21 sept 2014

Carta publica de Leonel Manzano Sosa

Un reo de Puente Grande rechaza a la CNDH por parecerse a la SEIDO
LA REDACCIÓN
Revista Proceso 1977, 20/09/14
PALABRA DE LECTOR
Señor director:
El pasado 4 de septiembre, como a las 16:30 horas, fui llamado al Centro de Observación y Control del penal de Puente Grande. Me recibió un individuo de facciones y trato duros, acres. Era prepotente y descalificador.
Me explicó que llegaba procedente de la CNDH a solicitud de mi esposa Carmen Sánchez Parada. Le informé que pedimos la intervención de la Cruz Roja Internacional para mi adecuada atención médica, porque el centro penitenciario no tiene capacidad para resolver la serie de problemas de salud que me aquejan. Fue entonces cuando la Cruz Roja Internacional solicitó a la CNDH intervenir. Ésta se comunicó con mi esposa y le ofreció que me harían una visita en un lapso no mayor de 15 días.
Una vez hecha esta aclaración, dicho enviado me preguntó cuáles eran mis problemas de salud, pero al intentar explicárselos él empezó a cuestionarme sobre lo expresado. Me exigió que le dijera claramente cuál era el nombre de la enfermedad que yo tenía, que no quería la descripción ni los síntomas de la misma. Le respondí que no tenía memorizados los términos médicos, que los guardaba en mi celda, pero que no los llevé conmigo porque ni siquiera sabía a dónde iba al acudir con él. En fin, me replicó que quien practicó mi valoración (refiriéndose al perito médico del Protocolo de Estambul, de nombre Ricardo) no tiene la capacidad ni está en condiciones de hacerla.
 Él terminó revisándome de manera muy superficial. Aseguró que no tenía nada en el cuello, que en el oído sólo advertía una infección y que iba a solicitar al penal mi expediente médico.
 Por lo ocurrido, no deseo que la CNDH le dé seguimiento a mis problemas de salud. Si lo hace, será en contra mi voluntad. ¿Y por qué digo esto? Porque no confío en su política, al menos en la del personal que me ha visitado. Hay una falta de ética, de moral y de sensibilidad ante un ser humano como yo.

 Sus visitas o entrevistas son para mí frustrantes, y más aún, traumatizantes. Me hacen rememorar los interrogatorios en la SEIDO. Ya solamente faltarían los golpes y tortura que causan un enorme estrés y que generan una impotencia muy amarga.
 Ya en la noche, justo antes de descansar, rememoraba toda la experiencia, y seguía sin entender cómo es posible que pasara todo eso. Recordaba que en cierto momento me preguntó a qué me dedicaba antes de ser detenido. Le respondí que a la gestoría, asesoría y organización de las comunidades.
 Me interrogó en el sentido de si había estudiado alguna carrera. Fue trunca, le contesté. ¿Y cómo trabajó en eso si no tiene una profesión?, dijo. Bueno, fue el colmo, porque para él sólo las personas con un título profesional, esos ciudadanos de primera, pueden hacer un trabajo comunitario.
 Confío en que mis abogados y mi esposa sabrán qué hacer con mi caso. Yo únicamente trato de expresar lo que mi conciencia me dicta. Y si no sirve para algo, que sea para mí al menos una catarsis, para sacar el estrés que me produjo vivir esos momentos.
 Es todo por ahora cuanto tengo que decir, esperando poder contar con la solidaridad de quienes lean estas líneas. (Carta resumida.)
 Atentamente
 Leonel Manzano Sosa
 Preso político y de conciencia en el Penal de Puente Grande




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