23 ago 2011

¿Guerra sucia?/María Amparo Casar

¿Guerra sucia?/María Amparo Casar
Publicado en Reforma, 23 Ago. 11
Es correcto. En la información y difusión sobre el colosal endeudamiento de Coahuila hay una clara intencionalidad política y lo que el partido en el gobierno busca es tener una rentabilidad electoral. Del lado político es la respuesta del partido en el gobierno a la advertencia del PRI de que o elevan las participaciones a 28% o no hay presupuesto ni reformas ni acuerdos en el Congreso. Del lado electoral la intención es todavía más clara. Sin duda alguna la idea es pegarle al PRI que lleva una delantera de al menos 18 puntos en las preferencias electorales por partido. La intención es pegarle a Peña Nieto que aventaja a su más cercano contrincante de 29 puntos. La idea es golpear a su dirigente que no ha hecho más que retar al gobierno en turno desde que asumió la dirigencia del partido.


Lo que la difusión sobre el endeudamiento de Coahuila quiere decir es: miren a quién tiene el PRI como dirigente, a un gobernador irresponsable que endeudó a su estado, que encubrió la información y que por añadidura falsificó documentos ni más ni menos del Congreso. Lo que el partido en el gobierno está haciendo es gritar a los cuatro vientos que no voten por el PRI porque regresará a México a un pasado populista, a la irresponsabilidad en el manejo de las finanzas, a la filosofía de que "el que venga detrás pague".
Pero, aunque no se debiera reducir a ello, de eso se trata la política. De exhibir al contrincante, de hacerlo con medios legítimos, a través de datos duros y no solo de slogans publicitarios. Hablando del ejercicio de gobierno.
Moreira está en problemas no porque haya una guerra sucia en contra de él -ni de Hacienda, ni del periódico Reforma, ni de las calificadoras- sino porque hay un expediente sucio sobre él. Está en problemas porque a pesar de haber dejado la gubernatura con altos índices de aprobación, no ha podido desmentir el hecho de que recibió el gobierno del estado con 300 millones de deuda y lo dejó con 32,000 mil millones. Porque no ha podido probar que no ocultó información respecto al monto de endeudamiento, porque engañó a sus acreedores, porque no ha podido refutar que funcionarios de su gobierno falsificaron documentos del Congreso estatal. Porque ha sido exhibida su maniobra de hacer nombrar a un auditor superior del estado por 8 años para cuidarle las espaldas. Porque todo esto le resta capacidad y autoridad para enfrentarse a sus adversarios y para encabezar un movimiento de gobernadores que piden más recursos a cambio de más transparencia.

El PRI está en problemas porque avala, arropa o defiende a un dirigente con un expediente como el anterior. El inconveniente es que el gobernador con licencia no es sólo un gobernador con licencia, es el dirigente de un partido y lo que le pasa a él le pasa al partido que él dirige.
El candidato Peña Nieto también está en problemas porque se sabe de su influencia en la selección del dirigente y la gente se comienza a preguntar "si lo pudo poner, por qué no lo quita".
Seguramente el PRI y el PRD están afilando sus armas para denunciar las irresponsabilidades y corruptelas de los gobiernos panistas. Deben hacerlo.

La información tiene una ventaja. Corre para todos lados. Hace tiempo se acabó el monopolio en la generación la información. Ya no hay un Ministerio de Información o como dijera Orwell un Ministerio de la Verdad que dice a los ciudadanos "lo que es aunque no sea". Hoy hay una multiplicidad de organismos públicos y privados sin filiación partidista alguna con capacidad de recabar información y una multiplicidad de medios dispuestos a difundirla. Si la información afecta a los gobiernos panistas, perredistas o priistas, no importa. Igual se produce, igual se difunde.
Pero la producción y difusión de información no basta. Hasta ahora a lo más que se llega es al escándalo, al impacto en la opinión pública. Para completar la pinza hace falta que los actos tengan consecuencias. La información y la transparencia están acabando con la opacidad pero su cometido debiera ser acabar con las malas decisiones de política pública, con la corrupción y la impunidad. Nos quedamos en la orilla de la denuncia y no damos el salto a la orilla de los correctivos.

La información de Coahuila debe dar pie del lado de las políticas públicas a una legislación adecuada sobre las finanzas estatales, sobre los órganos de trasparencia, sobre la vigilancia al gasto, sobre los métodos de nombramiento a las autoridades de los órganos autónomos. Debe de dar pie, también, si la hubiera, a la responsabilidad política, y administrativa y, si procede, a la penal. De otra manera, lo que se gana en conocimiento se pierde en legitimidad.

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