Revista Proceso # 2104, 27 de enero de 2019..
Mala semana para "El Chapo": dos testimonios letales/
J. JESÚS ESQUIVEL
En la penúltima semana del juicio que se le sigue al Chapo Guzmán Loera en Brooklyn, Nueva York, dos testigos que fueron empleados del capo, llevados por la fiscalía, describieron al sinaloense como un torturador sanguinario y un asesino; a Emma Coronel como cómplice de las célebres fugas de su esposo, y a los hijos del narcotraficante como homicidas vengativos.
NUEVA YORK.- La responsabilidad de Joaquín Guzmán, El Chapo, en la tortura y asesinato de tres personas; la de su esposa, Emma Coronel, en la fuga de su marido del penal del Altiplano; y la de los hijos del capo en el asesinato del periodista Javier Valdez Cárdenas, fueron las últimas piezas de la estrategia del gobierno de Estados Unidos para fortalecer su acusación de narcotráfico y lavado de dinero contra el sinaloense.
Luego de 34 audiencias en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, donde tiene lugar el juicio contra El Chapo, el Departamento de Justicia movió una pieza demoledora para inculparlo, al exponerlo ante el jurado como un asesino inmisericorde.
El pasado jueves 24, en el desfile de testigos de la fiscalía, se presentó Isaías Valdez Ríos, Memín, exmilitar mexicano, sicario, piloto y quien fue secretario particular de Guzmán.
–Señor Valdez, ¿en alguna ocasión, cuando trabajaba para el acusado, fue testigo de actos de violencia cometidos por él? –preguntó Nardozi.
–Así es –respondió Memín con rostro sonriente.
Pese a las objeciones del abogado Eduardo Balarezo, uno de los tres defensores de Guzmán, Cogan permitió que el sicario describiera detalladamente los homicidios presuntamente cometidos por El Chapo.
“Estábamos en un pueblo que se llama Bastantitas, en Durango. El señor Guzmán realizó una llamada y al terminar, nos informó que iban a traer un arete”, narró tranquilamente el exsecretario del Chapo.
“Arete” o “dedo”, explicó el testigo, son palabras de la jerga del narcotráfico para llamar a un soplón o a alguien que traiciona a la organización criminal a la que pertenece.
Memín dijo que ese “arete” llegó en avión a la sierra de Durango y ya había sido torturado. “Estaba todo quemado con una plancha de ropa; traía una camiseta que la tenía pegada toda en el cuerpo”, narró el testigo.
Los miembros del jurado escuchaban atentamente al exmilitar, quien acotó que su expatrón interrogó al supuesto miembro de los Arellano Félix.
Luego de unos días de cautiverio, El Chapo y sus pistoleros se movieron a otro rancho. Al cautivo lo metieron en un gallinero del lugar al que se mudaron. Transcurrieron otros tres días; Memín afirmó que el cautivo ya se estaba “pudriendo en vida” y “apestaba”.
Entonces El Chapo mandó que lo llevaran a otro lugar, mientras en el cementerio del pueblo, Memín, y otros sicarios cavaban una fosa, a orillas de la cual llevaron al torturado.
“El señor Joaquín tenía una pistola pequeña, calibre .25”, anotó el testigo de la fiscalía. “Se arrimó el señor Joaquín Guzmán y lo empieza a interrogar nuevamente. El Chapo agarró la pistola y le disparó. ¡Pum! ‘A chingar a tu madre’, dijo”. El exmilitar añadió que el secuestrado aún vivía cuando lo cubrieron con tierra.
Los dos zetas
Nardozi interrogó a Memín sobre la segunda vez que vio al capo cometer un asesinato. Alrededor de 2006 o 2007, narró el testigo, él, El Chapo y otros sicarios estaban en Coluta, Durango, “en una casita del señor Pedro Loaiza. El señor Joaquín estaba haciendo una llamada y al terminar nos dijo: ‘¡Chavalones, hoy nos mandan un regalo’”.
En la conversación telefónica El Chapo había sido notificado por su lugarteniente, compadre y mano derecha en ese entonces, Dámaso López Núñez, El Licenciado, de que su gente en Culiacán había capturado a dos miembros de Los Zetas y que ya se los había mandado en avioneta a Coluta.
Según Memín, él y otros pistoleros fueron a la pista clandestina de Coluta a recoger el “regalo”. Los dos zetas eran resguardados por Bravo, jefe de sicarios y también compadre y hombre de confianza del Chapo.
Memín relató que El Chapo les pidió después que llevaran a los dos zetas al bosque.
“Llegó el señor Joaquín con su compadre, Bravo. El señor Chapo Guzmán pidió un tronco grande y grueso y ahí empezó a torturarlos”, describió Memín. Como ese momento era encargado de las comunicaciones, el testigo aseguró que él se retiró del lugar para acercarse a las antenas apostadas en la sierra para estar pendiente de radios y teléfonos.
–¿Para qué pidió el acusado el tronco? –deseó saber el fiscal Nardozi.
–No lo pidió para hacerles cariños, obviamente les empezó a pegar con el tronco –respondió Memín riéndose de su propio chiste.
Al regresar Valdez Ríos al lugar donde se encontraban los zetas, los vio tirados en el suelo, con todos los huesos rotos mientras El Chapo seguía golpeándolos con el tronco y también con su rifle.
–¿Cuánto tiempo duró el interrogatorio?
–Alrededor de tres horas.
Luego Memín declaró que El Chapo mandó que ahí mismo cavaran una fosa grande, le echaran leña y le prendieran fuego. Cuando la hoguera ya ardía, Guzmán ordenó que acercaran dos cuatrimotos y que en las parrillas de éstas subieran a los torturados.
“Los subimos y el señor Guzmán se subió en una y Bravo en otra y se arrimaron más a donde estaba la hoguera”, contaba el testigo.
A una orden del capo, bajaron a los zetas de las cuatrimotos y, sosteniéndolos por los hombros, los pusieron al filo de la fosa en la que ardía la leña. “El señor Joaquín también se bajó y corrió el cerrojo de su rifle. Los zetas estaban viendo a la hoguera. Le puso (a uno) el rifle en la cabeza y le jaló. ‘A chingar a tu madre’, dijo e hizo lo mismo con el otro: ‘A chingar a tu madre’. Nos ordenó que los echáramos a la hoguera y que no quedaran ni sus huesos”, concluyó Memín.
Valdez Ríos, acusado de narcotráfico en la Corte Federal de Washington, enfrenta cadena perpetua, de ser declarado culpable de los delitos que se le imputan. Pero si el gobierno estadunidense se siente satisfecho con su testimonio contra El Chapo, podría recomendar que la sentencia que Memín reciba sea de menos de 15 años de cárcel.
También Emma
Antes, la audiencia del martes 22 tampoco había pintado nada bien para El Chapo ni para sus familiares. En esa ocasión su compadre, El Licenciado, afirmó que Emma Coronel estuvo implicada en la famosa fuga del penal de Almoloya. Y que Iván, Alfredo, Ovidio y Joaquín Guzmán, hijos del capo, ordenaron el asesinato de Javier Valdez Cárdenas, reportero fundador del semanario Ríodoce.
Guiado por el interrogatorio de la fiscal Amanda Liskamm, López Núñez indicó que en marzo de 2014 Coronel le pidió que se reunieran. “Hablamos en Culiacán”, dijo El Licenciado. Agregó que su comadre le aseguró que su marido le pedía que le mandara a una persona a Toluca para hacerse cargo de “una vuelta”.
–¿Estuvo usted de acuerdo? –preguntó la fiscal al testigo.
–Sí, mandé a Leonardo, un cuñado mío.
El Licenciado aseguró que ya en Toluca, Leonardo se reunió con algunos custodios del Altiplano.
–¿Se volvió a ver con Emma?
–En Culiacán… a finales de marzo o principios de abril de 2014.
–¿Qué le dijo Emma en esa reunión? –insistió Liskamm.
–Que mi compadre (El Chapo Guzmán) estaba planeando fugarse del penal; quería saber si yo podía colaborar y le dije que sí.
–¿Tuvo alguna otra reunión con Emma?
–Sí, en mayo o junio de 2014, estuvieron presentes los hijos de mi compadre… mi compadre mandaba preguntar a sus hijos si ya habían conseguido un terreno cerca del penal… a mí me pedía conseguir una bodega cerca del penal, una camioneta pick up blindada y armas.
López Núñez ya fue sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero, pero con su testimonio contra El Chapo espera que su sentencia cambie por una de 15 años de cárcel.
La fiscal preguntó al testigo cuál era la intención del acusado de que sus hijos compraran un terreno cerca del Altiplano. El Licenciado respondió que “era porque se iba a elaborar un túnel”.
–¿Hubo otra reunión con Emma? –volvió a preguntar Liskamm.
–Sí, en una propiedad que era de los hijos de mi compadre. Estaban Iván, Alfredo, mi comadre Emma y no recuerdo si estuvo Joaquín; la reunión fue como en julio de 2014.
El Licenciado añadió que en la sesión de julio se concentró en conocer las peticiones del Chapo para saber en qué estado iba el trámite de la compra del terreno. En una quinta reunión, contó El Licenciado, El Chapo –con sus hijos como personeros– informaba que desde su celda ya escuchaba los ruidos de los que escarbaban debajo.
–¿Se habló de la fecha para la fuga? –quiso saber la fiscal.
–El plan de mi compadre era que fuera para un sábado o domingo… porque esos días no había oficiales ni visitas de actuarios.
–¿Vio al acusado?
–Sí. Ya después de que se fugó, en la sierra, en La Tuna, como una semana después de que se escapó.
El testigo indicó que en esa reunión también estuvieron su hijo, Dámaso López Serrano, Mini Lic, y Pedrito Loaiza, amigo de ellos.
En La Tuna, El Chapo –según lo narrado por el testigo– habló de que estando en el Altiplano “tenía meses escuchando el ruido de las excavaciones debajo de su celda”, que el ruido de los que escarbaban molestaba a los otros presos y se quejaban. “Me dijo que cuando se bajó (al túnel) cayó montado en una moto… De ahí trasladaron a mi compadre con una cuatrimoto a la bodega que yo conseguí… de ahí a San Juan del Río, donde lo esperaba un avión para llevarlo a Sinaloa”, añadió López Núñez.
Liskamm le preguntó sobre la persona que llevó al Chapo en la cuatrimoto. “Un hermano de mi comadre Emma lo llevó de la salida del terreno a la bodega”, respondió El Licenciado.
Antes de hablar de la fuga de Guzmán Loera, El Licenciado había explicado que en tres cartas escritas de “puño y letra” de su compadre –y que la fiscalía expuso como pruebas–, su comadre también estaba enterada e involucrada en la coordinación del trasiego de drogas.
Meses después de que El Chapo fuera recapturado por la Policía Federal, el 8 de enero de 2016 en Los Mochis, Emma, según el testigo, se volvió a encontrar con él para decirle que a nombre de su marido le buscara otro terreno, otra vez cerca del Altiplano, donde lo había vuelto a recluir.
“Pero lo enviaron a un penal en Ciudad Juárez”, acotó El Licenciado, dando a entender que por ello se frustró el segundo escape del capo.
–Después de que pasó esto, ¿se volvió a ver con Emma –preguntó la fiscal.
–Sí. Mi comadre me comentó que estaban viendo la forma de regresarlo al Altiplano… que el jefe general de los penales federales estaba ayudando y se le había dado un dinero: 2 millones de dólares.
En esos años Celina Oseguera Parra era la directora del Órgano Administrativo Descentralizado de Centros de Prevención y Readaptación Social.
El caso Valdez
Interrogado por Balarezo en torno al caso de Javier Valdez, asesinado el 15 de mayo de 2017 en Culiacán, El Licenciado apuntó que ni él ni su hijo Dámaso son culpables del homicidio del periodista.
“Lo mandaron matar por órdenes de los hijos de mi compadre… Iván, Alfredo”, decía El Licenciado cuando Balarezo lo interrumpió con otra pregunta.
–¿Por órdenes de los hijos de Chapo Guzmán?
–Tiene usted toda la razón.
El testigo de la fiscalía acotó que él ya estaba en prisión cuando asesinaron a Valdez Cárdenas.
“El reconocido periodista Ciro Gómez Leyva mencionó en un reportaje que yo había emboscado a los hijos de mi compadre para matarlos, y que uno estaba grave y que Mario también… y era falso… y cuando el periodista (Valdez Cárdenas) me buscó por teléfono vi la oportunidad de aclarar las cosas y le di una entrevista”, explicó El Licenciado ante la Corte, pese a las objeciones del abogado, que intentaba evitar que se explayara.
“Pregunte en Culiacán y todos saben y le pueden decir que los hijos de mi compadre amenazaron a la casa editorial y obligaron al señor a que no sacara la entrevista conmigo… cumpliendo con su ética periodística él la publicó. Por eso lo mataron”, subrayo El Licenciado.
El exsocio del Chapo estableció que después del arresto de su compadre en Los Mochis, en julio de 2015, los cuatro hijos del capo querían matarlo a él y a su hijo, quien también está preso en Estados Unidos.
La próxima semana será, según lo dicho por Cogan, la última de las audiencias del juicio. La defensa del capo deberá presentar a sus testigos en un intento por contrarrestar todo lo que se ha establecido contra su cliente.
Se rumorea que el mismo Chapo Guzmán subirá al estrado, ya sin nada que perder, para intentar convencer al jurado de que es un agricultor humilde y que todo sobre el narcotráfico, lavado de dinero y asesinatos que se dice de él, es un mito inventado por los gobiernos de Estados Unidos y de México.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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