20 mar 2014

Hasta pronto, periodismo/Elisa Alanís.


"El único patrimonio del periodista es su buen nombre y su lenguaje. Cada vez que se firma un texto insuficiente, se pierde parte de ese patrimonio.."Tomas Eloy Martínez.
Hasta pronto, periodismo/Elisa Alanís.
Uñtimo texo publicado en el periódico La Razón, 20 de marzo de 2014;
Necesitamos empresarios que le apuesten al periodismo.Vivimos momentos de riesgo para la libertad de expresión. Son demasiados los intereses que acechan la palabra.
 México no sólo es uno de los países más peligrosos para esta profesión debido a las amenazas del crimen. También existe un daño de baja intensidad, de intereses políticos y económicos que desvirtúan, poco a poco, la labor del reportero, del escritor, del conductor de noticiarios.
 La censura se disfraza de moralina digna de “línea editorial” del siglo pasado. O puede ser francamente abierta, porque tal o cual político es “cliente”.
 Es muy fácil, y políticamente correcto, justificar el control de contenidos. Es sencillo sosegar groserías, editar pezones, no reportar las ejecuciones que continúan, acallar la opinión y exigir sólo la lectura de noticias. Es mucho más complicado defender las libertades.

El periodismo no es propaganda ni publicidad. El periodismo es conflicto. El periodismo no es el salvador de la democracia, la patria, ni las buenas costumbres. El periodismo registra y cuestiona a “buenos” y “malos”.
Por ello, es momento de dirigir la mirada a lo fundamental, a nuestra Constitución. Poner como límite del ejercicio periodístico el respeto al derecho ajeno, garantizando las libertades. Respetar tratados internacionales, leyes, tesis judiciales, no calumniar, no difamar, no violar derechos humanos.
El 7 de abril del 2010, la primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió un amparo directo basado en un proyecto del ministro Arturo Zaldívar. Se controvertían el derecho a la libertad de expresión (Letras Libres) con los derechos al honor, reputación y vida privada (La Jornada). La Corte resolvió que la libertad de expresión goza de una posición preferencial frente a los otros derechos. Y que se deben proteger no sólo la sustancia de la información y las ideas, sino también la forma y tono en que se expresan.
En aquella ocasión, perdió La Jornada y ganó la libertad de expresión. Pero más allá del Estado de Derecho nos topamos con los dogmas, con la religión.
Más allá del marco legal corremos el peligro de llegar a la tierra de los militantes, los fanáticos, los intolerantes, los autoritarios, los textoservidores, los censores.
El meollo del asunto hoy en día no es sólo lo que se dice, sino lo que se deja de informar.
Ojalá los que vienen, los Slim, Maccise, Vargas, Garza, Arroyo, Junco, le entren al periodismo. Sí puede ser una fórmula exitosa.
Hace casi un mes me despedí de mi noticiario en TV. Hoy me despido de este espacio, de Razones y Pasiones.
La Razón: La censura, por presión de La Jornada, a los textos de Fernando Escalante. Que llevó a la renuncia de Pablo Hiriart y de excelentes plumas como la de Rafael “Gil Gamés” y Salvador Camarena.
 La Pasión: Seguir en busca de espacios profesionales, de libertad.
 Agradezco a Don Ramiro Garza y Ana Garza, a mis compañeros de La Razón, y sobre todo a los lectores. Hasta pronto.
 elisa.alanis@razon.com.mx
Twitter: @elisaalanis

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