6 abr 2014

Críticas y homenajes a “La Doña” por el centenario de su nacimiento


Críticas y homenajes a “La Doña” por el centenario de su nacimiento/
COLUMBA VÉRTIZ DE LA FUENTE
Revista Proceso # 1953

Previamente al anuncio de los homenajes oficiales en el centenario natal de María Félix que arranca este martes 8, Proceso solicitó a nueve voces expertas del cine mexicano una revaloración crítica de La Doña, y sus mejores momentos fílmicos. ¿Mala actriz? ¿Mito fabricado? ¿Marimacha? ¿Narcisista? ¿La mujer más bella del mundo? Las respuestas de Rafael Aviña, Jorge Ayala Blanco, Javier Betancourt, Carlos Bonfil, Susana Cato, Luis Tovar, entre otros entrevistados, abren su abanico contrastante con visiones lapidarias y signos de admiración cual tributo por la personalidad de María Félix, desnudándola en sus 100 años.
Por mala me tienen…más mala me obligo a ser.
Esta es una de las tantas frases célebres de la actriz mexicana María Félix, reconocida a nivel mundial por su belleza y fuerte temperamento, quien el martes 8 cumpliría cien años y curiosamente falleciera en la misma fecha pero del 2002.
Hoy por hoy, durante el centenario de su nacimiento, La Doña (sobrenombre que se le quedó por su personaje en la cinta Doña Bárbara, de Fernando de Fuentes), María Félix es celebrada para Proceso por la crítica más destacada como “una de las presencias fundamentales del cine mexicano”, si bien también protagonizó la telenovela La Constitución (1970), dirigida por Ernesto Alonso.
Rafael Aviña, Jorge Ayala Blanco, Javier Betancourt, Carlos Bonfil, Susana Cato, Silvestre López Portillo, Perla Schwartz, Fernanda Solórzano y Luis Tovar coinciden en que sus mejores películas son Enamorada y Río Escondido, dirigidas por Emilio El Indio Fernández, y La diosa arrodillada, de Roberto Gavaldón, y Doña Bárbara, de Tito Davison. Indudablemente, destacan que “su rostro, su imagen” fue una aportación fundamental de “María Bonita” (como el músico poeta Agustín Lara la llamó en su famosa canción vals) para la cinematografía mexicana.
A su vez, ella solía decir con orgullo:
No es suficiente ser bonita, hay que saberlo ser…
Aviña: “Erotismo puro”
Autor de De la nota roja a la pantalla grande, El cine oscuro y El campo visto por el cine mexicano, Rafael Aviña opina que la sonorense María Félix (cuyo verdadero nombre era María de los Ángeles Félix Güereña) “no era buena actriz”. Sin embargo:
“María es quizá la única artista a la que no se le reprocha su trabajo histriónico, ya que su personalidad superaba cualquier personaje por más distinto que fuera.”
Aviña halla los mejores largometrajes de La Doña en aquellos donde resalta su personalidad avasalladora:
“Sí, su presencia es imponente, su belleza es hipnótica, ahí está el caso de Doña Bárbara (1943) y Doña Diabla (1949), de Tito Davison, por ejemplo. Pero de manera muy personal me inclino por tres películas que muestran justamente sus valores extrafílmicos.
“Primero, Enamorada (1946), la bravía poblana que enfrenta al macho revolucionario Pedro Armendáriz: ambos están extraordinarios, aunque en el momento cuando ella abre los ojos durante la serenata que le lleva Armendáriz, el espectador queda fascinado con ese bellísimo close up de sus hermosas pupilas.
“Segundo, Río Escondido (1947), donde María dejó atrás todo asomo de arreglos de belleza y maquillaje para interpretar a una valiente profesora rural quien llega a un pueblito perdido para llevar la luz de la educación, enviada por el mismísimo presidente Miguel Alemán. No necesitó de maquillaje ni de peinados sofisticados; su personalidad y su hermoso rostro son parte fundamental de Río Escondido.”
Finalmente, La diosa arrodillada, de 1947:
“Antítesis de la anterior, vemos la belleza de María en todo su esplendor, peinados majestuosos y un vestuario que realza su increíble voluptuosidad. Como esa escena en la que ella se presenta en casa de Arturo de Córdova y de su mujer, Charito Granados, para la fiesta de cumpleaños de ésta… ¡Uno se la quiere comer lentamente! En esa cinta, María Félix es erotismo puro.”
Ayala: “Amenaza para la virilidad”
Jorge Ayala Blanco, crítico e historiador de cine, destaca que María Félix es un invento de Fernando de Fuentes, si bien el primer filme de ella fue El peñón de las ánimas, de Miguel Zacarías.
El creador de La aventura del cine mexicano (1968), La búsqueda del cine mexicano (1974), La condición del cine mexicano (1986), La disolvencia del cine mexicano (1991), La eficacia del cine mexicano (1994), La fugacidad del cine mexicano (2001), La grandeza del cine mexicano (2004) y La herética del cine mexicano (2006), pondera a la diva:
“Es la hembra que aplasta a cualquier hombre, representante de la venganza en contra de los hombres. No sólo era Doña Bárbara, también Doña Diabla por unos diálogos absolutamente maravillosos que le escribían.”
Ejemplifica Ayala Blanco con un parlamento: ‘Yo sé que para ti soy una mujer más, en cambio para mí eres un hombre menos’. Dicha conjunción “entre la mujer macho”, motiva su dictamen: “María era una amenaza para la virilidad”. Sus largometrajes preferidos: Enamorada, La diosa arrodillada y Río Escondido.
Betancourt: “Diosa”
El crítico de Proceso Javier Betancourt es directo:
“Hasta la peor película de María Félix tiene algo que rescatarle: ella misma. En lo personal, mi favorita es La diosa arrodillada, un excelente trabajo de Gavaldón donde la estética de cine negro no parece ni copiada ni adaptada al contexto mexicano, emana de la acción y de la angustia que viven los personajes.
“Lo más importante es que aquí la personalidad de María Félix absorbe por completo  a todos y cada uno de los elementos que componen esta cinta; realizador, fotógrafo (Álex Phillips) y actores (Arturo de Córdoba) se convierten en material plástico de la efigie de esta diosa del cine mexicano.”
El también especialista en cine asiático, desde Hong Kong complementa:
“María Félix es un solipsismo del cine mexicano; el narcisismo de ella es el orgullo de todos los mexicanos que la admiran y ven a través de sus ojos. En el nivel del arte con mayúscula tenemos a Luis Buñuel; pero si pensamos el cine como puro fenómeno de expresión y comunicación, nuestra cinematografía no sería la misma sin ella. Impuso no su presencia (cualquier actor bueno o malo lo hace), sino su manera de estar.”
Más vale ser la bruja y no la tonta.
Bonfil: “Fierecilla domada”
Carlos Bonfil, quien ha publicado los libros Águila o sol, las apariciones de Cantinflas, en colaboración con Carlos Monsiváis, y Hoy grandioso estreno, el cartel cinematográfico en México, aparte de traducir obras de teatro, expresa que acercarse a María Félix es aproximarse asimismo a las personas que trabajaron a su lado:
“Fueron unos talentosos maravillosos… Desde el fotógrafo Gabriel Figueroa, quien ayuda mucho a crear el mito de la máxima diva del cine mexicano y su rostro, sus ojos y su mirada, hasta El Indio Fernández.
“Ella era un personaje que brillaba tanto en México como en el extranjero, por su personalidad podía fascinar a Luis Buñuel y a Jean Renoir, no tanto por sus dones histriónicas; lo que fascinaba de ella era una nueva imagen de la femineidad que contrastaba con el cliché de la mujer mexicana abnegada, sumisa. Era, entonces, la fierecilla domada.”
Señaló que sedujo a directores, fotógrafos e intelectuales, como Carlos Monsiváis, Octavio Paz y Carlos Fuentes; este último le dedicó un libro, Zona sagrada, “pero ella es alguien que trasciende esta noción de si era buena o mala actriz para ser sencillamente una presencia que no puedes pasar por alto”.
No obstante, La Doña se enojó con Carlos Fuentes porque escribió la obra de teatro Orquídeas a la luz de la luna, donde un travestí la personificaba. Nunca perdonó al novelista de La región más transparente y Aura (Proceso, 1328). Para Bonfil, Enamorada es su mejor largometraje.
Cato: “Más que actriz, emblema”
Susana Cato, quien además de guionista (Espejo de dos lunas, de José Luis García Agraz)  y dramaturga (El manicomio de afuera) ejerció el periodismo y la crítica de cine de 1986 a 1990 en las páginas de Proceso, denota (“como periodista mejor que como crítica de  cine”) que la plus belle femme du monde (la mujer más bella del mundo, tal como la llamaban en Francia) “más que actriz fue un emblema que no pudo desprenderse nunca de la piel de su personaje. Como me dijo ella misma en una entrevista al final de su vida: ‘Hasta el perico de mi casa me la recuerda: ’¿Dónde está mi Doña?’.”
Rememora:
“Como periodista no sabía una si preguntarle sobre su amor de película con Agustín Lara o sobre el Santos Luzardo de su vida.”
Para ella Doña Bárbara es su mejor cinta:
“La actriz fue una personalidad que embrujó a todos como los ‘rebullones’ del demonio en Doña Bárbara. Estaba en los cuadros de Diego Rivera y hasta en la famosa pulquería La Rosita, en Coyoacán, donde Arturo García Bustos, uno de los Fridos (los cuatro alumnos preferidos de Frida Kahlo) la pintó sentada sobre las nubes y a los que la miraban de cabeza, porque así los traía a todos. En un país de machos, fue también la antítesis que armonizó todo: la dominadora de hombres.
López Portillo, Schwartz,
Solórzano, Tovar…
Silvestre López Portillo, especialista de cine en televisión, radio y prensa escrita, especifica que la actriz poseía un rostro que expresaba todo:
“Pasión, erotismo, dolor, amor y al mismo tiempo, una dureza, carácter y fuerza. Esto fue lo que le dio su fama y su estilo en las actuaciones, tanto las buenas como las malas. Siempre aportaba a sus personajes, sin importar raza o estatus social, una imagen más moderna, con carácter y, sobre todo, fuerza.”
A decir suyo, Enamorada, Río Escondido y El peñón de las ánimas son sus largometrajes preferidos de esta luminaria, quien expresó alguna vez:
A un hombre hay que llorarle tres días… y al cuarto, te pones tacones y ropa nueva.
Perla Schwartz, además de poeta, sacó a la luz los libros Rosario Castellanos mujer que supo latín y El quebranto del silencio, mujeres poetas suicidas del siglo XX, refuerza esa personalidad telúrica de La Doña y que “uno de los más bellos close up de nuestro cine, es el de sus ojos en Enamorada”:
“Ella fue una mujer muy guapa y elegante, una de sus mejores películas donde tiene un gran lucimiento es La diosa arrodillada.” Y remata:
“María Félix es sinónimo de Diva y su mito aún pervive.”
Fernanda Solórzano, ensayista y editora, acentúa que los papeles tomaban la forma y características de María Félix, no a la inversa:
“El trabajo actoral requiere que el actor habite un personaje y a veces desaparezca en él. Con ella esto habría sido imposible, tanto por la magnitud de su belleza, por su fotogenia y porque jamás lo hubiera permitido.”
–¿Cuál considera la mejor película de esta figura del séptimo arte?
–Depende de qué se entienda por mejor. El criterio no debe ser la medida de sus dotes como actriz sino qué tanto la película se benefició de su presencia.
“En este sentido, Doña Bárbara funda el mito; Enamorada transporta ese mito a otros países y La Cucaracha usa el mito en un juego autoreferente, al ‘enfrentarla’ (por petición de la propia Félix) a la otra gran Diva: Dolores del Río.”
El cuentista y ensayista Luis Tovar se queda con Enamorada, La diosa arrodillada  y Maclovia, del Indio Fernández. Apunta:
“Los aportes de María Félix a la cinematografía nacional fueron imagen y glamour. No aportó nivel actoral, eso lo tenían Katy Jurado, Andrea Palma, y Dolores del Río, quien también me parece muy mala actriz, igual sólo era imagen y glamour. Los close up a María Félix que le hizo el fotógrafo Gabriel Figueroa en Enamorada son grandiosos, nos deja a todo el mundo viendo visiones.”
Menciona la existencia de un corto en la película Canasta de cuentos mexicanos, de Julio Bracho, donde ella interviene:
“Sale con Pedro Armendáriz. Es un cuento de B. Traven y María está muy bien, sale de sumisa, empieza siendo muy La Doña, pero la historia la transforma y es domada.”
No me des consejos, yo puedo cometer errores sola.
Homenajes
El 8 de abril, las rejas de la Cineteca Nacional exhibirán fotografías de la Diva mexicana por sus 100 años, y se inaugurará la nueva librería Educal con el nombre de María Félix. Para el 11 de este mes iniciará la 56 Muestra Internacional de Cine con su cinta La diosa arrodillada.
Alejandro Pelayo, titular de esta instancia, dice que La Doña sintetiza “ese personaje de la mujer fuerte del México que va cambiando en los años cuarenta, cuando la propia mujer va adquiriendo otro rol”. E informa que Enamorada, “un filme bellísimo y muy completo”, se proyectará el 8 de abril en el foro al aire libre Gabriel Figueroa, a las 19:30 horas, “con una función gratuita”.
Por su parte, Guadalupe  Ferrer, directora de la Filmoteca de la UNAM, anuncia que ese día se proyectará Río Escondido en la sala Julio Bracho, a las 18:30 horas:
“Es la copia de nitrato en perfecto estado. Hacia 1996, la Filmoteca Nacional de Noruega avisó a la Filmoteca de la UNAM que tenía Río Escondido en sus archivos. La calidad óptica que ofrece el nitrato es superior sin duda al acetato. Esto es importante por María Félix, por el director y porque tener una copia de nitrato es muy valioso. Cuidamos mucho la copia, no podemos repetir esta proyección pues no queremos exponer la copia a muchas pasadas.”
Durante la 56 entrega del Ariel, a efectuarse el 27 de mayo en el Palacio de Bellas Artes, se rendirá homenaje póstumo a la protagonista de La mujer sin alma, de Fuentes. Una exposición fotográfica de objetos personales y vestuario de la artista que marcó la época del cine de oro mexicano formarán parte del tributo.
Blanca Guerra, presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), declara en entrevista que “es un placer enorme ver a María en pantalla grande, tenía una fuerza que sacudía y seducía; su actitud era sin cortapisas, sin miedo a nada, ella decía directamente las cosas y creo que sus palabras movían las conciencias”.
En el cine y en la vida, seducir es más importante que agradar.

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