13 oct 2013

El despojo interminable/JOSÉ GIL OLMOS


El despojo interminable/JOSÉ GIL OLMOS
Revista Proceso No. 1928, 12 de octubre de 2013
En el pasado los pueblos indígenas fueron expulsados de las tierras fértiles y se les arrojó a los montes áridos y las cañadas. Ahora ni siquiera en estos lugares los dejan permanecer, pues los terrenos son ricos en recursos minerales. Los vuelven a despojar. Durante la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena, realizada en Oaxaca, líderes de comunidades indias procedentes de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá se encontraron para compartir sus problemas, sorprendentemente similares. Advierten: ante el embate de las trasnacionales y los delincuentes que los despojan de sus territorios van a dar la batalla, aunque en ello les vaya la vida.
TLAHUITOLTEPEC, OAX.- Tras siglos de opresión, racismo y marginalidad, los pueblos indios de América siguen enfrentando hoy enemigos poderosos que amenazan despojarlos de lo más sagrado de su existencia: la tierra.
 Desde hace décadas bandas del crimen organizado, así como trasnacionales del agua, petroleras, mineras, taladoras y productoras de energía eólica e hidráulica se convirtieron en sus principales enemigos ante los cuales poco han podido hacer.
 Representantes de pueblos indígenas latinoamericanos acudieron a la II Cumbre Continental de Comunicación Indígena del Abya Yala (Tierra Vital) que comenzó el lunes 7 y se prolongó hasta este domingo 13. Participaron mil 500 personas de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá.

 Pese a que la cumbre tiene como objetivo el intercambio de experiencias y la búsqueda de nuevas formas de comunicación, tanto en las mesas de trabajo como en las entrevistas delegados de varios países manifestaron su preocupación ante las amenazas de trasnacionales canadienses y estadunidenses, así como de bandas del narcotráfico, las cuales ya controlan grandes territorios pertenecientes a pueblos originarios a los que han desplazado para aprovechar sus riquezas naturales o sembrar enervantes.
 Esto es posible, destacan, a partir de las reformas legales realizadas por los gobiernos en turno a fin de apoyar la entrada y despliegue de grandes capitales.
 José Carlos Morales, del pueblo Brunca, de Costa Rica, advierte que la situación es muy explosiva y se perfilan nuevas guerras contra las comunidades para arrebatarles sus territorios ricos en petróleo y minerales, así como la posesión y control del agua.
 El también exintegrante del mecanismo de expertos sobre los derechos de los pueblos indígenas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU expone:
 “Doy seguimiento a los miles de mensajes a través de las redes sociales de pueblos indígenas y no indígenas y me doy cuenta de lo que pasa desde Alaska hasta Argentina. Tengo una enorme preocupación, pues veo una situación muy explosiva tanto por el interés de las trasnacionales y las compañías nacionales que al final son miembros de las primeras, así como del propio Estado y las bandas criminales, las cuales amenazan a los pueblos indígenas con sacarlos de sus tierras y quedarse con los recursos naturales para explotar las minas, el petróleo, el agua, la electricidad y los bosques.”
 La descripción de Morales la comparten indígenas de Colombia, Ecuador, México, Bolivia y Chile. El esquema se repite en distintos lugares donde los pueblos originarios están asentados en tierras ricas en recursos naturales o zonas donde el narcotráfico cultiva coca, mariguana y amapola.
 Es preocupante, agrega Morales, que en los últimos seis años la Organización de Estados Americanos haya puesto barreras para aprobar la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas en cuanto a tierras, territorio y recursos naturales, como ya lo hizo la ONU.
Sin salida
Por su parte el vicepresidente del Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas, Saúl Vicente Vázquez, precisa que esta situación no es nueva; comenzó en los noventa cuando los Estados latinoamericanos flexibilizaron sus leyes a fin de favorecer la entrada de los grandes capitales. A partir de ahí, precisa, empezaron las amenazas a los pueblos indígenas con la intención de quitarles sus territorios.
Además, expone el también presidente municipal de Juchitán de Zaragoza, el combate al narcotráfico en los territorios de los pueblos indígenas ha ocasionado el desplazamientos de éstos, pues deben buscar sitios más seguros para asentarse.
Los pueblos indígenas, advierte, están en un callejón sin salida, pues son desplazados o asesinados. Se aprovechan de su pobreza y marginación para forzarlos a que produzcan enervantes en sus tierras.
“Si no cumplen con las organizaciones criminales deben atenerse a las consecuencias. Pero si caen en manos del gobierno también sufren, porque se les acusa de todo. Al final de cuentas estos pueblos nunca se ven beneficiados.”
Una situación similar es descrita por Martín Vidal, indígena del Cauca, Colombia, quien propuso la integración de un “mapa del despojo” de los pueblos indígenas de todo el continente americano.
“La pretensión de apoderarse de grandes extensiones de tierra fue un elemento clave en Colombia desde hace 30 años. El narcotráfico adquiría mucho dinero y necesitaba invertirlo; compró tierras y empezó a acumularlas. La estrategia paramilitar consistió en desplazar a la gente. En Colombia hay más de cuatro millones de desplazados. Se trata de campesinos e indígenas que habitaban zonas estratégicas.”
 Las bandas criminales, los paramilitares, las compañías mineras y el gobierno están coludidos, afirma Vidal. Ya saben dónde están las zonas de mayor riqueza y por ello iniciaron un operativo de “limpieza”, con el pretexto de una estrategia contrainsurgente.
 Por estas amenazas, agrega, en la región del Cauca surgió la guardia indígena como instrumento y estrategia de defensa territorial.
 Y detalla: “La gente retomó el tema de las guardias indígenas y empezó a desarrollarlo como una estrategia para defender el territorio. Ha habido casos en que esta guardia, sólo con bastones, se ha enfrentado con guerrilleros o soldados para obligarlos a salir de su territorio. Incluso ha habido capturas y juicios, como en 2012 cuando la comunidad, cansada de la guerra, desalojó una base militar”.
 En México han surgido grupos de autodefensa mediante los cuales las comunidades pretenden defenderse de las bandas de delincuentes, así como de las trasnacionales canadienses y estadunidenses que se han posesionado o controlan terrenos indígenas, como en Michoacán, San Luis Potosí y Guerrero.
 Benito Contreras, del municipio de Malinaltepec, Guerrero, es integrante de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias a la cual pertenece la policía comunitaria. Recuerda que ésta surgió en 1995 ante las amenazas de la delincuencia organizada, la cual ya rebasó a las autoridades e incluso forma parte del gobierno. Advierte que ahora también los pueblos indígenas de Guerrero están en pie de lucha contra las trasnacionales mineras.
 “Nuestros pueblos”, enfatiza, “han sufrido muchísimo y no sólo por parte de la delincuencia organizada, sino porque el mismo gobierno nos está reprimiendo y está tomado decisiones sin tomar en cuenta a los pueblos. Una de nuestras mayores tareas consiste en la defensa de la biosfera, pues quieren apropiarse de las tierras y posteriormente tomar decisiones sobre ellas, pues son explotables por las minas”.
 –¿Qué hacer ante estas amenazas? –se le pregunta.
 –En primer lugar nos defendemos con los instrumentos jurídicos nacionales e internacionales a nuestro alcance. La otra medida consiste en proteger nuestras comunidades de manera organizada, sin violencia. Dicen que queremos pelear con el gobierno, pero eso no es cierto, es él quien quiere reprimirnos.
 Habrá nuevas guerras, advierte el costarricense José Carlos Morales, pues las trasnacionales y los delincuentes siguen desplazando de sus tierras a las comunidades. Habrá muertos, lamenta.
 La mayor parte de los países latinoamericanos ratificaron el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, el cual en su artículo tercero establece que los pueblos indígenas tienen derecho al pleno goce de sus territorios. También tienen derecho a aplicar mecanismos de consulta para participar en las decisiones respecto al uso de sus territorios.
 Pese a ser una ley reconocida, incluso constitucionalmente como en México, muchos gobiernos latinoamericanos no la respetan. Según Morales, los Estados deben establecer un nuevo modelo de desarrollo para explotar los recursos sin avasallar a los pueblos indígenas o éstos comenzarán a organizarse para protegerse.
 Y advierte: “Francamente estoy preocupado de cómo se resolverá esta situación. En el futuro las propias comunidades van a enfrentar estos problemas, aunque en ello les vaya la vida. Esto ya se ve en Perú, donde ocho pueblos indígenas lucharon para combatir la ocupación ilegal de tierras indígenas por gente de fuera. También en Nicaragua, ante el proyecto de construir un canal interoceánico afectando los territorios indígenas del sur.
 “Hay informes confidenciales de que en países como Panamá, Venezuela, Perú y Colombia los gobiernos ya no quieren titular territorios a los pueblos indígenas, pues saben que éstos tendrían un arma a su favor.”
 Recuerda que en el pasado estos pueblos fueron expulsados de las buenas tierras de los valles para la producción agrícola y arrinconados en tierras estériles o de las montañas, de donde ahora los quieren sacar.
“Radio Abeja”
Susana Pacaa es pequeña y se mueve como abeja. Siempre lleva consigo su gorro de quechua y una grabadora. Es comunicadora indígena por convicción y compromiso. Trabaja como corresponsal nacional de la radio de los pueblos originarios de Bolivia y dice que labora para ayudar a los suyos.
Hace poco, mientras cubría uno de los tantos conflictos de su país, le avisaron que su hija estaba grave e iba a morir. “Agarré el papel que me dieron y lo tiré a la basura. Pensé: ‘Mi hija va a morir, pero muchos de mis compañeros pueden vivir, se van a salvar’. Ese es mi compromiso”.
Además de asumir plenamente su responsabilidad, Susana ha enseñado a informar y a hablar a otros de sus compañeros que trabajan en la radio Lachiwana (Abeja) en programas como Las trabajadoras del hogar o El mecánico. Al participar en esta cumbre, frente a sus colegas de otros países, dice que lo importante es hablar con su propia lengua, de su mundo, de su música, de su historia, pero aprovechando la tecnología e internet.
Recuerda cuando empezó como reportera, tenía miedo y entrevistaba de ladito, sin mirar a los ojos de su entrevistado, perdiendo el hilo de las declaraciones. Hasta que un día un compañero le dijo: “Tienes que estar segura, mirarlos a la frente, ya sea presidente o rey de reyes”… y así lo ha hecho desde entonces.
Ha entrevistado a todos los políticos de su país, incluido al presidente Evo Morales. A sus 49 años es esposa, madre y abuela; trabaja en la radio de los pueblos originarios, para lo cual se levanta a las tres o cuatro de la mañana. A veces, dice, se siente volando como el águila o el cóndor, pero otras se cae como sapo, porque no siempre se gana.
Como comunicadora quechua, como mujer, asume el compromiso de informar a su pueblo, de hablar desde adentro del alma con confianza, porque si ésta se pierde, se pierde el alma.

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