Por Lourdes Téllez @LourdesTellez
ADN Octubre 10, 2012
MADRID, España. Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN) entre 2006 y 2011, aseguró que a pesar de que Joaquín “El Chapo” Guzmán tenga 30 años de experiencia en la vida clandestina “no tarda en caer”.
“Este señor (El Chapo) tiene 20 o 30 años de experiencia de vida clandestina y es muy hábil y muy inteligente. Ésta es una lucha continua entre la contrainteligencia de ellos y la inteligencia del Estado y viceversa. Aquí es un proceso de acumulación de información. Por eso yo creo que no tarda en caer, y no te puedo decir uno o dos meses, pero no dudes de que “El Chapo” va a caer en algún momento. Espero que más pronto que tarde”, mencionó enfáticamente a ADNPolítico.
El exfuncionario consideró que el presidente electo, Enrique Peña Nieto, “debe continuar la estrategia: fortalecimiento institucional, desestructuración de organizaciones delictivas y mucha política social como lo ha hecho Felipe Calderón Hinojosa”.
Como exdirectivo del CISEN, Valdés Castellanos conoce al detalle esa guerra llamada por el Gobierno de México “estrategia de seguridad nacional”, por lo que, dijo, le parece ineficaz, luego del saldo de más de 60 mil muertos en estos seis años.
“No podemos pensar que esos muertos son producto de la estrategia del Gobierno. México está viviendo dos grandes problemas: el crimen organizado con la gran violencia que genera y un estado históricamente débil. En la medida en que tengamos un estado fuerte con capacidades y recursos podremos ir disminuyendo el poder y las consecuencias negativas del otro…” La defensa de Valdés Castellanos al sexenio calderonista se resume en un “faltó tiempo”.
EL CISEN DESTARTALADO
Una de las críticas más arraigadas en la lucha contra el crimen organizado en México es el llamado desmantelamiento de nuestros servicios secretos, achacado sobre todo al Gobierno de Vicente Fox, así lo reconoció Guillermo Valdés un grupo de expertos en seguridad e inteligencia en España, durante el seminario de inteligencia en Iberoamérica.
“Llegué a dirigir el centro después de seis años de vacas flacas, donde recibió poco apoyo y vivió un proceso de deterioro fuerte. Urgía hacer un proceso de fortalecimiento y actualización del servicio de inteligencia mexicano. Hubo un esfuerzo muy importante para ponernos al día en los nuevos conceptos de seguridad nacional”.
Valdés Castellanos estuvo al mando de ese deteriorado CISEN a lo largo de cinco años, del 2006 al 2011, un periodo en el que las cifras de muertos crecieron a niveles nunca antes vistos en México.
Para este analista y consultor político, que además fue también director de la casa encuestadora GEA-ISA, la razón de toda esta violencia fue la falta de previsión y visión por parte de las autoridades.
“El crimen organizado en México evolucionó de una manera impresionante que no fue detectado por desgracia al grado de poner en jaque funciones básicas del Estado y de empezar a acotar territorios y apropiarse de la administraciones a niveles locales”, explicó.
El exfuncionario federal añadió a ADNPolítico.com, que esa lucha por ganarle terreno al narco con esa restructuración del CISEN, la capacidad de espionaje y organización de algunos cárteles parece más fuerte.
“Eso de que el crimen organizado es más poderoso que el Estado o que tiene mejor armamento no es verdad. Es mentira. Las estimaciones que hay sobre el narco mexicano y sus ingresos son mucho menores de lo que la fantasía o algunos dicen. Los 40 mil millones que algún narco tiene son mentira. El Estado es mucho más fuerte”.
La historia del servicio secreto mexicano se remonta a la antigua Dirección Federal de Seguridad (DFS) fundada en 19, agencia de inteligencia que durante 40 años de existencia acabó salpicada de escándalos de corrupción y violaciones a los derechos humanos, como las desapariciones de cientos de personas y el acoso al movimiento estudiantil de 1968, cuyo episodio más sangriento fue la matanza de Tlatelolco conmemorada el pasado 2 de octubre.
Para Valdés Castellanos, la DFS, desmantelada en 1985, “tenía tareas sólo para preservar y contribuir a defender al régimen político, y acabó participando y administrando al crimen organizado en México”.
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