17 ago 2015

Beltrones: señales inquietantes/Roberto Rock

 Todo cambió el martes 4 de agosto con el “destape” de Beltrones por parte de Manuel Aguilera. En esas horas hubo al menos una reunión del sonorense con el presidente Peña Nieto
Beltrones: señales inquietantes/Roberto Rock
El Universal, viernes 14 de agosto de 2015
 ¿Qué ocurrió entre el sábado 25 de julio, cuando el presidente Enrique Peña Nieto anunció un “cambio generacional” en el Partido Revolucionario Institucional, clamando por convertirlo en “un espacio de participación de jóvenes talentosos”, y el martes 4 de agosto, cuando se rescató el arcaico rito del “destape” y la “cargada” en favor de un veterano político de mil batallas, Manlio Fabio Beltrones, como candidato único a ser el próximo dirigente del partido en el gobierno?
 Los reportes disponibles permiten asomarse a una historia tachonada de señales inquietantes, que merece ser cotejada y complementada, para definir si presenciamos un golpe de timón bajo directísima orden presidencial, o una muestra de debilidad del mandatario federal ante presiones de la nomenklatura del PRI, especialmente los gobernadores.
 En las semanas previas a la definición sobre el PRI, gobernantes priístas mostraron un medroso activismo para manifestar alerta por lo que consideraban inminente llegada de Aurelio Nuño a la dirigencia del PRI. Desde luego, cuestionaban la virtualmente nula trayectoria política del actual jefe de la Oficina presidencial. Pero también alegaban que Nuño sería una correa de transmisión para escalar las presiones establecidas desde el arranque de la administración por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien ha impuesto sequía en las arcas estatales y mayores controles en el manejo de fondos federales. Singularmente, un tema irritante en los estados lo representa la compra centralizada de medicinas.

En al menos una reunión privada con César Camacho, presidente saliente del PRI —quien recorrió el país cabildeando para sí la coordinación de la próxima bancada en Diputados—, las voces de rechazo a Nuño fueron expresadas siempre con la acotación de que el código genético del priísmo dicta, hasta ahora, una disciplina acrítica ante la decisiones presidenciales.
 En este mismo espacio se publicó el pasado 12 de junio que Beltrones y Peña Nieto sostuvieron en mayo anterior una reunión de la que surgió el aval para que el sonorense reiterara públicamente su pretensión de dirigir al PRI. Pero en las semanas recientes las dudas en su entorno se multiplicaron. Marco Antonio Bernal, cercano colaborador de Beltrones, dijo a cercanos que nadie le tomaba una llamada y se sentía “apestado” incluso en Tamaulipas, su estado natal, donde desde hace 17 años ha buscado colarse en la búsqueda de la gubernatura. Dilucidado el futuro inmediato para el PRI, Bernal se hizo presente en el estado y reclamó públicamente, otra vez, su derecho a competir, ahora en el relevo del priísta Egidio Torre.
 Todo cambió el martes 4 de agosto con el “destape” de Beltrones por parte de Manuel Aguilera. En esas horas hubo al menos una reunión del sonorense con el presidente Peña Nieto. Hay varias versiones sobre su duración —algunos aseguran que fueron varias horas.
 Desde el equipo beltronista empiezan a trascender las estrategias inmediatas: el presidente Peña Nieto definirá a los titulares de las carteras del nuevo Comité Ejecutivo Nacional, donde ya ahora tiene posiciones clave, notablemente Luis Vega, secretario de Finanzas y Administración, y Baltazar Hinojosa, secretario de Organización. Los cercanos al nuevo dirigente estarán en los segundos niveles. El referido Marco Antonio Bernal se dedicará exclusivamente a su activismo en pos de Tamaulipas.
 En la acera de enfrente el equipo que encabeza Luis Videgaray —hasta ahora el hombre más influyente en el gabinete presidencial— parece lamerse las heridas. Es un hecho que perdieron la pelea para colocar a Aurelio Nuño en la dirigencia del PRI. Todo indica que también serán derrotados en la pretension de proyectar a Enrique Jackson —ex jefe y aliado de Nuño— en la coordinación parlamentaria en San Lázaro. Y otro de sus operadores, Jorge Carlos Ramirez Marín, tampoco será presidente de la Mesa Directiva, que ya estaría definida a favor de su paisana y rival política Ivonne Ortega.
 No es en definitiva, la hora de Luis Videgaray y sus cercanos, que sin embargo conservan posiciones privilegiadas. Parece existir consenso de que Aurelio Nuño dejará la presidencia para tener una posición con mayor proyección pública, como la Secretaría de Desarrollo Social, que ocupa actualmente Rosario Robles. No vivirámucho quien no vea el nuevo capítulo de esta historia con claro e irresistible sabor a sucesión 2018.
 Apuntes: Arely Gómez, procuradora general de la República, emprenderá en breve un sacudimiento en la PGR. Cinco meses al frente le han permitido un diagnóstico sobre una institución que luce atenazada por una enorme burocracia y grupos e interés. La fuga del capo Joaquín Guzmán del penal del Altiplano ha funcionado como catalizador para evidenciar los peores rezagos de la Procuraduría.


rockroberto@gmail.com [1]

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