24 abr 2019

Tormenta de odio/Editorial/ El País, 24 de abril de 2019..

Tormenta de odio/Editorial/ El País, 24 de abril de 2019..

  • Lo ocurrido en Sri Lanka demuestra que la ideología nihilista del terror del ISIS está lejos de haber sido derrotada

La guerra civil en Sri Lanka terminó hace 10 años, pero la paz sigue agarrada con alfileres y la convivencia entre las comunidades que comparten esta isla del océano Índico —una amplia mayoría cingalesa budista con minorías tamil hindú, musulmana y cristiana— está sometida a constantes tensiones. Por eso la serie de atentados que provocaron el domingo 321 muertos y medio millar de heridos hicieron saltar todas las alarmas. La tragedia esrilanquesa repitió un esquema que desgraciadamente forma parte ya de una rutina del horror: atentados coordinados en diferentes puntos de una ciudad o de un país contra víctimas civiles, que ya han padecido urbes de medio mundo, desde París, El Cairo, Pittsburgh hasta Kabul o, hace apenas unas semanas, Christchurch en Nueva Zelanda. Las víctimas pertenecen a diferentes credos, los verdugos siempre están impulsados por un mismo odio. En este caso, los objetivos fueron iglesias en pleno Domingo de Resurrección y hoteles de lujo.

El Estado Islámico (ISIS) asumió ayer el atentado y las autoridades consideran que los responsables son grupos locales que han contado con apoyo exterior. Aunque acaba de sufrir una derrota en Siria, sigue siendo una organización muy peligrosa no solo por su capacidad para ayudar a provocar atentados, sino por su atracción como ideología nihilista del terror. En el pasado, ha reivindicado ataques para los que solo había sido una fuente de inspiración, pero lo ocurrido demuestra que el ISIS está debilitado, pero no derrotado.
En el caso esrilanqués, además, las autoridades temían que los atentados desatasen una tormenta de violencia entre comunidades. La guerra civil se acabó hace 10 años con una derrota de los Tigres Tamiles, que decían representar a la comunidad hindú y que fueron los responsables de los primeros atentados suicidas modernos, pero los recelos están muy lejos de haberse extinguido. Por eso una de sus primeras medidas fue cortar el acceso a varias redes sociales, entre ellas Facebook y WhatsApp. Se trata de una medida extrema, pero basada en peligrosos precedentes: hace un año, una serie de noticias falsas difundidas a través de Facebook provocaron en Sri Lanka ataques de budistas contra musulmanes y, cuando se cerró el acceso a la plataforma, una persona ya había sido quemada viva.
Este brusco corte provocó problemas, sobre todo a personas que no pudieron comunicarse con sus familiares en medio del caos, y plantea desafíos para la libertad de expresión; pero si los responsables de las redes sociales no son capaces de controlar los mensajes de odio y los bulos incendiarios que se multiplican en su interior, el corte drástico se convierte en la única medida posible, siempre que sea temporal y muy justificada. Los gigantes tecnológicos no pueden quedarse cruzados de brazos cuando son convertidos en instrumentos de los fanáticos, ni pueden actuar cuando ya es demasiado tarde y los mensajes han tomado tal amplitud que resulta imposible detenerlos. Frenar el odio debe siempre ser la prioridad.
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Acomodados y con alto nivel educativo: el perfil de los terroristas de Sri Lanka
La policía del país identifica a ocho de los nueve atacantes suicidas de los atentados ...
Alto nivel de educación, familia de clase media o media alta, con recursos económicos propios. Este es el perfil de los nueve terroristas suicidas que, según la policía de Sri Lanka, llevaron a cabo la cadena de atentados que deja ya al menos 359 muertos y más de 500 heridos.
La policía considera demostrado que implicó a nueve terroristas suicidas, entre ellos una mujer. También ha difundido los vídeos de las cámaras de circuito cerrado en la parroquia de San Sebastián, en Negombo, en las afueras de Colombo, en los que se ve al que considera el culpable de la explosión que mató allí a más de 110 de las víctimas mortales. 
En el vídeo se aprecia a un joven delgado y con barba, cargado con una mochila de gran tamaño y apariencia muy pesada, que mientras se dirige a la entrada de la iglesia y en un aparente acto reflejo acaricia la cabeza de una niña de corta edad que se cruza en su camino acompañada de su padre.
Fue una operación compleja y que, sin duda, requirió largo tiempo organizar. Los preparativos para coordinar una acción tan mortífera han podido prolongarse durante siete u ocho años, según ha declarado al Parlamento el ministro de Desarrollo Regional y exjefe del Estado Mayor, Sarath Fonseka.
Los nueve suicidas, ocho de ellos ya identificados pero cuya identidad no se ha difundido públicamente, tenían un perfil común. “La mayor parte eran educados y procedentes de clase media o media alta, bastante independientes financieramente y de familias estables. Este es un factor inquietante, ha declarado el portavoz policial Ruwan Wijewardene. Varios han viajado al extranjero o mantenían contactos con el exterior. Uno de ellos estudió en el Reino Unido y concluyó estudios universitarios de posgrado en Australia.
El interés se centra, especialmente, en una familia concreta, la de un acomodado empresario del sector de las especias. Dos de sus hijos, menores de treinta años, fueron los que hicieron estallar las mochilas que llevaban en el bufé de desayuno de dos hoteles de lujo en el centro de Colombo, la principal ciudad del país.
La dirección que había dejado uno de ellos al registrarse como huésped en el hotel llevó a los agentes a su domicilio familiar. Cuando se preparaban policías de la unidad de operaciones especiales para entrar, sonó una detonación, la séptima del domingo: la esposa de uno de los hermanos había hecho estallar explosivos que tenía en la vivienda. Murieron ella y sus dos hijos, según ha revelado la policía.
Los dos hermanos influyeron en otros miembros de su familia. Varios, incluido su padre, figuran entre los detenidos desde el domingo, que suman ya casi 60 después de que la noche pasada la policía detuviera a 18 sospechosos más en una serie de redadas por todo el país, según ha contado el viceministro de Defensa, Ruwan Wijewardene, en una rueda de prensa.
El Gobierno esrilanqués ha atribuido la cadena de atentados a una “rama disidente” del grupo radical islámico local National Thawheet Jamaat —que no ha reivindicado los ataques—, aunque considera probable que recibiera asistencia de otros grupos radicales en el extranjero. El Estado Islámico (EI) se ha atribuido la matanza y ha difundido un vídeo en el que se ve a ocho personas frente a una bandera negra de esta organización, siete de ellas con el rostro cubierto. La octava es el clérigo radical esrilanqués Mohamed Zahran.
Los servicios de inteligencia esrilanqueses creen que Zahran, cuya lengua materna es el tamil —el idioma de la minoría de religión hindú—, podría haber sido el planificador de los ataques.
El País...

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