24 sept 2017

Las columnas políticas hoy, 24 de septiembre de 2017

Hay cosas más altas
que llorar amores perdidos:
el rumor de un pueblo que despierta
¡es más bello que el rocío!..." Manuel Scorza.
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Informe del gobierno de la  Ciudad...& datos duros..
Suman 180 decesos en la Cd de Mx; se trata de 119 mujeres y 61 hombres, entre ellos 28 menores. Hay un cuerpo sin ser identificados.
La cifra de personas rescatadas se mantiene en 69; además, 37 personas continúan hospitalizadas, de las cuales 14 reciben atención más especializada.
Sobre los reportes de edificios con daño, se han recibido más de 11 mil 200 solicitudes de revisión de inmuebles, de las cuales se han atendido 7 mil 649 ;con la participación de 4 mil 200 brigadistas.

De los 7 mil 649 inmuebles ya revisados, 6 mil 640 están en la clasificación verde, es decir, no tienen ningún tipo de daño.; hay 688 en amarillo, que requerían sean desocupados mientras se hacen las reparaciones y 321 en rojo, inmuebles que requerirán una segunda evaluación más a fondo, porque en la primera se determinó que no son habitables.
Así las cosas en la Ciudad de México o...
Pero en el país las cosas so n distintas...:
La nota principal de Reforma es: Dañan sismos 140 mil edificios
"La muerte de 407 personas, 140 mil edificaciones afectadas y la pérdida total de casi 50 mil inmuebles es el saldo de los sismos del 7 y 19 de septiembre, que afectaron a ocho entidades del sur mexicano, conforme a cifras del Gobierno federal.".

"La reconstrucción en Oaxaca y Chiapas iniciará en 15 días, y en la Ciudad de México, Puebla y Morelos, "se definirán los mecanismos pertinentes una vez que se haya realizado el censo correspondiente", dijo el vocero presidencial, Eduardo Sánchez.
Hasta el 23 de septiembre se tenía registrada la muerte de 407 personas: 100 por el sismo del 7 de septiembre en Chiapas, Oaxaca y Tabasco, y 307 provocadas por el sismo del día 19 en la CDMX, Morelos, Puebla, el Estado de México, Guerrero y Oaxaca.
Respecto al segundo sismo, la Secretaría de Salud informó que las instituciones médicas federales atendieron a 4 mil 683 personas, 678 de las cuales permanecen hospitalizadas. No se cuenta con una cifra consolidada respecto al temblor del 7 de septiembre, precisó la Presidencia.
En Oaxaca y Chiapas se registraron daños en 116 mil 320 viviendas; en 37 mil 904 de los casos se dictaminó da- ño total, además de daños en 5 mil 366 comercios.
El Secretario de Educación, Aurelio Nuño, informó ayer que 5 mil 44 escuelas fueron afectadas por los siniestros.

Sumadas a las 10 mil viviendas dañadas en Morelos y las 3 mil 848 en la Ciudad de México, la cifra alcanza los 140 mil 578 inmuebles afectados.
La estimación global ronda en 50 mil inmuebles completamente perdidos.
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Las columnas políticas hoy, 24 de septiembre de 2017
Templo Mayor/Reforma
EL TERREMOTO de 1985 dio pie a una ruptura política que derivó en la transición democrática. El despertar ciudadano ante la apatía del gobierno llevó, tres años después, a que por primera vez el PRI se viera arrinconado en las urnas.

AHORA, muchos se preguntan qué efectos tendrá la actual movilización de la sociedad en las elecciones presidenciales de 2018. Todavía es pronto para saber, pero no hay duda de que se está escribiendo una nueva historia. 
EN TORNO al ex gobernador Rodrigo Medina se está librando una batalla en la que no se sabe quiénes son los buenos y quiénes los malos.
POR un lado, la PGR investiga a los investigadores. Es decir, trae en la mira a la Procuraduría de Nuevo León porque supuestamente violó un amparo que un benévolo juez le concedió a Medina.
DEL otro lado está la dependencia que encabeza Ernesto Canales tratando por todos lados de fincarle algún tipo de responsabilidad al ex mandatario. La más reciente denuncia es por haber convertido un helicóptero oficial en su taxi personal.
HABRÁ que estar al pendiente de que esta pelea no termine convirtiéndose en una pachanga entre una PGR priista enfocada en salvar a uno de los suyos y el gobierno de Jaime "El Bronco" Rodríguez, que anda urgido de dar un golpe político -¡aunque sea uno!- de cara al 2018. Típico: las procuradurías al servicio de la política.
CON TODO y que ella misma ya dijo que no anda buscando ser senadora, allá en Oaxaca los priistas ven con asombro y preocupación todos los reflectores que le ponen a Ivette Morán, la esposa del gobernador Alejandro Murat.
LO QUE se dice entre los tricolores es que la señora fue quien le hizo, en buena medida, la campaña a su marido, por lo que estarían buscando convertir el proyecto político en un asunto conyugal.
ESO EXPLICA, dicen, que el gobierno estatal esté empaquetando la ayuda para los damnificados en bolsas con el logo del DIF oaxaqueño, el cual por supuesto encabeza Morán. ¿A poco alguien de apellido Murat sería capaz de ese tipo de triquiñuelas? Es pregunta.
AUNQUE Morena guardó silencio sobre la selección de su candidato para la gubernatura de Jalisco, todo indica que el dedito ya habló.
EL NOMBRE del abanderado se iba a revelar el viernes, pero debido a la emergencia optaron por esperar unos días. Se trata del empresario farmacéutico Carlos Lomelí que con sus millones (de ganas de contender) parece haber convencido a Andrés Manuel López Obrador, aunque será en unos días cuando se formalice la decisión.#
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Frentes Políticos/Excelsior
I. Hipersensibles. Hay políticos que no entienden lo que está pasando en el país. En sus centros retembló la tierra y lo que surgió, nuevamente, fue la unión entre mexicanos con el espíritu fortalecido. Y no es bien visto que haya funcionarios que utilicen la solidaridad como propaganda. Después del temblor, el México que se levantará será otro. Mientras los partidos políticos requieren ir a las próximas elecciones, porque las gubernaturas serán su fuente natural de ingresos para los próximos años, la sociedad, más sensibilizada que nunca, reclama que no haya más institutos políticos que devoren los recursos públicos. La politiquería también quedó bajo los escombros. ¿Lo entenderán?
II. Grillete menos. Un juzgado federal de la Ciudad de México le otorgó a Andrés Granier, exgobernador de Tabasco, un amparo definitivo, el cual lo libera del delito de peculado por dos mil 604 millones de pesos, el más grave que pesaba en su contra. Sin embargo, su abogado, Miguel Ángel Romero, informó que esta sentencia no libera a Granier, ya que seguirá en prisión por otro delito, el desvío de 196 millones de pesos en el sector salud de Tabasco, así como otros tantos del fuero federal. El tabasqueño fue un gran acumulador de riquezas, semanas antes de su aprehensión presumía lujos y derroche, alardeaba de comprar unas mil camisas y 400 pares de zapatos. Ahora, lo que le sobran son juicios.
III. Disparate. Carmen Salinas quien, en teoría, trabaja como legisladora en la Cámara de Diputados, lamentó la situación que enfrentan varios estados del país tras el sismo del 19 de septiembre. La también actriz ha permanecido alejada de la zona cero y en recientes declaraciones culpa al líder norcoreano Kim Jong-Un del movimiento telúrico que tuvo epicentro en Morelos. “Creo que la Tierra está enojada por este señor de Corea del Norte, que está aviente y aviente bombas. No lo duden ni tantito, que sea por tanta bomba que avienta a lo loco, porque está loquito”. Pues más estamos nosotros, por sentarla en un escaño.
IV. Anticlimáticos. A casi tres años de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, un grupo de personas hizo pintas en las puertas de las instalaciones del Ejército en Guerrero. Supuestos alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa lanzaron petardos, bombas molotov y piedras a la fachada del Batallón de Infantería e intentaron acceder por la fuerza al cuartel militar, sin embargo, una barricada con alambre de púas se los impidió. Los presuntos estudiantes exigen la aparición de sus 43 compañeros. Deberían pensarlo ya que, si pocas respuestas han conseguido en tres años, hoy, que otro tema ocupa al país, están políticamente fuera de lugar. ¿Qué pretenden conseguir a bombazos?
V. Responsable. Quien ha estado muy pendiente de la atención a los damnificados en Oaxaca es el secretario de Salud, José Narro Robles, a quien la réplica del sismo del 7 de septiembre que se sintió hasta la Ciudad de México, lo agarró en la zona oaxaqueña devastada, donde se encuentra para continuar encauzando las acciones de apoyo a la población y supervisar la infraestructura de las unidades médicas para así responder efectivamente a las necesidades de la gente. En este sentido, el doctor Narro informó que ya cuentan con el apoyo de 10 brigadas adicionales, de igual número de entidades federativas, en la lucha contra los vectores. Eso es lo que queremos, acciones y no palabras...
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De naturaleza política
ENRIQUE ARANDA
Excelsior
Castro-Graco: round 4, 5…
El obispo Castro y Castro acusó a autoridades de Morelos de que tres tráileres fueron desviados, presumiblemente, a bodegas regenteadas por el DIF estatal
No asumía aún como obispo de Cuernavaca, en mayo de 2013, y para el entonces obispo de Campeche, Ramón Castro y Castro pocas cosas estaban más claras que, como hemos documentado en este mismo espacio, su estadía como titular en la diócesis de la otrora pacífica Ciudad de la eterna primavera no estaría exenta de desencuentros y confrontaciones con quien, entonces, avanzaba hacia su primer año como gobernador de Morelos, el cuestionable Graco Ramírez Garrido Abreu.
Al cierre de la pasada semana, como en otros momentos, la defensa de la vida y la familia o su reclamo de seguridad, el manejo poco transparente de cientos, miles de toneladas de ayuda humanitaria enviada a la sufrida entidad en apoyo a los damnificados del sismo del pasado 19 de septiembre por parte de autoridades morelenses volvió a confrontar al prelado con el mandatario de extracción perredista, con su gobierno y, de manera más específica, con su esposa Elena Cepeda de León.
En concreto, el obispo Castro y Castro acusó vía redes a autoridades de la entidad, a las que no identificó, del desvío de tres tráileres que, cuando se dirigían a entregar su carga en el seminario donde Cáritas-México (o Morelos) habían abierto un centro de acopio, fueron desviados, presumiblemente a bodegas regenteadas por el DIF estatal… para, se sabría después, supuestamente “ordenar la distribución de toda la ayuda”.
La coincidencia de su singular reclamo con la multiplicación de denuncias sobre hechos similares y la supuesta intención de realizar un uso electoral de las toneladas de víveres, medicamentos y/o bienes de diversas índole recibidos detonó una nueva crisis para el impresentable gobernador que, otra vez, fue colocado contra las cuerdas y, literal, debió retirarse a su esquina mientras, en respuesta a la cantidad de demandas y el escándalo suscitado, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) aseguraba haber abierto ya una carpeta de investigación en su contra por el condicionamiento de la entrega y distribución de la ayuda.
Hace no pocos meses, uno después que el papa Francisco concluyó su visita a México, la Comisión Episcopal para la Pastoral Social (CEPS) hizo público “un urgente, enérgico llamado a las autoridades (federales y estatales) para atender los hechos violentos ocurridos en Morelos…” y cerró filas con el obispo Castro, amén de dejar constancia de que “nos preocupa su integridad y seguridad, así como la de su presbiterio, sus agentes de pastoral y su feligresía...”.
Ahora, ante este último desencuentro entre él y Graco, la preocupación parece actualizarse y, también, el reclamo…
ASTERISCOS
* Que, como dice el popular refrán: “más sabe el diablo por viejo que…”, nadie tiene duda. Menos, como destacamos aquí mismo, cuando el mandamás en Morena, Andrés Manuel López Obrador, convoca ayer a una reunión extraordinaria y urgente de su Consejo Nacional, con el único objeto de delinear un Plan Nacional de Apoyo a los Damnificados sobre el cual,  hasta el cierre de este espacio, no se sabía sino que se realizaba…
* Aprovechando que la mayoría del personal se encuentra empeñado en labores del Plan DN-III en apoyo de las víctimas de los sismos del 7 y 19 de septiembre, normalistas vándalos de Ayotzinapa atacaron ayer las instalaciones del cuartel militar en Iguala, Guerrero, en una acción que supuestamente no tenía más propósito que buscar “un mártir más” para su causa. Lamentable…
* En Veracruz, las comisiones de Justicia y Puntos Constitucionales, Derechos Humanos y Grupos Vulnerables del Congreso rechazaron la propuesta de la morena Tanya Carola Viveros Cházaro de aprobar el aborto hasta las 12 semanas de gestación por contravenir, según el panista Gregorio Murillo, a la Constitución, que reconoce el derecho a la vida desde la concepción. Bien…
Veámonos aquí mañana, con otro comentario De naturaleza política.
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La estación/GERARDO GALARZA
Excelsior
Un pinche chilango
La de México es la ciudad de la fe, la esperanza y la caridad...  
La Ciudad de México no es mi ciudad. Primero por razones académicas y luego estrictamente económicas, he vivido de arrimado a ella los más recientes 43 años y algunos meses más.
México, Distrito Federal  —no la marca CDMX—,  ha sido generoso conmigo. Me ha dado carrera, empleos, mujer, dos hijas, un yerno, una nieta y un nieto; amigos, compañeros y también malquerientes.
Maestra insustituible, me ha enseñado la vida. Con ella, el gozo y la tristeza; el amor y el desamor; el placer y el dolor; el éxito y el fracaso; lágrimas y risas, como en los cuentos de Yolanda Vargas Dulché.
He aprendido que la fe se llama Guadalupe, madre en el Tepeyac, y Judas Tadeo en pleno Paseo de la Reforma o en un vagón del Metro; que los milagros ocurren en cualquier esquina donde una imagen religiosa impide la formación de un basurero.
Sí, aquí también aprendí que hay quesadillas que no son necesariamente de queso y que las hay de un manjar llamado chicharrón prensado; que las canastas de los tacos se envuelven en hules azules o no son de canasta; que con los bolillos se hacen tortas cubanas que no se conocen en Cuba, que las hay de chilaquiles y también de tamal, llamadas guajolotas; que el atole es de sabores y que ningún taco, sobre todo si es de pastor, a nadie se le niega.
Que hay peseros que no cobran un peso; que micro no es diminuto, sino un armatoste para transportarse. Más de la mitad de sus taxistas, de sus taqueros y de los que practican otros oficios nos chingamos una rodilla, patrón, lo que nos impidió culminar una brillantísima carrera futbolística, que qué Hugo, Chicharito, bueno ni siquiera Cristiano Ronaldo o Messi... que ese mismo taxista puede ser el mejor médico que jamás te vaya a atender.
La habitamos seres extraños, quizás locos. Quizás es una herencia o quizás homenaje inconsciente a sus fundadores, un chingo de indios (verdes, algunos de ellos) que eran bien chingones, según el idioma original, quienes hace ya un chingo de años decidieron buscar y perseguir a un águila,  pero no cualquier águila, sino  una que devoraba una serpiente y que lo hiciera, requisito indispensable, sobre un nopal para fundar su ciudad. Y la encontraron. Por eso hubo que construir rascacielos sobre un lago y así se hizo.
Una ciudad que tiene un desierto que no es desierto ni tiene leones y que tiene un parque de los venados donde no hay venados, y un niño perdido que nunca ha sido encontrado. Y cuyos máximos superhéroes tienen cuatro patas y ladran.
Aquí he sobrevivido a dos terremotos, muchos temblores y a la contaminación; a las inundaciones, ahora llamados “encharcamientos”; a la falta de agua; a las banquetas ocupadas por comerciantes, a los truenos de todas las madrugadas de los cohetes para celebrar a toda capilla que se respete; al agobiante tránsito y al pésimo transporte público; a la corrupción y a los malos gobiernos del PRI, del PRD y su desprendimiento Morena, del PAN y de todos los demás; a la gandallez y a la delincuencia.
Además, aquí juegan los Pumas.
Aquí puede ocurrir todo lo que no puede ocurrir ni ocurre en ninguna otra parte del mundo. Lea, una historia de tantas: La tarde del martes 19 de septiembre, el escribidor se quedó atrapado en su auto sobre la Calzada de Tlalpan. Por el espejo retrovisor vio venir a una runfla de motociclistas, enchamarrados de negro,  quizá con cara de piratas modernos bajo el casco, a la hora que las redes sociales decían que ésos u otros iguales se dedicaban a asaltar sobre esa calzada y en Santa Fe, aprovechando el congestionamiento provocado por el terremoto.
Precavido, como los demás automovilistas, me hice como pude (ya estamos entrenados) a un lado: pasaron más motociclistas y atrás de ellos un convoy del Ejército, con militares armados, los mismos que otros días combaten al crimen organizado o desfilan para celebrar la Independencia, y junto con ellos, en los mismos vehículos, chavos armados con picos, palas o sólo sus manos,  rumbo a rescatar a gente que ni conocían ni conocerán. Que el hecho puede tener infinitas explicaciones, justificaciones e interpretaciones, sin duda, y la suya es la que valdrá para usted, pero es imposible que ocurra en la mayoría de los países latinoamericanos, y acá, sí.
La de México es la ciudad de la fe, la esperanza y la caridad...  porque también hay taxistas que saben de las virtudes teologales.  Es la ciudad de la solidaridad plena, etérea y eterna, instantánea y también momentánea. No es mi ciudad, apenas soy su entenado, pero hoy más que nunca es mi orgullo creer que soy “un pinche chilango”.
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Columna na Hereje de Roberto Rock/El Universal
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Sabina Berman/El Universal


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Acá estamos/Enrique Krauze
Reforma , 24 Sep. 2017
Ustedes todos, ustedes todas, héroes plurales, 
honor del género humano, 
único orgullo de lo que sigue en pie sólo por ustedes. José Emilio Pacheco: Las ruinas de México
 ¿Dónde están los jóvenes?, nos preguntábamos hasta hace unos días, lamentando su aparente desidia ante la vida pública. Y ahora los jóvenes nos han refutado de una manera magnífica: "acá estamos", nos dicen, con sus actos de anónima heroicidad. "Acá estamos", no en la grilla miserable, no en la comparsa de cualquier propaganda. "Acá estamos", organizados, prácticos, autónomos, solidarios, dueños de una madurez que los mayores no imaginaban, listos para reaccionar cuando la naturaleza golpea, cuando de veras se necesita.
En efecto, acá están, libre y fraternalmente, salvando vidas, limpiando con sus manos las montañas de escombro, paliando el dolor. Y así, sin vanagloria, han reivindicado frente al mundo el rostro admirable del pueblo mexicano.
Los vi caminar por División del Norte con palas, zapapicos, cubetas, carritos de súper. O en bicicleta, con sus cascos, un morral con víveres y una banderita nacional. O en camiones, camionetas, motocicletas. Sabían que en la calle de Petén y Emiliano Zapata se había derrumbado un edificio. Me detuve y caminé hasta la escena. Una tienda de aparatos electrodomésticos estaba parcialmente abierta, sin resguardo, con los vidrios rotos. Nadie reparaba en ella.
Al fondo alcancé a ver la montaña de concreto. Encaramados en la cima, un enjambre de muchachos trabajan para buscar sobrevivientes removiendo todo lo que encuentran: vigas, bloques de concreto, tabiques, alambres, rejas, muebles. "Abajo había una tintorería -me explica el reportero Daniel Rentería, que encuentro al azar- rescataron a un anciano, y a una señora, ya muerta". En medio de la calle, dos hileras de chicos perfectamente ordenados flanquean el camino para que pasen los carritos que traen el escombro hacia un camión. Todo ocurre casi en silencio. Los chicos verifican la distancia entre uno y otro para hacer eficiente la operación. Las cubetas pasan de mano en mano. Un muchacho algo mayor recorre la fila dando órdenes claras y firmes. Todos traen tapabocas. (Yo no, y uno me lo ofrece). En un momento, la labor de rescate se reorienta a la calle de Eugenia. En completo orden, se organizan brigadas para acudir a la siguiente estación de la tragedia.
Toda la Colonia Condesa, donde nací y donde he vuelto a vivir, es una marea humana. Camino hasta el cruce de San Luis Potosí e Insurgentes, frente al viejo Sears. La escena toda es de los jóvenes. Unos llenan cajas de medicinas distinguiendo su función: gastrointestinal, antibióticos, analgésicos. Uno de los líderes naturales habla por radio y celular con sus pares en otros puntos donde hay edificios a punto del colapso: Chiapas, Tamaulipas, Álvaro Obregón. Las brigadas se integran con lo que requiere cada sitio. "¿Qué necesitan?", pregunta una reportera europea. "Pilas, chalecos iluminados, linternas". La falta de luz es su problema mayor para seguir la labor de rescate hasta la madrugada. Es obvio que los muchachos no son de esta colonia (mi única contribución fue indicarles dónde estaba la calle de Tamaulipas). Sin reparar en fronteras de clase, están acá para ser útiles en la práctica. "Somos ciudadanos", me dijo uno.
Algo similar atestigüé personalmente en septiembre de 1985, en la febril actividad de algunas universidades (sobre todo privadas) que tomaron el liderazgo físico y logístico del salvamento. Pero hoy la participación masiva proviene de chicos de extracción más modesta, estudiantes de escuelas públicas, muchos preparatorianos. Entonces se comunicaban por teléfono fijo y radio. Hoy la comunicación es infinita, y estos jóvenes la dominan como magos. Más temprano que tarde, se harán cargo de su país.
No sé si esta marea de solidaridad bajará al paso de las semanas o meses. Ojalá encuentre formas de perdurar, no solo en el ámbito social sino en el político. Ojalá ellos mismos creen organizaciones civiles permanentes. Absolutamente todos los partidos son indignos de esta nueva generación de héroes anónimos que han tenido su bautizo existencial y social en este terremoto. De cara a las elecciones, además de acotar sus indignantes gastos de campaña, lo menos que pueden hacer es hablarles a los jóvenes, debatir frente a ellos y con ellos. Con franqueza y humildad. Ellos decidirán qué hacer. Si se han enfrentado a la naturaleza, ¿qué no podrán hacer para corregir el rumbo de México?
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Administrarse/ Gabriel Zaid
Reforma, 24 Sep. 2017
Se han publicado miles de libros sobre cómo administrarse con eficacia (logrando los propósitos) y eficiencia (al menor costo posible). Tal abundancia muestra que el tema tiene demanda, y también que tiene muchos ángulos.
Son infinitas las situaciones particulares. No es fácil sistematizar. Cada persona es un mundo de ambiciones, limitaciones, deberes, circunstancias. Cuando se estudian las operaciones industriales para administrarlas mejor, las variables son muchas, pero no tantas como en la vida personal.
Conviene distinguir entre rutinas (llegar de la casa al trabajo), proyectos (abrir un negocio, sacar una maestría) y acciones desconectadas (recuperar una maleta).
Las rutinas son secuencias repetitivas, y eso abre la oportunidad de mejorarlas. Justifica observar y analizar. El análisis cuesta (digamos, media hora), pero ahorrar un minuto en lo que se repite 3,000 veces ahorra una semana. No sólo eso: Ganar un minuto en el quirófano puede salvar la vida de un paciente. Reducir un minuto el trámite en una ventanilla puede acortar la cola.
Los proyectos están en el otro extremo: absorben cientos o miles de horas en actividades convergentes a un punto final. Tal volumen justifica el análisis. Ganar tiempo en la actividad que tarda más (la ruta crítica) permite adelantar la fecha de terminación del proyecto. Estudiar los diversos requisitos puede ahorrar costos y mejorar la calidad.
El análisis de acciones y recursos con respecto a un objetivo se practica desde hace milenios. Es de origen militar. Los comandantes desarrollaron la inteligencia estratégica, táctica y administrativa para las circunstancias. Las estrategias aparecieron milenios antes de que fueran tema de estudio universitario. La palabra griega strategós significaba "comandante". El Arte de la guerra del general chino Sun Tzu (siglo VI a. C.) se estudia hoy como un clásico de la administración.
Hay mejoras que se logran combinando (hacer dos cosas en el mismo viaje), cambiando (el lugar de operación, la fecha, el momento, los utensilios, la división del trabajo, las personas), simplificando, previendo, preparando. Pero lo más contundente de todo es eliminar, no mejorar. Hay rutinas y proyectos que persisten por inercia. Tuvieron sentido, pero ya no lo tienen; a pesar de lo cual siguen costando tiempo y recursos.
El país está lleno de trámites y proyectos innecesarios, que no sirven para nada o tienen una utilidad que no justifica el costo. Especialmente lamentables son los absurdos de los cuales hay conciencia, pero no manera de evitarlos, por intereses creados o imposición legal o social. Algunos se imponen por error bien intencionado o imitación de otros países. Así sucede con el Hoy No Circula, un despilfarro mayúsculo de capital.
Entre los miles de libros publicados, hay dos muy breves y recomendables: How to live on 24 hours a day de Arnold Bennett sobre rutinas y How to avoid work de William J. Reilly sobre proyectos.
El de Bennett contrasta las 40 horas semanales de trabajo con las restantes 128, que son el triple, pero se administran con menor cuidado.
El de Reilly recomienda cuidar las décadas futuras, no sólo el día de hoy. Alguna vez lo consultó un policía descontento con su trabajo. Después de explorar sus aficiones, deseos y capacidades, le hizo ver que la mejor combinación con su empleo no era tirarlo a la basura ni vivir frustrado. Era aprovecharlo como entrenamiento para llegar a ser un abogado penalista con la ventaja competitiva de una experiencia policiaca que muy pocos tienen. Tomó cursos nocturnos, a partir de los cuales lo ascendieron, etcétera. Así un proyecto indeseable o fallido puede reciclarse como capital en un proyecto de largo plazo más satisfactorio.
Suele admirarse a la gente que "sabe lo que quiere". Cuando Carl von Clausewitz (De la guerra) escribió que "la guerra es la continuación de la política por otros medios" no estaba diciendo, como algunos creen, que las decisiones políticas deben imponerse por las buenas o por las armas, sino algo muy distinto. Si tomas una plaza que no necesitas, tu victoria es absurda. La guerra no es un fin en sí mismo, es uno de los medios posibles en la realización de un proyecto político. Si no sabes lo que quieres, has perdido la guerra, aunque ganes muchas batallas.
Pero ¿qué querer? La literatura sobre cómo administrarse dice cómo lograr lo que se quiere, pero no qué querer. Es un tema de otra literatura: la de Buda, Sócrates y Jesús.
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De valientes e imbéciles/Juan E. Pardinas
Reforma, 24 Sep. 2017
Cada pueblo tiene el gobierno que se merece. La frase de Joseph de Maistre es una mentira injusta, si uno mira la historia de México en los últimos días. Los marinos que sacaban escombros del Tec, con sangre en los nudillos porque no tenían guantes de carnaza, se merecen un mejor gobierno. Los taqueros que pusieron un trompo de pastor en la banqueta para alimentar a los rescatistas, deben tener mejores representantes populares.
La doctora que trabajó dos turnos continuos en la sala de emergencias; el empresario ferretero que donó todo su inventario de picos y palas; el anciano al que no le pesaron sus siete décadas a la hora de cargar cajas en la Cruz Roja, el joven albañil que podría quedar parapléjico por arriesgar su vida para entrar a un edificio recién desplomado, ninguno de ellos se merece la frivolidad de nuestra clase política.
Dice el Talmud que quien salva una vida salva al mundo entero. Al rescatar a una persona también se salva la mirada sobre mil atardeceres. Al salvar una boca se salvan besos y palabras amorosas. Se salvan abrazos, se salvan afectos y proyectos. Al salvar a uno solo, también se salvó la percepción y esperanza sobre todos nuestros seres desconocidos. Vivo en una ciudad donde hay muchos jóvenes dispuestos a arriesgar su vida por salvar la tuya o la mía.
Veo estos registros de heroísmo y luego recuerdo a tres integrantes privilegiados del gabinete presidencial: Luis Enrique Miranda, Rosario Robles y Gerardo Ruiz Esparza. Por separado, cada uno de ellos es un ejemplo impecable de la decadencia multidimensional de nuestros liderazgos políticos. En equipo, ellos son el parámetro de referencia para escribir la historia de este sexenio.
¿Quién quiere recolectar despensas para que las entregue Rosario Robles, una de las protagonistas de la Estafa Maestra? ¿Quién quiere pagar impuestos para que los "invierta" Ruiz Esparza en la inauguración de un nuevo socavón? ¿Qué sentirán los soldados que arriesgan la vida contra la mafia del huachicol, al saber que parientes directos del secretario Luis Miranda son dueños de una gasolinera que se beneficia de esta industria criminal?
Los puños en alto, las cadenas humanas, los perros rescatistas no sólo salvaron el universo de docenas de vidas, también sacaron el alma de México que se nos había quedado enterrada en un profundo socavón. Con su valentía también rescataron los anhelos colectivos que se habían robado la violencia y la corrupción. ¿Qué sería del futuro de México si esa misma energía social la usáramos para combatir el machismo, la pobreza y otras vergüenzas que nos aquejan y nos definen?
Mientras los rescatistas del terremoto se ensucian los puños de yeso, polvo y sangre, el trío de Miranda, Robles y Ruiz Esparza se lavan las manos ante sus faltas y probables crímenes. Ni el desvío de fondos a través de universidades públicas, ni la adjudicación ilegal de contratos de obras de infraestructura, ni el cuñado huachicolero son asuntos sobre los que reconozcan algún tipo de responsabilidad.
En medio de la tragedia y la presión social, los partidos políticos ofrecen donar parte de su presupuesto para la reconstrucción. Como afirma Carlos Bravo Regidor, en un tweet, no se puede donar lo que no es tuyo. Más que una ocasión para el oportunismo filantrópico, esta tragedia abre una ventana para rediseñar y reducir el financiamiento público para partidos políticos. El llamado fondo de Moches que ejercen los gobiernos municipales, de la mano de contratistas y diputados, recibió 9 mil millones de pesos en 2017. En ese dinero hay otra oportunidad de financiar la reconstrucción de miles de viviendas y de demoler los muros de desconfianza que separan nuestra casa común.
@jepardinas

 El azar y las oportunidades/Luis Rubio
Reforma, 24 Sep. 2017
A la memoria de José Carlos Álvarez Rivero y de José Carlos Álvarez del Real.
En un ejercicio en el que participé hace años en Boston, el profesor que organizaba el evento planteó la posibilidad de que Tolstoy y Dostoyevsky colaboraran. La pregunta que le hacía al auditorio era: ¿Será "la guerra y el castigo" o "el crimen y la paz"? El propósito era obligar a los participantes a pensar "fuera de la caja" y a buscar soluciones distintas a las convencionales en los asuntos de cada quien. Estos días de sismos me hicieron recordar aquella aventura y a observar al gobierno de una manera distinta.
El temblor que destruyó innumerables comunidades en Oaxaca y Chiapas mostró a un gobierno competente, en forma y con capacidad de respuesta. Tres décadas después del funesto sismo de 1985 -mismo que hundió a la administración de entonces y sembró las semillas de la ruptura dentro del PRI y del nacimiento del movimiento que llevaría al eventual triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en el DF- es fehaciente y palpable el aprendizaje que experimentó el gobierno a partir de entonces, que se volvió a ver en la CDMX el 19 de septiembre. De hecho, en las últimas semanas se ha podido apreciar la presencia de un presidente dispuesto a comunicarse con la población, a explicar los hechos e intentar convencer a la ciudadanía. ¿Habrá consecuencias políticas de este cambio?
Este sexenio hubiera sido muy distinto de haber tenido el presidente Peña Nieto una presencia pública como la de los últimos días. En contraste con los años pasados, el presidente de hoy se encuentra claramente a cargo, de manera visible y hasta contundente. Quizá el factor diferenciador radique en que el asunto no es técnico, como lo fueron las reformas que promovió, sino enteramente político y, por lo tanto, mucho más apegado a su naturaleza. Cualquiera que sea la explicación, el hecho es que, en un país ávido de liderazgo fuerte y claro (tal vez la razón principal por la que López Obrador encabeza las encuestas), la súbita (y, hasta hoy, exitosa) prominencia del presidente de la República obliga a preguntar si esta nueva persona pública le permitirá salvar su sexenio o, en todo caso, si tendrá un efecto electoral.
Luego de revisar varias encuestas, tres son los factores que me parece determinan el comportamiento de las expectativas y percepciones del electorado en este momento: primero, liderazgo y claridad de rumbo, sobre todo a la luz de un enorme enojo de la población con el gobierno, el statu quo y, en general, la percepción de ausencia de soluciones; segundo, honestidad y corrupción: parece claro que la población se ha tornado absolutamente intolerante respecto al mal uso de fondos públicos, los criterios con los que administran los gobernantes y funcionarios tanto a nivel estatal como federal y, sobre todo, el descaro con el que se enriquecen quienes detentan cargos públicos; y, tercero, empleos, crecimiento y desigualdad, con particular énfasis en la creciente brecha que aqueja al país: la mitad que crece arriba del 6% y la mitad que se contrae o que, en el mejor de los casos, se mantiene igual que hace dos décadas.
Ninguna encuesta es definitiva y las emociones y percepciones cambian con el tiempo y las circunstancias, por lo que su efecto electoral no siempre es perceptible sino hasta el último momento. El tan vapuleado libro de Hillary Clinton sobre su derrota electoral es interesante en más de un sentido, pero lo que más me llamó la atención es su afirmación de que ella no se percató durante la campaña del enorme enojo que caracterizaba al electorado estadounidense y que fue lo que, al final, logró capitalizar exitosamente Donald Trump. Traigo esta anécdota a colación por una razón: las campañas estadounidenses son extraordinariamente sofisticadas en el uso de herramientas técnicas, demoscópicas y análisis de la llamada "big data" y, sin embargo, todo ese (costosísimo) aparato en manos de Clinton fue incapaz de detectar el factor que, a final de cuentas, determinó el resultado. ¿Podrá pasar algo similar aquí el próximo año?
Las emociones y las percepciones tienen distintas causas y son dinámicas, cambiando todo el tiempo. Para unos el enojo puede ser producto del evidente enriquecimiento de un gobernador, para otros el efecto de una mala obra pública (como fue el socavón en Cuernavaca o el acueducto en Monterrey). En muchos casos, como ocurrió con las casas del grupo gobernante, fue mucho más dañina la falta de explicación y respuesta que el hecho mismo: el gobierno creó un vacío que fue inmediatamente llenado por los enojados por la corrupción. No juzgo la relevancia del actuar de unos u otros; el hecho político es que el sexenio actual padece los efectos de sus propias acciones y omisiones. Fox prometió soluciones y su fracaso en producirlas creó las condiciones para que emergiera una ciudadanía demandante y exigente que ha tomado al voto con una enorme seriedad y está dispuesta a usarlo en 2018.
En los próximos nueve meses seremos testigos de toda clase de pullas, estrategias, estratagemas e intentos por ganar la presidencia. Pero el mayor riesgo y la mayor oportunidad recaen en el gobierno saliente, pues su actuar en momentos de crisis puede alterar, para bien o para mal, todo el panorama. Ahí estamos y ahí va el país.
@lrubiof
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Columna derrumbada/ Eduardo Caccia
Reforma, 24 Sep. 2017
"Los estragos fueron terribles, cerráronse los templos, suspendieron sus trabajos los tribunales, arruinóse el comercio, comenzaron a desplomarse y caer multitud de casas...", escribió hace 133 años Vicente Riva Palacio, para contar una de las más terribles inundaciones, en 1629, en la capital de la Nueva España, territorio lacustre, subsuelo lodoso, capricho de los conquistadores por establecerse en el islote de la Gran Tenochtitlan y no en tierra firme: Coyoacán, Mixcoac, Chapultepec, Azcapotzalco, Tepeyac o tantas otras villas que circundaban el gran Lago de Texcoco, al que cantamos entre tequila y mariachi para recordar que Mi ciudad es chinampa en un lago escondido, el mismo que nos recuerda que ahí estuvo, con esa profundidad de gelatina que hace vulnerables las edificaciones y donde nos obstinamos en hacer ciudad, llenarlo de edificios y cicatrices, lago amenaza, no lago recurso, en el que estrangulamos poco a poco sus acequias sin reconocer que nuestros antepasados prehispánicos entendían de mejor forma la relación de su vida con el agua, porque nos obstinamos en convertir la zona navegable en calles y calzadas y orgullosamente le llamaron la Ciudad de los Palacios, ciudad mítica, mágica, mutante, la región más transparente del aire, el Valle del Anáhuac, valle que tiembla, urbe incansable, la que tiene las piedras torturadas de Carlos Fuentes, donde ya no es Tepeyóllotl, el corazón del monte, a quien los aztecas atribuían los movimientos de tierra, aquí cambiamos de Dios pero no de subsuelo, el mismo que en sus vaivenes ha comprimido edificios de igual forma que esta columna se ha quedado con párrafos encimados, derrumbe sin pausa de letras e ideas, apenas sostenidas por algunas puntuaciones que son como esa respiración tan contenida por tantos que han salido a las calles con espanto pero también con una solidaridad que cala en los huesos, en los cimientos mexicas y peninsulares de nuestra vulnerada humanidad que entre nubes de polvo y montañas de escombro, desde el primer minuto de la terrible sacudida, ha estado ahí como en una gran convocatoria no ensayada por simulacro alguno, sin más deseo que salvar una vida, sin más herramientas que las manos, impulsados por el instinto noble que hemos rescatado de entre nuestras propias ruinas, eso que le llaman "ser mexicano", eso que Navalón ha calificado como "lo mejor de la condición humana", eso que un extranjero, Eric Nusbaum, escribió en inglés desde su Twitter: "La Ciudad de México es la más grande, amigable, vibrante, dañada, con más alma, la más jodida, el lugar que más te cambia la vida en el mundo. Los chilangos viven cada día con grave corrupción, tráfico, smog y delitos, y aún así se las arreglan para ser los mejores vecinos sobre la tierra. Haber vivido ahí, tan sólo por un par de años, me hizo mejor persona". Y uno no puede escuchar y leer estos testimonios sin que ocurran las lágrimas, esas que hoy se lloran por los muertos en la capital, en la calle de mi infancia, Ámsterdam, en Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, pero también las lágrimas que brotan luego de un rescate extraordinario, donde la banqueta ha sido el espacio para refundar nuestra civilización, el sitio donde se ha dado el juramento menos formal y más trascendente de nuestra especie, ver por el prójimo como te gustaría que vieran por ti, como mi sobrino, Carlos, que desde el MIT formó una plataforma tecnológica para vincular apoyo Ofrezco-Necesito donde muchos entraron a hacer sus peticiones y luego se mapearon con precisiones inéditas una información que terminó siendo parte del C5 y otras instancias informativas cuya labor es conectar manos y corazones ¡caray! ¡¿de qué estás hecho, México?! que más allá del mole los tacos el mariachi tus zonas arqueológicas tus playas de embeleso y sobre todo tu gente México la misma que he visto en postales imborrables como esa cadena humana que bajo la lluvia y el granizo no ha parado como tampoco ha habido tregua para tantos rescatistas profesionales e improvisados alimentados por manos generosas que han abierto todo lo que antes estaba cerrado desde una clave para el internet hasta una toma de electricidad pasando por compartir el techo de la propia casa y yo sin querer me he quedado sin palabra y aquí sin puntuación pues nada detiene eso que todos vimos y sentimos y que ahora sabemos es más que color y confeti es un puño en alto del tamaño de nuestro corazón que debería ser el nuevo símbolo de este gran país #FuerzaMéxico.
@eduardo_caccia
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Revista Proceso # 2134, a 23 de septiembre de 2017
A la espera del rescate/SANTIAGO IGARTÚA
No se podía respirar. El nubarrón de polvo levantado por dos edificios destruidos –apenas separados por unas cuantas casas y condominios– había nublado el sol en su punto más alto. Se borraron los colores. Todo alrededor de la calle Escocia se tornó color arcilla.
La postal en sepia parecía imagen de una pesadilla del mismo 19 de septiembre, 32 años atrás. Varillas fierro concreto mosaicos vidrios papeles madera polvo polvo polvo.
Así encontró Paola Félix lo que fue la casa de su madre, el departamento 502 en el número 4 de Edimburgo, esquina con Escocia, en la Colonia Del Valle. Nueve pisos aplastados a la altura de una casa de tres.

Cuando llegó, la violencia de la escena y la fragilidad de los escombros habían congregado ya a miles de improvisados rescatistas con policías y marinos. A Paola se le cimbró el alma.
“Busco a Margarita Silva Ochoa, de 59 años”, repitió Paola una y otra vez entre la confusión y el ruido. Había intentado comunicarse con ella por horas sin respuesta. La buscó en clínicas y hospitales como segundo reflejo. Nada. Hasta que un oficial le dijo saber dónde estaba.
Le pidieron ir al Servicio Médico Forense (Semefo) a recuperarla. “El cuerpo estaba equivocado”, contó Paola a este reportero, a la entrada de la madrugada. Sólo pudo saberlo por los ojos. El cadáver que vio no los tenía verdes, como sólo habían podido repetirse en ella.
La ayuda de tantos la conmovía, pero no buscaba esperanza. Los voluntarios pueden darlo todo, menos tiempo. La tragedia más grande es la que se hace esperar y Paola no podía con la idea de imaginar a su madre atrapada.
Sin saber hacia dónde apuntar su fe, dijo: “Esto es demasiado fuerte. Mira eso. No sé si quiero pensar que está ahí, agonizando, sufriendo”.
El jueves 21 se escuchó a Paola del otro lado del teléfono: “Me llamaron a las cuatro de la mañana para decirme que tenían a mi mami. Gracias a Dios, la pude reconocer”.
Bertha Teresa Ramírez es una reconocida reportera del diario La Jornada, asignada a la sección de la Capital. El terremoto del 19 de septiembre despertó en ella la adrenalina que siente todo reportero ante una emergencia. Pero una llamada lo cambió todo.
Era su hermana, Aracely. Junto con su hija Paula, de 14 años, había alcanzado a salir de su departamento del tercer piso ubicado en el número 4 de la calle Escocia, al cruce con la avenida Gabriel Mancera. Pero su hijo Juan Pablo no salió.
“Mi hermana estaba en la cocina cuando empezó y Juan estaba en su recámara. Aracely le gritó que se iban bajando con Paula y él contestó: ‘Sí, mamá, ya voy’. Iba atrás. Pero el edificio se colapsó casi de inmediato, antes de que terminara el temblor, y ya no sabemos dónde pudo haberlo alcanzado el desplome. Creen que se regresó por su perra. Mi hermana entró varias veces hasta donde pudo, pero no lo vio”, relató a Proceso Bertha la noche del mismo martes, al pie de los escombros.
Como cualquier chico de 19 años, no se separaba de su teléfono celular y en las primeras horas pudo comunicarse para pedir auxilio a su familia. Hasta que se le acabó la batería. Pero la certeza de que Juan Pablo no murió en el derrumbe llevó a Bertha a moverse frenéticamente cuando llegaron máquinas supuestamente a remover escombros desde la noche del martes, mientras a su hermana la atendían en una ambulancia por una crisis nerviosa.
“No necesitas ser un ingeniero para saber que si mueves una piedra se va a caer. Se mueve todo. Quieren jalar las estructuras de arriba con maquinaria y ya no quieren entrar a buscar. Yo les estoy suplicando que lo hagan, que hagamos una cadena humana y que jalemos piedra por piedra, desde arriba”, narraba dramáticamente Bertha, sabiendo como periodista que difundir esa posibilidad la inhibiría.
Antes de la media noche del martes, aún aturdida, le acercaron una lista de fallecidos. Ninguno con la descripción de su sobrino, un joven de 19 años con el cabello pintado de rubio, delgadísimo y de menos de 1.70 de estatura, por lo que su familia se ha aferrado a que podría resguardarse en algún resquicio de la desbaratada estructura.
Con él, los rescatistas también dijeron haber confirmado que una joven de nombre Anayeli se encontraba con vida. Trabajaba como empleada doméstica en un departamento del quinto piso, recomendada por su padre Cirlio Juárez, conserje del edificio.
Tiene 17 años. La madrugada del miércoles 20, rotas las palabras, relató a Proceso su madre: “Le gritaban a mi niña, pero nunca salió. Su papá estaba afuera, pero no la volvió a ver”, se oyó Cristina Hernández, desgarrada.
La madre lleva consigo una fotografía de Anayeli, delgada, sonriente, con cabello castaño, lacio de seda, largo hasta la cintura.
No se ha separado de su hija, de la que la divide una burbuja de cemento hinchado que pareciera estar a punto de reventar. Duerme con su hijo Jesús, hermano de Anayeli, en las escaleras de un edificio evacuado en Gabriel Mancera en el que dejan estar a los familiares de las personas atrapadas.
La lluvia entorpeció toda la semana las labores de rescate. Tímida, no ha reclamado nada a las autoridades. Pero confiesa que sufre cada vez que detienen las búsquedas.
“No están trabajando y no entiendo por qué. Ahora dicen que llegaron unos señores de Israel y me da esperanza. Unos perros vieron que está viva, pero dicen que se puede caer todo si entran. Yo sólo quiero que me traigan a mi niña.”
Efectivamente, el jueves 21 las autoridades dijeron tener confirmación de que Juan Pablo y Anayeli se mantienen vivos. Al cierre de esta edición, ninguno de los dos había salido.
Más de 43 familias han permanecido día y noche apostadas en una reja, mirando a por lo menos cien metros de distancia las ruinas de lo que fue el edificio 286 de la avenida Álvaro Obregón, en los límites de la colonia Roma y la Condesa, donde están atrapados los suyos.
Abandonados por el gobierno, que más allá del discurso descansó toda responsabilidad hacia estas personas en la ayuda voluntaria, duermen en banquetas, con cobijas empapadas que en la madrugada recrudecen el frío.
La incertidumbre que ha generado la falta de información en esa zona, tomada por el Ejército y la Marina, los ha hecho saber de la locura.
Maricela, madre de Martín Estrada, contador que trabajaba en lo que fue el cuarto de seis pisos de oficinas, cuenta un relato que le perturba sin soltarla.
Cuando los familiares preguntaron por qué los rescatistas pedían silencio apuntando con el puño al cielo, les contestaron:
“La gente cree que es para que no haya nada de ruido y puedan escuchar a las personas atrapadas ahí adentro. Pero en realidad es porque adentro hay muchísimo ruido. Todo ahí adentro cruje. Todo se mueve. Es un infierno.”

A los familiares, la angustia no los abandona. Piensan en el frío, en la claustrofobia, en ruidos como tormentos que no cesan, en el olor a gas, en vidrios y escombros lacerando la piel de sus hijos, padres, hermanos, esposos… Ninguno ha desistido.#
Revista Proceso # 2134, a 23 de septiembre de 2017
“Frida Sofía” y la “zona cero” del caos/
JUAN CARLOS CRUZ VARGAS
Los dos días que siguieron al sismo del martes 19 los medios electrónicos, en particular Televisa, sobredimensionaron la tragedia del colegio Enrique Rébsamen, donde presuntamente estaba atrapada una menor llamada Frida Sofía. Elementos de la Secretaría de Marina acabaron admitiendo que esa niña nunca existió. La noticia encendió la inconformidad de los rescatistas y familiares de los afectados, quienes insistieron en que había más cuerpos que rescatar… El viernes 22 la Semar tuvo que rectificar y anunció que los trabajos continuarán.­

Desde que los muros y los techos se desplomaron el martes 19, el colegio Enrique Rébsamen –o lo que queda del inmueble– está inmerso en la confusión y la incertidumbre.
El terremoto de 7.1 grados Richter redujo todo a escombros. Hasta el viernes 22, los voluntarios y elementos de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) han rescatado 25 cuerpos sin vida: 19 menores y seis adultos, según informó la dependencia.
Lo peor de la tragedia es el show montado y transmitido por los canales de Televisa alrededor de Frida Sofia, una inexistente alumna de ese plantel ubicado en Villa Coapa, al sur de la Ciudad de México. Desde el principio elementos de la Semar y algunos reporteros dijeron que ella se había comunicado por medio de “toquidos”; otros comentaron incluso que se habían comunicado con ella.
Las horas pasaron, tensas. El show televisivo se prolongó. Decenas de reporteros nacionales y medios de comunicación alemanes, japoneses, centroamericanos, africanos, ingleses y estadunidenses siguieron la información todo el tiempo.
Algunos se ubicaron junto a las instalaciones del plantel derrumbado; otros se subieron a las casas aledañas para tomar fotos y videograbar de losas resquebrajadas.
Pasaron las primeras 24 horas del movimiento telúrico. Desde las ruinas los brigadistas ordenaban guardar silencio. “¡Que nadie hable –decían–; que nadie camine!”. Sólo se veían los brazos en alto con el puño cerrado. Las excavadoras y los autos apagaron motores; las autoridades pidieron a todos apagar sus celulares para no interferir las señales de los aparatos y escáneres usados para facilitar la localización de los cuerpos sepultados.
La esperanza de rescatar a la menor se mantenía aún la tarde del miércoles 20. Pero no aparecía.
Cuatro religiosos enfundados en sus sotanas blancas pasaron por la calle Rancho Tamboreo. Llevaban su Biblia y su rosario. Uno de ellos se acercó a consolar a un atribulado padre. Luego se internó en un conjunto habitacional ubicado a unos metros del colegio Enrique Rébsamen.
Minutos más tarde se escuchó una ola de aplausos en el plantel. El rescate parecía inminente.
El reportero se acercó a Germán Vázquez García, integrante de la Brigada Internacional de Rescate Tlatelolco-Azteca para preguntarle cómo iba la búsqueda. Respondió:
“Estamos desde ayer (martes 19). Es muy difícil entrar al lugar donde se supone que está (Frida Sofía). Tenemos planchas de concreto arriba; no se puede trabajar así. Se tiene la idea de que hay una persona y está viva, pero no lo sabemos porque no hemos tenido contacto físico. Se dice que enviaban mensajes desde ayer a las 14:00 horas, pero no teníamos señal de internet… Sería muy difícil que hayan mandado esos mensajes desde aquí.”
Al final, Frida Sofía no salió.
Horas de zozobra
El miércoles 20, un día después del sismo el presidente Enrique Peña Nieto visitó el lugar del desastre. Cerca de la medianoche llegó acompañado de los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; de Marina, Vidal Francisco Soberón, y de Educación Pública, Aurelio Nuño, así como del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.
Nuño declaró a los conductores de Televisa Denise Maerker y Joaquín López-Dóriga, quienes transmitían desde Foro TV: “Las brigadas de rescate nos han estado informando a lo largo del día… que hay una niña con vida y que todos los esfuerzos han estado en poder llegar a donde posiblemente esté. Por eso estamos aquí todos”.
El mismo funcionario, quien permaneció en la zona siniestrada varias horas, agregó:
“Todos los esfuerzos están en poder encontrar a esta niña y llegar a ella y, eventualmente, a más niños… He tenido contacto con los padres de familia, con los maestros; pero no hemos tenido contacto con el mando de la Marina ni del Ejército; tampoco con familiares de quien pudiera ser esta niña (a quien) se ha identificado como Frida Sofía. No hemos podido contactar a los papás ni algún familiar.”
La lluvia arreció. En las calles aledañas al plantel seguían llegando alimentos, medicinas, agua, dulces, ropa, papel, jabón, impermeables; voluntarios donaban cascos y herramienta. La ayuda civil fluyó: los brigadistas la pasaban de mano en mano.
La mañana del jueves 21 fue gris. El sol se asomaba de manera intermitente. Hasta que habló Enrique Sarmiento Beltrán, subsecretario de Marina:
“Nosotros no tenemos conocimiento, nosotros nunca tuvimos conocimiento de esa versión (en torno a Frida Sofía)… Estamos seguros de que no fue una realidad, puesto que se corroboró con la Secretaría de Educación Pública, la delegación (Tlalpan) y con la escuela.”
De nuevo la confusión y la incertidumbre envolvió a brigadistas, voluntarios y reporteros. Desaparecieron los puños alzados, los aplausos. Todos enmudecieron. Se sintieron engañados.
Desencanto
Ese mismo jueves, elementos de la Semar y del Ejército permitieron a los reporteros acercarse a los escombros del colegio Enrique Rébsamen. En grupos de tres, reporteros o fotógrafos fueron autorizados por el teniente de infantería del Ejército José Luis Zea de la Rosa a entrar a lo que se dio en llamar “zona cero”.
Elementos de la Marina –dependencia que coordina los trabajos– le reclamaron al teniente Zea. No querían cámaras ni reporteros, pese a que durante más de 40 horas habían dado facilidades y exclusivas a las televisoras. Los reporteros de otros medios manifestaron su irritación por el manejo de la información en torno a la inexistente Frida Sofía.
El recorrido de los reporteros duró unos 10 minutos, lapso durante el cual el teniente Zea comentó que la Semar había caído en “un error muy grave”.
–¿Existe o no Frida Sofía? Las autoridades de la Marina dicen que no existe –se le preguntó a Armando Galván Becerril, un voluntario que llegó al lugar el miércoles 20 por la noche y se retiró hasta el jueves 21, a las 17:00 horas.
Respondió:
–A las 10 de la mañana todavía se escuchaba a Frida Sofía. Yo la escuché. Le preguntaban “¿Dónde estás, Sofía, mi amor?”. Y ella gritaba. Entonces le decían: “Pega dos veces, no te esfuerces”.
“Ella se estaba comunicando. Yo no la vi físicamente; a las 11:00 o 12:00 horas ya no contestó. Le hablaban y nada. Cuando se comunicaban con ella eran como la 1:30 de la madrugada (del jueves 21). Había menos gente, menos ruido.”
Fue durante la madrugada del jueves 21 cuando los elementos de la Semar decidieron maniobrar con una grúa industrial Grove para sostener las losas. Horas después la dependencia negó la existencia de Frida Sofía.
El caso de Reyna Dávila
El jueves 21, cuando anochecía, llegaron a las inmediaciones de la zona los familiares de Reyna Dávila, la señora que trabajaba como intendente en la casa de la directora del colegio. Tenía 43 años.
Cristian Torres Rivera, esposo de la sobrina de Reyna Dávila, apenas pudo contener el llanto cuando declaró a los ­reporteros:
“Queremos que nos la entreguen, sabemos que está ahí. Nuestro corazón dice que está viva, ella es muy fuerte. No queremos maquinaria. No porque sea de intendencia no le van a hacer caso. Eso es lo que da más coraje… Allá adentro hay una televisora que dice que está grabando todo; no es cierto. Dice mi tío –esposo de Reyna, quien se unió a los trabajos de rescate– que están sacando muchos cuerpos y eso no lo quieren decir (las autoridades).”

El viernes 22, después de una reunión entre especialistas del Centro Nacional de Prevención de Desastres, de la Secretaría de la Defensa Nacional y de Protección Civil que laboran en el área, la Semar rectificó. Mediante un comunicado, informó que continuarán los trabajos “con el fin de agotar todas las posibilidades de rescate de personas y recuperación de cuerpos”. l
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Revista Proceso # 2134, a 23 de septiembre de 2017
Bajezas mediáticas/JENARO VILLAMIL
Una de las grandes diferencias entre el terremoto de 1985 y el del pasado martes 19 fue que en éste se restablecieron las comunicaciones con notable rapidez, además de que las nuevas tecnologías enlazaron a cientos de miles de ciudadanos que se volcaron a ayudar a las víctimas antes de que la autoridad respondiera a la emergencia. Sin embargo, los espacios informativos, especialmente los de televisión, volvieron a caer en los vicios de siempre: el sacrificio de la veracidad ante el rating y la falta de responsabilidad ante sus errores.
La mañana del 19 de septiembre de 1985 un crujido sordo se extendió por toda la Ciudad de México. Junto con el miedo, los derrumbes, los incendios, vino la incomunicación. La central de Teléfonos de México en la calle de Victoria se derrumbó. Sus 55 mil ramales se desconectaron. El edificio de Chapultepec 18, de Televisa, se vino abajo. La televisora sólo pudo reiniciar transmisiones cuatro horas después. Los capitalinos se comunicaron a través de radioaficionados, Imevisión y las estaciones de radio que no perdieron la señal.
Treinta y dos años después, a las 13:14 horas, otro sismo castigó a la Ciudad de México. La memoria de la Tierra se abrazó con la memoria de millones de mexicanos que vivieron los sismos del 85. La diferencia fue que en el sismo de este 19 de septiembre la incomunicación sólo duró menos de una hora.
Las televisoras y las estaciones de radio no dejaron de transmitir. Los teléfonos móviles se convirtieron en acompañantes indispensables de todos. Se afectaron 75 mil servicios de voz, pero a las 48 horas estaban restablecidos 70 mil. A las 72 horas del sismo, 98% de las redes de telecomunicaciones estaban en funcionamiento. América Móvil, AT&T y Telefónica volvieron gratuitos sus servicios, según la información del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como son las redes sociales y las apps, comenzaron a divulgar mensajes de ayuda, convocaron a los rescates en la Colonia Del Valle, en la Roma, en la Condesa, en Tlalpan. Documentaron todo y en exceso. Un millón de ciudadanos ganaron las calles para rescatar a los atrapados en alguno de los 42 edificios derrumbados ese día, recolectar ayuda, acompañar a quienes habían sido desalojados de sus casas. La sociedad civil volvió a tomar la iniciativa más rápido que las autoridades.
Con la sobreinformación difundida en los medios electrónicos y en las redes sociales comenzaron también los rumores: primero, versiones de nuevos sismos ese mismo día en estados del noroeste del país, como Sonora y Chihuahua; después, versiones de desabasto en los supermercados ante presuntas compras de pánico. Junto con los rumores, cientos de videos, fotografías y audios documentando el trabajo de ayuda inmediata.
Uno de los rumores más difundidos a través de WhatsApp, Facebook y Twitter decía lo siguiente:
“En las últimas horas ha estado temblando en diferentes países del mundo y en algunos estados de la República Mexicana, el último recién fue en Perú y Oaxaca. El sistema de monitoreo de sismos del Servicio Sismológico Nacional, la UNAM en combinación con el Servicio Sismológico Nacional, la UNAM en combinación con el servicio Geológico de EUA y Google USA, arroja una posible estimación del sismo, y que en las próximas horas podría suceder en el Suroeste de Estados Unidos y Noroeste de México, en estados como California, Arizona, Nuevo México, Baja California, Sonora y Chihuahua, este evento primero ocasionado en las costas de Guerrero con una magnitud de 8.6 grados, invitamos a la ciudadanía a estar pendientes y tener botiquín de primeros auxilios.”
De inmediato, este mensaje viralizado fue desmentido por la UNAM, por el Servicio Sismológico Nacional (que aparecía como la “fuente”) y por las autoridades federales y estatales.
En paralelo, las grandes plataformas digitales, como Google y Facebook, activaron desde el mismo martes 19 sistemas de geolocalización de personas a través de internet y para mandar mensajes solicitando u ofreciendo refugio, transporte, combustible, equipamiento, ropa, alimentos, ayuda en general. Ambos servicios se saturaron y facilitaron que miles de ciudadanos, en especial jóvenes, se organizaran en grupos, por sectores y en los parques de las colonias Roma y Condesa para emprender las labores de rescate.
Las plataformas de transporte privado vía internet, como Uber y Cabify, anunciaron viajes gratis por toda la Ciudad de México, desactivaron su “tarifa dinámica” y ofrecieron trasladar sin costo hacia Puebla, otra de las zonas más afectadas, hasta las 22:00 horas de ese mismo día. Gracias a estos servicios, muchos usuarios llegaron a alguno de los 20 albergues abiertos.
“El país contiene el aliento”…
Al día siguiente del sismo, miércoles 20 de septiembre, las redes sociales y los medios electrónicos provocaron una movilización sin precedente por toda la ciudad hacia los edificios derrumbados, las zonas acordonadas, los centros de acopio, hospitales. Citando fuentes gubernamentales, el periódico Reforma calculó que fueron “al menos 1 millón de ciudadanos” que salieron a las calles de la Ciudad de México y otras 200 mil personas prestaron servicios como voluntarios en Morelos y Puebla.
En las pantallas de las principales cadenas de televisión el epicentro de la tragedia comenzó a concentrarse en el colegio Enrique Rébsamen, donde el mismo día del sismo fallecieron 25 personas (21 niños y cuatro adultos) al venirse abajo la pesada estructura del edificio.
Cámaras, micrófonos, drones, despliegue de rescatistas, padres de familia, más efectivos de la Policía Federal y de la Secretaría de Marina se trasladaron hacia la escuela junto con las cámaras de Televisa, que ocuparon un sitio privilegiado: su reportera Danielle Dithurbide estuvo todo el tiempo en el primer círculo de los trabajos de rescate, junto al almirante de la Marina José Luis Vergara y el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, que estuvo presente cerca de 10 horas.
El espectáculo se concentró en este sitio porque, al filo del mediodía, el almirante Vergara Ibarra afirmó que había una niña con vida entre los escombros: “Hay una niña que aún escuchamos con vida. Y es ahí donde realizamos el mayor esfuerzo porque está muy complicado el rescate”.
Citando a una profesora, algunos medios aseguraron que la menor se llamaba Frida Sofía y que cursaba la primaria. Un “marino” (del que no se supo su nombre) dijo que Frida movió su mano y pidió agua. Televisa citó en extenso estas versiones, con declaraciones del almirante y testimonios de oídas de quienes estaban a cargo del rescate.
El titular de la SEP, Aurelio Nuño, le declaró en entrevista a Joaquín López Dóriga, conductor que reapareció en los informativos de Televisa en estos días: “Lo que sí está plenamente acreditado es que sí hay una niña con vida… con la que se está en comunicación… a la que se ha hecho llegar agua… el operativo de rescate cada vez está más cerca de ella”.
El despliegue de Televisa junto a las ruinas del colegio Enrique Rébsamen duró 16 horas ininterrumpidas, según la propia reportera Danielle Dithurbide, pero el clímax de la transmisión fue a las 22:00 horas, justo en el horario del noticiario estelar, que rompió índices de audiencia.
El rating de la tragedia provocó que otras cadenas de televisión, en especial TV Azteca e Imagen TV, más los enviados de medios internacionales y un enjambre de reporteros de medios digitales, radiofónicos e impresos (que permanecieron en el segundo y tercer círculos de cercanía) se enlazaron para observar el “milagro” del rescate de Frida Sofía. El nombre se volvió trending topic en Twitter y Televisa también.
A las 22:45 horas el almirante Vergara corroboró en El Financiero TV lo que había declarado en Televisa: “En un máximo de un par de horas podemos llegar al rescate de la niña. Es información que nos proporcionó la niña… No tenemos información para confirmar lo que ella nos dijo”.
La niña hablaba, se comunicaba, bebía agua, movía la manita. Todo esto se dijo durante un maratón televisivo de 10 horas que a un cinéfilo consultado por Proceso le recordó la película Ace in The Hole (Cadenas de roca), una película de Billy Wilder, de 1951, protagonizada por Kirk Douglas. Era la recreación de un espectáculo mediático en torno a un hombre atrapado en un hoyo.
Al filo de las 23:00 horas unos supuestos “rescatistas” declararon en un video subido en Twitter que habían sacado de los escombros a una niña llamada Frida Sofía o Ana Sofía. En Televisa, Aurelio Nuño declaró desconcertado que no sabían quiénes eran los padres de Frida Sofía y los exhor­taba a acercarse. La suspicacia cundió entre los usuarios de las redes sociales.
Indignada, la reportera Dithurbide regañó en su cuenta de Twitter a Javier Risco, conductor de El Financiero TV y de W Radio, que citó el video de los “rescatistas” que anunciaron la liberación de Frida Sofía:
“Les hemos transmitido por 16 horas el rescate de Frida, ¿cómo puede ser que caigan en la información de un charlatán?… Por favor @jrisco quita ese tuit video que es incorrecto.”
En su último reporte, Televisa afirmó que desde las cinco de la madrugada las labores de rescate “fueron suspendidas por completo, por lo frágil de la estructura”, y sólo había un equipo de especialistas trabajando en los escombros de la escuela.
En TV Azteca, Hannia Novel reportó que en la lista de niños del colegio Enrique Rébsamen no había ninguna menor con el nombre de Frida Sofía. Citó a la SEP.
La reacción en redes sociales fue de decepción. Comenzó a difundirse la versión de que todo era un invento, un error o simplemente una farsa. El 21 de septiembre, el periódico La Razón tituló así su nota principal: “El país contiene aliento ante el largo rescate de la niña Frida”.
Televisa doblega a la Marina
A las 15:00 horas del jueves 21 de septiembre, el subsecretario de la Marina, almirante Ángel Enrique Sarmiento, sorprendió a todos y enfureció a los directivos de Televisa al declarar que el caso de la niña Frida Sofía “no fue una realidad”.
En pantalla, Carlos Loret de Mola y Denise Maerker salieron a defender la cobertura de su empresa y responsabilizaron del “error informativo” a la Secretaría de Marina ante lo que resultó una patraña.
“Es importante decir que la información que hemos dado a conocer se basó exclusivamente en fuentes oficiales identificables, en las entrevistas que realizamos con el personal gubernamental y los rescatistas que trabajan en la zona del derrumbe”, afirmó Maerker.
Ambos conductores se dijeron “sorprendidos”, “anonadados”, “indignados” por las declaraciones del almirante Sarmiento y le exigieron a la Marina una aclaración de lo sucedido.
El oficial mayor de la Marina, José Luis Vergara, la “fuente oficial” de Televisa, también se dijo sorprendido por las declaraciones del subsecretario y aseguró que si la información proporcionada fue errónea “no fue por un afán malévolo”. Reiteró que podía quedar con vida alguien en los escombros del colegio.
Para esas horas, familiares y madres de los menores de ese centro escolar declararon a varios medios que las autoridades les prohibieron hablar públicamente y aseveraron que ya no había alumnos vivos debajo de los escombros.
En un acto insólito, a las 22:00 horas, los dos altos mandos de la Marina, el subsecretario Sarmiento y el oficial mayor Vergara, leyeron una declaración pública para pedir disculpas y decir que la farsa de la niña Frida Sofía no fue “para generar falsas expectativas”.
“Ofrezco a los mexicanos una disculpa por la información vertida esta tarde donde afirmé que la Marina contaba con los detalles de esta supuesta menor sobreviviente en esta tragedia. La información que prevalece hasta este momento no asegura si se trata de una persona mayor o una niña”, afirmó Sarmiento.
La prensa internacional, especialmente los medios estadunidenses, consideraron la farsa de la niña Frida Sofía como una “vergüenza para el gobierno mexicano” (The Washington Post), que había “enfurecido a muchos mexicanos que sentían que habían sido alimentados por una falsa narrativa de esperanza por parte de la prensa y funcionarios públicos” (The New York Times).
La cadena Univision, asociada a Televisa, recordó que la historia de Frida Sofía “repite el patrón de la de Monchito, un niño de nueve años que supuestamente terminó sepultado bajo los escombros que dejó el terremoto del 19 de septiembre de 1985”.
Los usuarios de Twitter convirtieron en trending topic la frase “Apaga Televisa”, en franca protesta por la cobertura mediática de la principal empresa de comunicación del país.
Televisa ya no volvió a mencionar el nombre de Frida Sofía y comenzó a criticar y a dar voz a los reclamos surgidos en las redes sociales para privilegiar el rescate en las áreas afectadas, así como los “inminentes derrumbes” de otros edificios en la Ciudad de México.
El titular de Educación Pública, Aurelio Nuño, no volvió a mencionar nada sobre el caso y se alejó de la zona del desastre. El aspirante presidencial priista dejó intactos tres mensajes en Twitter que redactó el 20 de septiembre para señalar que “diversos medios han dado a conocer información no confirmada sobre el operativo de rescate en el colegio Enrique Rébsamen”, que hasta ese momento “no ha habido nuevos rescates ni se tiene confirmación del número de supervivientes” y que “la única información oficial será la que dé a conocer el mando de la operación, a cargo de la Secretaría de Marina”.
En paralelo con el telemontaje fallido de Televisa, la Secretaría de Marina y la SEP, en las redes sociales crecieron los rumores sobre derrumbes de edificios y suspensión de las labores de rescate. Tan intensos fueron que el titular de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Luis Felipe Puente, afirmó en conferencia de prensa: “Es falso que se estén demoliendo estructuras donde pueda haber sobrevivientes”.
Puente convocó a los mexicanos a “no hacer caso a los rumores” y sentenció: “Todos los puntos que han sufrido afectación serán atendidos”.
La crisis surgida tras la invención de la niña Frida Sofía y el enfrentamiento entre Televisa y la Secretaría de Marina generó una crisis de confianza en las versiones oficiales y en la cobertura de los medios electrónicos.
A tres días del sismo, muchos usuarios de las redes sociales hacían más caso a audios anónimos que circularon a través de WhatsApp, con la voz de una mujer que decía:
“Por favor requiero de su apoyo. Tengo 4% de pila. Estoy afuera del colegio Rébsamen. Hablé con rescatistas mexicanos y unos estadunidenses. Sí hay niños dentro y en unas horas van a meter un bulldozer porque el gobierno no quiere que huela a muerto… Hay un desmadre de comunicación, el gobierno está manipulando toda la comunicación, el único que está dentro es Televisa… Los americanos dicen que sí, detectaron a cinco niños vivos.”

El mensaje, a pesar de su falta de veracidad, fue ampliamente difundido en las redes sociales. Otro, muy similar, con la voz de un hombre “de los servicios administrativos del gobierno capitalino”, decía que su advertencia del derrumbe era verídica.



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