23 nov 2014

Desestabilizando el país (Carta en 10 párrafos al Presidente)

Revista Proceso No.1986, 22 de noviembre de 2014.
Desestabilizando el país (Carta en 10 párrafos al Presidente)
La Redacción

1. Dice usted señor presidente que “pareciera” existir la intención de “desestabilizar” el país y “atentar contra el proyecto de nación” que usted impulsa. La frase es ominosa por su origen, el priismo más viejo, aquel con las manos manchadas de sangre. El del presidente Díaz Ordaz. “Fuerzas oscuras desean desestabilizar a la nación”, dijo semanas antes de ordenar la masacre de Tlatelolco.
2. En el “pareciera” que usted expresó, puede presumirse que se refiere a los muchos que estamos protestando en los últimos meses. Protestando en las redes sociales. En las planas editoriales de los periódicos. En los estadios. En las marchas que recorren las calles y las carreteras del país. En las sobremesas familiares y de amigos. Es el monotema ruidoso de la nación que trasciende las líneas geográficas y sociales: la protesta.
 3. Y no se equivoca, presidente, en la apreciación. A pesar de las resonancias nefastas de la frase, en efecto el propósito de este movimiento social espontáneo es desestabilizar su proyecto de nación. Lo que los muchos quieren, queremos, es que quien preside el país, quien tiene los bártulos del gobierno en la mano, quien dispone del poder centralizado de la Presidencia, cambie el rumbo. Gire el timón. Se dirija hacia donde nosotros señalamos.

 4. No deje que al oído le hablen los asesores rebuscados. Que le soplen: AMLO, Cárdenas. Que le murmuren: Aristegui, Proceso, la Lista Usual de los Periodistas Rejegos. Ojalá esta revuelta fuera controlable por sus adversarios políticos o por la prensa, pero esto es más grande, más móvil, más inevitable.
 5. ¿Qué tan difícil es entender lo que apalabran las pancartas, los hashtag, los gritos de los contingentes? Son los lemas acumulados de una impaciencia acumulada. Ya nos cansamos. Queremos Justicia. Ya basta. El Estado es criminal. No más sangre. Justicia.
 6. ¿Para qué intentar aislar a Iguala o la Casa Blanca, presidente? ¿Para qué pretender negar lo que usted sabe, con más detalle que ninguno: Iguala y la Casa Blanca son en una nuez de dos hemisferios el país entero?
 7. Iguala debe esclarecerse hasta sus últimas ramificaciones, por supuesto, y aún no se esclarece sino mínimamente: ¿Dónde está el gobernador que encubrió a los Abarca?, ¿dónde está el jefe de partido que los encubrió?, ¿dónde están los militares traidores?, ¿dónde están las confesiones judiciales de Abarca y su cónyuge? Y la situación de la Casa Blanca por fortuna ya la esclareció su esposa. Cuando usted gobernó el Estado de México, Angélica Rivera realizó sucesivas transacciones con Televisa y con el Grupo Higa, empresas especialmente favorecidas por su administración, y  ahora también por el gobierno federal que usted preside. Un claro y prolongado conflicto de intereses.
 8. Y sin embargo lo dicho: Iguala y la Casa Blanca son en una nuez el país entero invadido por la corrupción y el crimen. En cifras frías la catástrofe: un país con un 95% de crímenes que no llegan a ser investigados, menos enjuiciados, menos castigados. ¿Qué quiere usted que hagamos los que vivimos en medio de este 95%, señor presidente? ¿Morirnos en silencio? ¿Velar a nuestros muertos resignadamente? ¿Dejarnos robar por los ladrones y por los policías? ¿Respetar el derecho de corso de los funcionarios públicos? ¿Sentarnos en el coliseo a presenciar cómo la Izquierda y la Derecha y los De En medio destripan el presupuesto público? ¿Aceptar el delito como una eterna lluvia de fuego?
 9. Otra vez. La tragedia es el 95% de impunidad. Otra vez. La tragedia es el 95% de impunidad. Otra vez. El 95% de impunidad. Otra vez. Cada quien tendría que pintárselo en la frente para ahorrarnos la reiteración. Cada ciudadano con un 95% en la frente.
 10. Y si el Mal es así de extenso, la cura tiene que ser así de extensa. Si el Mal recorre toda la estructura del Estado, el remedio debe  recorrerla entera. Ese es el proyecto de nación que queremos los más en este país. Tan sencillo. Tan amargo. Tan arduo para usted y para nosotros. No una fiscalía ni tres. No una reforma de leyes. No un recambio de personas en el gabinete. No otra campaña de publicidad. No un cambio de narrativa. Como lo dijo usted mismo, señor presidente, queremos otro proyecto para otra nación. Una nación sin crimen y sin corrupción. Decente y que funcione. 

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