Un ejemplo de ética al servicio público/Rogelio Gómez Hermosillo
Cecilia Loría Saviñón falleció, víctima de cáncer, el pasado domingo 7 de diciembre. Dejó un vació muy grande para muchas personas, tanto de izquierda como de derecha. Varias mujeres han escrito ya sobre su compromiso con las causas feministas que le dieron raíz y vocación toda la vida. Yo quiero testimoniar su trayectoria como servidora pública en esta última etapa de su vida.
Cecilia Loría fue directora general del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) de agosto de 2001 a enero de 2006. ElIndesol es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). A partir de 1996 es la entidad responsable del primer programa de colaboración y canalización de fondos del gobierno federal a las organizaciones no gubernamentales (ONG): el Programa de Coinversión Social.
A través del Indesol gradualmente se fue abriendo la relación entre el gobierno y las ONG, especialmente a partir del nombramiento de Esteban Moctezuma como titular de la Sedesol. Y desde ese entonces, Cecilia Loría estuvo cerca e incidiendo en ese camino.
Fue hasta 2001 que se generó la posibilidad de un nuevo tipo de relación, más horizontal, más transparente, plural y profesional entre el gobierno y la sociedad civil y fue Cecilia Loría quien encabezó ese esfuerzo durante casi cinco años.
Cecilia logró que los recursos del Programa de Coinversión Social se duplicaran entre 2001 y 2006, para llegar a 230 millones de pesos anuales. Fue incansable promotora de la Ley de Fomento a las Actividades de las Organizaciones de la Sociedad Civil, aprobada por unanimidad en el Congreso en diciembre de 2003. Esta ley establece un mandato para construir una nueva política “de fomento” en la relación entre gobierno y sociedad civil, que había tendido a ser y lamentablemente hoy vuelve a parecer así— de control, o por lo menos de desconfianza y lejanía.
Además, Cecilia promovió la transparencia en el acceso a los recursos y posibilitó que organizaciones de todo tipo y de todo espectro ideológico —si presentaban proyectos serios y efectivos— pudieran acceder a recursos públicos con pleno respeto a su autonomía.
Estableció el sistema informático para el manejo de las solicitudes que evita cualquier alteración o manipulación de la información y normó la dictaminación transparente de todos los recursos a través de comisiones mixtas (un funcionario público, un experto de las organizaciones de la sociedad civil y un experto del sector académico).
Cecilia también amplió el horizonte de los tipos de proyectos a ser apoyados por el Programa de Coinversión Social, los cuales muestran el sentido estratégico que —con el apoyo de su equipo y de la secretaria Vázquez Mota— impulsó a través de convocatorias públicas para apoyar proyectos: “Para enfrentar la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez (Chihuahua), para vigilancia de programas sociales y contraloría social, para incidencia en políticas públicas, para profesionalización del trabajo de las organizaciones civiles; para impulsar la perspectiva de género en la política social”.
Lo anterior, y al haberse hecho cargo de la “unidad de género” de la Sedesol, por encargo de la secretaria, fueron pretexto para que al inicio de este gobierno en el Indesol se construyera una mentira difamante que pretende achacarle a Cecilia un comportamiento sectario en favor a las organizaciones feministas y de izquierda, lo cual es falso desde cualquier análisis de los datos, incluidos por supuesto los resultados de las auditorías practicadas al Indesol, tanto por el Órgano Interno de Control de la Sedesol, como por la Auditoría Superior de la Federación.
Es gratificante y elocuente que Margarita Zavala, quien conocía bien a Cecilia, haya acudido, junto con Josefina Vázquez Mota, a rendir póstumo homenaje y a colocar la bandera de honor en su féretro, por su servicio a la patria hasta los últimos días de su vida.
Es elocuente que el Centro Mexicano para la Filantropía le haya entregado el Reconocimiento al Compromiso por los demás hace apenas un mes.
Y es que Cecilia, cuando recuperó un poco de fuerza a finales de 2007, decidió que “entre una quimio y otra” podía colaborar para establecer un nuevo programa para atender las situaciones de riesgo e inseguridad que enfrentan los jóvenes.
Cecilia fue parte del equipo encargado por la Subsecretaría de Educación Media Superior para generar el programa Construye T, que hoy es una realidad en casi mil bachilleres públicos en todo el país. SE trata de un programa que rechaza el enfoque criminalizador hacia los jóvenes y no acepta las políticas que pretenden “escuelas seguras” mediante la revisión de las mochilas y la pretensión de practicar exámenes antidoping a los estudiantes.
En Construye T participan activamente las organizaciones civiles expertas en los campos de prevención de adicciones, resolución de conflictos, vida saludable, orientación vocacional, etcétera.
Cecilia Loría Saviñon deja un gran legado. Una parte de esa herencia fue mostrar que se puede generar una nueva relación entre el gobierno y las organizaciones civiles, que respetando sus campos de autonomía y responsabilidad establezcan formas de colaboración fructíferas para enfrentar problemas sociales que nos atañen a todos.
Además, Ceci nos mostró que el feminismo se “lleva bien” con la perspectiva ciudadana, con la concepción incluyente, con el pluralismo. Nos demostró que el servicio público puede ser virtud y que se puede ejercer de manera institucional con perspectiva de Estado y de servicio a la ciudadanía, manteniendo los principios y los objetivos de la izquierda (moderna, cívica, social, no populista) y del feminismo.
Tuve la dicha y el honor de estar cerca de ella durante esta etapa en muchos de los trances que mostraron su talante, su entereza y la fuerza de su convicción, que forman parte de su legado para siempre y que hoy nos hacen tanta falta. Doy fe.
Cecilia Loría fue directora general del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) de agosto de 2001 a enero de 2006. ElIndesol es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). A partir de 1996 es la entidad responsable del primer programa de colaboración y canalización de fondos del gobierno federal a las organizaciones no gubernamentales (ONG): el Programa de Coinversión Social.
A través del Indesol gradualmente se fue abriendo la relación entre el gobierno y las ONG, especialmente a partir del nombramiento de Esteban Moctezuma como titular de la Sedesol. Y desde ese entonces, Cecilia Loría estuvo cerca e incidiendo en ese camino.
Fue hasta 2001 que se generó la posibilidad de un nuevo tipo de relación, más horizontal, más transparente, plural y profesional entre el gobierno y la sociedad civil y fue Cecilia Loría quien encabezó ese esfuerzo durante casi cinco años.
Cecilia logró que los recursos del Programa de Coinversión Social se duplicaran entre 2001 y 2006, para llegar a 230 millones de pesos anuales. Fue incansable promotora de la Ley de Fomento a las Actividades de las Organizaciones de la Sociedad Civil, aprobada por unanimidad en el Congreso en diciembre de 2003. Esta ley establece un mandato para construir una nueva política “de fomento” en la relación entre gobierno y sociedad civil, que había tendido a ser y lamentablemente hoy vuelve a parecer así— de control, o por lo menos de desconfianza y lejanía.
Además, Cecilia promovió la transparencia en el acceso a los recursos y posibilitó que organizaciones de todo tipo y de todo espectro ideológico —si presentaban proyectos serios y efectivos— pudieran acceder a recursos públicos con pleno respeto a su autonomía.
Estableció el sistema informático para el manejo de las solicitudes que evita cualquier alteración o manipulación de la información y normó la dictaminación transparente de todos los recursos a través de comisiones mixtas (un funcionario público, un experto de las organizaciones de la sociedad civil y un experto del sector académico).
Cecilia también amplió el horizonte de los tipos de proyectos a ser apoyados por el Programa de Coinversión Social, los cuales muestran el sentido estratégico que —con el apoyo de su equipo y de la secretaria Vázquez Mota— impulsó a través de convocatorias públicas para apoyar proyectos: “Para enfrentar la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez (Chihuahua), para vigilancia de programas sociales y contraloría social, para incidencia en políticas públicas, para profesionalización del trabajo de las organizaciones civiles; para impulsar la perspectiva de género en la política social”.
Lo anterior, y al haberse hecho cargo de la “unidad de género” de la Sedesol, por encargo de la secretaria, fueron pretexto para que al inicio de este gobierno en el Indesol se construyera una mentira difamante que pretende achacarle a Cecilia un comportamiento sectario en favor a las organizaciones feministas y de izquierda, lo cual es falso desde cualquier análisis de los datos, incluidos por supuesto los resultados de las auditorías practicadas al Indesol, tanto por el Órgano Interno de Control de la Sedesol, como por la Auditoría Superior de la Federación.
Es gratificante y elocuente que Margarita Zavala, quien conocía bien a Cecilia, haya acudido, junto con Josefina Vázquez Mota, a rendir póstumo homenaje y a colocar la bandera de honor en su féretro, por su servicio a la patria hasta los últimos días de su vida.
Es elocuente que el Centro Mexicano para la Filantropía le haya entregado el Reconocimiento al Compromiso por los demás hace apenas un mes.
Y es que Cecilia, cuando recuperó un poco de fuerza a finales de 2007, decidió que “entre una quimio y otra” podía colaborar para establecer un nuevo programa para atender las situaciones de riesgo e inseguridad que enfrentan los jóvenes.
Cecilia fue parte del equipo encargado por la Subsecretaría de Educación Media Superior para generar el programa Construye T, que hoy es una realidad en casi mil bachilleres públicos en todo el país. SE trata de un programa que rechaza el enfoque criminalizador hacia los jóvenes y no acepta las políticas que pretenden “escuelas seguras” mediante la revisión de las mochilas y la pretensión de practicar exámenes antidoping a los estudiantes.
En Construye T participan activamente las organizaciones civiles expertas en los campos de prevención de adicciones, resolución de conflictos, vida saludable, orientación vocacional, etcétera.
Cecilia Loría Saviñon deja un gran legado. Una parte de esa herencia fue mostrar que se puede generar una nueva relación entre el gobierno y las organizaciones civiles, que respetando sus campos de autonomía y responsabilidad establezcan formas de colaboración fructíferas para enfrentar problemas sociales que nos atañen a todos.
Además, Ceci nos mostró que el feminismo se “lleva bien” con la perspectiva ciudadana, con la concepción incluyente, con el pluralismo. Nos demostró que el servicio público puede ser virtud y que se puede ejercer de manera institucional con perspectiva de Estado y de servicio a la ciudadanía, manteniendo los principios y los objetivos de la izquierda (moderna, cívica, social, no populista) y del feminismo.
Tuve la dicha y el honor de estar cerca de ella durante esta etapa en muchos de los trances que mostraron su talante, su entereza y la fuerza de su convicción, que forman parte de su legado para siempre y que hoy nos hacen tanta falta. Doy fe.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario