5 may 2007

Paul Wolfowitz

Wolfowitz, el chivo expiatorio/Naomin Klein, autora de No logo: taking aim at the brand bullies; Fences and windows: dispatches from the front lines of the globalization debate.
Tomado de LA VANGUARDIA, 04/05/2007;
No es es el acto en sí mismo, sino la hipocresía. Ésa es la frase en relación con Paul Wolfowiz, que proviene de páginas editoriales de todo el mundo. Pero no se trata de ninguna de ambas. No se trata del acto (hacer caso omiso de las normas para aumentar el sueldo de su novia) ni de la hipocresía (el hecho de que la misión de Wolfowitz como presidente del Banco Mundial (BM) sea luchar por un buen gobierno).
En primer lugar, vamos a dejar de lado el supuesto problema de la hipocresía. “¿Quién desea recibir una filípica sobre corrupción por parte de alguien que informa ´Haga lo que digo, no lo que yo hago´?”, preguntó un periodista. Nadie, por supuesto. Pero ésa es una buena descripción de nuestro sistema de comercio global, en el cual Estados Unidos y Europa - a través del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio- dicen al mundo en desarrollo: “Ustedes anulen las tarifas comerciales y nosotros las mantendremos en vigencia”. Desde el subsidio a los granjeros hasta el escándalo de Dubai Ports World, la hipocresía es el principio rector de nuestro orden económico.
El único crimen de Wolfowitz fue creer seriamente en la posición de la institución internacional. El hecho de que haya respondido al escándalo contratando a un abogado de las celebridades y esté buscando un entrenador en liderazgo es apenas una evidencia más de que ha absorbido totalmente las maneras del Banco Mundial: cuando esté en duda, busque a consultores muy costosos y pida ayuda.
Lo más grave en el centro de la controversia es la sugerencia de que el Banco Mundial era una institución con impecables credenciales en materia de ética, esto es, hasta que, según 42 ex ejecutivos del Banco Mundial, su credibilidad fue “comprometida fatalmente” por Wolfowitz. (Muchos liberales estadounidenses se han aferrado a ese cuento de hadas, adictos a la pasajera emoción que se obtiene cuando se obliga a renunciar a algún neoconservador.)
Lo cierto es que la credibilidad del Banco Mundial fue fatalmente comprometida cuando obligó al Gobierno de Ghana a imponer matrículas escolares a los estudiantes a cambio de otorgar un préstamo. O cuando exigió que Tanzania entregase su sistema de agua potable a empresas privadas. O cuando exigió, a cambio de ofrecer ayuda tras la destrucción del huracán Mitch, que fuesen privatizados los servicios de telecomunicación. O cuando demandó a Sri Lanka flexibilidad laboral (esto es, autorización para echar trabajadores sin el pago de compensación) tras el tsunami que devastó Asia. O cuando intentó eliminar los subsidios a los alimentos en Iraq, luego de la invasión. A los ecuatorianos les importa un bledo la novia de Paul Wolfowitz. Lo que más les preocupa es que en el 2005, el Banco Mundial retuvo un préstamo por 100 millones de dólares luego que el Gobierno de Quito osó gastar una parte de sus ingresos petroleros en salud y en educación. Como se verá, el Banco Mundial es una organización que lucha contra la pobreza.
Pero el área donde el Banco Mundial muestra su más tenue autoridad moral es en la lucha contra la corrupción. En prácticamente cualquier lugar donde un gobierno ha practicado el pillaje en masa en las últimas cuatro décadas, el Banco Mundial y el FMI han estado primeros en la escena del crimen. Y no, no han estado mirando hacia otro lado mientras los funcionarios locales se llenaban los bolsillos. Ellos escribieron las normas para el saqueo mientras gritaban: “¡Más rápido, por favor!”. El proceso es conocido como terapia de choque.Un ejemplo fue el de Rusia durante el liderazgo del recientemente fallecido Boris Yeltsin. A partir de 1990, el Banco Mundial lideró la ofensiva para que la ex Unión Soviética impusiera de inmediato lo que calificó de reformas radicales.Cuando Mijail Gorbachov se negó a aceptar, Yeltsin pasó al frente.
Yeltsin no permitió que nada ni nadie se interpusiera en el camino de ese programa redactado en Washington, incluidos políticos rusos electos por el pueblo. Después de ordenar a tanques del ejército abrir fuego contra manifestantes en octubre de 1993, que mataron a centenares y dejaron el edificio del Parlamento ennegrecido por las llamas, el escenario fue erigido para privatizar los más preciosos bienes del Estado y entregarlos a los llamados oligarcas.
Por supuesto, el Banco Mundial estaba allí. Al aludir al frenesí legislativo que siguió al golpe de Yeltsin, Charles Blitzer, jefe de economistas del Banco Mundial en Rusia, dijo a The Wall Street Journal:”Nunca me divertí tanto en mi vida”. Una vez Boris Yeltsin abandonó el cargo, su familia quedó inexplicablemente rica, en tanto varios de sus lugartenientes fueron acusados de escándalos de sobornos. Esos incidentes fueron divulgados en Occidente, como siempre lo son, para aludir a desafortunados adornos de lo que era, por otra parte, un proyecto de modernización económica muy ético.
De hecho, la corrupción estaba incorporada a la misma idea de la terapia de choque. La vertiginosa rapidez de los cambios era crucial para superar el abrumador rechazo a las reformas, pero también significaba por definición que no habría supervisión. Aún más, el soborno a los funcionarios locales era un incentivo indispensable para los apparatchiks de Rusia a fin de crear el mercado abierto que Washington exigía. Lo primordial es que existe una buena razón por la cual la corrupción nunca fue una prioridad para el Banco Mundial o el FMI. Sus funcionarios entienden que si reclutan políticos para adelantar una agenda económica cuyo propósito es llenarlos de enemigos en sus países, tiene siempre que haber algo de dinero para esos políticos en cuentas bancarias en el exterior.
Rusia no es una excepción. Desde el dictador chileno Augusto Pinochet, quien acumuló más de 125 cuentas bancarias mientras construía el primer Estado neoliberal, hasta el presidente argentino Carlos Menem, que conducía un Ferrari rojo Testarossa durante la liquidación de su nación, hasta los miles de millones de dólares perdidos en Iraq, hay, en cada país, una clase de políticos ambiciosos, sanguinarios, dispuestos a actuar como subcontratistas de Occidente. Ellos reciben honorarios, y esos honorarios se llaman corrupción, el silencioso pero omnipresente socio en la cruzada para privatizar el mundo en desarrollo. Las tres principales instituciones de esa cruzada se hallan en crisis. No debido a pequeñas hipocresías, sino a las grandes. La OMC no puede volver a encarrilarse, y el FMI está yendo a la quiebra, desplazado por Venezuela y China. Y ahora, el Banco Mundial está naufragando.
The Financial Times dice que cuando los gerentes del Banco Mundial formulan consejos, “todo el mundo se les ríe en la cara”. Tal vez todos debamos reírnos en la cara del Banco Mundial. Lo que no debemos hacer, sin embargo, es participar en los esfuerzos para limpiar la ruinosa historia del Banco Mundial repitiendo el absurdo relato de que la reputación de una elogiable organización que combate la pobreza ha sido manchada por un hombre. Es comprensible que el Banco Mundial desee arrojar a Wolfowitz por la borda. Yo digo: dejemos que el barco se hunda con su capitán.
Wolfowitz y el Banco MUndial, acorralados/Por Kenneth Rogoff, catedrático de Economía y Política Pública en la Universidad de Harvard. Fue economista principal en el FMI.
Tomado de EL PAÍS, 04/05/2007;
Servirán los problemas del presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, como catalizador para que, por fin, cambien verdaderamente las cosas en el Banco? ¿Acabará por fin la arcaica costumbre de que el presidente de Estados Unidos nombre de forma unilateral al jefe del organismo de desarrollo más importante del mundo?
Wolfowitz, que se enfrenta a una extraordinaria reprimenda del comité de supervisión ministerial del Banco y a la franca rebelión de su equipo profesional, tiene débiles esperanzas de superar a trancas y barrancas sus tres últimos años de mandato. La indignación más inmediata se debe al sueldo y el paquete de compensaciones tan desmesurados que otorgó Wolfowitz en 2005 a su novia a cambio de haber tenido que dejar el Banco cuando él llegó. En un momento en el que el Banco está haciendo hincapié en exigir prácticas de buen gobierno, que cumplan criterios estrictos, como clave para el desarrollo, la reciente revelación de los detalles de su acuerdo ha supuesto un duro golpe para la credibilidad de la institución.
Pero, incluso aunque Wolfowitz se vea obligado, al final, a dimitir, no servirá de nada si se permite que George W. Bush vuelva a escoger inmediatamente a su sustituto, como han hecho los presidentes de Estados Unidos desde que se fundó el Banco, tras la Segunda Guerra Mundial. El responsable del Banco debería elegirse mediante un proceso abierto y transparente que trate de seleccionar al mejor candidato, sea de Estados Unidos, Europa o los países en vías de desarrollo.
En realidad, una gran parte de la debilidad que tiene hoy Wolfowitz procede de cómo llegó a su cargo, nombrado de forma provocadora por un Gobierno estadounidense débil en materia de cooperación internacional. El Banco Mundial es una institución económica y de desarrollo. Y la trayectoria de Wolfowitz en los Departamentos de Estado y de Defensa de Estados Unidos no le proporcionaba conocimientos ni experiencia en ninguna de las dos áreas. Si era famoso era por haber sido el arquitecto de la fracasada guerra de Irak. Por lo que dicen, Wolfowitz es muy inteligente, pero resulta inconcebible que un proceso de selección abierto, transparente y multilateral hubiera podido escogerle para presidir el Banco.
Ésta es la conclusión a la que he llegado pese a que simpatizo con el deseo del Gobierno de Bush de catalizar los cambios en el Banco. Hace mucho tiempo que defiendo la necesidad de que el Banco traslade su centro de gravedad de los préstamos a las subvenciones, una política que la Administración de Bush apoya firmemente. Pero escoger a alguien sin claros antecedentes ni experiencia en el desarrollo económico no era la forma de avanzar en este sentido.
Un proceso de selección más abierto habría advertido enseguida que la novia de Wolfowitz trabajaba en el Banco. Puede parecer que esta cuestión es una tontería, pero no lo es, dada la estricta política del Banco en contra del nepotismo. Si Wolfowitz, por lo demás, hubiera sido claramente el candidato más capacitado, el comité de selección habría podido encontrar alguna forma de sortear el problema, de manera abierta y transparente. Pero, dado que era dudoso que fuera el más apropiado para el cargo, la cuestión de la novia habría podido ser suficiente para descalificarle.
¿Por qué acepta el mundo con tanta docilidad el statu quo y deja que Estados Unidos dictamine el puesto más alto del Banco? Es un ejemplo penoso de malas prácticas de gobierno en las instituciones internacionales. Europa no se entromete con Estados Unidos porque quiere mantener su propio privilegio, también anticuado, de nombrar al jefe del Fondo Monetario Internacional, la institución hermana del Banco.
Asia tiene poca opción salvo ceder ante los chanchullos de Estados Unidos y Europa, porque está tremendamente infrarrepresentada en ambos organismos. En cuanto a África, sus líderes no quieren hacer ni decir nada que pueda interrumpir el flujo de la generosidad del Banco Mundial.
Muchos, entre los que me incluyo, llevamos largo tiempo quejándonos del proceso de selección en el Banco Mundial y el FMI. ¿Cómo pueden seguir estas dos instituciones dando lecciones de buen gobierno y transparencia a los países en vías de desarrollo si no permiten el cambio entre sus propias paredes?
De vez en cuando, los dos organismos hablan de ello, pero es todo de boquilla. Hasta ahora, no han mostrado ningún deseo auténtico de cambiar. Es verdad que la dirección del FMI está haciendo un decidido esfuerzo para dar a las economías emergentes más dinámicas, sobre todo las de Asia, un papel más importante en el gobierno del Fondo. Si llega suficientemente lejos, este proceso podría acabar siendo el catalizador de los cambios necesarios.
Por desgracia, los esfuerzos de reequilibrio del FMI avanzan a paso de tortuga. En el Banco Mundial, no parece que se haga nada.
Quizá cuando Gordon Brown sea el próximo primer ministro del Reino Unido pueda convencer al grupo G-7 de países ricos que encabecen el cambio. Como jefe del comité de supervisión ministerial del Fondo, Brown conoce los problemas como nadie.
O quizá el desastre de Wolfowitz sea el catalizador. A lo mejor, el próximo presidente del Banco Mundial y el próximo director del FMI saldrán, por fin, de partes del mundo distintas a las habituales. Existen muchos posibles candidatos no americanos. El ministro de Finanzas de Suráfrica, Trevor Manuel, ha realizado una gran labor al frente del comité de supervisión del Banco Mundial y sería un magnífico presidente. Y, si no, podría seguir siendo un estadounidense que sí reúna los requisitos. ¿Tal vez Bill Clinton?
De una forma u otra, el proceso de selección de los dirigentes del Banco y el FMI necesitan modernizarse urgentemente. Lo que nos deja más claro el desastre de Wolfowitz es que ya está bien de statu quo.

5 de mayo de 1862-2007

Con la banda presidencial al pecho, el Presidente Felipe Calderón convocó hoy en Puebla -en el marco del Ceremonia Conmemorativa al CXLV Aniversario de la Batalla del 5 de Mayo de 1862- a los tres Poderes de la Unión a la unidad y a cerrar filas para combatir a la delincuencia organizada
Ante un nuevo enemigo que enfrenta el país y que es la delincuencia organizada, el presidente Calderón exigió en Puebla, a los tres Poderes e la Unión, a los tres niveles de Gobierno y a la sociedad en general hacerle frente, al tiempo de advertir “que ni una plaza será cedida a los enemigos”.
Prometió que la muerte de cinco soldados a manos del hampa en Carácuaro, Michoacán, no quedará impune. El crimen organizado, advirtió el Mandatario, pretende imponer sus intereses y quiere inmovilizar a la sociedad mediante la intimidación, quiere aparentar que es poderoso, pero no es invencible.
"Los mexicanos debemos de actuar con unidad y patriotismo. Los tres Poderes deben cerrar filas contra la delincuencia organizada.
Después de pronunciar su discurso, depositó una ofrenda floral y montó una guardia de honor al pie del monumento al Gral. Ignacio Zaragoza, acompañado del Gobernador Mario Marín; el Presidente de la SCJN Guillermo Ortiz Mayagoitia; y por el Presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, entre otros personajes de la política nacional.
Además Calderón tomó protesta de bandera a soldados del servicio militar nacional de la clase 88 y posteriormente colocó una ofrenda floral al monumento al general Ignacio Zaragoza.
Sólo 30 minutos exactos permaneció el Presidente en el desfile; tiempo el que duró el paso de los miembros de las Fuerzas Armadas.
Rescato las siguientes palabras de su discurso (casi todo):
"Hace 145 años México fue invadido por la primera potencia militar del mundo, el imperio de Napoleón III que profanó nuestro territorio y con ello amenazó nuestra soberanía e independencia, un imperio que atentó contra nuestras instituciones republicanas, pilares de la Nación libre que nuestros padres nos legaron.
General en Jefe de las tropas invasoras, el Conde de Lorencez, se ufanaba de que al mando de seis mil soldados era ya el amo de México.
Sin embargo, la amenaza sobre la Nación convocó a nuestro pueblo para conformar el Ejército de Oriente; al alto deber de defender a la Patria acudieron los zacapoaxtlas, contingentes de Oaxaca, Puebla, Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí, Veracruz y otros que se alistaron para detener al invasor.
En aquel entonces, la mayor fortaleza del Ejército y del pueblo de México fue la unidad y, desde luego, la extracción popular de nuestra fuerza.
Hoy como ayer el Ejército es fuerza del pueblo por y para el pueblo.
Las tropas del General Ignacio Zaragoza tomaron posición en los fuertes de Loreto y Guadalupe para detener el paso del invasor.
En el amanecer de ese 5 de mayo de 1862, el General Zaragoza arengó a sus tropas con estas palabras:
"Soldados hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la Patria; yo prometo que en la presente jornada conquistaréis un día de gloria. Nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra Patria. Soldados, leo en vuestra frente la victoria, viva la independencia nacional, viva la Patria".
A ese llamado de la Nación en voz del General Zaragoza, respondieron con valentía y arrojo los mexicanos.
Ese día nuestro Ejército escribió una página de gloria en la historia de la Patria.
Muchos mexicanos derramaron su sangre sobre una tierra que querían libre y soberana para sus hijos.
Nuestros soldados se batieron como gigantes a la hora de defender a México, cayó la tarde de aquél 5 de mayo y cayó derrotado el enemigo.
Aquél enemigo, el más prestigiado del mundo y aparentemente invencible, cayó derrotado ante un pueblo engrandecido en la batalla, motivado por la noble causa de defender su libertad.
El llamado primer ejército del mundo sucumbió ante la unidad, la valentía y el pundonor del pueblo de México.
Los Héroes de la Batalla de Puebla nos legaron la mayor lección y enseñanza de patriotismo, escribieron en nuestra historia el mayor testimonio de que los mexicanos podemos hacer frente y vencer a cualquier enemigo de la Nación, siempre y cuando lo hagamos unidos.
Hoy el pueblo de México enfrenta nuevos enemigos que amenazan nuestro futuro.
Hay un enemigo de la Nación que es el crimen organizado que atenta contra la seguridad y la paz de nuestros hogares, contra la salud de nuestras familias, contra nuestro desarrollo y nuestro porvenir.
Este enemigo pretende imponer sus intereses y ambiciones a los más elevados valores de los mexicanos, quiere inmovilizar a nuestra sociedad mediante la intimidación y la violencia y quiere aparentar, también, que es invencible.
Hoy la Patria exige que tengamos presente aquella gloriosa mañana del 5 de mayo, cuando nuestros padres conquistaron la victoria sobre un enemigo que aparentaba ser imbatible.
Hoy el llamado que la Patria hace a los mexicanos es formar un solo frente contra los enemigos de México; igual que los valientes de la Batalla de Puebla, los mexicanos debemos actuar ahora con unidad y con patriotismo para vencer al flagelo de la inseguridad y la criminalidad.
Los tres Poderes de la Unión, las autoridades de todos los estados, municipios y la Federación de todos los signos partidarios debemos cerrar filas contra la delincuencia organizada porque así somos más fuertes, nadie puede sustraerse de este alto deber.
Hoy la Patria frente a sus retos y desafíos a todos nos exige patriotismo. La unidad entre los tres Poderes y entre los tres Órdenes de Gobierno, nos hace mucho más fuertes y México es más fuerte que cualquier grupo de delincuentes y si unidos poderes y Gobierno somos más fuertes; unidos sociedad y Gobierno, somos invencibles.
Lo que nos permitirá derrotar al enemigo es la participación de la sociedad, lo que nos permitirá derrotar al enemigo es el cumplimiento del deber cívico, como de quienes hoy protestan su servicio militar.
Así como los zacapoaxtlas y los oaxaqueños y muchos mexicanos de todas las regiones acudieron en defensa de la Nación, hoy la participación de la sociedad es vital para el triunfo de la causa de México.
Como dijo el General Zaragoza: peleamos por un objeto sagrado, peleamos por la Patria, y el enemigo quiere hacernos creer que es poderoso, pero sabemos que no es invencible y que invencible es el pueblo cuando se une.
La inquebrantable vocación patriótica de nuestras Fuerzas Armadas, su firmeza y su decisión han sido y seguirán siendo fundamentales en esta guerra.
Cada soldado ha puesto en esta lucha lo mejor de sí mismo, su entrega y su capacidad aún a costa de su propia vida.
Hoy, con el arribo de un nuevo siglo, México enfrenta nuevos enemigos y, en consecuencia, se bate en nuevos frentes.
En esta nueva batalla han perdido la vida valiosos soldados mexicanos, recientemente cinco de esos héroes que se consagraron al servicio de la Nación y que velaban por la seguridad de los mexicanos y de nuestras familias.
Sus nombres estarán grabados en la memoria y en el corazón de nuestro pueblo.
La Nación entera sabe que murieron como héroes, y como tales les rendimos los más altos honores.
Gloria y honor a todos los soldados y marinos que arriesgan su vida y que la ofrendan en defensa de los más elevados intereses de la Patria.
El sacrificio de estos patriotas no será en vano, en honor a su memoria, su muerte no quedará impune y redoblaremos la ofensiva contra el enemigo, porque a mayor violencia más enérgica debe ser la respuesta del Estado mexicano.
Decía el Presidente Juárez al enfrentar al invasor: "Cualquier dificultad no hará más que aumentar la gloria del triunfo, porque es indudable que acabará por triunfar la causa del Derecho que es la causa de la humanidad".
Soldados de México, mexicanos:
Nuestra causa es la más alta y del más elevado sentido moral, es preservar el futuro de México, es rescatar a los niños y a los jóvenes de las garras de la violencia, de la delincuencia y de las adicciones, es la seguridad de los mexicanos, es el futuro de la Nación.
Y así como en la gesta heroica del 5 de mayo los mexicanos defendieron los Fuertes de Loreto y Guadalupe y con ello el suelo patrio, así a nosotros ahora toca defender nuestras casas, nuestras calles, nuestras escuelas, nuestros pueblos y liberar así a los niños y a los jóvenes de México de quienes quieren hacerlas víctimas de sus intereses.
Ante la amenaza a la seguridad interior no daremos ni un paso atrás porque no entregaremos la Patria a sus enemigos.
El objetivo es claro, recuperar nuestros espacios públicos, reforzar el control y la presencia del Estado sobre el territorio nacional como autoridad única e indisputable, iniciar una campaña de depuración y fortalecimiento de cuerpos policíacos en todos los niveles de Gobierno, recuperar la confianza de la sociedad en sus instituciones y lograr que sea la participación ciudadana con el respaldo de la fuerza pública el principal motor, el ciudadano que haga que impere nuevamente la paz y la tranquilidad en nuestro territorio.
No cederemos ninguna plaza a los delincuentes, porque hacerlo es darles paso libre para que lleguen a nuestros hogares.
Los mexicanos debemos mantenernos unidos en esta lucha y apoyar decididamente a nuestras Fuerzas Armadas y a las instituciones.
Somos más, muchos, muchos más los mexicanos que queremos un país seguro, un México de trabajo honesto y de prosperidad, somos más, mucho más y más fuertes que los delincuentes que pretenden lucrar a costa de la salud de nuestros jóvenes mexicanos.
Yo sé, soldados del Ejército Mexicano, que gracias a su inquebrantable vocación de servicio ustedes seguirán velando por nuestra gente y luchando contra quien la amenace.
Hoy les reitero que es un honor comandar al Ejército Mexicano, un Ejército de patriotas siempre leales a los intereses del pueblo, siempre leales a México.
Y como entonces dijo ese prócer sin igual, el General Ignacio Zaragoza a su Ejército la madrugada de un día como hoy, yo recuerdo a ustedes su mensaje que aún aquí persiste: "Soldados hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la Patria, yo prometo que en la presente jornada conquistaréis un día de gloria, nuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra Patria, soldados leo en vuestra frente la victoria, viva la Independencia Nacional, viva la Patria, viva México".