27 dic 2006

Siria e Israel

  • (Hay que) Tomar en serio a los árabes/Abraham B. Yehoshua, escritor israelí, inspirador del movimiento Paz Ahora.
Tomado de La Vanguardia, 27/12/2006);
Traducción: Sonia de Pedro.

En las relaciones entre árabes y judíos, relaciones que se iniciaron hace ya ciento treinta años, cuando los judíos empezaron a asentarse en la tierra de Israel o Palestina, los árabes siempre fueron muy sinceros a la hora de mostrar su oposición al asentamiento judío y su posible reacción contra el movimiento sionista en caso de que éste lograra su objetivo. Es curioso cómo los árabes, entre ellos, generalmente han utilizado un doble lenguaje, en cambio cuando se han dirigido a los israelíes su corazón y su boca coincidían. En cierto sentido, creo que los israelíes deben agradecer la sinceridad de los árabes hacia ellos, una sinceridad que hizo que los judíos, ya antes de la creación del Estado de Israel, se preparasen mejor para enfrentarse al conflicto con los árabes.

Se podría decir que los árabes adivinaron, a veces mejor que muchos judíos, cuál era el objetivo final del movimiento sionista: el establecimiento de un Estado judío. A los árabes no los tranquilizó el discurso de parte de los judíos, que hablaban de que se trataba sólo de un asentamiento de carácter religioso en la tierra de los antepasados o de crear simplemente un centro espiritual. Mi padre, que era un estudioso de la prensa palestina de principios del siglo XX, analizó y observó que los árabes en ocasiones comprendían mejor que muchos judíos cuál sería la consecuencia final de la emigración judía a Palestina. Ante los datos demográficos de comienzos del siglo XX, que oponían un pueblo judío de dieciocho millones de personas frente a tan sólo 550,000 palestinos, los árabes entendieron que, si no detenían la maquinaria sionista a tiempo, acabarían perdiendo Palestina. E incluso aquellos que creyeron en la sinceridad de las reiteradas promesas de los judíos, donde aseguraban que los palestinos mantendrían sus derechos civiles en un Estado judío, se negaron, y con razón, a convertirse en una minoría en su propia tierra.

Cuando, en 1947, las Naciones Unidas propusieron un plan de partición para dividir la tierra en dos estados, uno judío y otro palestino, un plan en que al Estado palestino se le destinaba la mayor parte de las zonas fértiles mientras que a los judíos se les adjudicaban principalmente las regiones desérticas, los árabes se opusieron y declararon una guerra para acabar con el nuevo Estado judío. Los judíos entonces tuvieron que emplear todos sus recursos como Estado para hacer frente al ataque palestino, apoyado por el ejército de siete países árabes que querían invadir al joven Estado de Israel.
Después de la derrota en la guerra de 1948, con la que los palestinos perdieron más de un tercio del territorio asignado por la ONU, siguieron negándose claramente a entablar negociaciones de paz con Israel, a legitimar la existencia del Estado judío, incluso a cambio de una modificación en las fronteras fijadas tras el armisticio y de una solución al problema de los refugiados. Su negativa era rotunda, irrevocable. Era una cuestión de principios. Tras la gran derrota de 1967, los países árabes se reunieron en Jartum en lo que fue la conferencia de los Tres Noes: no al reconocimiento del Estado de Israel, no a la paz y no a la negociación. En esa ocasión, a ellos les habría sido muy fácil engañar al mundo, aparentar buscar la paz, negociar con Israel para que les devolviera los territorios ocupados y esperar unos años para prepararse mejor para la guerra y con algún pretexto atacar a Israel. Sin embargo, no hicieron esto, ya que para ellos la postura antisionista era una cuestión casi de principio religioso, y en eso no se miente.
Esta misma actitud adoptó la OLP durante años. A pesar de toda la presión internacional y su difícil situación, hasta 1988 no estuvo dispuesta a decir la frase clave: “Sí, reconocemos al Estado de Israel”, y con ello obtener los frutos de una situación de paz. Esto mismo le ocurre ahora al movimiento Hamas, que a pesar de la fuerte presión económica y militar, se niega a decir: “Estamos dispuestos a reconocer la legitimidad del Estado de Israel con estas condiciones…”. Y eso que decir algo así no implicaría de forma inmediata una situación de paz, sino que sería todavía muy largo el camino que habría que recorrer para pacificar la región. Sin embargo, la gente de Hamas no está dispuesta a mentir y engañar diciendo algo que para ellos supone una blasfemia.
No obstante, cuando los árabes han dicho: “Sí, queremos paz a cambio de territorios”, han sido sinceros. El primero en decirlo fue el presidente egipcio Anuar el Sadat a principios de los setenta. Pero los israelíes, que creyeron a los egipcios cuando hablaban de guerra, no los creyeron cuando expresaron sus intenciones de paz. Y tal vez se podría haber evitado la guerra de octubre de 1973 si los israelíes hubiesen entablado en serio negociaciones a comienzos de los setenta, tras la muerte de Naser.

En 1979 se firmó el acuerdo de paz con Egipto y, pese a los cambios y la inestabilidad de la región, ha demostrado ser un acuerdo firme y estable. Eso mismo cabe decir del acuerdo de paz con Jordania. Incluso cuando en la última guerra Israel bombardeó Beirut, ni Egipto ni Jordania llamaron a sus embajadores en Israel a consultas, a pesar de la crítica furibunda en estos países hacia la acciones israelíes.
Por tanto, cuando el presidente sirio dice ahora que está dispuesto a alcanzar la paz con Israel, estoy convencido -de acuerdo con lo expuesto anteriormente- de que es totalmente sincero. La paz que ofrece a cambio de la devolución del Golán es una paz auténtica y firme.

Es cierto que el precio es alto y nada fácil de pagar. A la mayoría de los israelíes les resulta muy duro devolver el Golán y desmantelar los asentamientos. El Golán en realidad es un enclave estratégico donde no hay población siria bajo ocupación. Los israelíes que viven allí no son fundamentalistas religiosos sino declaradamente laicos. Y lo cierto es que la paz con Siria acallaría a Hizbulah en Líbano y acabaría con la peligrosa alianza antiisraelí formada por Irán y Siria. Por otro lado, Siria sería más aceptada en Occidente y saldría de la lista de países que fomentan el terrorismo. La paz con Siria abriría una puerta importante al resto de los países árabes, y cuando los palestinos vieran que se quedan solos en su guerra contra Israel, abandonarán por fin su sueño de exterminar al Estado judío y rebajarán sus condiciones para la paz, estando más en la línea del plan Clinton de Camp David del año 2000.

¿Acaso se puede confiar de verdad en las intenciones de paz de los sirios? Considerando la historia de este conflicto que dura ya más de cien años, mi respuesta es rotundamente sí. Hay que creer en los árabes tanto cuando hablan de guerra como cuando hablan de paz. La cuestión de la legitimidad del Estado de Israel es para ellos demasiado importante para aparentar lo que no creen. Por eso, se debe responder a la propuesta siria y empezar a entablar una negociación dura y con unos objetivos claros.
  • ¿No hemos aprendido nada?/Amos Oz, escritor israelí.
EL Pais, 27/12/2006);
Traducción del inglés de María Luisa Rodríguez Tapia
El presidente de Siria, Bashir Assad, ha propuesto en repetidas ocasiones entablar negociaciones de paz con Israel, e incluso ha añadido últimamente que no pone ninguna condición previa para negociar; ni siquiera exige que Israel prometa de antemano devolver los altos del Golán. La reacción del primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha sido asombrosa. No podemos actuar -ha dicho Olmert- en contra de nuestro amigo, el presidente George W. Bush, que no está interesado en un acuerdo entre Israel y Siria. Por consiguiente, Israel rechaza la mano que le ha tendido Siria.

Hubo una época, cuando Israel aún se comportaba como un país independiente y no como cliente de Estados Unidos, en la que la exigencia de conversaciones directas e incondicionales con los países árabes era el centro de la política israelí en Oriente Próximo. Los primeros ministros David Ben-Gurion, Moshe Sharret, Levi Eshkol, Isaac Rabin y Menachem Begin pidieron que los líderes árabes se sentaran en la mesa de negociaciones sin condiciones previas por ningún lado. Las demandas de cada una de las partes, sostuvo Israel durante decenios, se podían abordar durante las conversaciones.

Ya no es así. Hoy, como respuesta a la apertura siria, Israel ha presentado una lista de condiciones previas. Siria debe expulsar a la dirección de Hamás. Siria debe cortar sus lazos con Hezbolá. Siria debe dejar de acosar a nuestros aliados estadounidenses en Irak. Siria debe poner fin a su alianza con Irán. Siria debe desistir de su concentración de tropas en el frente del Golán. Todo eso tiene que estar hecho antes de empezar las negociaciones.

Si Siria cumpliera todas esas condiciones, Israel no necesitaría negociar el futuro del Golán. Es más, si Siria aceptase todas las condiciones previas que exige Israel, la paz sería superflua.
Israel ocupó los altos del Golán en 1967, en respuesta a un ataque sirio. Desde entonces, Siria ha exigido la devolución de su territorio e Israel que el régimen de Damasco reconozca su existencia, detenga las hostilidades y viva en paz con el Estado judío. Hoy, Israel exige, como condición previa, que Siria conceda todo lo que tiene que conceder antes de sentarse a hablar. Es una demanda desproporcionada. Y más desproporcionada aún es la razón que da Israel para despreciar la mano que le tiende Siria: no podemos negociar con los sirios porque eso pondría al presidente Bush en una situación incómoda dentro del debate interno que está manteniendo el pueblo estadounidense sobre la política relacionada con Oriente Próximo.

¿Por qué se inmiscuye Israel en el debate entre halcones y palomas en Estados Unidos? ¿Por qué tiene que dejar de lado su máximo interés nacional -la paz con todos sus vecinos- por las exquisiteces de sus relaciones con un extranjero? Y sobre todo: ésta es la primera vez que un primer ministro israelí ha reconocido -e incluso se ha mostrado orgulloso por ello- que una decisión nacional de importancia suprema está en manos de otro país.
Ya hemos estado en una situación así. En vísperas de la guerra de Yom Kippur, el presidente egipcio Anuar Sadat ofreció a Israel la paz a cambio de la devolución del Sinaí. El incompetente Gobierno de Golda Meir ignoró la oferta por motivos muy similares a los que ahora expone el Gobierno de Olmert. Entonces, en la guerra que siguió, murieron 2.700 soldados israelíes y resultaron heridos varios miles más. Después de la guerra, Israel volvió a recibir de Sadat la misma oferta que antes: paz a cambio de tierras.
¿No hemos aprendido nada?

Una Ministra de la Defensa en Ecuador

Rompe con la tradición y pone a una mujer al mando de las Fuerzas Armadas.
El presidente electo del Ecuador Rafael Correa anunció este miércoles 27 de diciembre la conformación completa de su gabinete ministerial. Y en un hecho sin precedentes en Ecuador, incluyó a siete mujeres, una de ellas, Guadalupe Larriva será Ministra de la Defensa Nacional.
Correa afirmó que "es una decisión política del futuro gobierno tratar de lograr la equidad de género. No lo vamos a lograr ... pero al menos nos vamos a acercar bastante".
De los 17 ministerios, 10 estarán al mando de hombres y siete, de mujeres, dos de ellas en puestos claves: Guadalupe Larriva, abogada, legisladora y presidenta del partido Socialista en Defensa Nacional, y María Fernanda Espinosa, poeta, ambientalista y geógrafa, en la Cancillería.
"Para nosotros es muy importante romper la 'tradición' que ha existido, de poner un ex militar al mando del ministerio de Defensa y poner un civil ... y si era posible, poner una mujer", dijo Correa.
Consultada sobre un posible rechazo del alto mando militar a su designación, Larriva señaló que "no he tenido ningún (pronunciamiento) en ese sentido". "Sé que hay expectativa, hay hasta cierto punto curiosidad por ver cómo una mujer se desempeña en ese papel pero estamos seguras que con la responsabilidad enorme que tenemos ... lo haremos correctamente".
El coronel retirado del ejército y analista militar Luis Hernández consideró que "es un paso positivo y demuestra que la sociedad civil tiene que estar presente en todos los estamentos de un Estado democrático". "Las fuerzas armadas tienen que estar tranquilas y prestas a colaborar", comentó a la agencia AP.
El Presidente electo, deberá asumir su cargo el próximo 15 de enero.

Otrso colaboradores de Correa serán: en el ministerio de Economía, Ricardo Patiño; en Energía, Alberto Acosta, y en Gobierno, a Gustavo Larrea. Todos identificados como hombres de izquierda.

Patiño y Acosta participaban junto a Correa en el Foro Ecuador Alternativo, un organismo no gubernamental dedicado a estudiar la problemática social y económica del país y caracterizado por su posición abiertamente contraria a las políticas neoliberales.
Otros ministros nombrados: de Industrias, Raúl Sagasti; Trabajo, Antonio Gagliardo; de Salud, Caroline Chang; de Transporte y Obras Públicas, Trajano Andrade; de Agricultura, Jorge Encalada; de Vivienda, María Duarte; de Deportes, Raúl Carrión y de Cultura, Antonio Preciado.
Ratificó en sus cargos a los actuales titulares de las carteras de Educación, Medio Ambiente y Turismo que son parte del gobierno del presidente Alfredo Palacio.

Ciberdelincuentes

La delincuencia organizada trasnacional prepara desde hace tiempo una nueva generación de ciberdelincuentes a los que, incluso, les financian estudios informáticos que pueden ayudarles a alcanzar puestos en empresas que les interesan, según un estudio de la multinacional McAfee.
El estudio explica que las redes de delincuentes organizados, "haciéndose eco de tácticas empleadas por el KGB durante al guerra fría", identifican y atraen a jóvenes universitarios brillantes conocedores de la Red.
El Informe McAfee sobre criminología virtual -de reciente publicación-, hace hincapié en que los ciberdelincuentes están saliendo de sus domicilios para acudir a los lugares públicos -cibercafés- donde es más difícil seguirles el rastro.

Destaca que adolescentes inician sus pasos en el ciberdelito como un reto personal para conseguir entrar en determinados sitios de Internet y luego lo ven como una forma de conseguir dinero fácil: "Muchos no aspiran a ser delincuentes, sino a demostrar que son capaces", subraya el informe.
El estudio afirma que existe delito porque hay oportunidad para hacerlo "nunca ha sido más fácil cometer delitos por Internet. La oportunidad esta en todas partes". Además, "los delitos por Internet son más atractivos para los delincuentes serios que la delincuencia organizada tradicional". Incide en la admiración que despiertan los ciberdelincuentes en sus círculos y el apoyo incondicional de sus seguidores. También resalta la importancia que está teniendo la Web 2.0 o segunda ola de Internet, que promociona las relaciones sociales dentro de Internet y crear y compartir contenidos, lo que hace que existan redes de ciberdelincuentes que no se conocen entre sí.
La multinacional de seguridad recuerda como a los hackers se les anima, incluso por las empresas, a intentar romper sus barreras de seguridad, como fue la conferencia de seguridad Blackhat en la que Microsoft les animo a probar suerte con el nuevo sistema Windows Vista.
Las nuevas tendencias buscan las víctimas entre particulares a los que se trata de conseguir sus contraseñas a través de técnicas como el phising, y además se atacan nuevas tecnologías como los móviles y dispositivos multimedia.

Un informe del FBI que señala que los robos de identidad causan enormes pérdidas a diez millones de empresas y consumidores de EE UU.
McAfee ha elaborado un cuadro con lo que llama "la cadena alimenticia de la ciberdelincuencia". En primer lugar figuran los ciberdelincuentes que se dedican a encontrar agujeros de seguridad en los sistemas por el desafío; éstos representan el 2% de la población de hackers; su peligro es bajo. Más peligrosos son aquellos que tratan de atraer la atención de los medios de comunicación con lo que lanzan ataques sin saber muy bien como funcionan. También a este nivel están los imitadores o aspirantes a hackers que se centran en recrear ataques sencillos pero no desarrollan nuevos.
Empero, los realmente peligrosos para McAfee son los empleados o ex empleados, contratistas o consultores descontentos que actúan desde dentro de las empresas por venganza o robo y que representan un problema de seguridad creciente y grave. Y en el último peldaño están los cibergángster organizados, "ciberdelincuentes del mundo real, altamente motivados y bien organizados. Limitados en número, pero con poder ilimitado", dice el informe. Estos últimos entran en los ordenadores vulnerables para obtener beneficios.

Las redes sociales son un vehículo ideal para estos nuevos delincuentes "se trata de un medio de una potencia enorme, y la gente está empezando a comprender la efectividad que puede tener para conectarse con amigos o con posibles socios comerciales". McAfee afirma que por su propia naturaleza, estos sitios son vulnerables "a la apropiación indebida". "Existe una falsa economía de la confianza. La gente no presenta sus datos personales a desconocidos en la calle, pero la creación de perfiles en la web significa que los ciberdelincuentes pueden acceder instantáneamente a una verdadera mina de datos".
McAfee, Inc. Reports on New Generation of Cybercriminals
http://www.mcafee.com/us/about/press/corporate/2006/20061212_191010_e.html

Del efecto CNN al efecto YouTube

  • El efecto YouTube/Moisés Naím, director de Foreign Policy.
Tomado de EL PAIS, 26/12/2006);
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
Un vídeo muestra a unas personas que recorren lentamente, en fila india, un camino cubierto de nieve. Se oye un disparo; la primera persona cae. Se oye una voz en off: “Les están matando como perros”. Otro disparo, y cae otro cuerpo al suelo. Un soldado chino de uniforme vuelve a disparar su rifle. Un grupo de soldados examina los cuerpos caídos.
Estas imágenes las captó, en las cumbres del Himalaya, un miembro de una expedición alpinista que asegura que se topó por azar con la matanza. El vídeo se vio por primera vez en la televisión rumana, pero captó la atención mundial cuando se colocó en YouTube, la popular página web de vídeos compartidos. Los grupos de derechos humanos explicaron que los muertos eran un grupo de refugiados tibetanos en el que había monjes, mujeres y niños. Según el gobierno chino, los soldados habían disparado en defensa propia cuando alrededor de 70 refugiados les atacaron. El vídeo hace que cueste mucho aceptar esa explicación. El embajador estadounidense en China se apresuró a presentar una protesta formal por el trato dado por China a los refugiados.

Bienvenidos al efecto YouTube. Es el fenómeno que consiste en que diversos fragmentos de vídeo, a menudo producidos por personas que actúan por su cuenta, se difunden rápidamente y a todo el mundo gracias a páginas de vídeos compartidos como YouTube, Google Video y otras. Cada día se cuelgan 65.000 nuevos vídeos. En su mayoría son frívolos, producidos por y para los adolescentes que constituyen el grueso de los visitantes de la página. Pero hay algunos serios. En YouTube se ven vídeos realizados por terroristas, grupos de derechos humanos y soldados de Estados Unidos en Irak. Algunos muestran incidentes que tienen consecuencias políticas o documentan tendencias importantes, como el calentamiento global, la inmigración ilegal y la corrupción. Algunos vídeos revelan verdades. Otros difunden desinformaciones, propaganda y mentiras descaradas. Todos forman parte del efecto YouTube.

Hace quince años, el mundo se asombró ante el legendario “efecto CNN”. Se creó la expectativa de que los ojos impasibles de las cámaras de televisión, fuera del alcance de los censores, iban a llevar más responsabilidad y transparencia a los gobiernos y el sistema internacional. Una expectativa que, en cierto sentido, quedó satisfecha.
Desde los primeros años noventa, hubo fraudes electorales que salieron a la luz cuando podían haber permanecido ocultos, revueltas democráticas que recibieron inyecciones de energía, hambrunas que se contuvieron y guerras que empezaron o terminaron gracias al efecto CNN. Ahora bien, el efecto YouTube va a ser todavía más intenso. Aunque la BBC, la CNN y otras cadenas internacionales de noticias cuentan con miles de periodistas profesionales (como Al Jazeera), nunca serán tan omnipresentes como millones de personas con un teléfono móvil capaz de grabar una escena en vídeo. Gracias a su ubicuidad, el mundo pudo presenciar una matanza en un paso de montaña a 6.000 metros de altura.

Este fenómeno se amplifica gracias a una doble cámara de eco. El primer eco se produce cuando las cadenas de televisión convencionales reproducen el vídeo colocado en la red. El segundo, cuando los instantes televisivos, incluso los más pasajeros, adquieren una presencia permanente gracias a los bloggers o a los activistas que los vuelven a distribuir en páginas web como YouTube. Los activistas están comprendiendo el poder que tienen, como testimonio insuperable, los vídeos producidos por particulares y difundidos a través de la red. Witness.org provee de cámaras de vídeo a personas en zonas de conflicto para que puedan grabar y denunciar las violaciones de los derechos humanos. Los organismos de vigilancia electoral graban elecciones. Hasta los terroristas islamistas se han adaptado a esta tendencia. Al Qaeda ha creado una unidad especial de producción de medios llamada Al Sahab (La Nube), que cuelga habitualmente sus vídeos en internet, con la esperanza justificada de que los grandes medios de comunicación y otras páginas web los reproduzcan.
El efecto YouTube ha tenido otras consecuencias ambiguas. Ahora resulta más difícil saber a quién creer. ¿Cómo sabemos que lo que vemos en un vídeo colocado por un “ciudadano periodista” no es un montaje? ¿Cómo estamos seguros, por ejemplo, de que el vídeo aparecido en YouTube de unos soldados estadounidenses aterrorizados, que lloraban por su vida mientras les disparaban, se rodó en Irak y no fue una escena preparada en otro lugar para manipular la opinión pública? Las más de 86.000 personas que lo vieron en los diez primeros días de su presencia en la red no lo sabrán jamás.

Los gobiernos ya están sintiendo las presiones del efecto YouTube. El Ejército de Estados Unidos ordenó hace poco a sus soldados que dejaran de colgar vídeos en la red. El gobierno de Irán limita la velocidad de conexión para restringir la capacidad de sus ciudadanos de ver vídeos en internet. Estas medidas no han impedido la proliferación en la web de vídeos filmados por soldados estadounidenses en Irak ni que los iraníes habilidosos vean las imágenes que deseen. Y, aunque Pekín ha conseguido censurar eficazmente hasta ahora los contenidos que llegan a sus ciudadanos, todavía no ha sido capaz de evitar que aparezcan en la red cada vez más vídeos de rebeliones campesinas. A largo plazo, todos esos esfuerzos censores fracasarán.
En cuanto a fiarnos de lo que vemos en internet, lo bueno es que el efecto YouTube ya está creando una fuerte demanda de guías fiables: individuos, instituciones y tecnologías en los que podemos confiar para que nos ayuden a discernir las verdades de las mentiras. Es importante, porque la posibilidad de contrarrestar los inconvenientes del efecto YouTube nunca surgirá de la intervención oficial. Los mercados y la democracia son mucho más eficaces a la hora de filtrar lo bueno de lo malo en el confuso tsunami de vídeos que nos llegan a través de internet. Los millones de bloggers que se dedican sin cesar a observar, comprobar los datos y denunciar los errores son un ejemplo poderoso de lo que puede hacer “la sabiduría de las multitudes”. Es cierto que los mercados y las democracias, muchas veces, fracasan o decepcionan. Pero la apertura que promueven estas fuerzas políticas y económicas cuenta hoy con una tecnología tan omnipresente como nosotros.

Jacinto Guerrero Torres


Este miércoles 27 de diciembre y después de 15 días en el hospital, falleció a la edad de 72 años, el obispo de Tlaxcala, Jacinto Guerrero Torres. 1934-2006.
¡Descanse en paz!

La diócesis de Tlaxcala tiene una población de casí un millón de católicos; 62 Parroquias; la componen 136 Sacerdotes Diocesanos y 22 Religiosos

Monseñor Guerrero Torres era originario de Arandas Jalisco.

Fue ordenado sacerdote en Roma el 3 de Mayo de 1964.

  • Desempeño los siguientes cargos:
    Prefecto del Seminario Menor de Guadalajara y maestro de Psicología y Lógica (1968).
    Prefecto de los Seminaristas de Filosofía en el Seminario Mayor de Guadalajara (1972).
    Maestro de Historia de la Filosofía y Ciencias Sociales en el Seminario Mayor de Guadalajara (1972-1986).
    Asesor de los seminaristas de Filosofía (1974).
    Prefecto de los seminaristas de Teología y maestro en Formación Social (1979)
    Prefecto General del Seminario Mayor de Guadalajara (1981)
    Durante ese tiempo, Capellán de varias comunidades religiosas y de la Colonia Buenavista en la Ciudad de Guadalajara.
    Director de la Casa de Sacerdotes de la Pontificia Universidad de México (1986-1989).
    Párroco de la Parroquia de "Jesús" en Guadalajara.

Juan Pablo II lo nombra obispo Coadjutor y Administrador "sede plena" de Tlaxcala el 5 de diciembre de 1990 y Consagrado el 6 de enero de 1991.

Entre otros muchos cargos en la CEM, fue Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y miembros del Departamento de Pastoral Social (DEPAS) del CELAM, para el trienio 1999-2003.

¡Es mejor saber que no saber!

Más sobre "Cuba en Chiapas" de Castañeda.

  • El riesgo de la neurosis/Jorge G. Castañeda.
Tomado de Reforma, 27/12/2006);

La semana pasada publiqué en este espacio un articulo titulado "Cuba en Chiapas" que ha suscitado diversas reacciones. Quienes colaboramos en estas páginas tan generosamente abiertas a la diversidad y al debate, nos hemos sujetado voluntariamente a varias reglas -sensatas y atinadas- que entre otras obligaciones exigen abstenerse de utilizar la oportunidad de escribir en Reforma para polémicas individuales. Por ello no volveré sobre los temas evocados hace ocho días pero sí quisiera abordar en esta entrega un asunto de fondo y que subyace a ese artículo y a muchos otros propios y de otros colaboradores: ¿qué hacemos con el pasado en México?
Durante el sexenio de Fox fue un problema que dividió al gabinete: primero a favor o en contra de una Comisión de la Verdad sobre violaciones a los derechos humanos en el pasado; sobre el Pemexgate y otras investigaciones de corrupción; sobre la publicación del fiscal especial de crímenes en el pasado. En sexenios anteriores dilemas semejantes se han presentado: con Zedillo el error de noviembre o de diciembre, asesinato individual de Posadas, Colosio y Ruiz Massieu o complot; alzamiento o provocación zapatista. El sexenio de Salinas transcurrió bajo la sombra de la madre de todas las preguntas: fraude electoral en 88 o elección reñida. Incluso el sexenio de Calderón, ya tiene su agenda, puesto que cualquier reconciliación con Cuba implicará el esclarecimiento de las acusaciones formuladas por Santiago Creel y Luis Ernesto Derbez a propósito de la intervención clandestina de los servicios de inteligencia habaneros en México (caso Ahumada). Ninguna democracia carece de cadáveres en el armario; ninguna sociedad vive sin pecados en su pasado; ningún Estado democrático puede o debe evitar el ajuste de cuentas con su historia. Todo consiste en saber cómo y cuándo, pero sin jamás olvidar que la historia es como el inconsciente: los complejos no resueltos hacen crisis; nadie está a salvo del retour du refoulé.
A todos les conviene resolverlos. Las víctimas de los atropellos pasados obtienen justicia y quietud; los verdaderos culpables expían sus culpas y, en su caso, siguen adelante una vez purgadas sus penas; los falsos culpables limpian su nombre. Abundan ejemplos en la historia reciente de México. El primero que viene a la mente: yo creo que López Portillo y Díaz Serrano no robaron. Uno llevó el estigma de la corrupción hasta su muerte; el otro pasó años en la cárcel por un delito que todos sabemos que no cometió; pero esta creencia mía puede no compartirla nadie o sólo algunos; ¿existe alguna razón para confiar en los mecanismos mediáticos y judiciales que condenaron a estas dos figuras? El segundo: no creo que Carlos Salinas haya matado a Colosio; pero de acuerdo con las encuestas una enorme mayoría de los mexicanos sí lo piensa; no bastaron las investigaciones realizadas hace ya más de 10 años. No creo que los cubanos fomentaron la rebelión zapatista, pero sí creo que estaban enterados de su inminencia; no creo que los cubanos apoyaron a López Obrador (salvo con la deportación de Ahumada) aunque sí creo que Chávez lo hizo; pero muchos otros, seguramente más calificados e imparciales que yo albergan opiniones distintas. Y ya ni hablemos del Fobaproa, de las privatizaciones, de los pactos secretos con el narco o de los acuerdos en lo oscurito con Estados Unidos.
Según la intensidad y la vigencia del tema existen mecanismos distintos, obstáculos diferentes y artífices diversos: a veces una Comisión de la Verdad, a veces una Fiscalía Especial, a veces el Poder Legislativo, a veces el Ministerio Público, a veces los medios de comunicación, a veces la academia. Por ejemplo, el IFAI decidió no imponer la apertura de los paquetes electorales del 2006; por ejemplo, los archivos relativos a Fernando Gutiérrez Barrios en la Federal de Seguridad en los hechos no están disponibles: cuando Jeff Morley y Michael Scott trataron de consultarlos incluso con la recomendación del ex vocero de la Presidencia, no pudieron, aunque efectivamente ahí se encuentran. Lo que quedaba de la reputación de Pinochet en Chile fue demolido por el hallazgo de sus cuentas millonarias en el Riggs National Bank en Washington, hallazgo en el sentido estricto: un Comité del Congreso Americano que investigaba transacciones financieras ilícitas se topó con el nombre de Pinochet por pura casualidad. Y así sucesivamente con Cavallo, el Oro de Moscú, la tragedia de los Rosemberg, más lo que se acumule en Cuba cuando, algún día, se divulguen los videos, fotos, grabaciones, y documentos de dos generaciones de políticos de la izquierda latinoamericana que pasaron por La Habana desde 1959. Dentro de cinco días entra en vigor la valiente decisión tomada por Bill Clinton hace algunos años de abrir todos los archivos de Estados Unidos anteriores a 1981, salvo aquellos expresamente reservados por motivos de seguridad nacional. Se dirá que de nada sirve tanto archivo y tanta investigación, ya nada se sabe de la muerte de Kennedy por ejemplo, pero si no se cree lo que se sabe, por lo menos se tiene que saber lo que se intentó.Es mejor saber que no saber. No se puede exigir transparencia en los comicios del 2006 sin contribuir a lograrla para el 88; es iluso pedir investigaciones sobre Oaxaca 2006 sin realizarlas en Chiapas 1994.
Es imposible combatir la corrupción presente y futura sin husmear y escudriñar la pasada: la verdadera, la inventada y la incierta. La tesis conservadora según la cual no conviene hacer olas ni remover el avispero es peor que falsa: es ingenua -siempre habrá quien lo haga- y perniciosa. Los conflictos psíquicos no resueltos siempre se convierten en neurosis.