Sin Luz y Fuerza
Reforma, 12 de octubfe de 2009;
"Se extingue el organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro". Decreto presidencial
Finalmente el gobierno de la República decidió intervenir y liquidar Luz y Fuerza del Centro. La medida era quizá inevitable. La compañía se había convertido en un hoyo negro imposible de llenar. Sus costos casi duplicaban sus ventas. A pesar de gozar de un monopolio, la empresa siempre recibió subsidios del gobierno. Para el 2009 la transferencia ha sido de casi 42 mil millones de pesos. Sus pérdidas de energía, de más de 30 por ciento, casi triplican las de la Comisión Federal de Electricidad. Su pasivo laboral era insostenible. La empresa, además, ya no podía proporcionar energía a los nuevos desarrollos habitacionales, comerciales o industriales de su zona de monopolio.
Esto no significa que su liquidación será fácil. Si bien el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) surgió dividido de la elección interna de este 2009, la determinación del gobierno de liquidar la empresa ha unido a los grupos en conflicto de Martín Esparza y Alejandro Muñoz. Ya en el pasado Luz y Fuerza estuvo en liquidación durante años. Carlos Salinas de Gortari, que recibió del SME un respaldo crucial en la elección presidencial de 1988, la rescató de la liquidación en 1994 y la convirtió en organismo público descentralizado, pero endosó el costo a los contribuyentes.
Luz y Fuerza es quizá el ejemplo más notorio de cómo los organismos públicos terminan convirtiéndose en botín de algunos grupos, en este caso el sindicato. Pero será muy difícil darle la vuelta a la empresa. Ésta no puede privatizarse sin enmendar la Constitución, lo cual es políticamente imposible. Por eso se ha entregado el control formal de las instalaciones al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) del gobierno federal, que a su vez las ha entregado para su operación a la Comisión Federal de Electricidad.
Muchas de las pérdidas de electricidad de la empresa son producto de la facilidad con la que se ha permitido a personas y empresas colgarse de las redes de distribución sin hacer pago alguno. La extinción de Luz y Fuerza no resolverá este problema. Para ello se requiere una acción decidida de las autoridades, pero no sólo federales, sino de la Ciudad de México y los estados y municipios del centro del país que no se atreven a actuar en contra de quienes realizan estos robos de energía.
El SME no aceptará pasivamente la desaparición de Luz y Fuerza, a pesar de que el gobierno ha anunciado que se respetarán los derechos laborales de los trabajadores. A través de retos legales y movilizaciones tratará de forzar al gobierno a echarse para atrás. Contará para ello con el apoyo de otros sindicatos, entre ellos el de mineros y los de la Unión Nacional de Trabajadores.
El costo de la liquidación de los trabajadores será enorme. Según el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, la indemnización conforme a la ley y al contrato colectivo de trabajo obligará a una erogación de 16 mil millones de pesos. Hacienda está comprometiendo otros 4 mil millones de pesos adicionales como incentivo a los trabajadores para que acepten la liquidación. Este costo valdrá la pena si, efectivamente, se crea una empresa de electricidad más eficiente. El problema es que muchos de los factores que han generado la ineficiencia de Luz y Fuerza -el monopolio estatal sobre la electricidad, la legislación laboral y los robos de electricidad- no han desaparecido. Existe el riesgo así de que este costoso esfuerzo no lleve a una mejoría real del servicio.
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