Ávila Camacho, quien prolongó su poder en Puebla de 1937 a 1945, Moreno Valle pretendió construir un cacicazgo estatal tan fuerte que lo proyectara hacia la Presidencia de la República, pero también –como el temido general que combatió a los cristeros– el joven exgobernador y coordinador de los senadores del PAN vio truncadas sus aspiraciones de manera trágica el lunes 24.
“Tanto Maximino como Moreno Valle intentaron usar Puebla como baluarte para construir una campaña presidencial, con la ayuda de títeres en la silla gubernamental. Y los dos murieron inesperadamente antes de concretar su proyecto, durante los primeros días del segundo ‘títere’”, subraya Paxman en entrevista con Proceso.
Los paralelismos históricos son sorprendentes. En el caso de Ávila Camacho le siguieron en el gobierno estatal Gonzalo Bautista y luego Carlos Betancourt, quien sólo llevaba 17 días como gobernador cuando falleció su protector. A Moreno Valle le siguieron Tony Gali, mandatario estatal por un miniperiodo, y su esposa Martha Érika Alonso, quien sólo tenía 10 días al frente del gobierno estatal.
En 1940, el presidente Lázaro Cárdenas designó como su sucesor a Manuel Ávila Camacho, gesto que enfureció a Maximino, su hermano mayor, quien se consideraba con más atributos para el cargo. Fue secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gabinete de Ávila Camacho y desde esa posición operó fallidamente para lograr la sucesión en 1946 y vencer al entonces secretario de Gobernación, Miguel Alemán Valdés.
Los historiadores recuerdan que Maximino llamó “facineroso” a Alemán Valdés y anunció que lo mataría. Sin embargo, murió en circunstancias extrañas el 17 de febrero de 1945. Algunas versiones indican que fue envenenado.
Violencia selectiva
Como si fuera un perfil del propio Moreno Valle, Paxman describió a Maximino como un “protector monopolista, rompehuelgas a balazos, pupulista desvergonzado, enemigo de la prensa y la transparencia, autor intelectual de asesinatos, manipulador de un Congreso de paja, autoenriquecido, machista a ultranza y creador de un culto a la personalidad tan fuerte que sobrevivió a su propia muerte por años. Maximino fue la encarnación del cabrón posrevolucionario”.
En el mismo libro Los gobernadores, el periodista Ernesto Aroche Aguilar describe a Moreno Valle como una versión moderna del cacicazgo de Maximino.
“Desde el uso selectivo de la violencia represora y la cooptación de la prensa, hasta el control tras bambalinas de un Congreso local, hay mucha evidencia del autoritarismo de un lobo priista con piel de oveja del PAN”, subraya Paxman al abundar sobre Moreno Valle.
El otro talante autoritario de Moreno Valle lo heredó de su abuelo, un médico militar llamado también Rafael, quien gobernó Puebla de 1969 a 1972 y fungió como secretario de Salud en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. Oriundo de Atlixco, el 15 de febrero de 1969, a pocos días de tomar posesión, ordenó la matanza de campesinos en Huehuetlán el Chico, en la mixteca poblana. Meses después, el 30 de enero de 1970, el médico militar Moreno Valle ordenó otra matanza de cerca de 40 campesinos en Monte de Chila, en la sierra norte de Puebla.
Las denuncias y la presión ejercida por el periodista poblano Manuel Sánchez Pontón, director del diario La Opinión, a quien Moreno Valle mandó a agredir de manera brutal, provocaron un escándalo nacional. El 14 de abril de 1972 el presidente Luis Echeverría Álvarez ordenó la destitución del abuelo de Moreno Valle Rosas.
Moreno Valle Rosas se inició como priista desde los 23 años. Fue secretario de Finanzas del gobierno de Melquiades Morales Flores, su auténtico padrino político; diputado federal de 2003 a 2006, cuando se ganó la amistad y el apoyo de la entonces poderosa dirigente del sindicato magisterial Elba Esther Gordillo, y en 2006 se cambió al PAN. Cuatro años después se lanzó por la gubernatura apoyado por la coalición PAN-PRD-Panal- Convergencia.
Para Paxman, investigador del Centro de Investigaciones y Docencia Económicas, los cacicazgos modernos al estilo de Moreno Valle, Javier Duarte y Roberto Borge se crearon tras la reforma fiscal de 1998, en el sexenio de Ernesto Zedillo, que concedió a los gobernadores mayor autonomía financiera y fondos. La riqueza y la impunidad inusitadas de los mandatarios estatales contemporáneos surgieron bajo esa coyuntura.
–¿Esta cultura autoritaria era propia de la herencia de Moreno Valle o un producto más contemporáneo de los gobernadores de los últimos 20 años? –se le pregunta a Paxman.
–La cultura autoritaria en Puebla es el legado de Maximino y los miembros de su cacicazgo que la perpetuaron durante décadas. Establecieron la mano dura como la manera típica de llevar las cosas y esa costumbre persistió, por lo menos hasta Mariano Piña Olaya (1987-1993).
“Pero como argumentamos en Los gobernadores, la creciente impunidad y autonomía fiscal de los mandatarios estatales durante los últimos 20 años permitieron a gente como Moreno Valle crear nuevos cacicazgos.”
–Desde su punto de vista, ¿qué quedará del grupo y del proyecto de Moreno Valle?
–Dudo que se quede mucho de su proyecto. A diferencia de los tiempos de Maximino, el escenario político en Puebla hoy en día es demasiado fragmentado. Apostaría a que Miguel Barbosa (excandidato a gobernador de Morena) gane la próxima elección, a menos que surja un fuerte candidato independiente que logre convencer a los poblanos de que ya no se puede confiar en los partidos.
“De hecho, hay tanta desconfianza en Puebla tras el derrumbe del helicóptero que es muy probable una fuerte candidatura independiente”, anota el también autor del libro En busca del Señor Jenkins, biografía de William Jenkins, precursor de la plutocracia mexicana y personaje central en la vida de Puebla.
“Lo curioso de Maximino es que su cacicazgo se perpetuó en Puebla durante 18 años después de su muerte. Sobrevivió porque todos eran priistas y porque su hermano Rafael, gobernador de 1951 a 1957, ayudó a mantener la tradición. Ahora, aunque nunca lo admitan, me imagino que muchos políticos y empresarios poblanos sienten un gran alivio de que el cacique acosador del estado ya se fue”, reflexiona Paxman.
Proyecto súbito en el Senado
En los últimos dos meses, todos los astros parecían haberse alienado a favor de Moreno Valle. El 22 de noviembre fue nombrado coordinador de los 24 senadores del PAN, tras la renuncia de Damián Zepeda al cargo y una negociación con el actual dirigente blanquiazul, Marko Cortés.
En el acto de nombramiento de Moreno Valle como coordinador de los senadores panistas estuvieron ausentes la excandidata presidencial y exsecretaria de Estado en los gabinetes de Vicente Fox, Josefina Vázquez Mota, y el exdirigente nacional panista Gustavo Madero. Ahora, sus nombres se mencionan como posibles sustitutos.
En unas cuantas semanas, Moreno Valle se convirtió en el jefe de facto del bloque opositor a Morena y sus aliados en el Senado, pero también al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Como coordinador de la segunda bancada más importante, Moreno Valle consiguió las 55 firmas para la acción de inconstitucionalidad en contra de la Ley Federal de Remuneraciones “para salvaguardar la división de poderes, proteger el pacto federal y a la soberanía estatal”.
Días antes del fatal desplome del helicóptero Augusta, Moreno Valle anunció que preparaba dos acciones de inconstitucionalidad más contra la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal por las funciones de los llamados “superdelegados” estatales y por la posibilidad de crear comisiones estatales del Ejecutivo federal.
En la curul de Moreno Valle quedará Mauricio Kuri, su suplente, sin la menor posibilidad de encabezar la coordinación de los legisladores y dejando sueltos muchos de los acuerdos que el exgobernador poblano había logrado con el objetivo de buscar la candidatura presidencial en 2024.
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Historial represivo del "Góber Bala”/
ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
El 19 de diciembre de 2014 Rubén Sarabia Sánchez fue detenido en Puebla y acusado de un supuesto despojo de tierras en Tlaxcala. Aunque no había querellante, tierras ni evidencia de que este dirigente social poblano hubiera viajado a aquella entidad, el gobierno de Rafael Moreno Valle lo encarceló.
Conocido como Simitrio, Sarabia es dirigente de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre (UPVA), organización que por su apoyo a diferentes causas fue considerada ese año como “columna vertebral del movimiento social poblano” por el Tribunal Permanente de los Pueblos y que ya denunciaba una maquinaria represiva en Puebla.
Su esposa, Rita Amador, asumió el mando de la UPVA y, tres días después de la detención, convocó a marchar a la Ciudad de México para pedir que la Secretaría de Gobernación interviniera. Cuando el contingente poblano se retiraba después de protestar en Bucareli, en las inmediaciones del Ángel de la Independencia un comando policial poblano rompió los cristales del vehículo en el que viajaba un hijo de Simitrio, Atl, quien fue ingresado en el mismo penal que su padre en Puebla.
Las golpizas a los miembros de la UPVA se sumaron a desalojos de sus puntos de venta; hubo al menos tres detenidos más durante las protestas que pedían la libertad para los Sarabia y el cese de la persecución a su esposa. Turbas de pandilleros allanaban el Mercado Hidalgo o los enclaves comerciales de la UPVA, o contingentes policiacos sin orden judicial arremetían contra los comerciantes (Proceso 2122).
El 9 de diciembre de 2015 la policía detuvo a Xihuel, otro de los hijos de Sarabia. Y el 5 de abril de 2016, en las inmediaciones del Mercado Hidalgo, secuestraron a su hija Meztli; la liberaron horas después, amenazada y golpeada. El 29 de junio de 2017 fue asesinada a tiros en las oficinas de la UPVA. Junto al cuerpo de la joven, un mensaje: “Sigues tú Simitrio”.
La UPVA y Simitrio nunca dejaron de acusar a Moreno Valle de estar detrás de cada acto represivo, incluso en su sexenio extendido en la figura del gobernador Antonio Gali, incondicional del exmandatario, periodo de terror en el que cientos de personas fueron víctimas de agresiones, acoso, amenazas y detenciones por oponerse lo mismo a políticas gubernamentales que a megaproyectos de infraestructura.
Espionaje y asesinatos
El pasado proceso electoral en el que se encumbró Martha Érika Alonso como gobernadora tuvo un saldo trágico: 11 actores políticos fueron asesinados en Puebla, según el Indicador de Violencia Política en México, que integró la agencia privada Etellekt Consultores.
Así, Puebla se convirtió en la tercera entidad con mayor violencia política, sin considerar el historial de homicidios desde el 2 de julio de 2013, cuando fue asesinado Óscar Samuel Malpica Uribe, exrector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y antiguo militante de partidos de izquierda.
La oposición, incluida la priista, sumó 19 asesinatos desde el de Malpica a la estadística de opositores al morenovallismo muertos, según un recuento realizado por La Jornada de Oriente. En cada oportunidad los gobiernos de Moreno Valle y de Gali justificaron los crímenes como asuntos personales o venganzas políticas ajenas a su ámbito de actuación.
La sola negativa del gobierno estatal bastó para dejar la mayoría de los crímenes en la impunidad, como también ocurrió con las acusaciones de espionaje político desde el gobierno de Puebla.
En 2017, la adquisición y operación de Hacking Team por parte del gobierno de Moreno Valle se convirtió en un escándalo momentáneo, luego de que se revelaran los gastos exorbitantes en el servicio de infección a teléfonos inteligentes, y de que Fernando Manzanilla, primer secretario de Gobierno en la administración del recién fallecido poblano, confirmara la adquisición al reportero Álvaro Delgado (Proceso 2122).
La marca del morenovallismo
Como comisariada ejidal en San Felipe Xonacayucan, en Atlixco, Puebla, Enedina Rosas Pérez condujo los trabajos de la asamblea en la que los habitantes de la zona del Popocatépetl rechazaron que por su territorio pasara un gasoducto para alimentar una termoeléctrica en Yecapixtla.
A sus 60 años se había convertido en una de las dirigentes más representativas de los pueblos del volcán que en Tlaxcala, Puebla y Morelos se oponían al proyecto de construir dos termoeléctricas, aprovechando el agua del valle de Cuautla, y un enorme gasoducto que bordearía las faldas del Popo.
El 6 de abril de 2014 un equipo policiaco llegó a San José Teruel, donde se sumaban al rechazo al megaproyecto. Amagaron con sus armas a todos los asistentes y detuvieron a Enedina sin orden judicial.
Al día siguiente, Juan Carlos Flores, uno de los organizadores del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua en Tlaxcala, Puebla y Morelos, acudió a las oficinas del ombudsman poblano para poner una queja por la detención de la ejidataria, pero al salir del inmueble ya lo esperaba la policía. Lo detuvieron. Permanecería preso el resto del año, hasta que logró su libertad bajo caución convertido para entonces en uno de los 54 dirigentes sociales presos durante el sexenio de Moreno Valle, según los informes sobre represión que cada año integra el Comité Cerezo México.
El morenovallismo era señalado por dirigentes indígenas por su talante represor. Ante la suma de casos, en marzo de 2014 integraron el Frente Indígena Campesino de México (Ficam) que en la Sierra Norte tuvo su plenaria para sumar oposiciones de todo el país que, por razones ambientales y sociales, exigían consulta indígena previa, libre e informada, así como el cumplimiento de normatividad ambiental.
El 4 de junio de 2014 Antonio Esteban Cruz fue asesinado en El Rincón, un paraje de la ribera del río Apulco donde la Comisión Federal de Electricidad quería construir una de las hidroeléctricas que proyectó para la Sierra Norte.
Cruz había formado parte del grupo de ancianos y dirigentes sociales serranos que fundó el Ficam, cuyos miembros sumaban al menos 14 casos de agresión documentada, además de amenazas y hostigamientos.
Poco se sabía de los intereses que Rafael Moreno Valle Suárez –padre del gobernador, inversionista de los sectores turístico, financiero y energético– tenía sobre los megaproyectos, particularmente de la hidroeléctrica que Grupo México quería construir en la serranía poblana, excepto por el seguimiento local que había realizado el diario La Jornada de Oriente en enero de 2013.
Para entonces, el gobierno de Moreno Valle se había convertido en uno de los más represores del país, acumulando víctimas de golpizas, detenciones arbitrarias y asesinatos que, para organizaciones de derechos humanos, eran ejecuciones extrajudiciales perpetradas en el contexto de conflictos sociales; particularmente este año, con Antonio Gali, fueron asesinados otros dos dirigentes de la Sierra Norte de Puebla: El 14 de mayo fue Manuel Gaspar Rodríguez, dirigente del Movimiento Indígena Obrero, Campesino, Urbano y Popular; un par de semanas después, el 2 de junio, con tiro de gracia fue encontrado Adrián Tilihuit, activista de oposición a los mismos megaproyectos.
“Góber Bala”
Una protesta contra una decisión administrativa que implicaba cerrar oficinas del Registro Civil en las juntas auxiliares de Puebla terminó con un niño muerto y dio el apodo con que se conocería a Moreno Valle: El Góber Bala.
El 9 de julio de 2014 la protesta en la comunidad San Bernardino Chalchihuapan devino en un acto de represión en el que perdió la vida –por un tiro en la cabeza– el niño José Luis Tehuatlie Tamayo.
Moreno Valle se había obstinado en sacar adelante una Ley para Proteger los Derechos Humanos y Regular el Uso Legítimo de la Fuerza, iniciativa que implicaba el uso de armas letales y, aunque en la redacción final no quedó en esos términos, era claro que en consonancia con la tendencia de otras entidades, como la Ciudad de México, se intentaba crear una ley a modo para abatir la protesta social. En Puebla se conoció como “Ley Bala”.
Aunque fue derogada por el propio Moreno Valle, hubo al menos siete agresiones colectivas contra protestas sociales en el resto de su mandato, dejando más de 600 víctimas, según los datos consultados en los informes anuales del Comité Cerezo.
Pero fue el operativo de San Bernardino el que fue considerado como una de las 19 violaciones graves a los derechos humanos que hasta ahora ha integrado la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), por las cuales se hicieron 11 recomendaciones.
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Orfandad política El morenovallismo, un proyecto sin futuro/
GABRIELA HERNÁNDEZ Y RODRIGO VERA
La muerte de la gobernadora Martha Érika Alonso y de su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, deja huérfanos a los morenovallistas, sobre todo en el estado de Puebla, por lo que tendrán que rearticularse. Ellos saben que si no logran consensuar un liderazgo perderán los comicios extraordinarios, advierte a Proceso el politólogo Juan Luis Hernández Avendaño.
PUEBLA, PUE.– La muerte del senador Rafael Moreno Valle y de su esposa, la gobernadora Martha Érika Alonso Hidalgo, pone en jaque al grupo político que se conformó a su sombra y que tenía como proyecto llegar a la Presidencia de la República en 2024.
Juan Luis Hernández Avendaño, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana Puebla, advierte que si bien el morenovallismo no desparece, los liderazgos “controladores” que ejercieron el exgobernador y su esposa dejan a este grupo en la “orfandad” de figuras que puedan continuar ese proyecto nacional y con el riesgo de sucumbir si no logran acuerdos.
El también coordinador del Cuaderno de Investigación Rafael Moreno-Valle Rosas (2011-2017). La persistencia del autoritarismo subnacional, considera sin embargo que el poder económico y material, así como la captura de instituciones construida por el morenovallismo en los ocho años al frente del gobierno, moverá a ese grupo a rearticularse para buscar conservar la gubernatura.
Sus principales integrantes, entre los que se ubican el exalcalde de Puebla Luis Banck Serrato, el exgobernador Antonio Gali, los diputados locales Marcelo García Almaguer y Gerardo Islas, el exdiputado federal Eukid Castañón, el expanista Javier Lozano y el ahora senador Roberto Moya, están obligados a consensuar un liderazgo, pues la división los podría llevar a la derrota en los comicios extraordinarios.
El exgobernador Gali, quien estaría constitucionalmente impedido para ser candidato, les hizo un llamado a la unidad: “el mejor homenaje que podemos hacer, aparte de esclarecer este accidente, es ganar nuevamente las elecciones”.
Hernández Avendaño señala que, pese a que el morenovallismo no cuenta con liderazgos con presencia siquiera estatal en posibilidades de contender por la gubernatura, sí tienen intereses comunes que los llevarán a recomponerse, “aunque tener el enclave poblano para financiar proyectos políticos en otras entidades como lo hizo Moreno Valle, y que supusieron una suerte de plataforma para tener una posición nacional, eso ahora no existe.
“Este grupo se concentrará básicamente en conservar la gubernatura, y después valorará para qué les alcanza: si sólo para tener presencia regional o si alguno de ellos podría tener una proyección nacional, aunque creo que habrá personajes, como Javier Lozano, que alentarán a que no desistan de ese proyecto”, menciona.
Incluso, agrega, a pocos días del accidente aéreo en el que fallecieron ambos políticos, ya es claro que el morenovallismo usará la tragedia de sus dos liderazgos como bandera para tratar de ganar las elecciones próximas. Y esto fue notorio desde el martes 25, al día siguiente de la aún inexplicada caída del helicóptero Agusta AW109 en el que viajaban la gobernadora y su esposo.
El discurso provocador
En la ceremonia luctuosa en la cual se honraron las cenizas de las cinco víctimas del percance, el único orador fue uno de los hombres más cercanos de Moreno Valle y Alonso Hidalgo: Luis Banck Serrato, quien ya se perfila como uno de los prospectos a la candidatura a gobernador.
Con la presencia de Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, quien acudió en representación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el morenovallista pronunció un discurso provocador.
“¿Reclamamos justicia?”, preguntó Banck a una audiencia conformada mayoritariamente por panistas que de inmediato lanzaron gritos de “¡asesinos!”, “¡justicia!”, “¡fuera Morena!”.
Y más: cuando las investigaciones sobre las causas de la caída del helicóptero apenas comienzan, Banck deslizó que este accidente “atentó” contra “la luz de esperanza” que tenía México de contar con un “contrapeso democrático efectivo”, en clara alusión a la muerte de Moreno Valle, líder de los panistas en el Senado.
Unos minutos antes, a su llegada a este mismo acto, Lozano se había quejado de la polarización que prevalecía entre los poblanos, pero señaló como responsable al presidente López Obrador.
Aseguró que las especulaciones surgidas a partir de la muerte de Moreno Valle y Alonso Hidalgo se alimentaron por el clima que generó el presidente al cuestionar el triunfo electoral de la panista y rehusarse a visitar Puebla, incluso para acudir a la toma de protesta de la ahora fallecida gobernadora.
Los abucheos que acompañaron a Sánchez Cordero al encabezar una guardia de honor ante las cenizas de los caídos pusieron en evidencia la crispación y polarización que podría enmarcar los comicios extraordinarios, ya de por sí precedidos por las elecciones más violentas de la historia reciente de Puebla y por una confrontación postelectoral de más de cinco meses.
De acuerdo con la Constitución Política del Estado, luego de que el secretario general de Gobierno y encargado del despacho del gobierno estatal de Puebla, Jesús Rodríguez Almeida, notificó al Congreso local la “ausencia absoluta” de la titular del Ejecutivo por la muerte de Alonso Hidalgo, se nombrará un gobernador interino que convocará a elecciones extraordinarias.
A partir del nombramiento, que según los diputados se efectuará la primera semana de enero, los comicios tendrán que llevarse a cabo en un plazo no menor de tres meses y no mayor de cinco meses.
El otro PAN
La coyuntura que se presenta con la muerte de Moreno Valle también implica un posible reacomodo al interior del propio PAN. Así lo considera el exdirigente estatal de ese partido, Rafael Micalco, quien recientemente fue nombrado secretario de Promoción y Acción Social del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Acción Nacional y que forma parte del grupo tradicional de panistas que se confrontó con el exmandatario.
En trevista, Micalco considera que este suceso podría dar paso a un periodo de reflexión en su partido y se manifestó a favor de que los morenovallistas se abran a un proceso de integración que incorpore a todo el panismo.
“No se trata de que se quite un grupo y llegue otro. Creo que es un buen momento para la reconciliación, para que unos y otros reflexionemos cómo nos llevamos como panistas y la imagen que enviamos hacia afuera del partido”, expresa.
Añade que la definición del candidato a la gubernatura no será un derecho de los morenovallistas, porque eso, de acuerdo con los estatutos, lo tendrá que decidir el CEN del PAN.
De hecho entre los aspirantes a la postulación que se han mencionado están Humberto Aguilar Coronado y Eduardo Rivera Pérez, quienes son considerados panistas tradicionales y no forman parte del grupo del exmandatario y que, en distintos momentos, se confrontaron y hasta fueron catalogados como perseguidos políticos.
Los reporteros solicitaron una entrevista con Luis Banck Serrato o con un representante que fijara la postura del morenovallismo ante todo este entorno. No hubo respuesta.
Excepcionalidad
El analista Hernández Avendaño refiere que la fuerza hegemónica construida por Moreno Valle y su esposa había logrado lo que ningún otro grupo político en el país: tener un tercer período gubernamental para sumar 14 años en el poder, lo que generó en Puebla una “excepcionalidad política”.
El morenovallismo, precisa, es un grupo más allá del PAN y contra fracciones del PAN que en esta entidad lo mismo jugaba con el PRI, el Verde Ecologista, Antorcha Campesina, Nueva Alianza, PRD, Movimiento Ciudadano y los partidos locales Compromiso por Puebla y Pacto Social de Integración.
“Esta fuerza política que construyó Moreno Valle, y que de alguna manera se sustentó en su ambición por ser presidente de la República, llevó a Puebla a dinámicas políticas muy poco sanas, evidentemente nada democráticas y que envolvieron a la entidad en una excepcionalidad política”, explica.
No obstante, esta entidad fue considerada el único “foco rojo” en los comicios del pasado 1 de julio, no sólo por las sospechas de fraude, sino por la irrupción de grupos armados que dispararon armas largas en más de 70 casillas, sin que ninguna autoridad estatal o municipal atendiera los llamados de auxilio.
Al violento proceso electoral registrado en Puebla, agrega, se sumó la “poco clara” determinación que tomó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de confirmar el triunfo de Alonso Hidalgo para generar un ambiente previo de polarización.
A este entorno político, señala Hernández Avendaño, se suma asimismo el crecimiento exponencial que tuvo el crimen organizado, en especial en la modalidad del huachicoleo, así como la captura de instituciones que siguen a cargo de los alfiles del exmandatario.
Además de las violaciones a los derechos humanos, el resentimiento social por los presos y perseguidos políticos, la deuda pública encubierta, altos índices de pobreza y la concentración de la riqueza, entre otros factores, hacen que Puebla viva una grave descomposición, apunta.
“Este ambiente que prevalece en Puebla sí tendría que tomarlo muy en serio la Presidencia de la República, para que desde Gobernación se construya un consenso y por lo menos el gobernador interino esté lejano a las dos fuerzas políticas en pugna”, agrega el politólogo.
Señala que otro factor a considerar es la poca confiabilidad que hay en los árbitros electorales del Estado, tanto el Instituto como el Tribunal, luego de que a nivel nacional quedó exhibido el papel que jugaron en la pasada contienda al no garantizar la custodia de los paquetes electorales. Sería indispensable, expone, que el Instituto Nacional Electoral (INE) sea el encargado de llevar a cabo los comicios.
Hernández Avendaño concluye que si bien el morenovallismo en sí mismo supuso una tragedia política para Puebla hasta en la manera como murieron sus protagonistas, también podría representar una oportunidad para recomponer el clima político de la entidad.
Puntualiza: “Yo esperaría que esta coyuntura política derivada de una tragedia sirviera a los actores políticos para remediar el contexto en el que nos encontramos”.
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Revista Proceso # 2200, 29 de diciembre de 2018
Negocios político-empresariales, detrás del helicóptero siniestrado/
MATHIEU TOURLIERE
Todo lo que toca la élite política se convierte en negocio, y el helicóptero en el que fallecieron el senador Moreno Valle y la gobernadora Alonso no fue la excepción. Pertenecía a los hermanos Torre Mendoza, empresarios textiles que incursionaron en el ramo de la transportación aérea de la mano de políticos y de contratistas de obra pública, como Juan Armando Hinojosa Cantú, el amigo y proveedor consentido del expresidente Peña Nieto.
La familia Torre Mendoza, que construyó su fortuna en la industria textil en Tlaxcala y posteriormente en Puebla, era cercana al ahora fallecido senador panista Rafael Moreno Valle –con quien hizo negocios turbios cuando era gobernador de Puebla–, pero también a Juan Armando Hinojosa Cantú, el contratista y amigo del expresidente Enrique Peña Nieto.
Rafael y José Antonio Torre Mendoza son también los únicos accionistas de la empresa Servicios Aéreos del Altiplano, S.A. de C.V. (SAASA) y dueños del helicóptero Agusta A109S Grand con matrícula XA-BON, que colapsó el pasado 24 de diciembre y provocó la muerte de sus cinco ocupantes: la gobernadora Martha Érika Alonso, su esposo Moreno Valle, su asistente Héctor Baltazar Mendoza y los capitanes Roberto Coppe Obregón y Marco Antonio Tavera Romero.
Al igual que las demás empresas de taxis aéreos que operan en el país, SAASA presta sus servicios a la élite político-empresarial; en la última década adquirió una flotilla de helicópteros y por lo menos cuatro aeronaves: un Cessna Cessation Mustang 510, dos LearJet 45 y un Bombardier Challenger 300, con sus respectivas matrículas XA-JRT, XA-GTP, XA-EMA y XA-BOM.
Por ejemplo, en el Challenger 300 Miguel Ángel Osorio Chong viajó de la capital del Estado de México a Bahamas el 12 de enero de 2017 con su esposa Laura Vargas Carrillo, según una bitácora de viaje que consultó este semanario en la Comandancia del Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT). En aquel entonces, Osorio Chong era secretario de Gobernación y la segunda, titular del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
Entre los clientes de la empresa figura Hinojosa Cantú, quien construyó y financió la llamada Casa Blanca de la pareja presidencial en Las Lomas. En 2017 el empresario viajó en el XA-BOM y en el XA-EMA, según bitácoras de vuelo que encontró Proceso entre las decenas de miles de registros aéreos almacenados en Toluca.
Esto, a pesar de que Hinojosa Cantú es dueño de dos empresas de taxis aéreos establecidas en Toluca: Eolo Plus y Aerolíneas Primordiales, que prestan sus servicios a clientes exclusivos, entre ellos la familia de Peña Nieto.
En agosto de 2017 familiares del entonces mandatario, incluida su esposa Angélica Rivera, se beneficiaron de un servicio “especial” de la empresa: el pago de sobornos a agentes aduaneros y del Instituto Nacional de Migración para evitar las revisiones de trámite, como lo reveló este semanario (Proceso 2169).
Hinojosa Cantú no tenía historial en materia de aviación ni oficina en el aeropuerto cuando constituyó Eolo Plus, el 14 de mayo de 2006, es decir, seis meses después de la toma de posesión de Peña Nieto como gobernador del Estado de México.
Durante los dos sexenios de Peña Nieto –el mexiquense y el federal– sus empresas recibieron contratos públicos por más de 22 mil millones de pesos, entre ellos por servicios de taxis aéreos para el PRI. Ahora el empresario controla uno de los hangares más importantes del Aeropuerto Internacional de Toluca y es uno de los principales Operadores de Base Fija (FBO) de allí.
En septiembre de 2014 la administración de Moreno Valle en Puebla compró un helicóptero Agusta por 11 millones de dólares, sin licitar y con fondos del gobierno federal etiquetados para la seguridad pública. El gobernador fue señalado por usar las aeronaves del estado a su conveniencia e incluso trató de colocar sus iniciales, RMV, en la matrícula del helicóptero.
Eolo Plus, de Hinojosa Cantú, fungió como intermediario de la compraventa del Agusta, como reportó el periódico Central. No se sabe mucho más porque el gobierno del estado reservó toda la información relacionada con la transacción y con la operación de los helicópteros durante el sexenio de Moreno Valle.
Antes de volar para SAASA, de los hermanos Torre Mendoza, el helicóptero XA-BON que se desplomó pertenecía a Eolo Plus: tenía la matrícula XA-UPD, y era uno de los aparatos que utilizó Peña Nieto durante su campaña presidencial de 2012, como lo reveló Reforma el miércoles pasado.
Un helicóptero prácticamente idéntico –un Agusta AW 109SP Grand New–, perteneciente a Eolo Plus y con matrícula XA-UQH, cayó la noche del 28 de julio de 2012 con Juan Armando Hinojosa García a bordo. El empresario, hijo de Hinojosa Cantú y entonces marido de la hija del exgobernador veracruzano Fidel Herrera, venía de una reunión organizada por Peña Nieto.
La relación de Hinojosa Cantú con los dueños de SAASA no se limita a lo comercial. Este año el tamaulipeco mandó publicar en El Universal un obituario por Rosa Magdalena Mendoza de Torre, madre de Rafael y José Antonio Torre Mendoza, dueños de SAASA, en el que se une “respetuosamente a la pena que embarga a la familia Torre Mendoza”.
A su vez Rafael Torre Lamuño, hijo de José Antonio Torre Mendoza, en marzo de 2012 fue enlace del PRI con los empresarios tlaxcaltecas para apoyar la campaña de Enrique Peña Nieto y en diciembre de 2017 fue uno de los 84 empresarios poblanos que se reunieron con el entonces precandidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña en el club de golf Las Fuentes.
Sospechas
En agosto de 2005, José Antonio y Rafael Torre Mendoza registraron su empresa SAASA en Tlaxcala, aunque asentaron como domicilio el municipio poblano de Huejotzingo, donde se encuentra el aeropuerto Internacional de Puebla Hermanos Serdán. La firma ocupa el hangar D5.
Moreno Valle ya había viajado en el helicóptero XA-BON: en septiembre de 2016 Ezequiel Flores, corresponsal de Proceso en Guerrero, informó que el gobernador había volado en esa aeronave a Taxco para hacer proselitismo electoral, a pesar de las malas condiciones meteorológicas.
Roberto Coppe Obregón, uno de los dos pilotos del helicóptero caído, llevaba ocho años en la nómina del gobierno de Puebla y era cercano a la familia de Moreno Valle.
Cuando el helicóptero se desplomó, Coppe era director de Servicios Logísticos de Apoyo al Ejecutivo, con la función de gestionar servicios de pilotos y aeronaves para la gobernadora y su gabinete, pero también vehículos para auxiliar en desastres naturales y realizar vigilancia policíaca. En la administración de Moreno Valle, fue director de Servicios Aéreos.
Desde mediados de 2017, Coppe participaba en el Comité Consultivo de Seguridad Operacional de Helicópteros, auspiciado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en representación del gobierno de Puebla, según minutas de las reuniones consultadas por este semanario.
El pasado 6 de diciembre el piloto entregó al exgobernador Antonio Gali Fayad un Certificado de aprobación del Sistema de Gestión de la Seguridad Operacional Aérea, durante un acto oficial en el aeropuerto Hermanos Serdán al que asistió Rafael Torre Mendoza.
Éste y su hermano José Antonio heredaron de su padre, el empresario español Rafael Torre Arenas, la empresa Grupo Textil Providencial, antes llamada Estambres La Providencia, de la que abrieron distintas filiales. Después incursionaron en los negocios inmobiliarios y en la química.
También tienen intereses en el futbol: son dueños del equipo Coyotes de Tlaxcala y en diciembre de 2017 Rafael Torre –quien fue regidor priista del municipio de Chiautempan a principios de la década de 2000– formó parte del grupo que intentó comprar los Lobos de Puebla, aunque desistió en marzo pasado.
Entre 2015 y 2016 el gobierno de Puebla otorgó a Grupo Textil Providencial y La Casa de Los Sueños, de los Torre Mendoza, contratos por 74.3 millones de pesos para la compra de 30 mil tabletas electrónicas, a pesar de que ambas son del ramo textil.
El periódico Central reveló en noviembre de 2017 que los precios de los aparatos fueron inflados, pues cada tableta resultó con un costo superior en 700 pesos a su valor en el mercado.
La Casa de Los Sueños también estuvo implicada en otro presunto fraude con tabletas electrónicas en 2016, en Tlaxcala, cuando gobernaba el estado el priista Mariano González Zarur. La prensa local reportó que la empresa ganó la licitación con base en información privilegiada, que infló los precios y falsificó facturas, para distribuir finalmente sólo 5 mil de las 16 mil contratadas. En esta licitación, la familia Torre Mendoza compitió con dos empresas: La Casa de Los Sueños y Comercializadora BOM, constituida en Tlaxcala en agosto de 2014.
Cuando se ventiló en la prensa que SAASA era dueña del helicóptero caído, el portal electrónico de la empresa se volvió inaccesible.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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