24 sept 2017

Bajezas mediáticas/JENARO VILLAMIL

Revista Proceso # 2134, a 23 de septiembre de 2017
Bajezas mediáticas/JENARO VILLAMIL
Una de las grandes diferencias entre el terremoto de 1985 y el del pasado martes 19 fue que en éste se restablecieron las comunicaciones con notable rapidez, además de que las nuevas tecnologías enlazaron a cientos de miles de ciudadanos que se volcaron a ayudar a las víctimas antes de que la autoridad respondiera a la emergencia. Sin embargo, los espacios informativos, especialmente los de televisión, volvieron a caer en los vicios de siempre: el sacrificio de la veracidad ante el rating y la falta de responsabilidad ante sus errores.

La mañana del 19 de septiembre de 1985 un crujido sordo se extendió por toda la Ciudad de México. Junto con el miedo, los derrumbes, los incendios, vino la incomunicación. La central de Teléfonos de México en la calle de Victoria se derrumbó. Sus 55 mil ramales se desconectaron. El edificio de Chapultepec 18, de Televisa, se vino abajo. La televisora sólo pudo reiniciar transmisiones cuatro horas después. Los capitalinos se comunicaron a través de radioaficionados, Imevisión y las estaciones de radio que no perdieron la señal.
Treinta y dos años después, a las 13:14 horas, otro sismo castigó a la Ciudad de México. La memoria de la Tierra se abrazó con la memoria de millones de mexicanos que vivieron los sismos del 85. La diferencia fue que en el sismo de este 19 de septiembre la incomunicación sólo duró menos de una hora.


Las televisoras y las estaciones de radio no dejaron de transmitir. Los teléfonos móviles se convirtieron en acompañantes indispensables de todos. Se afectaron 75 mil servicios de voz, pero a las 48 horas estaban restablecidos 70 mil. A las 72 horas del sismo, 98% de las redes de telecomunicaciones estaban en funcionamiento. América Móvil, AT&T y Telefónica volvieron gratuitos sus servicios, según la información del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como son las redes sociales y las apps, comenzaron a divulgar mensajes de ayuda, convocaron a los rescates en la Colonia Del Valle, en la Roma, en la Condesa, en Tlalpan. Documentaron todo y en exceso. Un millón de ciudadanos ganaron las calles para rescatar a los atrapados en alguno de los 42 edificios derrumbados ese día, recolectar ayuda, acompañar a quienes habían sido desalojados de sus casas. La sociedad civil volvió a tomar la iniciativa más rápido que las autoridades.
Con la sobreinformación difundida en los medios electrónicos y en las redes sociales comenzaron también los rumores: primero, versiones de nuevos sismos ese mismo día en estados del noroeste del país, como Sonora y Chihuahua; después, versiones de desabasto en los supermercados ante presuntas compras de pánico. Junto con los rumores, cientos de videos, fotografías y audios documentando el trabajo de ayuda inmediata.
Uno de los rumores más difundidos a través de WhatsApp, Facebook y Twitter decía lo siguiente:
“En las últimas horas ha estado temblando en diferentes países del mundo y en algunos estados de la República Mexicana, el último recién fue en Perú y Oaxaca. El sistema de monitoreo de sismos del Servicio Sismológico Nacional, la UNAM en combinación con el Servicio Sismológico Nacional, la UNAM en combinación con el servicio Geológico de EUA y Google USA, arroja una posible estimación del sismo, y que en las próximas horas podría suceder en el Suroeste de Estados Unidos y Noroeste de México, en estados como California, Arizona, Nuevo México, Baja California, Sonora y Chihuahua, este evento primero ocasionado en las costas de Guerrero con una magnitud de 8.6 grados, invitamos a la ciudadanía a estar pendientes y tener botiquín de primeros auxilios.”
De inmediato, este mensaje viralizado fue desmentido por la UNAM, por el Servicio Sismológico Nacional (que aparecía como la “fuente”) y por las autoridades federales y estatales.
En paralelo, las grandes plataformas digitales, como Google y Facebook, activaron desde el mismo martes 19 sistemas de geolocalización de personas a través de internet y para mandar mensajes solicitando u ofreciendo refugio, transporte, combustible, equipamiento, ropa, alimentos, ayuda en general. Ambos servicios se saturaron y facilitaron que miles de ciudadanos, en especial jóvenes, se organizaran en grupos, por sectores y en los parques de las colonias Roma y Condesa para emprender las labores de rescate.
Las plataformas de transporte privado vía internet, como Uber y Cabify, anunciaron viajes gratis por toda la Ciudad de México, desactivaron su “tarifa dinámica” y ofrecieron trasladar sin costo hacia Puebla, otra de las zonas más afectadas, hasta las 22:00 horas de ese mismo día. Gracias a estos servicios, muchos usuarios llegaron a alguno de los 20 albergues abiertos.
“El país contiene el aliento”…
Al día siguiente del sismo, miércoles 20 de septiembre, las redes sociales y los medios electrónicos provocaron una movilización sin precedente por toda la ciudad hacia los edificios derrumbados, las zonas acordonadas, los centros de acopio, hospitales. Citando fuentes gubernamentales, el periódico Reforma calculó que fueron “al menos 1 millón de ciudadanos” que salieron a las calles de la Ciudad de México y otras 200 mil personas prestaron servicios como voluntarios en Morelos y Puebla.
En las pantallas de las principales cadenas de televisión el epicentro de la tragedia comenzó a concentrarse en el colegio Enrique Rébsamen, donde el mismo día del sismo fallecieron 25 personas (21 niños y cuatro adultos) al venirse abajo la pesada estructura del edificio.
Cámaras, micrófonos, drones, despliegue de rescatistas, padres de familia, más efectivos de la Policía Federal y de la Secretaría de Marina se trasladaron hacia la escuela junto con las cámaras de Televisa, que ocuparon un sitio privilegiado: su reportera Danielle Dithurbide estuvo todo el tiempo en el primer círculo de los trabajos de rescate, junto al almirante de la Marina José Luis Vergara y el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, que estuvo presente cerca de 10 horas.
El espectáculo se concentró en este sitio porque, al filo del mediodía, el almirante Vergara Ibarra afirmó que había una niña con vida entre los escombros: “Hay una niña que aún escuchamos con vida. Y es ahí donde realizamos el mayor esfuerzo porque está muy complicado el rescate”.
Citando a una profesora, algunos medios aseguraron que la menor se llamaba Frida Sofía y que cursaba la primaria. Un “marino” (del que no se supo su nombre) dijo que Frida movió su mano y pidió agua. Televisa citó en extenso estas versiones, con declaraciones del almirante y testimonios de oídas de quienes estaban a cargo del rescate.
El titular de la SEP, Aurelio Nuño, le declaró en entrevista a Joaquín López Dóriga, conductor que reapareció en los informativos de Televisa en estos días: “Lo que sí está plenamente acreditado es que sí hay una niña con vida… con la que se está en comunicación… a la que se ha hecho llegar agua… el operativo de rescate cada vez está más cerca de ella”.
El despliegue de Televisa junto a las ruinas del colegio Enrique Rébsamen duró 16 horas ininterrumpidas, según la propia reportera Danielle Dithurbide, pero el clímax de la transmisión fue a las 22:00 horas, justo en el horario del noticiario estelar, que rompió índices de audiencia.
El rating de la tragedia provocó que otras cadenas de televisión, en especial TV Azteca e Imagen TV, más los enviados de medios internacionales y un enjambre de reporteros de medios digitales, radiofónicos e impresos (que permanecieron en el segundo y tercer círculos de cercanía) se enlazaron para observar el “milagro” del rescate de Frida Sofía. El nombre se volvió trending topic en Twitter y Televisa también.
A las 22:45 horas el almirante Vergara corroboró en El Financiero TV lo que había declarado en Televisa: “En un máximo de un par de horas podemos llegar al rescate de la niña. Es información que nos proporcionó la niña… No tenemos información para confirmar lo que ella nos dijo”.
La niña hablaba, se comunicaba, bebía agua, movía la manita. Todo esto se dijo durante un maratón televisivo de 10 horas que a un cinéfilo consultado por Proceso le recordó la película Ace in The Hole (Cadenas de roca), una película de Billy Wilder, de 1951, protagonizada por Kirk Douglas. Era la recreación de un espectáculo mediático en torno a un hombre atrapado en un hoyo.
Al filo de las 23:00 horas unos supuestos “rescatistas” declararon en un video subido en Twitter que habían sacado de los escombros a una niña llamada Frida Sofía o Ana Sofía. En Televisa, Aurelio Nuño declaró desconcertado que no sabían quiénes eran los padres de Frida Sofía y los exhor­taba a acercarse. La suspicacia cundió entre los usuarios de las redes sociales.
Indignada, la reportera Dithurbide regañó en su cuenta de Twitter a Javier Risco, conductor de El Financiero TV y de W Radio, que citó el video de los “rescatistas” que anunciaron la liberación de Frida Sofía:
“Les hemos transmitido por 16 horas el rescate de Frida, ¿cómo puede ser que caigan en la información de un charlatán?… Por favor @jrisco quita ese tuit video que es incorrecto.”
En su último reporte, Televisa afirmó que desde las cinco de la madrugada las labores de rescate “fueron suspendidas por completo, por lo frágil de la estructura”, y sólo había un equipo de especialistas trabajando en los escombros de la escuela.
En TV Azteca, Hannia Novel reportó que en la lista de niños del colegio Enrique Rébsamen no había ninguna menor con el nombre de Frida Sofía. Citó a la SEP.
La reacción en redes sociales fue de decepción. Comenzó a difundirse la versión de que todo era un invento, un error o simplemente una farsa. El 21 de septiembre, el periódico La Razón tituló así su nota principal: “El país contiene aliento ante el largo rescate de la niña Frida”.
Televisa doblega a la Marina
A las 15:00 horas del jueves 21 de septiembre, el subsecretario de la Marina, almirante Ángel Enrique Sarmiento, sorprendió a todos y enfureció a los directivos de Televisa al declarar que el caso de la niña Frida Sofía “no fue una realidad”.
En pantalla, Carlos Loret de Mola y Denise Maerker salieron a defender la cobertura de su empresa y responsabilizaron del “error informativo” a la Secretaría de Marina ante lo que resultó una patraña.
“Es importante decir que la información que hemos dado a conocer se basó exclusivamente en fuentes oficiales identificables, en las entrevistas que realizamos con el personal gubernamental y los rescatistas que trabajan en la zona del derrumbe”, afirmó Maerker.
Ambos conductores se dijeron “sorprendidos”, “anonadados”, “indignados” por las declaraciones del almirante Sarmiento y le exigieron a la Marina una aclaración de lo sucedido.
El oficial mayor de la Marina, José Luis Vergara, la “fuente oficial” de Televisa, también se dijo sorprendido por las declaraciones del subsecretario y aseguró que si la información proporcionada fue errónea “no fue por un afán malévolo”. Reiteró que podía quedar con vida alguien en los escombros del colegio.
Para esas horas, familiares y madres de los menores de ese centro escolar declararon a varios medios que las autoridades les prohibieron hablar públicamente y aseveraron que ya no había alumnos vivos debajo de los escombros.
En un acto insólito, a las 22:00 horas, los dos altos mandos de la Marina, el subsecretario Sarmiento y el oficial mayor Vergara, leyeron una declaración pública para pedir disculpas y decir que la farsa de la niña Frida Sofía no fue “para generar falsas expectativas”.
“Ofrezco a los mexicanos una disculpa por la información vertida esta tarde donde afirmé que la Marina contaba con los detalles de esta supuesta menor sobreviviente en esta tragedia. La información que prevalece hasta este momento no asegura si se trata de una persona mayor o una niña”, afirmó Sarmiento.
La prensa internacional, especialmente los medios estadunidenses, consideraron la farsa de la niña Frida Sofía como una “vergüenza para el gobierno mexicano” (The Washington Post), que había “enfurecido a muchos mexicanos que sentían que habían sido alimentados por una falsa narrativa de esperanza por parte de la prensa y funcionarios públicos” (The New York Times).
La cadena Univision, asociada a Televisa, recordó que la historia de Frida Sofía “repite el patrón de la de Monchito, un niño de nueve años que supuestamente terminó sepultado bajo los escombros que dejó el terremoto del 19 de septiembre de 1985”.
Los usuarios de Twitter convirtieron en trending topic la frase “Apaga Televisa”, en franca protesta por la cobertura mediática de la principal empresa de comunicación del país.
Televisa ya no volvió a mencionar el nombre de Frida Sofía y comenzó a criticar y a dar voz a los reclamos surgidos en las redes sociales para privilegiar el rescate en las áreas afectadas, así como los “inminentes derrumbes” de otros edificios en la Ciudad de México.
El titular de Educación Pública, Aurelio Nuño, no volvió a mencionar nada sobre el caso y se alejó de la zona del desastre. El aspirante presidencial priista dejó intactos tres mensajes en Twitter que redactó el 20 de septiembre para señalar que “diversos medios han dado a conocer información no confirmada sobre el operativo de rescate en el colegio Enrique Rébsamen”, que hasta ese momento “no ha habido nuevos rescates ni se tiene confirmación del número de supervivientes” y que “la única información oficial será la que dé a conocer el mando de la operación, a cargo de la Secretaría de Marina”.
En paralelo con el telemontaje fallido de Televisa, la Secretaría de Marina y la SEP, en las redes sociales crecieron los rumores sobre derrumbes de edificios y suspensión de las labores de rescate. Tan intensos fueron que el titular de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Luis Felipe Puente, afirmó en conferencia de prensa: “Es falso que se estén demoliendo estructuras donde pueda haber sobrevivientes”.
Puente convocó a los mexicanos a “no hacer caso a los rumores” y sentenció: “Todos los puntos que han sufrido afectación serán atendidos”.
La crisis surgida tras la invención de la niña Frida Sofía y el enfrentamiento entre Televisa y la Secretaría de Marina generó una crisis de confianza en las versiones oficiales y en la cobertura de los medios electrónicos.
A tres días del sismo, muchos usuarios de las redes sociales hacían más caso a audios anónimos que circularon a través de WhatsApp, con la voz de una mujer que decía:
“Por favor requiero de su apoyo. Tengo 4% de pila. Estoy afuera del colegio Rébsamen. Hablé con rescatistas mexicanos y unos estadunidenses. Sí hay niños dentro y en unas horas van a meter un bulldozer porque el gobierno no quiere que huela a muerto… Hay un desmadre de comunicación, el gobierno está manipulando toda la comunicación, el único que está dentro es Televisa… Los americanos dicen que sí, detectaron a cinco niños vivos.”
El mensaje, a pesar de su falta de veracidad, fue ampliamente difundido en las redes sociales. Otro, muy similar, con la voz de un hombre “de los servicios administrativos del gobierno capitalino”, decía que su advertencia del derrumbe era verídica.

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