La
policía italiana investiga 13 transferencias sospechosas a través del Instituto para las Obras de Religión, (IOR), llamado Banco vaticano, informa el periódico
Corriere della Sera.
Las
transferencias tienen un valor total de un millón de euros y son similares a
las transacciones por valor de 23 millones de euros que en 2010 desencadenaron
una investigación sobre el banco.
Según el
periódico, la investigación ya se encuentra en su fase final y la fiscalía está
a punto de llevar ante la justicia al director general del banco, Paolo
Cipriani, y su adjunto Massimo Tulli, que dimitieron a principios de esta
semana.
La
investigación de la fiscalía de Roma desvelada por la prensa muestra que por
algunas de las 19,000 cuentas del banco, que pertenecen tantos a religiosos
como a laicos que trabajan en el Vaticano, transitó dinero de origen dudoso.
Cipriani y
Tulli presentaron el lunes por la noche su dimisión, tres días después de la
detención por fraude y corrupción del Administrador de Patrimonio de la Santa
Sede, monseñor Nunzio Scarano, mejor conocido como "monseñor 500" por
cargar siempre billetes de ese elevado valor en euros.
La renuncia de
los dos dirigentes del IOR resultó inevitable después de que aparecieran
publicadas por la prensa interceptaciones telefónicas con Scarano, quien estaba
organizando la introducción ilegal en Italia de 20 millones de euros
depositados en un banco suizo procedentes de un fraude fiscal, según las
acusaciones de la fiscalía italiana.
Por su parte,
el diario romano Il Messaggero publicó una serie de conversaciones telefónicas
de Scarano. En una de ellas, dice a uno de sus amigos, después de que el
Vaticano le pidiera explicaciones sobre un retiro de dinero en efectivo de
15,000 euros: "Tuve que decirles que era para una obra de caridad. ¿Te das
cuenta?"
Desde que
empezó su pontificado, el papa argentino Francisco puso entre sus prioridades
la reforma del banco del Vaticano, acusado de corrupción y blanqueo de dinero.
El papa nombró
el 16 de junio a uno de sus hombres de confianza, Mario Salvatore Ricca, como
"prelado" de la entidad y recordó a los católicos que "San Pedro
no tenía una cuenta en el banco", al defender una Iglesia pobre para los
pobres.
Luego el papa
jesuita designó hace menos de una semana a una comisión especial de cinco
miembros para indagar sobre las actividades económicas y la situación jurídica
del IOR.