10 dic 2023

Javier Milei trazó un diagnóstico demoledor: "no hay plata". Viva la libertad, carajo".

Javier Milei trazó un diagnóstico demoledor: dijo que le dejan una inflación 15.000% anual y prometió “ajuste y shock”

El Presidente dio su primer discurso frente a una multitud que se reunió frente al Congreso; “ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, advirtió; anticipó tiempos difíciles

LA NACION, 10 de diciembre de 2023;

Asumió como Presidente y dio su primer discurso en las escalinatas del Congreso

Santiago Filipuzzi

De espaldas a la Asamblea Legislativa y frente a una multitud enfervorizada agolpada en la Plaza de Congreso, Javier Milei trazó en su primer mensaje como presidente un diagnóstico demoledor sobre la herencia económica y social recibida de la gestión de su antecesor Alberto Fernández al tiempo que aseveró que, para superar esta etapa –a la que calificó de “decadencia” y “declive”-, “no hay otra alternativa al ajuste y al shock”. Sin embargo, en su discurso el flamante presidente evitó precisar qué medidas económicas instrumentará su gobierno en esta primera etapa.

“Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, sentenció el ahora primer mandatario. “Esa es la herencia que nos dejan, una inflación plantada del 15.000% anual que vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla”, enfatizó.

El primer mandatario adelantó que las primeras medidas que adoptará su gobierno “impactará de modo negativo sobre la actividad, el empleo, la cantidad de pobres e indigentes”. “Habrá estanflación, pero no es algo muy distinto a los últimos 12 años. Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina”.

En al menos tres oportunidades, el nuevo presidente remarcó en su discurso –que se prolongó por media hora- que no hay otra alternativa que el ajuste del gasto público para combatir el déficit fiscal. “No hay plata”, machacó. Aclaró, no obstante, que esta poda recaerá principalmente “sobre el Estado, no sobre el sector privado”, lo que desató una ovación entre los manifestantes.

“No existe solución donde se evite atacar el déficit fiscal. De los 15 puntos de déficit, 5 corresponden al Tesoro Nacional. La solución implica un ajuste fiscal en el sector público fiscal, que caerá sobre el Estado y no sobre el sector privado”, subrayó.

Con el mismo tono severo, Milei embistió contra la política de emisión monetaria que ejecutó el anterior gobierno, a su juicio causante de haber colocado al país “al borde de la inflación”. “Dado que la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses, aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente -enfatizó-. Haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente no es gratis. Lo vamos a pagar en inflación”.

“Nos han arruinado la vida y nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto tampoco nos debería sorprender que nos estén dejando 45% de pobres y 10% de indigentes”, reprochó.

En este sentido, el primer mandatario fustigó las políticas de seguridad y de educación emprendidas por la anterior gestión. “Si se levantara Sarmiento y viera que hicieron con la educación”, se quejó Milei al enfatizar que solo “16 de cada 100 chicos terminan el colegio en tiempo y forma”.

Fue dramático cuando describió el cuadro de situación en materia de seguridad. “Argentina se ha convertido en un baño de sangre -advirtió-. Los delincuentes caminan libres, mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas. El narcotráfico se apoderó lentamente de nuestras calles, a punto tal que una de las ciudades más importantes de nuestro país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia”. Y remató: “Se acabó con el siga-siga de los delincuentes”.

Parecía un discurso de campaña. A pocos metros suyo, su hermana Karina -quien tuvo un rol protagónico a lo largo de la jornada- se mostró erguida junto a los mandatarios extranjeros que, apostados bajo los rayos del sol, viajaron especialmente para asistir a la asunción del nuevo presidente argentino. Allí se lo vio al rey Felipe VI de España; el uruguayo Luis Lacalle Pou y el chileno Gabriel Boric y el ucraniano Volodímir Zelensky. El expresidente brasileño Jair Bolsonaro -admirador de Milei- también ocupó un lugar preferencial.

Aunque no dio precisiones sobre las medidas a instrumentar en el corto plazo, Milei buscó que su primer discurso tuviera un carácter fundacional. Reivindicó como uno de los mejores presidentes de la historia a Julio Argentino Roca -figura denostada por el kirchnerismo-, planteó “nuevo contrato social” y la inauguración de una “nueva era en la Argentina”, promovida por la “contundente voluntad de cambio” expresada por los argentinos en las urnas.

“Este nuevo contrato social nos propone un país distinto, un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos, un país en el que el que las hace, las paga”, enfatizó. “Un país en el que el que corta las calles, violando los derechos de sus conciudadanos, no recibe la asistencia de la sociedad. En otros términos, el que corta no cobra”, exclamó.

Fervor y silencio

El flamante presidente inauguró su mandato tras recibir los atributos del mando de parte del presidente saliente. A su lado, la ahora vicepresidenta Cristina Kirchner –quien había hecho su ingreso al Congreso con un polémico gesto tras recibir insultos de manifestantes libertarios- mantuvo su rostro adusto a lo largo de la ceremonia. Todo un contraste frente a la algarabía en las galerías del recinto, colmadas de simpatizantes libertarios, desde donde brotó una ovación al grito de “libertad, libertad” cuando Milei empuñó el bastón presidencial. Los aplausos se propagaron por todas las bancadas salvo en la de Unión por la Patria, sumidos en un silencio casi mortuorio.

Tras un fugaz saludo a la Asamblea Legislativa, Milei dio media vuelta y se encaminó hacia las escalinatas del Palacio para dirigirse ante la multitud. En el recinto, los legisladores de Unión por la Patria partieron raudamente; los diputados y senadores de Juntos por el Cambio, descolocados, no sabían qué actitud tomar: finalmente decidieron partir. Los únicos que permanecieron en el recinto, con los puños en alto, fueron los representantes libertarios.

En la calle, mientras tanto, una multitud fervorosa vitoreaba al presidente electo. Como en campaña, Milei utilizó un tono rugiente para embestir contra la dirigencia política, responsable, a su juicio, de haber dejado al país “al borde de la crisis más profunda de nuestra historia” por haber hecho de su lema ”el Estado presente” una excusa para beneficiarse a partir de un aumento “descomunal” del gasto público.

“Vamos a tomar todas las decisiones necesarias para arreglar el problema que causaron cien años de despilfarro de la clase política aún cuando el principio sea duro”, machacó. “Cada uno de ellos tendrá que hacerse cargo de su propia responsabilidad, no es tarea mía señalarlos” dijo, aunque a renglón seguido le dio la bienvenida a todos aquellos dirigentes que estén dispuestos a acompañar las reformas estructurales que planea instrumentar.

“No venimos a perseguir a nadie, no venimos a saldar viejas vendettas o discutir espacios de poder, nuestro proyecto no es un proyecto de poder, es un proyecto de país. No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía interfiera con el cambio que los argentinos elegimos. A todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina los recibimos con los brazos abiertos”, enfatizó.

Sobre el final, el primer mandatario buscó llevar entusiasmo frente al desafío a encarar, al que calificó de “titánico”. “Vamos a salir adelante. Será difícil, pero lo vamos a lograr”, arengó.

“Aquellos que quieren utilizar la violencia o la extorsión para obstruir el cambio se van a encontrar con un presidente de convicciones inamovibles que utiliza todos los resortes del Estado para avanzar en los cambios que el país necesita. No vamos a claudicar, no vamos a retroceder, no nos vamos a rendir. Vamos a avanzar con los cambios que el país necesita”, exclamó.

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Javier Milei anuncia un severísimo ajuste en su toma de posesión como presidente de Argentina: "No hay plata"

SEBASTIÁN FEST

@sebastianfest

Buenos Aires

EL MUNDO, Actualizado Domingo, 10 diciembre 2023 -

El nuevo mandatario no ha dado el habitual discurso ante la Asamblea Legislativa y se ha dirigido a la multitud a las puertas del Congreso Nacional

"¡No hay plata, no hay plata!": una multitud de argentinos cantó este domingo el mantra de Javier Milei al saludar su llegada a la presidencia. Que miles de personas celebrasen la ausencia de dinero mientras se anuncia un ajuste muy severo, nunca antes visto, y se alerta del peligro de una hiperinflación habla del giro político fundamental que se vive en la tercera economía de América Latina.

"Hoy comienza una nueva era en Argentina, hoy damos por terminada una larga era de decadencia y declive, y damos comienzo a la reconstrucción del país", ha dicho el nuevo presidente en un inédito discurso desde las escalinatas del Congreso, en el que ha criticado con dureza la herencia económica del kirchnerismo tras dos décadas de dominio político en el país.

"Hay una voluntad de cambio que ya no tiene retorno. No hay vuelta atrás, hoy enterramos décadas de fracaso, peleas intestinas y discusiones sin sentido", ha añadido Milei, al tiempo que ha prometido "crecimiento, desarrollo, libertad y progreso".

El nuevo presidente ha recordado que Argentina fue "faro de Occidente" y la tierra a la que llegaban inmigrantes de todo el mundo antes de "abrazar las teorías empobrecedoras del colectivismo".

"Déjenme que sea claro en esto: ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros (...). No existe solución viable en la que se evite atacar al déficit fiscal. La solución implica un ajuste fiscal de cinco puntos del PBI en el sector público nacional, ¡que caerá casi totalmente sobre el Estado, y no sobre el sector privado!", gritó Milei ante una multitud eufórica y esperanzada.

Fiel a sus modos disruptivos, Milei, de 53 años, se ha limitado a jurar su cargo ante la Asamblea Legislativa y no ha dado el habitual discurso ante los diputados y senadores. Tras pedir a los legisladores para que permanecieran en sus sitios, Milei y la nueva vicepresidenta, Victoria Villarruel, se dirigieron a las escalinatas del Palacio del Congreso. Su discurso fue seguido en primera fila, a la derecha de Milei, por el rey Felipe VI, uno de los jefes de Estado presentes en Buenos Aires.

El ultraliberal, que no pertenece ni al peronismo ni al pan-radicalismo, las dos familias políticas que han gobernado históricamente el país, llegó al edificio del Congreso a bordo de un automóvil que recorrió completa la emblemática Avenida de Mayo en una espléndida mañana de finales de primavera en el hemisferio austral.

La ceremonia de toma de posesión ha mostrado un inusual protagonismo de la ya ex vicepresidenta Cristina Kirchner, vestida de rojo intenso. Tras mostrar el dedo medio a un simpatizante de Milei al entrar en el Congreso, dio órdenes a diestro y siniestro al recibirlo en su llegada al Palacio Legislativo y luego, con las manos en los bolsillos, se movió sin cesar en el estrado mientras el nuevo presidente juraba el cargo.

La dos veces presidenta ha mantenido conversaciones breves con el nuevo inquilino de la Casa Rosada y no le dedicó ni una mirada al presidente saliente, Alberto Fernández, cuando este se acercó a saludarla.

Más tarde se supo que algo que llamó la atención de Kirchner fue la empuñadura de plata del bastón presidencial: allí, en relieve, están las figuras de Conan, el mastín inglés de Milei que murió en 2017, y de los cuatro perros clonados que le sustituyeron. Al firmar el libro de actas, Milei añadió una dedicatoria: "Viva la libertad, carajo".

El ex presidente Mauricio Macri, que entre 2015 y 2019 marcó un interregno a 20 años de hegemonía kirchnerista, asistió a la ceremonia con visible alegría que reflejó en las redes sociales: "Felicitaciones presidente Milei, no le sacaría ni una sola coma a su discurso. ¡Viva la libertad, carajo!".

La llegada de Milei al poder implica más que un cambio de era, es un cambio de paradigma. Si durante décadas la mayoría de los argentinos vivió convencida de que lo esencial comenzaba y terminaba en el Estado ("el Estado presente", uno de los exitosos caballitos de batalla del kirchnerismo), la arrasadora victoria de Milei en las elecciones del 19 de noviembre ha revelado otra Argentina. La palabra "libertad" se ha puesto de moda, gritada por muchos jóvenes que 10 o 20 años atrás hubieran vivado a Cristina.

Milei ha mantenido una breve conversación con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, por primera vez en América Latina desde que se inició la guerra con Rusia, antes de dirigirse a la multitud. Más tarde, en la Casa Rosada, ambos líderes se darían un largo y sentido abrazo y han celebrado después una reunión bilateral. El ucraniano, que fue a Buenos Aires a buscar el apoyo de América Latina, tiene ahora en Argentina un aliado incondicional.

Han asistido también el primer ministro húngaro, Viktor Orban, el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, que ha llegado caminando al Congreso, y los jefes de Estado de Armenia, Paraguay, Uruguay, Chile y Ecuador. Ha destacado la ausencia de Luiz Inácio Lula da Silva en la que fue la ceremonia formal de asunción más breve y desconcertante en los 40 años de la actual etapa democrática.

Fiel a su pasión por la economía, Milei ha hablado de "pasivos consolidados" y "política monetaria" en un discurso excesivamente técnico, y ha añadido que la descontrolada emisión monetaria durante el gobierno de Fernández "no es gratis" y pudo llevar al país a ser "la Venezuela de Chávez y Maduro". "El gobierno saliente nos ha dejado plantada una hiperinflación, y es nuestro deber hacer todos los esfuerzos para evitar semejante catástrofe, que llevaría la pobreza por encima del 90%".

El cierre de la masiva manifestación ante el Congreso mostró a los asistentes recogiendo toda la basura generada, una imagen novedosa, que medios locales definieron como casi "japonesa".

Tras proponer "un nuevo contrato social" en el que el Estado no "dirija la vida de los argentinos", sino que vele "por sus derechos", Milei se dirigió a "la clase política argentina", a la que etiquetó como "casta" durante su campaña.

"No pedimos acompañamiento ciego, pero no vamos a tolerar que la hipocresía, la deshonestidad o la ambición de poder interfieran con el cambio que los argentinos elegimos".


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