Revista
Proceso
No. 2008, a 25 de abril de 2015...
Entrevista con
Jorge Ramos Los Pinos cierra las puertas a Univision/J. JESÚS ESQUIVEL
Jorge
Ramos, el periodista mexicano que aprovechó el foro de una cena de la revista
Time para increpar al gobierno de Enrique Peña Nieto, acusarlo de corrupto y
censor y demandar su renuncia, habló con Proceso para puntualizar sus
argumentos. Si bien considera que la mayoría de la prensa nacional está
alineada con el poder, acota que aún hay medios independientes que siguen dando
la batalla, y expresa sus esperanzas en mujeres periodistas, entre ellas Carmen
Aristegui. Revela que el acceso a Los Pinos, el acceso al presidente Peña
Nieto, está vedado para Univision.
WASHINGTON.-
Jorge Ramos, el conductor estelar del principal noticiario en español en Estados
Unidos de la cadena de televisión Univision, no se anda por las ramas al hacer
una evaluación sobre la prensa independiente en México y la que está al
servicio del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El
periodista mexicano afirma que no le queda la menor duda de que hay prensa que
sigue y cumple la línea que le dicta el gobierno de Peña Nieto, y refiere que
afortunadamente aún hay medios independientes que “no se dejan y no se van a
callar”.
En
entrevista con Proceso, Ramos habla de su derecho a opinar, a criticar al
gobierno y a exigirle a Peña Nieto su renuncia por el simple hecho de que él,
el periodista, es mexicano.
La
semana pasada, al participar en la cena-gala de la revista estadunidense Time
–la cual lo ubicó en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo–,
el conductor de Univision condenó la censura a la prensa mexicana y criticó al
semanario que lo agasajó por publicar su portada de “Saving México” con la
fotografía de Peña Nieto.
“El
presidente de México, Enrique Peña Nieto, su esposa, Angélica Rivera, y al
menos uno de sus secretarios compraron casas a contratistas del gobierno y
después de eso, esos contratistas obtuvieron millones de dólares del
gobierno”, dijo Ramos a los asistentes del festejo de Time.
“En
cualquier país con un poco de estado de derecho, el presidente hubiera sido
forzado a renunciar. ¿Adivinen qué pasó?”, preguntó a los asistentes para
enseguida contestar: “El presidente de México no renunció y los periodistas
que denunciaron la corrupción fueron despedidos. Eso no es estar salvando a
México”.
Proceso
busco a los directivos de Time para preguntarles si están arrepentidos de su
portada de Peña Nieto con el título de “Saving México”. “No vamos a hacer
ningún comentario”, fue la respuesta oficial enviada por correo electrónico.
El
dinosaurio, aún ahí
–¿Qué
opina de la situación de la libertad de expresión y la prensa en México tras el
regreso del PRI a la Presidencia? –es la primera pregunta de la entrevista.
–Parece
un cuento de (Augusto) Monterroso, porque despertamos y el dinosaurio seguía
ahí. Veo con mucha tristeza cómo muchos periodistas se han convertido en
cómplices y aliados del presidente y de su gobierno.
“Eso
no es ser periodista. Aquí recuerdo a Julio Scherer, quien nos advertía sobre
el rito de la adulación frente a la figura presidencial. Es muy grave cuando el
periodista deja de ser crítico.
“Eso
por una parte, pero por la otra, esto no es 1968 y varias cosas han cambiado.
Primero, el gobierno ya no puede censurar directamente como antes; segundo,
tenemos las redes sociales; tercero, tenemos la tecnología que nos permite por
teléfono, por satélite o por internet acceder a la información sin estar
limitados por la geografía; y cuarto, yo diría que México tiene grandes
periodistas mujeres y yo apostaría por el valor de esas periodistas mujeres
para denunciar lo que muchos no se atreven.”
–¿Qué
piensa de la censura gubernamental a los medios a través de la publicidad?
–La
responsabilidad siempre cae en el periodista, y cualquier periodista, cualquier
medio que depende de la publicidad oficial no puede ser independiente. Si
quieres ser independiente, no puedes depender del gobierno. Pero
desafortunadamente esa es una forma indirecta de presión y censura de parte de
los gobiernos.
“Por
otra parte, tienes lo que le ocurrió a Carmen Aristegui y a su equipo. Es
increíble que el grupo de periodistas que denuncia un acto de corrupción sea
despedido y que quien comete el acto de corrupción siga en su puesto. Eso es
realmente increíble.
“Si
digo que el gobierno no puede censurar como antes es porque, si bien
despidieron a Aristegui y a su equipo, su voz no ha desaparecido. Se escucha en
las redes sociales, en Aristeguionline, en CNN en español, en el periódico
Reforma… y se escucha internacionalmente. Por más que Peña Nieto y su gobierno
traten de callarla, no pueden; eso es nuevo y es lo que tiene muy frustrado y
temeroso al gobierno de México, porque no puede controlar lo que ocurre.
“También
nos encontramos frente a un presidente que no ha dado la cara. Peña Nieto no ha
dado una sola conferencia de prensa con preguntas abiertas e independientes
desde que llegó a Los Pinos. Y no ha dado una sola entrevista a un periodista
independiente que lo cuestione sobre actos de corrupción, Tlatlaya o
Ayotzinapa.”
–¿Qué
opinión le merecen los comentarios de algunos periodistas mexicanos que
descalifican las noticias incómodas al gobierno de Peña Nieto, publicadas por
otros medios y que luego se confirman?
–No
dudo que desde Los Pinos haya línea y que muchos, tristemente, siguen esa
línea. Es problema de ellos. Pero hay en México una prensa joven en redes
sociales y otra tradicional e independiente como Proceso, Aristegui y el
periódico Reforma, que no se dejan. Por eso digo que no nos vamos a callar.
“Creo
que estamos en un México nuevo, que no quiere aceptar la censura, la línea, las
mentiras ni esas formas de corromper a los periodistas. Me parece muy grave que
no se den cuenta en el gobierno de Peña Nieto de que hay un gran elefante en su
oficina… y es la corrupción. No quieren verlo, no quieren darse cuenta de que
el problema son ellos. Nos toca a los periodistas denunciar eso. La labor del
periodista es cuestionar a quien está en el poder, evitar el abuso del poder,
ese es nuestro trabajo.”
–¿Qué
le responde a quienes dicen que usted hace denuncias fuertes contra Peña Nieto
porque no vive en México, que sólo se arma de valor porque está en Estados
Unidos?
–Soy
un periodista y no tengo por qué imponerme fronteras. Además soy un periodista
mexicano preocupado por lo que pasa en México y tengo todo el derecho del mundo
de investigar, opinar y cuestionar a quienes gobiernan en México. Tengo
pasaporte mexicano, voto en México, mi familia sigue viviendo en México; crecí
en México, nací en México. Tengo muchos intereses en México, publico en México,
así que no veo por qué no pueda yo opinar sobre México.
“Debo
reconocer que tengo mucha más libertad y protección al criticar desde el
extranjero; de eso no me queda la menor duda. A Carmen Aristegui no le hubiera
ocurrido lo mismo si denunciara lo que hizo desde Francia, Alemania o Estados
Unidos. Sí, tengo más libertad que muchos periodistas mexicanos porque vivo en
el extranjero y por lo tanto quiero aprovechar esa libertad para denunciar lo
que me parece que no está bien.
–¿Por
qué aprovechó la cena de gala de la revista Time para pedir la renuncia de Peña
Nieto?
–En
cualquier país del mundo donde rija la ley, si un presidente es acusado de
corrupción y se le prueba, tiene que renunciar. No veo nada revolucionario ni
golpista en decir que si se comprueba que Peña Nieto actuó de forma corrupta,
debe renunciar. Eso pasaría en cualquier parte del mundo. La comparación es
clarísima: si la esposa de Barack Obama hubiera financiado una casa a través de
un contratista del gobierno, Obama no estaría en este momento en la Casa
Blanca.
“Me
parece que si se comprueba que el presidente es corrupto, tiene que dejar su
puesto. Punto. ¿Qué vamos a decir?, ¿que tenga una segunda oportunidad o que
mejor cuando llegue el próximo presidente se le aplique la ley? ¡No! Se le
aplica ahora mismo.
“El
artículo 86 de la Constitución mexicana prevé esa alternativa. Claramente
indica que si hay una falla grave, el Congreso tiene la posibilidad de aceptar
la renuncia del presidente. Ese es un tema que se debe discutir en México, algo
que congresistas y periodistas no han tenido el valor de hacer.”
Derechos
humanos
Otros
temas se abordaron en la charla entre este semanario y el periodista Jorge
Ramos. Se pasó revista también a la violencia que campea en el país. Las
matanzas de Tlatlaya, Ayotzinapa y Apatzingán no podían quedarse en el tintero.
–¿Qué
tanto ha retrocedido México en materia de derechos humanos y libertad de prensa
en la presidencia de Peña Nieto?
–Hay
gravísimas violaciones a los derechos humanos con Peña Nieto. Gravísimas. Desde
que él llegó al poder, más de 37 mil mexicanos han sido asesinados, según
cifras oficiales.
“México
es el país más peligroso para ejercer el periodismo en toda América Latina. Más
de 80 de nuestros colegas han sido asesinados desde el año 2000. La impunidad,
de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre
Seguridad Pública (del Inegi), es de 93%. Además tienes matanzas sin resolver,
como las de Ayotzinapa, Tlatlaya y Apatzingán.
“Estamos
en una situación sumamente grave. Y si a eso le sumas la sospecha de corrupción
del presidente, de su esposa (Angélica Rivera), de Luis Videgaray (secretario
de Hacienda) en tres casas, te encuentras con un caso gravísimo, un caso que el
Congreso debería investigar.
“Pero
como este Congreso no ha tenido el valor de hacer lo que le corresponde, el
gran reto de la vida política mexicana es que el próximo investigue a Peña
Nieto. Esa es una labor ineludible.
“Es
un insulto que el presidente haya designado a Virgilio Andrade, un subalterno,
para que lo investigue. Nadie se lo va a creer. Absolutamente nadie. Y aquí hay
un problema legal porque no se trataría únicamente de un posible acto de
corrupción, sino que existe la posibilidad de que también se trate del
encubrimiento de un acto de corrupción.
“Estamos
frente a un presidente cuestionado, debilitado, que ha perdido legitimidad,
acusado de corrupción y que ahora está en la obligación de demostrar lo
contrario. La única forma de salir de esta crisis de gobernabilidad es a través
de una investigación independiente del gobierno, y como los legisladores hasta
el momento no han hecho nada, han sido los periodistas quienes valientemente
han denunciado estos actos de corrupción, estas matanzas y el increíble vacío
de autoridad.
“Eso
le ha correspondido a los periodistas, así que si bien decíamos que una buena
parte del periodismo en México está cooptado por el gobierno, tenemos grandes
periodistas que han hecho el trabajo que otros no se han atrevido a hacer.
Cerrazón
oficial
–¿El
gobierno mexicano ha intentado moderar sus comentarios y su labor periodística?
¿Cuál es su relación con el gobierno de Peña Nieto?
–Durante
años he estado buscando una entrevista con Peña Nieto y siempre me la han
negado. La relación es muy distante, casi nula. Hablé con Peña Nieto dos veces
antes de que llegara a la Presidencia, pero una vez que llegó, no ha querido
volver a hablar conmigo.
–¿Sus
comentarios han tenido algún efecto en el trabajo de Univision en México, les
han cerrado puertas?
–Por
su puesto. No tenemos acceso a la Presidencia. No tenemos acceso a Peña Nieto,
no hay manera de tener acceso a él. Por eso mismo nos cuesta mucho trabajo
obtener información oficial.
“Quiero
decir algo respecto a lo que he escuchado de otros periodistas, que tristemente
hablan por el gobierno: que aproveché la cena de Time para que las denuncias
que hago se escucharan en todo el mundo. Pero son exclusivamente por mi trabajo
como periodista. No formo parte de ninguna conspiración, no es ningún intento
golpista, no milito en ningún partido político. No respondo a ningún líder
político en México. Sencillamente soy un periodista mexicano, eso es todo.”
–¿Tiene
miedo cuando viaja a México?
–En
Estados Unidos me siento con muchísima libertad de reportear lo que yo quiera y
cuestionar a quien yo quiera. Cuando voy a México me cuido bastante.
–¿Eso
quiere decir que tiene miedo cuando se encuentra en México?
–Tengo
el mismo temor que cualquier otro mexicano en México. Cuando sabes que desde que
Peña Nieto llegó al poder hay 37 mil asesinados, cuando hay una impunidad de
93%, cuando el relator de la ONU dice que la tortura en México es generalizada,
cuando ves a 43 jóvenes desaparecer de Ayotzinapa y a 22 civiles asesinados en
Tlatlaya, por supuesto te da miedo… Uno podría ser el siguiente.
“Del
año 2000 a la fecha han matado a 81 periodistas en México, así que por supuesto
da miedo y hay que cuidarse, pero no por eso nos vamos a callar. Se lo dije en
la cena de Time directamente a Peña Nieto: no nos vamos a callar.”
–¿Considera
posible la renuncia de Peña Nieto?
–Nunca
ha ocurrido. Pero tampoco había ocurrido que hubiera denuncias tan fuertes, con
documentos, de posibles actos de corrupción en el gobierno.
“El
jueves 23 el diario español El País se preguntaba: ‘¿Cuál es la diferencia
entre la Colina del Perro de López Portillo y La Casa Blanca de Peña Nieto?’.
La gran diferencia es que esto se descubrió y se denunció con el presidente en
funciones. Por ello no podemos ni debemos repetir la historia. Estamos en un
México nuevo y creo que el México viejo no acaba de morir, ese es el problema.
“Habla
con los jóvenes mexicanos menores de 30 años y todos están hasta la madre.
Todos tienen asco de lo que están viendo en la clase política y en la clase
dirigente… ¡Están hartos! Quieren un México integrado al mundo, un México sin
corrupción, preocupado por las nuevas aplicaciones y avances tecnológicos, y no
por las matanzas de Tlatlaya o Ayotzinapa. Son jóvenes que quieren ver hacia
adelante, no hacia atrás. Son jóvenes integrados por el mundo. Y son jóvenes
que rechazan a Peña Nieto.
“En
este momento Peña Nieto no podría ir a ninguna universidad porque lo
abuchearían. En estos momentos hay una enorme división entre ese México viejo,
que representa Peña Nieto, y el México nuevo que está surgiendo. Ese México
nuevo lo vemos en las redes sociales, en las universidades, en las calles.
Aunque el gobierno quiera ocultar la realidad, no puede. Hay millones, millones
de mexicanos que piden la renuncia de Peña Nieto y eso significa que no quieren
al presidente ni al país que representa.”
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