24 sept 2014

Propaganda criminal



Señora Aristegui (Carmen). Le mandamos un regalito contra sus amigos de Televisa hace unos días. No ha sacado nada. Este material va a salir. Esperamos que sea por su programa”

¿Será?/24 Horas
La PGR investiga a los dos reporteros de Michoacán que fueron exhibidos por la periodista Carmen Aristegui en una grabación donde están recibiendo dinero de La Tuta. Uno de ellos, Eliseo Caballero, quien por cierto ya no labora para la empresa señalada. Aún horas después cuesta trabajo descifrar quién fue el mayor beneficiado por la filtración del video, si la conductora y la empresa MVS, cuyas fobias son públicamente conocidas, o el propio líder de los Templarios.

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El Cristalazo
DE FUENTES, AFLUENTES Y NAZARIOS/Rafael Cardona
La Crónica
De La Familia Michoacana a la familia del gobernador y los gremios agrícolas, industriales y -ahora se prueba-, informativos. Hoy quedan claras las palabras escuchadas hace meses por un alto funcionario federal. Si por mí fuera, los metería a la cárcel a todos.
Muchos sabíamos del trabajo de Eliseo Caballero, pero se desconocía su segundo apellido: Templario (como dijo “Juan Tiburón con sus siete hileras de dientes”).
También supimos de una de las muertes más importantes en la destrucción del cártel criminal de los delincuentes inspirados en el rescate del Templo de Jerusalén; Nazario Moreno, El Chayo, pero al ver cómo La Tuta repartía billetes como quien juega brisca, solo fue necesario mirar a alguien al grito de “¡El chayo no ha muerto!”, si a esa palabra apocopada de “chayote” se le confiere la definición de soborno, embute, dádiva, coima o pago a periodistas metidos “hasta acá” en el innoble negocio, por servicios jamás documentados ni realmente conocidos
—¿Cuáles fueron los servicios pagados de tan evidente manera por el señor Servando Gómez a los periodistas pillados in fraganti mediante uno más de los videos con los cuales la nación (¡Salud, Monsi!) documenta su optimismo interminable? No se sabe si eran correos, “halcones”, protectores, distorsionadores de la información, manipuladores a conveniencia o simplemente asesores o relacionadores.
Pero una primera evidencia, como un conejo asustado, salta a los ojos de cualquiera: la capacidad corruptora de los delincuentes recorrió y contaminó todos los estamentos sociales en el Estado de Michoacán. ¿Quiénes estaban o siguen metidos en la gran corrupción del estado?
Todos. De La Familia Michoacana a la familia del gobernador y los gremios agrícolas, industriales y -ahora se prueba-, informativos.
Hoy quedan claras las palabras escuchadas hace meses por un alto funcionario federal. Si por mí fuera, los metería a la cárcel a todos.
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ESTRICTAMENTE PERSONAL/Raymundo Riva Palacio
El Financiero,
Narcoperiodistas (I)
La difusión en el programa de radio de Carmen Aristegui en MVS de un video donde dos periodistas michoacanos dialogan con Servando Gómez Martínez, esconde mucho más de lo que muestra. Algunos periodistas, sobretodo ligados a Televisa, cuyo corresponsal era uno de los protagonistas del video, fustigaron a la mensajera –la conductora-, y muchos otros señalaron que Gómez Martínez, el jefe de Los Caballeros Templarios a quien apodan “La Tuta”, fue el remitente de ese documento video grabado. Afirmación rápida y contundente. Sin embargo, esta lógica no tiene lógica.
Esta racional sugiere que Gómez Martínez, quien según las autoridades federales vive en las cavernas michoacanas a salto de mata, se dio tiempo para seleccionar un nuevo video, editarlo –según afirman los periodistas involucrados-, enviarlo a la conductora como un gesto para darle herramientas en su lucha contra Televisa –abierta e inscrita en la guerra de las telecomunicaciones-, monitorear cuándo lo difundía y todavía, impaciente porque pasaban días, enviarle un nuevo mensaje para preguntar por qué no lo había hecho, y advertirle que no quería enviárselo a un competidor.
Si esa ruta es cierta, “La Tuta”, el criminal más buscado en México, tiene una enorme capacidad operativa. Significaría que revisó en su videoteca qué sector no había sido tocado por su índice de fuego, y decidió sacrificar a dos de los suyos, uno de los cuales le hablaba con tanta familiaridad, que le daba recomendaciones para superar la campaña de información y propaganda que habían desarrollado los grupos de autodefensa civil. No hay razón clara del porqué entregarlos.
No se sabe la fecha del video, pero se puede establecer que fue después de la entrevista que dio al Channel 4 de la televisión británica –cuyo enviado quedó embelesado con “La Tuta”-, y antes de una más a Mundo Fox. Lo que es público es que ni “La Tuta” ni sus colegas criminales necesitaban asesoría para manejar medios. El cártel michoacano tejió durante casi una década una red de relaciones y complicidades con periodistas en el estado, a quienes manipulaban, cooptaban o amenazaban.
Durante el gobierno de Felipe Calderón, el CISEN elaboró un informe donde mostraba que prácticamente todos los corresponsales de medios nacionales en Michoacán, tenían relación con La Familia Michoacana. Nunca se hizo nada para enfrentarlo. Se optó por una estrategia discreta, de solapamiento, e inclusive de protección.
Por ejemplo, el corresponsal de un medio crítico del gobierno fue enviado al extranjero por su empresa, cuando supieron que iban a matarlo. No era por su trabajo, sino porque, le dijo un funcionario federal a su director, era el jefe de prensa de La Familia Michoacana, bajo las órdenes de Dionisio Loya Plancarte, “El Tío” –detenido en enero pasado-, ingeniero de las redes de corrupción del cártel y de las relaciones con la prensa. Otro corresponsal de un medio también influyente que acompañaba a la Policía Federal en operativos, fue congelado al descubrirse que era informante del cártel. Pese a que informaron a sus superiores, no lo despidieron ni lo trasladaron a otra plaza.
¿Por qué razón no hicieron nada el gobierno o los medios? Es un gran misterio. La relación con los medios la manejaba orgánicamente La Familia Michoacana, aunque “La Tuta”, el menos circunspecto de todos los narcotraficantes, tenía una proclividad superlativa por los medios. Cuando se intensificó su persecución, habló a la televisora del Grupo Milenio en León, y la utilizó como megáfono de sus mensajes al gobierno. Le abrieron el micrófono y lo trataron en forma acrítica. Sus colegas de empresa elogiaron al conductor por la “exclusiva”, que no fue tal. “La Tuta” los escogió y ellos se dejaron. Cuando enfrentó nuevos acosos, pidió a su lugarteniente por teléfono que buscaran “con sus amigos de Milenio” para lo entrevistaran. Ya no sucedió. Cuando los directivos de Milenio escucharon la grabación en poder del gobierno federal, entendieron que no estaban haciendo información, sino prestándose a la propaganda criminal.
Si se revisa la nueva conversación del ex corresponsal de Televisa –lo despidieron a las horas de difundirse el video-, y se conocen los antecedentes del cártel michoacano con los medios, queda claro que las recomendaciones resultan anacrónicas. La difusión del video no aporta nada a la mecánica de operación del cártel, pero pone en evidencia a un sector que aún en los tiempos más álgidos de la guerra calderonista contra el narcotráfico, vivió en la impunidad.
Si los dos periodistas en el video son o no responsables de colusión con “La Tuta”, corresponderá a las autoridades aclararlo. Lo que queda de este video, es que un sector intocable hasta esta semana, pero fundamental porque es el que ayuda a moldear a la opinión pública, perdió su blindaje político.
Antes lo perdieron funcionarios y empresarios, gobernantes y policías. Ahora tocó el turno de los medios en Michoacán, dentro de la lógica, cada vez más documentada, de la reconstrucción del tejido social en el estado mediante la guerra sucia más sucia, por abierta y descarada, que se ha vivido en México. El chivo expiatorio es “La Tuta”, que está en constante fuga y no puede quejarse que la videoteca que construyó, dejó de ser administrada por él hace un buen tiempo, desde que hace más de seis meses cayó en poder de las autoridades federales. ¿Los periodistas? Son desechables, y nadie lo duda hoy en día.
Razones
MEDIOS Y NARCOS: REGLAS NO ESCRITAS/Jorge Fernández Menéndez
Excelsior
En la vida, como en los medios, hay que imponerse reglas y tratar de respetarlas si no se quiere ser arrollado por las circunstancias.
Hace muchos años, cuando comencé a investigar y publicar seriamente temas relacionados con el narcotráfico, le pregunté a un muy alto funcionario de seguridad que era, además, un hombre respetable y honesto, qué reglas no debía romper para tratar de preservar la seguridad, siempre tan volátil al investigar ese tipo de asuntos. Me dijo que tres eran básicas: primero no escribir de las familias (novias, esposas, amantes, hijos) salvo en los casos en que evidentemente éstos estaban involucrados en los negocios de esos personajes. Segundo, tener siempre fuentes que confirmaran lo que se publicaba: suena muy bien decir que es información exclusiva que no proviene de fuente alguna (siempre hay alguna fuente en realidad), pero cuando hablamos de narcotráfico alguien tiene que hacerse responsable de lo que se afirma, particularmente cuando se trata de adjudicar un delito, sea a un inocente o a un traficante. Tercero, me dijo aquel alto funcionario de seguridad, nunca aceptes, nunca publiques información de la que no sepas el origen: en la mayoría de los casos es información que proviene de un grupo para golpear a sus rivales, en el momento en que la publiques, aunque sea información verídica o verosímil y si no está confirmada por una fuente identificable, uno de los grupos te asumirá como un aliado implícito y el otro como un adversario potencial. En las dos opciones estará en peligro tu seguridad.
Un cuarto punto surgió unos años después. Un célebre delincuente detenido desde tiempo atrás en el penal de Almoloya, me escribió una carta. Decía que había leído alguno de mis libros y me ofrecía escribir su biografía a partir de una serie de entrevistas que se podrían realizar en el mismo penal de alta seguridad. Consulté el tema nuevamente con el mismo amigo y me recomendó desechar la oferta: era atractiva editorialmente pero era también una forma de involucrarse con ese grupo criminal, aunque fuera indirectamente y atenerse a las opiniones de ese delincuente, de sus aliados que todavía estaban en libertad o de sus enemigos. Una vez más tenía razón. Desde entonces he tenido como norma no entrevistar, no establecer relación consciente, nunca, con ese tipo de personajes.
Todos sabemos que a lo largo de estos años, la historia que le cuento es de mediados de los 90, las reglas han cambiado. Si antes los narcotraficantes al estilo Juan José el Azul Esparragoza o el propio Amado Carrillo Fuentes trataban de preservar la seguridad de la parte de su familia que no estaba en el negocio y muy rara vez involucrar a hijos o esposas en ellos, hoy ese negocio se ha vuelto cada día más indiscriminado e inclemente, y las venganzas se ceban, también, en todos: madres, hijos, novias, esposas. Si en el pasado era norma no ofrecer información sin fuente conocida, hoy proliferan reportajes, textos, libros, con historias, algunas, muy bien construidas, pero con otras francamente inverosímiles (¿cómo describir el diálogo a solas, según esto textual, entrecomillado, entre dos narcotraficantes si se dice explícitamente que no hay testigos del mismo?)  y todo parece igual, nada se debe comprobar. Es obvio que en muchas ocasiones se trata de expedientes construidos con algún interés particular. Hoy son, o eran, en ocasiones las autoridades las que buscan que se entreviste a determinados delincuentes, o éstos proponen, con o sin coerción, esos encuentros con comunicadores. Por mi parte, he mantenido aquellas viejas reglas durante años y sigo pensando que son acertadas, correctas y que establecen una suerte de código ético sobre cómo tratar el tema. No vamos a decir que nunca se han generado amenazas, pero sí que, respetándolas, se puede mantener un cierto control sobre la situación.
Todo esto viene a cuento por los dos periodistas que aparecieron en un video con Servando Gómez La Tuta. No voy a juzgar a dos colegas que no conozco y soy consciente de que cubrir la información de seguridad en Michoacán fue y es complejo para los medios locales. Pero también es obvio cómo se comienzan a complicar las cosas cuando se borran los límites o las reglas se olvidan. En Michoacán, más allá de la violencia y la coerción, hubo un involucramiento casi generalizado con los grupos criminales, por buenas o malas razones. Por eso hemos visto al hijo de un gobernador, a un exgobernador, a presidentes municipales, a políticos y empresarios y ahora a periodistas filmados con La Tuta y todos esos encuentros se dan en un marco de cordialidad con el jefe de Los Templarios y en la mayoría de los casos de franca colaboración con éste. Puede haber habido amenazas pero, como ocurriría en Colombia en los tiempos de Pablo Escobar, lo que importaba era la conveniencia, el dinero, el acercamiento al poder que representaban esos grupos. Y en la vida, como en los medios, han que imponerse reglas y tratar de respetarlas si no se quiere ser arrollado por las circunstancias.

EN PRIVADO/Joaquín López-Dóriga
Milenio
RETALES
1. MENSAJE. Y sí, el mensaje de La Tuta decía: Sra. Aristegui: le mandamos un regalito contra sus amigos de Televisa hace unos días. No ha sacado nada. Este material va a salir. Esperamos que sea por su programa. Y el video del jefe criminal salió por su programa;
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Periodistas con La Tuta/JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO |
La Silla Rota, | 2014-09-24 00:00:00
Pues sí. “Éramos muchos, y parió la abuela” que se dice. Ahora tocó a periodistas estar con Servando Gómez, “La Tuta”, y les tocó, también que su encuentro fuera ‘filtrado’ a la Cadena MVS para ser exhibido urbi et orbi... ¿Por qué? ¿Para qué?...
Con más frecuencia de lo normal, por estos días en México muchos acumulan poder y gloria por la vía corta del enriquecimiento ilícito (ya por la vía de la delincuencia organizada o por la vía de la función pública o empresarial). Y con más frecuencia de lo normal, son estos poderosos los que deciden caminos sin ley, que dijera Graham Greene y que recorren quienes están dispuestos a mendingar migajas de ese poder y de ese dinero para ser parte de una gloria oculta y no precisamente celestial.
Así que Servando Gómez es uno de los hombres más poderosos del país y uno de los más buscados.
El gobierno federal, el estatal y los municipales de Michoacán, dicen que lo buscan por cielo mar  tierra para que pague sus cuentas con la ley por delitos que tienen que ver con el crimen organizado y más hazañas que se le atribuyen. Dicen que no lo encuentran, pero que “ya mero”.
Muchos otros lo buscan para estar con él, para hablarle y decirle que quieren su ayuda, que quieren su protección, que quieren parte de su imperio y que quieren parte de su poder para ser o estar. Y lo encuentran fácilmente.
Así, han recorrido las mesas de La Tuta hombres del poder económico, político o periodístico: empresarios, presidentes municipales, ex presidentes municipales, secretario de gobierno que fue gobernador, un hijo de gobernador, policías, legisladores... y los que se acumulen y de los que sabremos gracias a la magia de la comunicación.
Esa magia de la comunicación de la que no se quiere sustraer, incluso, el hombre más buscado y más encontrado de México. Quiere verse colocado en la cresta de una popularidad mediática que incremente su presencia y su imagen. Y para eso se supone que pidió el consejo de periodistas que saben de lo mediático y que saben de información y de imagen...
Pero ¿por qué habría de querer mayor presencia mediática quien de por sí ya la tiene y ya está colocado en esa cresta aun cuando esa imagen no sea precisamente ejemplar y sí temible? ¿Qué es lo que quiere transmitir Servando Gómez a los mexicanos?
Algo sí nos está mostrando: El retrato de un buen número de ciudadanos ejemplares que ocultan corrupción en sus portafolios.  De sorpresa en sorpresa, La Tuta nos ha exhibido a algunos de quiénes se han acercado a él. Y lo hace porque quiere demostrar que no hay nada químicamente puro en el sistema de vida mexicano. Exhibe a quienes traicionan la confianza ciudadana, pero al mismo tiempo él traiciona a quienes confiaron en él... Es un juego de la fortuna, terrible y peligroso.
Los videos que conocemos fueron tomados por gente al servicio de Servando Gómez. Y los distribuyen con su anuencia de forma estratégica en tiempo y en lugar apropiado, según su criterio.
Señora Aristegui (Carmen). Le mandamos un regalito contra sus amigos de Televisa hace unos días. No ha sacado nada. Este material va a salir. Esperamos que sea por su programa”
, decía el paquete en el que presuntamente llegó el video del encuentro entre el corresponsal de Televisa en Michoacán, Eliseo Caballero y José Luis Díaz Pérez, dueño y director de la agencia de noticias Esquema. Naturalmente, quienes lo enviaron conocen el conflicto entre la empresa de televisión y la periodista más escuchada del país.
El cometido se cumplió y surgió el escándalo mediático en donde La Tuta se posiciona y descompone a quienes presuntamente lo aconsejaron. Error. Evidentemente este personaje sabe más de medios que quienes se propondrían mostrarle el camino.
Lo misterioso del caso es que con estos mensajes, La Tuta toca fibras sensibles en el sistema político, social y empresarial de México. Esta vez caló a Televisa, la que de inmediato dio de baja a Eliseo Caballero y se reservó los procedimientos judiciales que vengan al caso. Pero el golpe está dado.
Exhibe, asimismo, la debilidad del sistema de seguridad mexicano y de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán que encabeza Alfredo Castillo Cervantes y que  se supone que debería poner orden en Michoacán y poner en el imperio de la ley a quien no está en ley. Todos, o casi todos, pueden ver a La Tuta, menos él.  ¿O ya se han visto? En fin.
Feo panorama este. Piezas de nuestro cuerpo social enfermas.  Naturalmente, los procedimientos de investigación habrán de definir inocencia o culpabilidad de estos encuentros cercanos con el tercer tipo, pero mientras son peras o son manzanas, el sistema político mexicano está muy mal parado en eso que se llama seguridad pública, armonía y paz social.
@joelhsantiago

Agenda Confidencial/Luis Soto
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 ''Pues ahora resulta que quienes se dicen “adalides de la libertad de expresión”, cayeron en la trampa de ser voceros de La Tuta. ¡Qué pasó con el regalito que te mandamos Carmencita, por qué no has sacado nada! Le reclamó el patrón. Preocupante, muy preocupante…

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